Archive for: agosto 7th, 2017

57SNB: Play Ball con “ruido”

La Serie Nacional de Béisbol número 57 comenzó este sábado, con una victoria en extra-innings (uso de Regla Schiller) de Villa Clara sobre Granma. Pero han sido las páginas oscuras previas a la orden de “¡Play Ball!” lo que ha marcado más el comienzo de la nueva campaña beisbolera cubana: Michel Enríquez y los otros “desterrados”, más un exposé publicado por la periodista Elsa Ramos en Escambray, donde se denuncia el atraso en el pago a los jugadores de la SNB.

No ha sido suficiente todo lo que ha ocurrido con el béisbol cubano para que quienes lo dirigen (tengan que ver directamente con la decisión o no) sigan hundiendo uno de los patrimonios más preciados de la nación cubana. Independientemente de lo que pueda decirse, las cosas que suceden con la pelota cubana sí son culpa de quienes la dirigen, aunque ellos no tomen las decisiones, sencillamente porque es responsabilidad de ellos discutir ante las instancias superiores que se cumplan las cosas, y es responsabilidad de ellos defender los derechos de los jugadores.

Sin sindicato de peloteros ni una entidad que vele por sus derechos, los jugadores se ven y se verán totalmente desprotegidos, y cada vez será menos el interés que pongan en su desempeño, a menos que tengan la intención de usar el mismo para llamar la atención de los clubes de la MLB y de los inescrupulosos traficantes de personas y “manejadores” dispuestos a sacar una tajada de los ávidos aspirantes a ligamayoristas.

Pero además, poco se puede lograr sin transparencia y honestidad por parte de los directivos, capaces de culpar de los males de la pelota al exceso de tejido adiposo de los peloteros… ¿en serio? ¿Qué pensará de eso alguien como Romelio Martínez, con la más alta frecuencia de jonrones de todos los peloteros cubanos con más de 100 y tal vez con la mayor cantidad de tejido adiposo de cualquier pelotero cubano en toda la historia?

La Serie Nacional comenzó con el pie equivocado antes del lanzamiento de la primera bola… ¿encontrará su curso?

#IAAFWorlds: Yorgelis reescribe la historia

Por: Lilian Cid Escalona

tomado del blog: DeporCuba

“Nunca te rindas. Nunca digas que No puedes”, dijo Yorgelis Rodríguez en su perfil de la red social Facebook antes de enfrentar la prueba de 800m con la que completaba su participación en el mundial. Y, en efecto, la cubanita no claudicó en su empeño y con los mejores 800m de su vida cerró un heptatlón de 6594 puntos, que destroza el récord nacional cubano de 6481 puntos, en su poder desde 2016.

Yorgelis caminó con buen pie en territorio británico y su resultado le otorgó la cuarta plaza de una especialidad finalmente dominada por Nafissatou Thiam (6784), Carolin Schäfer (6696) y Anouk Vetter (6636). Quedó fuera del podio, si, pero con la cota más alta que queda fuera de medallas en la historia de los campeonatos mundiales.

Sus resultados: 13.60 segundos en los 110m vallas (1036 puntos), 1.95m en el salto de altura (1171), 13.45m en la impulsión de la bala (757), 24.42 segundos en los 200m (941), 6.23m en el salto de longitud (921), 47.41m en el lanzamiento de la jabalina (810) y 2:10.48 en los 800m (958).

La muchacha estuvo en el rango de sus mejores incursiones históricas y alcanzó, en el salto de altura un rendimiento de altos quilates. Sobre 1.95 se elevó para mejorar en ocho centímetros su cota personal, asentada en 1.87m. Una idea clara de lo hecho por esta guantanamera llega al reconocer su registro como el tercero de mayor rango logrado en la historia cubana de esta prueba, solo superado por las medallistas mundiales Silvia Acosta (2.04) e Ioamnet Quintero (2.01i).

