Author: Lis

Sinfonity y el bendito sacrilegio de querer tocar a Vivaldi

03Pudiera creerse que solo interesaban a nuestras legiones de metaleros y algún que otro curioso. Pero vi a más de una señora que jamás se ha acercará a la obra de Joe Satriani levantarse del asiento y arrancar a aplaudirlos.

Leo Brouwer e Isabelle Hernández, más sabios que este autor prejuiciado, tuvieron el olfato de invitar a una orquesta de guitarras eléctricas al VI Festival Leo Brouwer de Música de Cámara, y ha sido ese llamado lo que ha mantenido viva la experiencia de Sinfonity los últimos dos años, confesó Pablo Salinas, director de la agrupación.

La retribución a su esfuerzo comenzó con la noticia, en la mañana del sábado 4 de octubre, de que las entradas de su concierto se habían agotado. En el equipo del Festival brincó una alarma alegre; sabíamos que su originalidad sería de gran atractivo para los espectadores, pero no imaginamos que la sensación llegara a tanto teniendo en cuenta que, con la honrosa excepción del programa que en el Canal Habana les dedicara Guille Vilar, en Cuba su trabajo era absolutamente desconocido.

Minutos antes del comienzo del concierto, nos aparecimos en la puerta del teatro con un paquete de entradas y sentimos lo que deben sentir los revendedores a la puerta de un estadio durante la final de la Serie Mundial de la MLB. En un instante los boletos volaron de nuestras manos; apenas dábamos abasto para entregarlas, meter el dinero en un bolsillo y evitar ser aplastados contra la puerta del Mella. Fue alucinante. O eso creía yo. Lo alucinante fue lo que ocurrió dentro, cuando 11 guitarras armadas en coro mezclaron rigor con virtuosismo y entregaron uno de los Vivaldi más extraordinarios que alguna vez se escucharán en La Habana.

Estos hombres han tenido la osadía de retrotraer uno de los instrumentos más jóvenes del mundo hacia los tiempos del siglo XVIII, en un homenaje a todos los artistas de arco, en especial al grupo de mujeres que –transgresoras como ellos– se lanzó siglos atrás a cruzar los Alpes con la música de Vivaldi a cuestas.

La idea, creo yo, no es sonar como una orquesta de cuerdas, sino partir de una partitura leída en clave de guitarra eléctrica. Sin embargo, en ciertos pasajes, al cerrar los ojos se podía ver-y sobre todo escuchar- sin dificultades una sección de violines, cellos y violoncelos en todo su cromatismo. Moviéndose entre esos dos planos, el de la traducción y el de la reproducción, Sinfonity embrujó a una audiencia que aplaudió frenética cada una de las piezas, prueba de que, a pesar de todos los cantos funerarios, Vivaldi y sus composiciones consiguen despertar las mismas emociones que hace casi trescientos años.

Aunque probablemente sea el concierto más discreto de los que se han presentado, en términos de montaje en escena; ha sido a su vez uno de los más espectaculares del Festival Leo Brouwer; una de esas actuaciones notables que quedan en el oído de los espectadores más allá de la memoria.

Desde el sábado 4 de octubre, quienes disfrutamos de Sinfonity no podremos escuchar a Vivaldi de la misma manera. Ahora juraremos que en el segundo movimiento de Verano hay unas eléctricas distorsiones; que los solos en Otoño tienen un inconfundible aire rockero; que ese Vivaldi era un metalero del carajo y que Steve Vai y compañía no pasan de ser unos dignos admiradores del maestro de la armonía y la invención.

