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El 26 de julio: imagen y posibilidad

tomado del blog: Segunda Cita

Por José Lezama Lima

La imagen es la causa secreta de la historia. El hombre es siempre un prodigio, de ahí que la imagen lo penetre y lo impulse. La hipótesis de la imagen es la posibilidad. Llevamos un tesoro en un vaso de barro, dicen los Evangelios, y ese tesoro es captado por la imagen, su fuerza operante es la posibilidad. Pero la imagen tiene que estar al lado de la muerte, sufriendo la abertura del arco en su mayor enigma y fascinación, es decir, en la plenitud de la encarnación, para que la posibilidad adquiera un sentido y se precipite en lo temporal histórico. Ese tesoro que lleva escondido un ser prodigioso como el hombre, puede ser tan solo penetrado y esclarecido por la imagen. La imagen apegada a la muerte, al renunciamiento, al sufrimiento, para que descienda y tripule la posibilidad. La historia en ese rumor de la posibilidad actuando en lo temporal, penetrando en esa vigilancia audicional del hombre. Estar despierto en lo histórico, es testar en acecho para que ese zumbido de la posibilidad, no nos encuentre paseando intocados por las moradas subterráneas, por lo intrahistórico caprichoso y errante.

En el maravilloso capítulo de la Odisea, donde Ulises desciende a las profundidades para contemplar a su madre muerta, ve como la sombra de su madre lo esquiva, a pesar de su patético esfuerzo por acercársele. Pero al fin oye la voz más querida que le dice: hijo, no permanezcas más en este sombrío valle, asciende pronto hacia la luz. La fuerza del acarreo y del encuentro le viene a decir la conseja eterna, asciende hacia lo temporal, ocupa el espacio donde la luz bate a sus enemigos y desaloja a la medusa en sus lineamientos infinitos. Y ese ascender hacia la luz es el acierto de la posibilidad, mientras la imagen errante como una luciérnaga, se apoya en una sustantividad poética, en ese campo magnético germinativo, para engendrar esa imagen que lo temporal necesita para formar esas inmensas masas corales, donde una poesía sin poeta penetra en el misterio de lo unánime. Es el cántico de la imagen, cuando logra verle la cara al develamiento de lo histórico porque ya anteriormente lo germinativo en el hombre, se nutrió de una imagen demesurada que rebasaba al hombre y le comunicaba los prodigios de la sobrenaturaleza.

Se decía que el cubano era un ser desabusé, que estaba desilusionado, que era un ensimismado pesimista, que había perdido el sentido profundo de sus símbolos. Como una piedra de frustración, el cubano contemplaba a Martí muerto, expuesto a la entrada de Santiago de Cuba, o a Calixto García obligado a quedarse contemplando las montañas, sin poder entrar en la ciudad. Pero el 26 de Julio rompió los hechizos infernales, trajo una alegría, pues hizo ascender como un poliedro en la luz, el tiempo de la imagen, los citareros y los flautistas pudieron encender sus fogatas en la medianoche impenetrable.

Decía José Martí: tengo miedo de morirme sin haber sufrido bastante. Sufrió lo indecible en vida, pero después de muerto siguió sufriendo. Ascendió purificado por la escala del dolor, decía Rubén Darío cuando lo recordaba. Ya era hora de que descansara en la pureza de sus símbolos, siendo un dios fecundante, un preñador de la imagen de lo cubano. Llegó por la imagen a crear una realidad, en nuestra fundamentación está esa imagen como sustentáculo del contrapunto de nuestro pueblo. Esa fue la interpretación de las huestes bisoñas lanzadas al asalto de la fortaleza maldita. La posibilidad extendiéndose como una pólvora de platino, fue interpretada y expresada. No fue un fracaso, fue una prueba decisiva de la posibilidad y de la imagen de nuestro contrapunto histórico, al lado de la muerte, prueba mayor, como tenía que ser. Son las trágicas experiencias de lo histórico creador. «La mar, color de cobre, dice el trágico griego, contempla impasible la muerte del hombre de guerra.» Pero la tierra, que devuelve lo que devora, convierte al héroe muerto en legión alegre que trepa por lo estelar, para apoderarse del nuevo reto del fuego.

