Archive for: enero 18th, 2018

Ayuden al mediocre

Tomado del blog El adversario cubano

Por: Raúl  Capote

Una persona inteligente se recupera pronto  de  un fracaso.  Una persona mediocre jamás se recupera de  un éxito   (Séneca)

Recuerdo que en los años 90 del pasado siglo, se le atribuía a Mijail Gorbachov, la siguiente frase AYUDEN A LOS TALENTOS QUE LOS MEDIOCRES LLEGAN SOLOS, no he encontrado ninguna fuente escrita que confirme esa autoría, pero si algunas orales fidedignas y creíbles. Pienso que debe haberla dicho inspirado en su propia trayectoria y experiencia. la frase tiene su cosa, para decirlo en buen cubano.

Cabría preguntarse ¿A dónde es que llegan? edican un gran esfuerzo a cerrarle el paso a los demás, conozco varios ejemplos, que el mediocre vive temiendo le derriben el castillo de naipes donde ha refugiado su mediocridad, o que otro más astuto se apropie de su confortable estado de cosas, cargo, puesto, etc, es verdad, conozco unos cuantos ejemplos también, gente que pone su miedo mediocre, porque ni siquiera son capaces de sentir y vivir un miedo entero, auténtico, por encima de los intereses del centro donde laboran, de la organización o incluso del país.

Medias gentes, incapaces de sentir nada completo, temerosos de su flaqueza, que medran a la sombra de sus intereses personales, le temen a todo y a todos, ante el talento actúan con celeridad de serpientes, con perdón de las serpientes.

Pero el talento verdadero tiene luz propia, no necesita que le alumbren el camino, el talento verdadero y completo es revolucionario y audaz por naturaleza, su miedo y su audacia es completa, no se media ante nada, ni por nada, es justo, honorable, compasivo, solidario, entregado al deber.

Así que ayuden al mediocre, que el talento no aspira a llegar, ASPIRA A SERVIR.
Raúl Capote Fernández

De cómo me hice Leñadora: la culpa es de mis padres

tomado del blog Bitacora de Glenda

La culpa de todo la tienen mis padres. Boza chiflaba en el balcón con cada hit o carrera. Yo no solo imitaba la posición de sus labios, sino que con el tiempo aprendí a hacerlo. Luego mi madre me acompañó a cada juego de fin de semana, cuando regresaba de la universidad. Allí, sobre el banco de primera, nos colábamos en la peña del CIMEX, saludábamos a Joan Carlos en primera y también a los rivales.

Allí conocí a Los Gurriel, y mami “luchó” pelotas firmadas por los equipos de Santiago de Cuba, Sancti Spíritus, Guantánamo, Camagüey y Las Tunas. Mami tiene carisma para lograr lo que se propone, no hay dudas.

La culpa de todo la tienen mis padres. Por darme el dinero para aquel pulóver y gorras de Las Tunas que todavía conservo, cuando era fácil conseguir una chamarra con el equipo de tu preferencia.

Si lo soltaba desde mi casa, aquel pulóver iba solo al estadio. Allí, con mi muela de estudiante de periodismo, conocí a Pedroso, Osmani Urrutia, Hermidelio y mi amigo Henry. Jamás los traicioné, ni cuando nos gritaban “Palestinos” en el Cándido González de Camagüey.

Éramos dos o tres muchachitas y como 20 varones. Éramos el apoyo de los Leñadores en aquella temporada cuando clasificaron a play off por primera vez. El equipo salía fuera del dogout de primera antes del juego y nos daban merienda. Agradecimiento por el apoyo, o tal vez nos vieron cara de hambre, jeje.

Más de una vez Los Leñadores me dieron dolores de cabeza. Más de una vez estuve al borde del infarto, y los odié y maldecí, como hace uno con la gente que quiere bien, cuando nos hacen mal. Y más de una vez recibí improperios, insultos y burlas porque nunca he escondido que soy tunera, 100% Leñadora.

Acaban de ganar la semifinal con Industriales y yo acabo de quedarme sin saldo en el teléfono. Al no estar en el estadio, con mi gente tenía que compartir la alegría. He maldecido, he dicho malas palabras, he aplaudido y gritado en mi casa. En mi barrio deben odiarme o admirarme. Lo que sí sé es que a esta altura, ya todos en Santa Clara saben de dónde soy. Poco importa, nunca lo he escondido. Soy tunera y leñadora. La culpa de todo la tienen mis padres

Selfie

Texto y foto: Adriel Bosch Cascaret
Otro recuerdo de Facebook me devolvió en presente un selfie de hace un año, tomado en La Mula de Sabana, en Maisí, casi llegando al viaducto de La Boruga, durante un recorrido recogiendo historias por zonas afectadas por el huracán Matthew.

Esa fue una tremenda experiencia profesional. Entre tanto desastre vi gente llorar ante las interrogantes, ponerse triste al tentar al recuerdo cercano y el presente de sacrificios, pero también las vi sonreír cuando te hablaban de lo ya recuperado y en medio de tanto desastre no dudaban en brindarte un trago de café, un vaso de batido de melón -lo único que ya se daba en Punta de Maisí era el melón- o un plato de malanga hervida -cultivo que aumentó su presencia por su ciclo corto y la etapa del año, ideal para su fomento en esas tierras subidas de rojo, en sustitución de las tantas plantaciones de café y árboles de sombra que sucumbieron ante los vientos huracanados.

Meses después pude volver por los mismos lugares, por las mismas casas, y el panorama ya iba cambiando para mejor, la ayuda siguió creciendo y con eso la recuperación, la naturaleza nuevamente abrigó su intenso verde habitual en esas lomas tan lluviosas, y la gente ya iba saliendo del letargo que causa un dolor gigante.

Lo mejor, es que descubrí que podía considerar como amigos a todos los que me abrieron sus historias, y no me imagino hoy llegando a La Mula de Sabana, Joa, Van Van, Boca de Jauco, Punta de Maisí, Cajobabo, Jesús Lores, sin pasar a saludar a Alexei, Alfredo, Selso, Vilma, Eudys, Yuri, Santa, Yonni y al viejo Antonio, que con sus 83 años me concedió una entrevista a las 3 de la madrugada en un periplo periodístico por Imías, Baracoa y Maisí de 24 horas seguidas. A ellos y sus familiares van dirigidas estas palabras.
Gracias a Edel Rivero Bolaños y el CIC por la posibilidad.