 

Créditos:

Sinfonity (España) Orquesta de Guitarras Eléctricas

Pablo Luis Salinas, guitarra y director

Miguel Larregla de del Palacio

José Antonio Romero

Miguel Losada

Luis Cruz Vivar

Guillermo Guerrero

Sergio Bernardo Rivas

Osvaldo Rene Grecco

Salvador López, contrabajo y bajo eléctrico

Paloma Suárez, productora y mánager

Jesus Suzo Ramallo, ingeniero de sonido

(Tomado del blog El microwawe)

90 millas

cuba-malecc3b3nLos cubanos no nos identificamos con esta unidad de medida. Será acaso porque en la infancia los profesores nos enseñaron el kilómetro para calcular las grandes distancias. “Cien centímetros son un metro, y mil metros son un kilómetro“, nos decían. Y así crecimos con este razonamiento.

A la milla la ignorábamos. Nunca la hemos tomado en serio. ¿Para qué emplearla si nos basta nuestro método? Además, nos resulta un poco “imprecisa”. Una milla son 1609 metros, cifra nada especial. Así, el kilómetro se coronó en esta Isla como “rey de las medidas”. Su hegemonía se extendió a cada instante en que fuera preciso calcular trechos de gran envergadura.

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La verdadera esencia de Mireya Fundora (o una campesina de pura cepa)

20141103_163112La casa de Mireya Fundora destaca por ser espaciosa y confortable. Posee un portal delantero bastante amplio, pero allí solo se posa el polvo o alguna gallina. Es en el portal lateral, en forma de amplia terraza, donde recibe a sus visitas. Justo allí se erige una típica cocina de campo, tiene otra bellamente azulejeada, pero tal parece que nunca la usa, ella prefiere su vieja cocina.

De esa forma puede atender a las visitas, que son muchas, quizás cientos en un día. Quién se dirija a La Angelina, poblado de Máximo Gómez, siempre llegará hasta la terraza de Mireya para degustar un buen café. La casa descansa en la misma bifurcación de la carretera, y su cafetera siempre aguarda lista por la siguiente colada.

Y es que desde hace mucho el néctar que prepara Mireya cobró fama regional. Pero en ese instante, entre el saludo del recién llegado y las últimas novedades que trae, transcurren varios minutos que bien pudiera llamarse “El ritual del café”.

Para esta veterana campesina, a quien no le pregunté la edad porque no me alcanzó el valor, intuyo que roza los 60, la preparación de la bebida es casi una ceremonia. Cuando llega el caminante, ya dijimos que un centenar en un día, la campesina toma la vieja máquina de moler, la presiona al borde la mesa, introduce los granos tostados que cosecha en su finca, y comienza la fiesta cafetera.

Mientras habla, impulsa la manigueta y el olor del grano triturado se adueña de todo y las palabras. Luego toma la cafetera, siempre limpia, la coloca en el fogón, y a los pocos minutos el aroma regresa más vigoroso, en un humeante vaso.

Pero no solo café, quien se arrime a la terraza cuenta también con un plato de almuerzo, de ese arroz desgranado y grasoso como solo se sabe cocinar en el campo.

En la posesión de Mireya, asociada de la Cooperativa de Créditos y Servicio José Martí, siempre se asienta la calma. Solo rota por la brisa que agita las hojas del extenso platanal que crece a pocos metros del hogar.

Lo que más llama la atención de su morada es la limpieza y pulcritud del terreno que rodea la edificación, si a la tierra polvorienta se le admite el adjetivo pulcro.

La primera tarea de esta campesina consiste en barrer el patio, donde nunca no se observa ni una hoja. Aunque más bien es la segunda tarea, la primera comienza cerca de las cuatro de la madrugada, cuando acopia la leche que su hijo ordeña de las innumerables vacas que poseen.

Mireya es una mujer todoterrenos, capaz de emprender mil tareas a la vez durante el día: alimentar los animales, estar al tanto del fumigo de la siembra de arroz, de aquella cerca que se rompió y por donde se fugó un ternero caprichoso, el almuerzo abundante, hasta donde sea posible, porque siempre llegará algún comensal inesperado, “y hasta un plato de arroz con huevo criollo, siempre que se brinde con amor, sabe exquisito”.