El 13 de agosto de 2016, en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, su desempeño en la urbe carioca incluyó: 13.61 s en los 100m con vallas, 1.86m en el salto de altura, 13.69m en la impulsión de la bala, 24.26 segundos en los 200m, 6.25m en el salto de longitud, 48.89m en el lanzamiento de la jabalina y 2:14.65 minutos en los 800m para capitalizar los 6481 puntos. En Londres dejó atrás esta marca y superó, además, el heptatlón más llamativo que, en Campeonatos mundiales, habían completado las mujeres de nuestra tierra. El performance de Yorgelis en Londres pasa a ser el mejor, dejando para la historia los 6306 puntos que le dieron a Regla Cárdenas el sexto lugar en Gotemburgo 1995.

Operación Milagro

tomado del blog Dialogar Dialogar

Le llaman “la Ceguera”. Es un conjunto de cuatro modernos edificios situado al suroeste de La Habana (Cuba), concretamente en el verde y boscoso municipio de Marianao. No lejos de la mundialmente conocida sala de espectáculos Tropicana y del que fuera colegio jesuita de Belén, donde cursó sus estudios secundarios Fidel Castro. Oficialmente se llama Instituto Cubano de Oftalmología Ramón Pando Ferrer y ahí es donde se inventó, el 9 de julio de 2004, a iniciativa de Fidel y de Hugo Chávez, la famosa “Operación Milagro” que le ha devuelto la vista a millones de personas ciegas y sin recursos no sólo en Cuba y Venezuela sino en decenas de países de América Latina y del mundo.

El hospital existía, en forma embrionaria, antes de la revolución cubana. Se llamaba “La Liga contra la Ceguera” (de ahí el nombre con el que aún se le conoce popularmente) y había sido fundado en 1956 por un grupo de oftalmólogos humanitarios, financiado por un patronato de beneficencia a base de donaciones voluntarias de la población. Pero la mayoría de sus médicos, después de la victoria de la revolución, abandonaron a sus pacientes y se marcharon a Estados Unidos.

Con el personal que no desertó y se mantuvo fiel al proyecto transformador, poco a poco, gracias también a un grupo de jóvenes oftalmólogos, se retomó el proyecto. Así fue consolidándose la idea de impulsar la creación de un Hospital Docente Oftalmológico enteramente financiado por las nuevas autoridades revolucionarias.

En 1988, a iniciativa del presidente Fidel Castro, se creó, en el seno de este hospital, con los más modernos equipos tecnológicos, el Centro de Microcirugía Ocular que pronto iba a situar a Cuba en los primeros puestos, a nivel mundial, en materia de cirugía de cataratas, miopía y glaucoma. De todo el planeta empezaron entonces a acudir pacientes para someterse a delicadas intervenciones. Y la excelente reputación del “Pando Ferrer” se fue extendiendo por el mundo entero.

“¿Cómo surgió la idea de la operación milagro?”, le pregunto al doctor Marcelino Ríos, director del Hospital Pando Ferrer. Acompañados por la Dra. Eneida Pérez, que dirige el departamento de cataratas, estamos en su modesto despacho en el que destaca una gran foto en blanco y negro, enmarcada –obra de Alberto Korda—, que muestra en primer plano a Fidel Castro encendiendo un cigarro junto a Che Guevara. El Dr. Ríos lleva su bata blanca bien abrochada por encima de una camisa azul, está sentado ante una mesa repleta de libros y documentos, y me cuenta: “Todo empezó un 9 de julio del 2004. Se cumplen ahora exactamente trece años. Yo estaba ya de director. Recuerdo que era un viernes, ya de noche, pasadas las siete de la tarde. Una gran parte del personal, como es lógico, ya se había ido a su casa. Empezaba el fin de semana… Y, de pronto, me anuncian que llega, de improvisto, Fidel. ¡Imagínese!”

El Dr. Ríos se echa las manos a la cabeza y hunde los dedos en su espesa cabellera gris mientras, abriendo bien grandes los ojos, trata de reproducir la traumática sorpresa de entonces: “Ignoraba a qué venía el Comandante… Y me puse a reunir a todos los doctores que, a esa hora, podía encontrar disponibles. No eran muchos, cuatro o cinco a lo sumo. Entre ellos estaba la jovencísima Dra. Eneida Pérez que no debía tener ni treinta años entonces… Llegó Fidel, con su uniforme verde oliva, sus botas altas, afable como siempre. Venía solo, sin ningún ministro. Nos reunimos en un salita pequeña. Expectantes… Y ahí, sin muchos preámbulos, bebiéndose un vaso de agua, Fidel nos pidió, como un favor, si podíamos recibir el día siguiente por la mañana –un sábado…— a un grupo de cincuenta pacientes venezolanos que estarían llegando de Caracas para ser operados de cataratas…”