La posibilidad actuando sobre la imagen, al apoderarse de la lejanía, de lo perdido, de la isla en el desembocar de los ríos, crea el hoc age, el hazlo, el apodérate. Es necesario que el cubano penetre en la universalidad de sus símbolos. Saber que la piña, con sus escudetes de oro quemado y el ondular de su corona de algas, es lo barroco, lo español de ultramar, como la palma, en el centro de la poesía de Heredia, significa soledad y destino espantoso, de la misma manera que el símbolo del 26 de Julio, entraña una resistencia o un bastión opuesto a la jabalina de oro de la posibilidad, que al fin cede y se querella en el misterio del fracaso.

El fracaso es, en realidad, otra prueba, la del laberinto, intentada por el centauro o por el toro inmediato. La prueba del laberinto tiene dos etapas, expresada con singular poderío por el ex libris de uno de los grandes prosistas del idioma. En la primera viñeta, el centauro se cruza los labios con el índice, apuntando silencio y el laberinto permanece dispuesto y temerario. Exorna la lámina una sentencia latina, in spe, en espera. En la otra viñeta, el centauro grita y las curvas del laberinto están abolidas, otra sentencia latina, dunque ad huc, ese hasta aquí, descifra y regala una chispa esclarecida. El 26 de Julio significa para mí, como para muchísimos cubanos tentados por la posibilidad, la imagen y el laberinto, una disposición para llevar la imposibilidad a la asimilación histórica, para traer la imagen como un potencial frente a la irascibilidad del fuego, y un laberinto que vuelve a oír al nuevo Anfión y se derrumba.

Cuba arrolló a Perú en softbol varonil de Lima 2019

tomado del blog: InfoDeportivas

 El softbol varonil es uno de los deportes que ya comenzaron su accionar en los Juegos Panamericanos Lima 2019, aún antes de la ceremonia inaugural del certamen fijada para este viernes, y la representación de Cuba conquistó su primera victoria al doblegar de forma aplastante al abanderado de Perú con fulminante fuera de combate y pizarra de 15 carreras por cero, partido que se disputó este jueves como cierre de una fecha que también comprendió los duelos previos México-Argentina y Venezuela-Estados Unidos.

El equipo cubano apenas necesitó cuatro entradas para fulminar al abanderado local pues no dieron respiro al pitcheo de los sudamericanos, representado por la dupla Eyzer Mujica-Diego Riquelme, y con sendos racimos de 4, 3, 4 y 4 carreras provocaron el desenlace abreviado; mientras paralelamente los serpentineros Alaín Román y Gusbel Plutín le colgaron cuatro argollas consecutivas a la ofensiva peruana.

Ganó Alaín Román (tres entradas sin jits, seis ponches y un boleto) y perdió Eyzer Mujica.

El mejor artillero cubano fue el santiaguero Yesander Rodríguez que se apuntó de 3-2 (doblete y cuadrangular), anotó tres y empujó cinco.

En los choques previos, ya señalados, Argentina venció a México 1 x 0 y Estados Unidos se impuso a Venezuela 8 x 3.

Mañana proseguirá la actividad softbolística con los duelos Argentina-Venezuela, Estados Unidos-Cuba y México-Perú.

Aquí les dejo el resumen estadístico del debut cubano:

#Lima2019: Aquí el Equipo Cuba de béisbol

tomado del blog: DeporCuba

La nómina dada a conocer posee un 30 % de jugadores con desempeños en ligas profesionales actuales, 16 debutantes en Juegos Panamericanos y una apuesta a jóvenes talentosos, quedó conformado este jueves el equipo Cuba de béisbol que nos representará en los Juegos Panamericanos de Lima, bajo la dirección de Rey Vicente Anglada, quien mostró su confianza en recuperar el título continental.

El momento fue propicio para que el mentor contestara varias interrogantes sobre las ausencias de algunos nombres, lo sucedido en el reciente tope contra Nicaragua, así como una posible aproximación a los titulares que deben abrir el 29 de julio ante Colombia, primero de los tres conjuntos que enfrentarán en el Grupo B, donde chocarán luego contra Canadá y Argentina, por ese orden.