El nombre de Mireya quizás sea el más mencionado en La Angelina, tierra boniatera por excelencia. Por las tantas personas que arriban, o los que siguen de largo y le lanzan un saludo que resuena en la distancia.

Haciendo honor a la cultura matriarcal esta  mujer reboza energía y rectitud. Su voz retumba en todos los confines de la finca, lo mismo dando una orden, azorando una gallina, que saludando a un pasante. A su vez, puede ser maternal y cariñosa.

No hay enfermo, familiar o no, que no cuente con su denuedo y preocupación, con un pollo para el caldo reconstituyente, o alguna vianda.

Y así transcurre su día, de allá para acá, al tanto de todos los pormenores del sitierío, solícita a quien arribe a su casa, con la cafetera siempre lista, o un plato de comida a quien lo precise.

Sincera como ella solo sabe ser, capaz de cantarle las 40 al más pinto, o de la frase más cariñosa, asegura que el día que se siente, morirá, “siempre necesito estar atareada”, e intento descubrir en ella una especie de Francisca, aquel personaje de Onelio Jorge Y Cardoso, o Doña Bárbara.

Pero no, solo al final, cuando reclina el sol y se sienta unos segundos a fumarse un cigarro, el único que fuma durante la agitada jornada, entiendo la verdadera esencia de Mireya: servicial, activa, generosa, también explosiva, y sobre todo muy querida, porque es una mujer completa, campesina y cubana de pies a cabeza.

(Tomado del blog Revolución. Por Arnaldo Mirabal)

Regresar a la cima: el mayor reto del deporte cubano

deportes_cuba_3_11_14El reciente cambio en la máxima directiva del deporte cubano, podría ser una excelente noticia ante la desastrosa gestión de las autoridades en los resultados deportivos de Cuba en los últimos años.

Como ya nuestra prensa nos tiene mal acostumbrados, casi a mitad del noticiero estelar y a través de una escueta nota informativa, se acaba de informar a los cubanos la destitución de su cargo del tristemente célebre Christian Jiménez, máximo directivo del deporte en la isla y quien durante 9 años se encargó de boicotear y denigrar con su pésima gestión el prestigio internacional del movimiento deportivo cubano.

Lo irónico es que su función supuestamente era lograr todo lo contrario, y desde su posición privilegiada lejos de contribuir al desarrollo de esta esfera, Jiménez logró implantar como récord personal la desatención y deterioro de la mayoría de las instalaciones deportivas en Cuba. En su mandato aumentó el descontento y como nunca se dispararon las deserciones de nuestros mejores atletas. La presencia de Cuba en el medallero olímpico se disipó hasta llegar a números ridículos. El béisbol tocó fondo llegando al desprestigio internacional, y por si fuera poco, bien sonados han sido los casos de corrupción de directivos o glorias del deporte devenidos en funcionarios de alto nivel. Toda una cadena de males que sin lugar a dudas ha provocado la caída en picada de nuestro país al más bajo nivel internacional de las competiciones deportivas.

En este penoso escenario, lo más preocupante es que luego de varias décadas como indiscutible potencia mundial, nuestro deporte podría tardar décadas en recuperarse, sobre todo en un mundo donde cada vez más el éxito deportivo depende de grandes inversiones, renovación tecnológica, y lo más importante, decorosos incentivos económicos a las grandes estrellas de cada disciplina.

Escobita nueva… ¿barrerá bien?
Reza un viejo dicho que más vale tarde que nunca, por eso la designación del destacado profesor Antonio Eduardo Becali como nuevo presidente del INDER, (Instituto Nacional de Deporte y Recreación) trae un soplo de aire fresco al movimiento deportivo cubano, ya sea tanto por su edad como por sus resultados como atleta o ex entrenador del equipo nacional de judo femenino.

Pero no es lo mismo comandar una tropa de exitosas luchadoras que dirigir el tan complejo y burocrático movimiento deportivo cubano. No bastará entonces con su imponente figura, sino el saber sobreponerse ante los nuevos retos que tendrá que asumir con osadía, si es que Becali cree necesaria una nueva revolución dentro del deporte revolucionario cubano.

