¿Capitalismo en el socialismo? ¿Regresa la explotación?

tomado del blog Cuba Economía

por: Carlos García Valdes

La motivación de una Tesis. 

En la  Defensa de una   tesis de diplomado, en la que participé como invitado, un cursista  trató el tema del sector privado en su territorio y  entre  las principales ideas definía  a un segmento de este sector como capitalista y consideraba  la existencia de una burguesía. En  el calor del debate el autor hizo precisiones, relativizó conceptos “picantes” y el Tribunal cumplió sus funciones facilitadoras, instructivas y educativas. Al final, por supuesto, “dictó sentencia”.

El resultado del ejercicio: evaluación de excelente, aplausos, abrazos  y  la  motivación expedita a pronunciarnos de manera sumaria  sobre este asunto, que más allá de la actividad docente provoca inquietudes, criterios, discrepancias académicas  y populares.

Las reformas de los 90 y la eclosión de elementos capitalistas.

Después de las nacionalizaciones de los sesenta incluyendo la acometida de 1968 (Ofensiva revolucionaria) contra la pequeña producción mercantil urbana que limitó la propiedad privada y su mercado a los pequeños agricultores, se dejó de hablar de capitalismo como realidad socio económica en Cuba.

No se hablaba de plusvalía, por lo menos en los textos y clases de economía política del socialismo y se enfatizaba en que se había eliminado la explotación del hombre por el hombre y eso era un proceso irreversible. Así  lo explicitaban los documentos rectores del Partido (Plataforma Programática, Programa del PCC y otros) y la Constitución de la República aprobada en 1976. En su artículo 14 declara que “En la República de Cuba rige el sistema socialista de economía basado en la propiedad socialista de todo el pueblo sobre los medios de producción y en la supresión de la explotación del hombre por el hombre”  (1) Esta última sentencia se repite de forma exacta en el artículo 14 de la
Constitución enmendada en 1992 aunque en este se precisa el alcance de esa forma de propiedad. (2)

Pero ya en esta versión de la Carta Magna de la República se admite que en casos excepcionales se puede trasmitir total o parcialmente algunos bienes de propiedad estatal socialista si se destinan a los fines del desarrollo del país. También en el artículo 23 se declara que el Estado reconoce la propiedad de las empresas mixtas, sociedades y  asociaciones económicas creadas con apego a la ley.  (3)

Ya en esa fecha se había iniciado una dinámica de inversión extranjera en particular en el turismo y posteriormente en la extracción del níquel, en astilleros, exploración del petróleo,  telefonía y otras actividades. La ley 77 de 1995  de inversión extranjera  respalda e impulsa esta trayectoria.
Paralelamente   se impulsa el trabajo por cuenta propia, el usufructo de tierras y los mercados de oferta y demanda. Por primera vez después de 1968 el país retomaba una dinámica de desarrollo de la pequeña propiedad privada urbana y rural  y de la propiedad capitalista a nivel de inversión extranjera aunque sus horizontes eran  muy limitados.

El 6 de agosto de 1995 el Comandante en Jefe Fidel Castro declaró en un discurso:  “Hemos dicho que estamos introduciendo elementos de capitalismo en nuestro sistema, en nuestra economía, eso es real; hemos hablado, incluso, de consecuencias que observamos del empleo de esos mecanismos. Sí, lo estamos haciendo. (…) ¿Quién tiene el poder? Esa es la clave,… ” (4)

En el V Pleno del CC del PCC de marzo de 1996,  en el Informe  leído por su segundo secretario en aquella fecha, Raúl Castro, se afirma: “Tenemos y tendremos socialismo: Pero el único socialismo ahora posible requiere asimilar de forma creciente factores tan difíciles de conducir como las relaciones monetario-mercantiles e incluso determinados elementos capitalistas”.

Ante la nueva realidad reconocida por la máxima dirección del país algunos economistas políticos sacaban sus conclusiones. Una de ellas era asociar la plusvalía obtenida por la parte capitalista de las empresas mixtas a la explotación de los trabajadores cubanos que la producían. Pero no todos razonábamos así.

La plusvalía no es la ley que  preside la construcción del socialismo.

En un texto dedicado totalmente a la experiencia cubana en cuanto a la propiedad social,  publicado en 2005, cavilamos lo siguiente:

 “La cuestión de la plusvalía es un tema de discusión. De forma individual, es decir a nivel de cada empresa mixta, hay una parte del excedente que no se convierte en propiedad social, y esta ganancia del capitalista es una suerte de plusvalía producida en un país de economía socialista.

“Así las cosas dejaríamos el análisis a nivel del primer tomo de El Capital. Pero es en este tomo donde Marx, por una cuestión de método y de didáctica, hace el mayor número de abstracciones. En los otros tomos, y en especial el tercero, la ganancia o forma externa de la plusvalía no es el resultado de un proceso individual de producción de plusvalía, sino de un proceso social en el que participa toda la clase capitalista, y este es el elemento metodológico al que debemos aferrarnos.

