Por Edmundo García*
Ya es un lugar común que el intercambio cultural, como parte de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, incluya la presencia de artistas residentes en la isla en la televisión de Miami.
En todo tipo de programas, en esos mismos canales que se dedican a difamar a Cuba y otros procesos democráticos de América Latina.
Pero hay una realidad: se trata de la única televisión que existe en esta ciudad, que monopoliza los medios técnicos y los recursos, por lo que los artistas, representantes y empresarios se ven obligados a tenerla en cuenta para la promoción.
He demorado este artículo, con observaciones sobre el paso ejemplar de la artista cubana Laritza Bacallao por la televisión miamense, para evitar que los extremistas se estimularan a boicotear su actuación. Pero realizados sus principales conciertos, y siendo su éxito irreversible bajo cualquier circunstancia, me he decido a escribir.
Hace años, cuando los artistas cubanos llegaban a determinados espacios miamenses y los poderosos se enteraban que iban a regresar a la isla, a su país, eran bastante agresivos con ellos. A veces era decisión del presentador, otras, de los productores de televisión; que no dan la cara pero suelen ser censores e ideólogos muy dogmáticos.
Pero la base artística residente y formada en la isla se ha impuesto por su calidad, captando el interés de los televidentes, y pareciera que hay un pacto explícito pero no escrito para no tocar el tema político o hacerlo desde un perfil muy bajo. Se trata de un pacto muy conveniente para los canales de Miami, pues se ha demostrado que son los artistas procedentes de Cuba los que despiertan el interés y contribuyen a elevar los índices de teleaudiencia.
Por lo regular, cada vez que sale una pregunta política en medio de una entrevista, va precedida de la inevitable declaración contrarrevolucionaria del presentador de Miami; que después fuerza una risa nerviosa y mira al invitado o invitada de Cuba casi diciéndole: “Tengo que hacerlo, porque si no me botan”.
A fines de enero Laritza Bacallao hizo comparecencia en la televisión de Miami que me recordó la actitud del Maestro Cándido Fabré al presentarse en el sur de la Florida, en una época anterior, en que eran frecuentes las agresiones a los artistas que venían de Cuba. Por entonces, Cándido se declaró revolucionario en la televisión y la radio miamense; y más recientemente, no se escondió ni renegó de haber cantado que “El bárbaro sigue en pie”, en un trabajo musical dedicado a Fidel en su cumpleaños. (http://latardesemueve.com/archives/535).
Antes de entrar en detalles sobre Laritza Bacallao quiero compartirles algo. A Estados Unidos han venido artistas cubanos que, para no tener que aguantar las mediocridades e insultos de la prensa manipuladora de Miami, deciden hacer escala en la ciudad y seguir lo más rápido posible rumbo a otros escenarios norteamericanos más tolerantes y de más amplia mentalidad.
En otros casos, trovadores y cantantes cubanos que han visitado Miami han decidido no acudir a los medios y perder en publicidad, a cambio de librarse de periodistas manipuladores. A todos les he invitado (y los vuelvo a invitar) al programa La Tarde se Mueve para que expresen libremente sus ideas y hablen sobre sus conciertos (http://latardesemueve.com/archives/304).
Por otra parte, es doloroso reconocer que también están quienes han venido a Miami, acudido a los medios, y se han quedado indiferentes ante las difamaciones sobre Cuba que hacen en su presencia. Todo eso con tal de lograr alguna promoción.
Sin pasar por alto el miserable “aporte” de Gorki Águila, quien a pesar de ser servil a la derecha cubanoamericana y de comparecer como un repetidor de consignas contrarrevolucionarias en cuanto medio se lo pidió, tuvo en Miami un rotundo fracaso artístico. La condición de artista de Gorki Águila no se la creen ni los mismos que lo traen. (http://latardesemueve.com/archives/727)