En mi opinión, entre sus más importantes retos deberían estar la reestructuración inmediata del INDER, el urgente reemplazo de aquellos que como su antecesor aún ocupan altos cargos sin resultados notables, un cambio radical del sistema de pago y retribución a los atletas de alto rendimiento según sus títulos alcanzados, y ampliar hacia todas las disciplinas la contratación de atletas en ligas profesionales foráneas, algo que si bien ya ha comenzado a dar sus frutos en el béisbol, aún no pasa de ser un experimento que mucho está tardando en concretarse de manera general.

En este sentido, y sobre todo en plena fase de actualización del sistema económico en la isla, las ganancias netas por contratación de deportistas hacia ligas profesionales podría disparar el producto interno bruto de la nación, sin contar el altísimo nivel competitivo que adquirirían los nuestros compitiendo en clubes de excelencia mundial, o la importante preservación de talentos nacionales, toda vez que el deportista se sienta debidamente recompensado tanto profesional como económicamente.

Pero Becali no es quien manda en Cuba, y por bravo que sea serán muchos los muros de contención que tendrá que derribar, si realmente le interesa aportarle a Cuba tanto como nos hace falta para revitalizar nuestro deporte.

Yo siempre pienso en los logros de nuestra cultura, en lo que logró con sus políticas y mente abierta Abel Prieto en su época de Ministro de esa rama, precisamente tolerando diferencias políticas, dialogando, acercando a sus artistas a su patria, y permitiendo sus partidas y regresos como un hecho natural, siempre y cuando estuvieran prestos a poner en lo más alto el nombre de Cuba como potencia cultural que también somos.

Quizás Becali sepa entender esto, como que ya es hora de abrirse al mundo, pero su reto será cada vez mayor si no logra descifrar el meollo del asunto: nuestros atletas siguen siendo los mejores del mundo, incluso aunque jueguen con los Yankees de Nueva York, compitan por un club francés de atletismo, o arrasen en la liga italiana de voleibol.

(Tomado del blog La Chiringa de Cuba. Texto y fotos Carlos Alberto Pérez)

 

Soy un espía, dicen. El blog de René González

rene4the5_comPor qué me enredo en la red

(Read english version)

Este post constituye mi presentación en el mundo de la blogosfera. Para él he contado con la gentileza de personas que me han precedido en este campo. No todos comparten el mismo pensamiento, pero les une el deseo de una Cuba mejor y una honestidad intelectual que respeto. También les une el apoyo a la causa de los Cinco. En este punto representan a millones de personas tanto en Cuba como en el resto del mundo.

He querido que este cuestionario responda a algunas de las interrogantes de esos millones de personas. Aspiro a que con el desarrollo del blog vayan apareciendo más respuestas, incluso para muchos otros que no conocen del caso o que conociéndolo, por razones diversas, no están hoy del lado de los Cinco.

Creo sinceramente en la verdad como valor. Creo que acceder a ella beneficia a todos, aun los que se rehúsen a escucharla. Confío en que se abrirá paso a través de esta bitácora.

1. Por Acerca de Cuba y Blogs Cubanos:  Josephcalvet

Cuando se abre un blog se tiene presente por qué se hace, qué se desea compartir. En tu caso, René, qué pretendes con el blog. Mucha suerte y seguro que será muy bien acogido.

Obviamente, todo lo que me mueve tiene relación con la causa de mis hermanos presos. Espero que el blog sea una contribución a la ruptura del muro de silencio que se ha tendido sobre el caso. Se trata de un juicio largo y complejo, viciado por la venganza y fragmentariamente divulgado. En mis contactos con las personas me doy cuenta de que esa fragmentación se refleja en el conocimiento sobre sus pormenores.