 Conferencia de prensa en el Estadio Latinoamericano para dar a conocer el equipo Cuba a Lima 2019/ Foto: Trabajadores
Conferencia de prensa en el Estadio Latinoamericano para dar a conocer el equipo Cuba a Lima 2019/ Foto: Trabajadores

Los camagüeyanos Yariel Rodríguez y Alexander Ayala fueron excluidos por razones bien diferentes. Según Anglada, al serpentinero derecho se le dieron todas las oportunidades en los partidos preparatorios en busca de un cuarto abridor para el conjunto, pero no cumplió las expectativas y no funciona en el staff para los roles de estabilizador o cerrador.

Por su parte, al torpedero Ayala las pruebas médicas realizadas en la altura mexicana no fueron buenas, pero se le explicó que si trabajaba con el grupo de trabajo en La Habana podía ser elegido. “Cuando vinimos del tope preguntamos por él y nos dijeron que se había ido del entrenamiento”, explicó el timonel.

Sobre la incorporación de Yoanni Yera (juega en las Panteras de Kitchener de la Liga Interestatal Canadiense de Béisbol) y Vladimir García (Capitales de Quebec en la Liga Can-Am) señaló que apostaron por ambos por la experiencia. “En el caso de Yera no tenemos un zurdo para abrir porque los que estaban en la preselección no rindieron y a Yudiel lo queremos para una situación ocasional. A Vladimir lo vimos y es cierto que no tiene buenos números, pero es un gran lanzador y puede moverse en todas las funciones: intermedio, cerrador y hasta como abridor”.

Otro tema que suscitó interrogantes de los periodistas fue por qué volver a los tres cátchers en equipos nacionales y la no convocatoria entonces del matancero Ariel Martínez, quien juega esa posición en la Liga Profesional de Japón. “Es uno de los receptores del futuro de la selección, pero no ha jugado una cantidad de juegos suficiente para valorarlo con precisión”, dijo el mentor.

En cuanto al trío de enmascarado argumentó que aunque sean solo seis juegos es una posición bien difícil, en la que es muy fácil lesionarse y puedes quedarte solo con uno de reserva. Además, comentó que la mayoría de los equipos en los torneos internacionales llevan tres receptores, solo que ese jugador se desempeña en otra posición y si hace falta se pone los arreos. “Nosotros no tenemos eso”, precisó Anglada.

Imposible de pasar por alto en el intercambio con el director capitalino lo sucedido en el tope con Nicaragua, donde se encajaron dos reveses y un empate. “La verdad es que la ofensiva no lo hizo bien. Nos preocupamos y hablamos con el psicólogo, pues no entendíamos qué pasaba. Quizás el largo período de entrenamiento sin ir a sus casas haya incidido, pero lo que sí está claro es que físicamente no tienen nada.

“Tiene que ser quizás un problema de cansancio mental. Le dimos pase y al regresar vamos a unirnos con los que se incorporan y no vamos a jugar un partido más, solo entrenar algunas jugadas para despejar todo ese periodo de viaje tras viaje. Consideramos que el objetivo final,  ganar los Juegos Panamericanos, se cumplirá”, sentenció Anglada, último mentor victorioso en estos certámenes tras el éxito en la edición de Río de Janeiro 2007.

Finalmente, adelantó que Lázaro Blanco abrirá el primer juego contra Colombia, el colectivo valorará si Yera deberá hacerlo ante Canadá por la tanda de bateadores zurdos que siempre presentan, mientras ponderó que César Prieto se ganó ser titular en ese partido inaugural, Yurisbel Gracial jugará el bosque izquierdo tal y como lo está haciendo en Japón, en tanto no tiene decidido aún si Roel Santos o Yunieski Larduet sea el custodio del jardín central.

Durante la conferencia de prensa se informó que todos los peloteros contratados en ligas profesionales ya están en Cuba o arribarán en los próximos días, excepto Liván Moinello que viajará directo a Lima el 25 de julio, cuatro días antes del debut, por lo que podrá adaptarse al brusco cambio de horario.

El sistema que se empleará en los Juegos Panamericanos es un todos contra todos a una vuelta por cada grupo. Los dos primeros avanzarán a la siguiente etapa arrastrando los resultados entre ellos para enfrentar a los dos del apartado rival en el que aparecen Dominicana, Nicaragua, Puerto Rico y Perú. Los dos primeros que resulten de esa segunda fase discutirán el título el 4 de agosto.