“¿Ya dominaban ustedes la cirugía de las cataratas?”, le pregunto a la Dra. Eneida Pérez. Venerada por sus pacientes, amable y bondadosa, considerada como una de las mejores cirujanas oftalmólogas del mundo, la Dra. Eneida me explica: “Bueno, quizás no tanto como ahora con trece años más de experiencia… Pero ya realizábamos, en 2004, unas setecientas cirugías por semana… Y ya entonces, varios de nosotros, exactamente siete, dominábamos la más novedosa técnica quirúrgica, la Blumenthal, para el tratamiento de las cataratas, enfermedad que es responsable, hay que recordarlo, de la mitad de los casos de ceguera en el mundo.”

“Al día siguiente –prosigue el Dr. Marcelino Ríos— a las siete de la mañana, llegaban a nuestro hospital los cincuenta venezolanos anunciados por Fidel. Una hora después ya habían sido operados los primeros de ellos. Y el lunes siguiente, nuestros siete cirujanos, trabajando sin descanso, habían operado a todo el grupo. Me llamó Fidel para felicitarnos y preguntarme si podíamos operar a más gente… ¿A cuántos más? le pregunté. Y ahí es cuando me dice que, sin duda, se había expresado mal porque lo que él nos había pedido era de operar a cincuenta venezolanos… ¡por día! Además eso no debía perturbar el servicio a los pacientes cubanos que ya operábamos normalmente…”

“Tuvimos que traer a otros siete oftalmólogos del interior del país porque no dábamos abasto… –me explica la Dra. Eneida Pérez— Tuvimos que constituir dos grupos: el primero empezaba a las 7 de la mañana… Terminaba a final del día… Calcule usted, cada intervención en aquella época duraba unos 15 minutos… Y cada cirujano operaba a unos sesenta o setenta pacientes por día… En total, los catorce cirujanos operábamos a una media de unos 500 pacientes cada día… Fue un reto formidable. Tuvimos que sobrepasarnos. Dos meses después, habíamos operado a unos 14 mil pacientes. Casi todas eran personas sin recursos. Con anécdotas muy conmovedoras: madres o padres que veían a sus hijos por primera vez… Ciegos de nacimiento –porque hay cataratas de nacimiento…— que por fin recobraban la vista y descubrían el mundo… Muchos lloraban de emoción. Humanamente fue una experiencia fabulosa.”

“Fidel –recuerda el Dr. Ríos—, un tiempo antes, en una precedente reunión, me había preguntado: ‘¿Cuál es la mejor tecnología para la cirugía oftalmológica, sin contemplar precios pero obviamente que no sea norteamericana?’ Le dije, sin vacilar, que era la alemana o la japonesa. Y el Comandante, a pesar de las reservas expresadas por algún ministro, mandó importar lo mejor. Para dar el mejor tratamiento a nuestro pueblo. Ello permitió a nuestros médicos y a todos nuestros especialistas formarse a las técnicas más actuales, más avanzadas. Sin esos equipos de alta tecnología y sin esos progresos no hubiésemos estado a la altura del desafío que nos planteó aquel 9 de julio de 2004. Fidel lo tenía pensado, no me cabe duda, desde mucho antes. Recordemos que, con Hugo Chávez, ya habían lanzado con enorme éxito, en Venezuela, la ‘Misión Barrio Adentro’, enviando a miles de médicos cubanos a los barrios más pobres para atender a pacientes que, a veces, no habían visto a un doctor o a un dentista en toda su vida. Por eso, los dos Comandantes conciben la idea de lanzar la ‘Operación Milagro’. Pero no divulgan la iniciativa; la mantienen en secreto hasta ver si todo sale bien.”

“Durante más de un año –prosigue la Dra. Eneida Pérez— estuvimos operando a miles y miles de pacientes venezolanos. Se estableció un verdadero puente aéreo con Caracas. Cada enfermo venía, por razones obvias, acompañado de un pariente. Y a este pariente, nuestros servicios médicos lo sometían a un examen de salud completo, multidisciplinario. Y a menudo se descubría que padecían diversas afecciones de salud o padecimientos crónicos; y también se les trataban. O sea que paciente y acompañante regresaban a su país totalmente curados.”