El blog ofrece una oportunidad de que la historia sea abordada directamente por nosotros Cinco, utilizando un formato que permite el diálogo personal, fluido y permanente con quienes deseen aproximarse a ella. Aspiro a una contraposición respetuosa de los diversos abordajes al caso y a través de ella a esclarecer los puntos oscuros del mismo. Espero que este formato sirva para extender el conocimiento del tema a audiencias que si bien no tienen que ser de izquierda, por un sentido de justicia elemental pudieran rechazar la burda revancha que motivó a los fiscales. Este rechazo desde fuera de la izquierda ya se ha dado, y si no se ha replicado más es precisamente debido a la poca exposición de las personas al proceso.

En ese sentido, el blog será también un repositorio de documentación original sobre el juicio y su zaga, de modo que el que lo desee pueda usarlo como referencia y –al decir de un amigo- “sacar sus propias conclusiones”.

2. Por La Joven Cuba: Harold, Osmany y Roberto.

En el proceso de cambios que atraviesa el país la blogosfera cubana participa activamente, según su opinión: ¿Resulta legítimo que medios alternativos como los blogs cubran los silencios que deja la prensa nacional? ¿Existen límites para la crítica en un bloguero revolucionario?

Creo que lo que legitima a un blog es el ser una manifestación de un derecho natural: El derecho a expresarse. Es normal y legítimo que si la prensa deja silencios estos sean llenados por otras manifestaciones de la expresión, y los blogs serán una de ellas; pero aun cuando se invente la prensa sin silencios –y este blog busca precisamente llenar uno de los más ensordecedores que pueda concebirse, erigido alrededor del caso de los Cinco- las personas seguirán ejerciendo el derecho legítimo a expresarse ya sea a través de blogs o de cualquier otra manera. Claro, luego estará la opinión del lector en cuanto a la legitimidad o no de lo que expresa el blog, pero eso es otra historia.

Yo pienso que el límite a la crítica en un bloguero revolucionario debe de ser autoimpuesto a partir de su sentido de la responsabilidad; lo que plantea sobre ese bloguero un reto más elevado que el que enfrentaría otro bloguero no comprometido con los fenómenos sociales. Las aseveraciones tienen impacto en el mundo real; y ese impacto debe de ser medido en todo lo posible por quien las va a emitir desde el compromiso con la suerte de sus semejantes. La verdad, la objetividad y el rigor son valores intrínsecamente revolucionarios y límite suficiente para el ejercicio de la crítica por quien lo sea.

3. Por La Pupila Insomne: Iroel Sánchez.

Desde que leí en la prensa fragmentos del diario que escribiste durante el juicio contra ti y tus compañeros, me impresionó tu facilidad para redactar de manera atractiva, con una gran capacidad de síntesis, aguda observación y el empleo hábil de recursos como la ironía. Pero hace alrededor de un año, en un encuentro con blogueros cubanos, en que evidenciaste un conocimiento profundo del fenómeno de los blogs en Cuba, dijiste “la blogosfera es una vocación, yo no tengo esa vocación” ¿Qué ha cambiado en ti, o en las circunstancias, para que te hayas decidido a dar este paso y abrir un blog?

Gracias por los elogios, que espero merecer. En realidad lo único que cambió fue que me reuní con ustedes. Todo lo demás sigue igual.

Desde luego, compartía con ustedes el concepto de que hay que ir dando la batalla también en las redes, y de que es un campo como cualquier otro que no hay por qué ceder al adversario. Sólo que ustedes me convencieron de que yo debía de participar personalmente en él y eso fue lo que hice.

No sé si algún día desarrollaré la vocación por la blogosfera. Entre mis vocaciones está la de revolucionario, y como tal la del ejercicio del debate. Por lo pronto lo que me impulsa es la lealtad hacia mis tres hermanos injustamente presos y la urgencia de hacer algo para poner fin a tal injusticia. Entretanto, me alegra que haya tantos cubanos talentosos que tengan esa disposición. Ellos son los precursores de una blogosfera que espero algún día, bajo mejores condiciones, pueda aportar un rico y profundo contenido a unas redes que bien lo necesitan.