En la nómina aparecen ocho repitentes de la versión de Toronto 2015: Yoanni Yera, Liván Moinelo, Freddy Asiel, Lázaro Blanco, Raúl González, Roel Santos, Yordan Manduley y Yosvani Alarcón. Asimismo Freddy Alarcón son los únicos sobrevivientes de Guadalajara 2011. En ambos casos, Cuba terminó con bronce y Canadá se alzó con el título.

EQUIPO CUBA

Receptores:

Yosvany Alarcón
Yunior Ibarra
Alfredo Fadraga

Jugadores de cuadro:

Yordanis Samón (HAB), Raúl González (CAV), Carlos Benítez (GRA), César Prieto (CFG), Yordan Manduley (HOL) y Jorge Enrique Alomá (ART).

Jardineros:

Yoelquis Guibert (SCU), Roel Santos (GRA), Yunieski Larduet (LTU), Stayler Hernández (HAB) y Yuribel Gracial (MTZ)

Lanzadores:

Lázaro Blanco (GRA), Yoanni Yera (MTZ), Vladimir García (CAV), Freddy Asiel Álvarez (VCL), Frank Luis Medina (PRI), Wilson Paredes (HOL),Yudiel Rodríguez (LTU), Liván Moinelo (PRI), Raidel Martínez (PRI), Pedro Ángel Álvarez (SSP).

Director técnico:

Rey Vicente Anglada Ferrer

Cuerpo técnico:

Luis Jova
Guillermo Carmona
Juan de Dios Peña
Javier Gálvez
Víctor Figueroa
Ricardo Eizmendiz

Las alturas que merece Martí

tomado del blog: Cine Reverso

José Martí, de José Delarra. Artista plástico cubano. Dibujo en tinta sobre cartulina.

Por José Alejandro Rodríguez

A más de medio siglo, aquella absurda maquinaria produciendo sin cesar bustos de nuestro José Martí, imagen emblemática del filme La Muerte de un burócrata de Tomás Gutiérrez Alea, desconcierta aún al espectador; y sugiere la tendencia a estandarizar con pura formalidad y reproducción extensiva, sin interpretación creadora, el legado inmenso de nuestro Héroe Nacional.

De ese estilo reduccionista y burocratizante no escapó cierto tratamiento propagandístico de la figura del Apóstol de la independencia, como panes y peces a repartir para todos por igual; en contraste con la honda e inacabable vindicación del complejo universo martiano por insignes políticos, historiadores y estudiosos de su huella.

Tal es la universalidad del pensamiento martiano, y tanto él habló y previó de todo: “del microbio a la nube”, que cualquiera se siente en el derecho de esgrimirlo sin conocerlo a fondo. Y lo utiliza de comodín de ocasión, lo mismo en un discurso, con frases entresacadas de contexto, que en una conversación barrial adjudicándole sentencias falsas como que robar un libro no es robar.

Una variante de esa tendencia, no dudo que, con la mejor intención, ha sido la multiplicación excesiva de sitiales con bustos de Martí en los más insólitos lugares públicos, como si el influjo de su obra y ejemplo se decretara per se con la figuración en piedra o yeso, y no requiriera de un largo cultivo, incorpóreo, en el alma nacional.

No hablo de los memoriales y monumentos relevantes, sitios de veneración, adónde siempre habrá que ir sin quitarnos el polvo del camino. No incluyo a los humildes bustos en las escuelas, de manera que siembren desde temprano el amor a José Julián. Lo que censuro es la ligera costumbre, casi que emulativa, de situar un Martí, muchas veces rústico e irreconocible, lo mismo al pie de una cafetería, que a la entrada de una oficina de trámites donde se hacen colas, o en los bajos de un edificio multifamiliar en plena acera.

Y muchas veces, esa clonación improvisada de su rostro en sitios públicos sufre impunemente la degradación del tiempo y del maltrato. He visto algunos bustos con la nariz o una oreja rotas, y permanecen así mucho tiempo. En algunos sitios, hasta se ha hecho costumbre sentarse o recostarse en la base del pedestal.

Pero lo más indignante son los sitiales cercanos a ventas de bebidas alcohólicas. Hace unos días, junto a un expendio de ese tipo en el complejo comercial del Mónaco, en la capital, un busto de Martí, aún rodeado de una reja de hierro, los bebedores de cerveza cercanos lanzaban las latas vacías al pie de tanta gloria, a la vista de todos.