“¿Cuándo se anunció públicamente la existencia de la ’Operación Milagro’?”, le pregunto al Dr. Marcelino Ríos. “Fue —me contesta— en el marco del programa de televisión ‘Aló Presidente’ que se realizó aquí en Cuba, en la provincia de Pinar del Río, en un poblado llamado Sandino, el 21 de agosto de 2005. Ahí es donde los presidentes Hugo Chávez y Fidel Castro anuncian que ya se han operado más de 50 mil pacientes y divulgan la existencia del convenio mediante el cual se crea la ‘Misión Milagro’ que plantea intervenir quirúrgicamente a seis millones de latinoamericanos, aquejados de enfermedades oculares, en un lapso de una década. Se le puso de nombre ‘Milagro’ porque es la expresión popular de centenares de pacientes que, al recobrar la vista, exclaman sorprendidos: ‘¡Es un milagro!’. Muchos de ellos nos contaban sus experiencias de peregrinar por los diferentes servicios de salud de sus respectivos países, sin recibir respuesta. Y ya habían abandonado toda esperanza de recuperar la vista algún día…”

“¿La ‘Operación Milagro’ —le pregunto al Dr. Ríos— se ha extendido a otros países además de Venezuela?” El año siguiente al anuncio hecho por los Comandantes Fidel y Chávez, o sea en 2006, abrimos varios de centros oftalmológicos en Venezuela, integrados por profesionales cubanos —un centenar de ellos trabajadores de nuestro hospital Pando Ferrer. Debo precisar que, en la ‘Operación Milagro’, participan unas 165 instituciones cubanas. Y se dispone, además, de una red de cincuenta centros oftalmológicos con 82 posiciones quirúrgicas en 14 países de América Latina y el Caribe. Porque, en efecto, Fidel y Chávez, a partir de la experiencia cubana, decidieron ampliar el servicio a otros países, incluyendo a varios Estados del Caribe, como Haití y San Vicente y las Granadinas. Bolivia fue la siguiente nación. Después se sumaron Guatemala, Honduras, Ecuador, Paraguay, El Salvador, México, Argentina, Uruguay… Hasta alcanzar una veintena, más otras decenas de establecimientos quirúrgicos abiertos por personal cubano en África y Asia. “

En el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay unos 45 millones de ciegos. Y, como nos lo precisaba la Dra. Eneida Pérez, la mitad de ellos, o sea unos 25 millones, lo son sencillamente a causa de las cataratas. Lo que significa que, con una simple operación quirúrgica, esos 25 millones de personas podrían recuperar la vista. Dicho de otra manera, esos 25 millones de personas son ciegas porque son pobres. Porque no pueden costearse una intervención quirúrgica de alto coste, o porque no viven en un país con un sistema público de salud que preste esa atención y asuma ese gasto. Esa es la tremenda injusticia que quisieron combatir los líderes de la revoluciones cubana y bolivariana. Igual que ambos combatieron y erradicaron por completo el analfabetismo en sus respectivos países, se propusieron erradicar la ceguera.

Algunos quizás se pregunten si todo esto que estoy diciendo no es más que propaganda. Para verificarlo, como yo era muy miope y con unas cataratas muy complicadas, decidí probar en mi propia persona la ‘Operación Milagro’ y someterme a cirugía en los dos ojos.

Después de los análisis pertinentes, mezclados con las decenas de pacientes que llenan los pasillos del Hospital Pando Ferrer, me sometí a la intervención. Con sus manos de ángel, la Dra. Eneida Pérez me operó. Una semana el primer ojo. La semana siguiente el segundo. Seis o siete minutos a cada vez. Cero dolor. Increíble. Totalmente ambulatorio. Apenas operado, te levantas de la mesa del quirófano por tus propios pies y, sin la ayuda de nadie, te marchas a casa. Dos horas después, te retiras tú mismo el esparadrapo que cubre el ojo operado. Milagro. Ya ves bien. Ya puedes hacer vida normal. Puedo dar testimonio de ello. ¿Cómo no pensar en los millones de personas que han vivido esta experiencia? ¿Cómo no estar eternamente agradecidos a los dos Comandantes que impulsaron este grandioso milagro?