4- Por Paquito el de Cuba: Francisco Rodríguez Cruz.

Todavía retenido en los Estados Unidos después de salir de prisión, nos sorprendiste con tu apoyo a quienes en Cuba hacemos activismo por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y trans, y fue tu participación en la Jornada Cubana contra la Homofobia una de tus primeras actividades públicas al regresar de manera definitiva a tu patria. ¿Cómo la blogosfera te permitió estar al tanto de las nuevas luchas revolucionarias en nuestro país y en qué medida piensas que este nuevo blog tuyo pueda contribuir a combinar la justa causa de la libertad de los Cinco con otras tantas aspiraciones de nuestra juventud y nuestro pueblo?

Aún en prisión pudimos tener cierto contacto con la blogosfera a través de los compañeros de la Sección de Intereses en Washington, que nos proveyeron sistemáticamente de contenidos diversos generados en ella. Así entramos en contacto con una pluralidad de opiniones que no habíamos experimentado en la época en que vivíamos en la isla. Luego aprovechamos la libertad supervisada para conectarnos y palpar “en vivo” esa pluralidad; reflejo natural de una realidad que demanda cambios más profundos de los que demandábamos entonces.

La causa de los Cinco y las aspiraciones de nuestra juventud y de nuestro pueblo están ligadas por su justicia inherente, más allá de la existencia de este blog. Nuestro pueblo y sus jóvenes nos manifiestan un cariño que sólo puede ser respondido por la adhesión con que nosotros decidimos un día arriesgarlo todo por ellos, y por el compromiso hacia todos en que ese cariño nos pone en lo adelante. Tan justo es luchar por la libertad de los Cinco como por la construcción de esa sociedad con todos y para el bien de todos que aspiramos heredar a nuestros hijos. No se pueden separar ambas causas.

Creo que esa comunión se manifestará espontáneamente en los intercambios que se produzcan en el blog; y aunque no debo de pecar de presuntuoso sería bueno si en alguna medida tales intercambios contribuyen al debate abierto y plural que necesitamos en el camino a la materialización de esas aspiraciones a que haces referencia.

5- Por Yadira Escobar:  Yadira Escobar:

René González, usted nació en los Estados Unidos, pero por razones particulares se vio en la necesidad de renunciar a su ciudadanía. También se relacionó e hizo amigos dentro de la comunidad cubano-americana. Es una comunidad donde viven muchos que rechazan el terrorismo, y que aunque no comparten los valores de la Revolución cubana, conservan lazos sentimentales con su país de origen ¿Cree usted que a pesar de las diferencias ideológicas vale la pena una gestión de acercamiento cultural con vistas a una reconciliación entre cubanos en el área política?

Como bien dices dejé buenos amigos en la comunidad cubano-americana. También una familia que se portó muy bien conmigo, y que puso a un lado sus preferencias políticas para apoyarme cuando más lo necesité. Cada uno ha respetado los criterios políticos del otro sin necesidad de que intervenga un proceso de reconciliación, dado que nunca medió un conflicto personal entre nosotros.

Por eso me pregunto si el quid de la solución a nuestras separaciones radica en verdad en una reconciliación, o si es que reside en el fin de la política de agresiones contra Cuba desde el gobierno norteamericano. ¿Qué pasará cuando todos a ambos lados del Estrecho de la Florida dejemos de ser rehenes de tal política? Quizá en lugar de reconciliación lo que veremos será, en la inmensa mayoría de los casos, un reencuentro. Al menos eso es lo que ha demostrado la práctica. Por lo pronto, esa política sigue condicionando actitudes y conductas en ambas orillas que me atrevería a decir son impuestas por esa circunstancia, pero no resistirían la normalización de relaciones entre los dos países. Son comportamientos que se irían desvaneciendo porque hemos sido forzados por una política deliberada a sostenerlos.