No puede dejarse al libre albedrío la imagen del Héroe, luego de una Revolución que lo ha reivindicado tanto en su obra, y lo ha devuelto al patrimonio popular, repartiéndolo en la veneración como la luz que nos sostiene.

Ahora que se aprobó la Ley de Símbolos Nacionales, e imbuidos del respeto que merecen los sagrados emblemas de la Patria, urge un estudio a fondo por parte de la Comisión Nacional de Monumentos, de los sitiales dedicados a Martí y otros héroes y mártires.

Habrá que regular donde y en qué condiciones aledañas, debe situarse un memorial, por modesto y humilde que sea. Y en consonancia, eliminar los bustos improvisados, que no cumplan con los mínimos requisitos. Pero también urge penalizar con rigor el irrespeto a los rincones que honran la memoria de quienes lo dieron todo por Cuba.

No es fortuito que Celia Sánchez junto a su padre, en una acción reivindicativa del Martí que se desgastaba en aquella República, hubieran situado su busto en la cima del Pico Turquino. En las alturas siempre deberá perpetuarse Martí. En las alturas de la memoria y el corazón agradecido del pueblo cubano.

Gibara y el alma quijotesca de su festival (+ Foto y video)

Tomado del blog: Mira Cuba (joven)

Yasel Toledo Garnache

Grandes del cine cubano en Festival de Gibara/Foto: Tomada del perfil en Facebook de Gabriel Guerra Bianchini.

Por Yasel Toledo Garnache

Gibara, a unos 33 kilómetros de la ciudad de Holguín, en el norte oriental de Cuba, tiene un efecto seductor casi irresistible para visitantes y pobladores. Decenas de botes con el leve vaivén de las olas, cuales testigos de una magia que perdura en lo aparentemente simple, suelen ser el preámbulo de una especie de película de la realidad, en la cual al menos una vez al año aparecen personajes de la gran pantalla.

Es imposible olvidar los días en esa geografía, la brisa, el olor peculiar, aquellos primeros besos a orillas de sus aguas, el ir y venir de la gente dentro de un Festival que se readapta y crece.

Durante la etapa de la universidad, decenas de estudiantes nos íbamos a sus calles, al encuentro de su gente y de un evento nacido en el año 2003, idea romántica esa de crear y desarrollar un certamen de sueños, con el nombre de Festival de Cine Pobre, justamente allá, a cientos de kilómetros de la capital del país.

A veces, nos quedábamos en tiendas de campañas, levantadas en el patio de la casa de algún gibareño o en la vivienda de un amigo. Los conciertos, la música, las charlas y debates enriquecían las jornadas. Escuchábamos sobre el arribo aquí de Cristobal Colón, poco después de llegar a Bariay, y también acerca de una historia de amor desmedido.

Desde la concepción, nos parecía idílico el encuentro, impulsado en sus primeras ediciones por Humberto Solás: películas de calidad, realizadas con poco presupuesto, un reto para la creatividad y la voluntad de los realizadores, incluidos muchos jóvenes. Pero en las esencias nunca ha sido solo cine. Palpita mucho más.

En la versión más reciente, efectuada del 7 al 13 del actual mes, sorprendió el récord de participantes a las proyecciones de los filmes. ¿Cómo fue posible que ocurriera eso justamente cuando a nivel mundial disminuye el público en ese tipo de espacio, ante el incremento del consumo de productos audiovisuales mediante tabletas electrónicas, celulares y computadoras?

Para entender el éxito del Festival Internacional de Cine de Gibara –Ya no pobre- es preciso conocer ese lugar de encantamientos y leyendas, adentrarse en las mareas del certamen, sentir el calor de su pueblo, la pasión y orgullo, lo mismo en las colas para entrar al Giba (cine), en conferencias, obras de teatro, exposiciones o en presentaciones de intérpretes y orquestas musicales.

Hay que ver a grandes de la historia del cine cubano como el director Fernando Pérez y las actrices Laura de la Uz, Daisy Granados, Jacqueline Arenal, María Isabel Díaz y Coralita Veloz junto a los gibareños, disfrutar todos juntos, como partes del alma esencial de un festival que tiene en el centro a la gente, sin vitrinas ni rebuscamientos.
Y es favorable también estar en las demás actividades, incluidos conciertos como los de Habana abierta, Kelvis Ochoa e Isaac Delgado (Todos en 2019), y en el de Fito Páez en el 2018.