“En el socialismo la producción del excedente y del ingreso neto correspondiente, también es un fenómeno social, y lo que predomina no es la plusvalía que es una categoría social, sino el primero que es lo característico del socialismo y expresa, consecuentemente, relaciones socialistas de producción. Los trabajadores contratados por la empresa mixta a través de una empleadora estatal, reciben los mismos beneficios por su plus trabajo, que los demás trabajadores del sector estatal: tienen derecho a la seguridad social, a la reubicación en caso de cualquier conflicto con la entidad, y a todo el sistema de derechos básicos directamente formadores de los derechos humanos de que gozan todos los miembros de la sociedad cubana.” 

En aquellos momentos no estaba en desarrollo la propiedad privada nacional y no podíamos extender estas conclusiones a  este sector, pero ahora en las nuevas circunstancias  defendemos este mismo enfoque porque el punto de partida teórico metodológico no se modifica. Todo lo que planteamos de la empresa mixta y en particular de la parte extranjera se lo podemos aplicar a los empresarios privados nacionales reconocidos en la Conceptualización del Modelo.

Ni capitalismo ni explotación ni burguesía pero…

Conozco, al menos, que un colega considera la existencia de capitalismo a escala de la pequeña  y mediana empresa privada nacional y esa opinión gana adeptos porque en realidad es muy  atractiva la suposición. Como deduje hace unos 15 años a partir de “El Capital”, la plusvalía y su forma metamorfoseada (vaya palabrita) la ganancia en todas sus modalidades  no son  un proceso empresarial sino un fenómeno social. La plusvalía (y la ganancia) es la ley que mueve al capitalismo desde la época de Marx hasta la de    Trump, ese terrorista presidencial instalado en la cima del poder en virtud de la democracia estadounidense donde la voluntad del pueblo expresada en el voto popular  no vale nada.

La plusvalía del empresario nacional privado no es una ley económica es simplemente una forma del plus valor que producen sus empleados que a la vez son propietarios asociados de los medios fundamentales de producción y en consecuencia reciben lo que le corresponde de la realización de la propiedad socialista de todo el pueblo.

No son explotados, son doblemente beneficiados: por  su trabajo en una entidad privada y por la propiedad  estatal socialista y los  beneficios de una sociedad que es regida por leyes económicas y jurídicas  que nada tienen que ver con las del capitalismo. En consecuencia ni los propietarios son capitalistas, ni lo empleados son explotados. Es una realidad compleja pero hay que analizarla, precisamente desde la complejidad y la dialéctica.

Puede haber gente rica pero no tienen que ser precisamente por ello  capitalistas, o  burgueses,  porque el capitalismo es un sistema socio económico y la burguesía es una clase social orgánica,  poseedora de la inmensa mayoría de los medios fundamentales de producción y explotadora de toda una clase  o varias,  con una participación ampliamente mayoritaria en el Ingreso Nacional y en las estructuras del poder, amparada por instituciones diversas, entre ellas los medios de desinformación masiva , órganos represivos,  y otras. Es importante repasar la definición leninista de clases sociales
 Mil, cien mil o medio millón de ricos no constituyen una clase social de este rango. El ingreso y el nivel de vida hasta, la opulencia incluso, no son suficientes para estructurar una clase social. Aunque parezca un contrasentido podemos tener burgueses sin burguesía.

 

 

No quiero decir con esto que no  haya formas encubiertas de explotación asociada a la propiedad privada, entre estas sobre intensidad de trabajo en las entidades particulares, violación de contratos o no contratos, discriminación racial y otras aberraciones. Tampoco es despreciable el poder corruptor de los que amasan fortunas y el surgimiento de modos de vida y comportamientos sociales que  en absoluto  tienen que ver con los principios y valores del socialismo. Abordar esto con una mediana profundidad nos llevaría mucho  tiempo y espacio.   

Un tema como este  reclama eso y mucho más, pero estos ejercicios de inteligencia y prudencia que son los post no deben  ser, como regla,  fragosos. Pero de seguro volveremos sobre esta problemática teórica  y práctica.

 

Notas:
(1)   Constitución de la República de Cuba. Editora Política, La Habana 1976.
(2) Constitución de la República de Cuba. Editora Política, La Habana 1992.
(3)  Ibídem.
(4)  Fidel Castro “Discurso pronunciado el 15 de enero de 1960” en http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1960/esp/f150160e.html
(5) Raúl Castro, Informe del Buró Político al V Pleno del CC, marzo 1996.
(6)  Carlos M. García. Propiedad social, la experiencia cubana, Editora Política, La Habana 2005, p 1907-198

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