Por el mismo hecho de ser anormales, las circunstancias actuales tienen que desaparecer. Quienes se resisten a ese inevitable ven un peligro en el intercambio cultural, y lo combaten como pueden. Los que queremos que esas condiciones desaparezcan creemos que es válido el intercambio, y pensamos que es un buen paso en la consecución de la normalización de relaciones. Una vez levantado ese obstáculo se producirá ese proceso que –repito- en mi opinión para la abrumadora suma de los cubanos en ambas orillas será no una reconciliación sino un reencuentro. Claro, habrá casos particulares de rencores –justificados o no- y también quienes con más o menos razón se sienten victimizados por eventos desarrollados en estos años, pero estamos hablando del impacto que para el cubano promedio tendría en ambas orillas un cambio en la situación.

Desde luego, se refinarán las mañas del gobierno norteamericano para conquistarnos mediante otras formas bajo las nuevas circunstancias. No se puede ser ingenuo en eso, y quienes defendemos el proyecto revolucionario tenemos que lograr que sea ese proyecto el que defina las condiciones de tal reencuentro. Pero esto no significa que haya que rehuir el reto. Yo apuesto por la normalización, y creo que el intercambio cultural tiene un papel positivo que jugar en ella. De hecho lo está jugando, a juzgar por las reacciones de quienes se le oponen.

6- Por El Adversario Cubano:  Raul Capote.

¿Cómo piensas se inserte tu bitácora en la blogosfera cubana en medio del debate de ideas que generan los cambios en el modelo económico cubano?

Aunque no es el propósito primario de esta bitácora el insertarse en un debate de ideas de naturaleza más amplia que la idea que la anima, por lógica es de esperar que la participación de los foristas haga derivar ciertos intercambios hacia el tema. Quizá uno que otro post se aventure al abordaje de los cambios en el modelo económico, por las implicaciones que tiene para todos y el lógico interés que para cualquier revolucionario despiertan.

No se puede obviar que alrededor de esos cambios se gestan también proyectos de restauración capitalista. La gama de posiciones tanto desde la Revolución como desde la contrarrevolución es muy amplia. Es imposible que un blog comprometido con la construcción del socialismo se pueda sustraer a la discusión de dichos temas.

Dando eso por descontado, lo que resta es tratar de que el blog juegue un papel constructivo en relación a la realidad en que se insertarán mis tres hermanos presos una vez que hayamos logrado traerlos de vuelta a casa.

7- Por Cartas desde Cuba: Fernando Ravsberg.

La distancia a veces nos engaña y tendemos a idealizar lo que amamos. Al llegar a Cuba te habrás encontrado con corrupción, ineficiencia, falta de productividad, una burocracia de fábula y un duro bloqueo interno. ¿Cómo fue tu choque con la realidad?

Bueno, la distancia desde Miami tiene otra connotación. Allí engaña la prensa para hacerte creer que lo que amamos dejó de existir. De hecho, se requiere de un considerable esfuerzo para encontrar esa realidad aprisionada entre la idealización que te  acompaña y la propaganda perversa de los medios.

Tanto los familiares en sus visitas a la cárcel, como los compañeros de la Sección de Intereses en Washington, me fueron revelando no solo la realidad cubana sino también la diversidad de interpretaciones que de ella han derivado. De modo que yo no utilizaría la palabra “choque”. Tal vez mejor decir que un abordaje. No he encontrado muchas cosas que me sorprendan, de lo que me alegro.

Aplicando una perspectiva dialéctica y acudiendo a Lenin, la historia avanza dos pasos y retrocede uno. No se puede ignorar lo que significó para Cuba la humillante rendición incondicional de los soviéticos. Casi se puede decir que el mundo retrocedió dos pasos. Falta por ver si logramos avanzar tres. Por lo pronto, regresamos a un universo en que prima la corrupción –comenzando por la de los más elementales valores-, en que la productividad y la eficiencia de un polo se erigen sobre la miseria de otro, en que la burocracia ya había sentado cátedra y el bloqueo yanqui se ha extremado. Aspirar a que el mundo sufriera esa reversión y esta pequeña islita siguiera siendo igual era ilusorio. No se puede construir el socialismo en una burbuja.