Resulta estimulante que Cuba mantenga con vitalidad este certamen y el del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana, este último con una historia mucho más larga y gran acogida del público, la crítica y los cineastas.

EL AÑO DE CELESTE GARCÍA EN GIBARA


Más de 90 obras, de unos 20 países, llegaron a la también llamada Villa Blanca de los Cangrejos, incluidas más de 50 en concurso, en la edición de este 2019; dentro de las cuales resaltó un largometraje cubano, El extraordinario viaje de Celeste García (del director Arturo Infante, 2018), ganador de los premios Lucía en las categorías de Mejor película y Mejor actriz, esto último para María Isabel Díaz.

Esa obra verdaderamente emplea de manera adecuada el humor en el reflejo ficcional de la realidad del país, elementos que fueron resaltados por el jurado presidido por Fernando Pérez.

Según diversos medios de prensa, en interpretación también fue reconocida Samantha Mugatsia, por su actuación en la cinta Rafiki (Wanuri Kahiu), de Kenia.
El filme iraní Retouch (Kaveh Mazaheri, 2017) mereció el premio Lucía a Mejor cortometraje de ficción, y Dos Fridas, coproducción de 2018 entre Costa Rica y México, conquistó los apartados de Mejor dirección y Mejor fotografía, respectivamente a cargo de la costarricense Ishtar Yacín y el español Mauro Herce, formado en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños.

De manera excepcional, el jurado entregó un premio especial a la obra teatral cubana Diez Millones, escrita y dirigida por Carlos Celdrán para Argos Teatro, que se presentó durante las jornadas del Festival, “porque nos atravesó y nos conmovió, porque el teatro es la fuente de la que surgen las actrices y los actores y por el agradecimiento a su autor y sus intérpretes”, según expresó en el acta.

La Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, confirió un premio colateral al cortometraje documental Lista Quinta, de Giselle García Castro, por su acertado tratamiento a la realidad y su especial acercamiento a lo relacionado con el cuidado y conservación del medio ambiente.

Por su parte, El cementerio se alumbra (Luis Alejandro Yero, 2018) obtuvo el Lucía al Mejor cortometraje documental. El también cubano Amilcar Salatti mereció el premio a Mejor guion inédito con su proyecto Él último.

El Lucía a Mejor largometraje documental fue para El camino de Santiago (Tristán Bauer, 2018), y el de mejor Video-creación (que unificó los apartados de videoarte y animación) se le otorgó al cortometraje sueco La carga (Niki Lindroth von Bahr, 2017).

La prensa cinematográfica nacional, que premia desde el pasado año películas de ficción y largometrajes, reconoció las obras Animal World (Lam Can-zhao, 2018), de China, y Los días que vendrán (Carlos Marques-Marcet, 2019), de España.

El premio Humberto Solás de Cine en construcción fue para el proyecto documental mexicano El film justifica los medios

HUMBERTO SOLÁS Y GIBARA

El amor de Humberto Solás hacia este terruño holguinero es innegable, donde también es recordado y admirado siempre, cual hijo adoptivo, gran creador y fundador del mayor evento cultural del municipio.

Tal vez, se enamoró del lugar desde que conoció la singularidad de sus pobladores y el ambiente, sus calles y murallas coloniales, su historia y belleza de paisajes. Aquí filmó parte de su película Lucía (1968) y regresó más tarde para grabar segmentos de Miel para Oshún (2001).

Muchos gibareños lo recuerdan impulsando ideas y haciendo durante las primeras ediciones del evento. Mantener el Festival es otra manera de agradecerle por su quehacer y garantizar su permanencia especial en esta tierra de pescadores y amor.

UN FESTIVAL EN CONSTANTE CRECIMIENTO

Poco a poco, el certamen ha construido su propia mística, en armonía y perfecto complemento con la ficción. Personajes de la pantalla y de la realidad forman una especie de alma quijotesca y cinematográfica, que ya forma parte del corazón creativo de Gibara, su orgullo y gracia.

Para bien del cine nacional y extranjero, de sus seguidores y los sueños, el Festival debe mantener sus esencias en constante crecimiento. Fuera de los grandes circuitos y las metrópolis artísticas también vive la creación.