Los jóvenes, una fuerza enorme

Por Yasel Toledo Garnache

tomado del blog: Mira (joven) Cuba

Escribo otra vez sobre mi generación. No lo puedo evitar. Son las 11:15 de la noche, y redacto con especial entusiasmo. Los dedos caen sobre el teclado para tatuar ideas en el documento de Word. Mi mente pasa imágenes recientes llenas de colores, acciones y sueños.

Los jóvenes estamos en todos los sectores, sonreímos a lo largo de este país de tanta historia, impulsamos proyectos, anhelamos y hacemos. Bailamos, saltamos, jugamos, corremos…, y somos protagonistas en fábricas, campos, terrenos deportivos…

Recientemente concluyó el primer campamento de verano, realizado este año en Granma, el cual incluyó el Festival Provincial de la Juventud y los Estudiantes, una fiesta de alegría, ideas, compromiso e inteligencia, confirmadora de la pujanza de las nuevas generaciones a favor de una nación siempre mejor.

Unos 150 muchachos, de los 13 municipios, compartimos durante casi una semana. Debatimos sobre temas de gran actualidad como Cultura, Educación, Ciencia y Tecnología, Democracia e Imperialismo, Economía y Desarrollo Sostenible, Paz y Guerra.

Las reflexiones se extendieron a pasillos y dormitorios, con la
pasión de los soñadores y fieles a la tradición de victorias de
nuestro pueblo, un David imparable en el camino de la dignidad y los éxitos, a pesar de los obstáculos.

Compartir con ellos me alimentó el alma, me emocioné y sentí como el orgullo sano de ser parte de esta generación circulaba por mis venas, todavía lo hace y seguramente así será siempre. Granma como toda Cuba tiene en esta oleada de jóvenes una fuerza enorme para lograr el progreso.

Ahora pienso en muchos: en Karel, Julio, Roselia, Moya, David,
Leandro, Anabel, Yosvany, Elennis, Carlos, Dayana, Claudia, Isbel, Alexander, Félix…, en mis colegas de la prensa, también llenas de pasión; en Gelquis, Daisbel, Michel, Yudriel, Dilber y todos los que nos guiaron desde la dirección de la UJC en la provincia, parte del piquete, en la joven Carmencita, Federico…

Podría describirlos con su entusiasmo casi excesivo y capacidad para debatir, enamorar, sembrar caña, bailar hasta la madrugada y dormir apenas tres o cuatro horas cada día. En mi mente, perduran algunos de los chistes, las “jaranas” en la guagua y el dormitorio, las sonrisas colectivas, la claridad de sus ideas…

Conocerlos y conversar sobre sus quehaceres y resultados en cada labor, escuchar sus reflexiones sobre nuestro papel en la actualidad y el futuro… fue como un diluvio de confianza y seguridad en que seguiremos conquistando victorias para todo un pueblo y convirtiendo en realidad hasta lo aparentemente imposible.

Entre nosotros, estaban trabajadores por cuenta propia, campesinos, estudiantes universitarios y de pre, artistas y profesionales de todos los sectores. Poco a poco, surgió una hermandad que ojalá mantengamos siempre mediante teléfonos, correos electrónicos y acciones colectivas.

Todos los jóvenes del país, unidos a la dirección de cada provincia y la nación y a los demás pobladores, podemos elevar los resultados e impulsar el progreso con mayor rapidez.

Hubo momentos muy especiales: la siembra de caña; el tribunal antimperialista; la noche en la Casa de las Fiestas; la visita a sitios históricos; el debate en la comisión de Cultura, Educación, Ciencia y Tecnología, cuando sentados en círculo expresamos opiniones con valor y profundidad; el surgimiento de amores, la despedida entre abrazos…

Ya está la delegación de varias provincias para el Festival en
Sochi, Rusia, pero lo más importante será lo que hagamos todos aquí.
Confío mucho en cada joven, en nuestra voluntad, en la inteligencia del grupo, en los pasos actuales y futuros a favor de esta Cuba tan nuestra, madre grande de nosotros, de Martí, Fidel y otros héroes, impulsores de una obra que jamás deberá ser traicionada.