Yo creo que al final es una etapa interesante para estar en Cuba y participar de su proceso político. En la cárcel aprendes que se puede crecer a la sombra de las peores circunstancias, y eso también es aplicable a un pueblo que despierta a un entorno nuevo y más agresivo, aun cuando ese cambio ha inducido retrocesos. También ha promovido avances como la superación de dogmas, una pluralidad de visiones que es saludable y un debate que vale la pena estimular.

Ahora se trata -parafraseando ese aforismo que algunos atribuyen a la madre África- de encontrar el valor para cambiar lo que puede ser cambiado, la serenidad para aceptar lo que no puede ser cambiado, y la sabiduría para distinguir entre ambas cosas.

Con ese espíritu asumo este abordaje de la situación cubana.

8- Por La isla Desconocida: Enrique Ubieta.

René, los superhéroes norteamericanos (ya sean del “tipo” de Superman o de Rambo) son inimitables y expresan un poder superior. Elpidio Valdés, en cambio, se apoya en la valentía, la inteligencia y la picardía. ¿Esas construcciones se corresponden con un concepto y un paradigma de héroes que se asocia, respectivamente, a cada proyecto de nación? ¿Cómo describirías el paradigma cubano del héroe?

Obviamente no es lo  mismo construir un imperio que levantar sobre una nación de la periferia neocolonial un proyecto de estado soberano. Los héroes ficticios –y los ejemplos que pones tanto de uno como de otro proyecto lo son- al final terminan representando lo que cada uno de esos diseños ha tomado de su historia real para representar al héroe; a lo que se suma en el caso del establishment norteamericano el extravío histórico como herramienta de alienación y adormecimiento. Sería mucho pedirles que asumieran como héroes a hombres como Nat Turner o John Brown. Para ellos es más eficaz glorificar a Custer o a Roosevelt, cuya heroicidad en la vida real tiene tanto de ficticio como la humanidad de los paradigmas suyos a que haces referencia. Al final los héroes son construidos –o seleccionados- a imagen y semejanza de quienes rigen la comunidad que representan. Es difícil imaginarse una sociedad en que el presidente pueda hacer el ridículo que hizo Bush al aterrizar en un portaaviones para proclamar la supuesta victoria en un conflicto, sin que hubiera consecuencias políticas. Hay algo de alienación colectiva en eso que requiere de un “trabajo de mesa” multigeneracional; incluyendo la narrativa de la que resultan caricaturas como Supermán o como Rambo.

Elpidio Valdés representa a ese sencillo mambí que hasta que la guerra se lo impuso probablemente era ajeno a su propia valentía. Fue ese cubano, lo mismo soldado como general, que terminada la guerra se regresaba a su conuco y seguía labrando la tierra. Es el mismo guajiro que luego protagonizara en la Sierra una hazaña militar asombrosa; pero también el cubano que en la paz se fue a alfabetizar o se movilizaba buena parte del año hacia la zafra. A diferencia del ciudadano común que observa boquiabierto cómo Spiderman le resuelve el problema con “los malos” nuestro héroe es el ciudadano común mismo, escribiendo la historia como protagonista de un proceso de emancipación colectiva, pero también individual en cada miembro de ese colectivo.

Ese es mi paradigma de héroe: El ciudadano común, consciente de su mortalidad y de la vulnerabilidad de su condición humana para quien la conducta que lo enaltece implica un sacrificio, pero sin otras pretensiones lo acepta como costo por hacer sencillamente lo correcto.

(Tomado de blog Soy un espía, dicen, de René González Sehwerert)