Category: Opinión

El rescate del espíritu y de la naturaleza

tomado del blog: Segunda Cita

Por Víctor M. Toledo
El mundo llegó a su límite. La humanidad no resiste más. ¿Quién se atreve a defender este orden pletórico de injusticias, oprobios, catástrofes, depredaciones? ¿En nombre de quién o qué? ¿Qué ismo puede hoy reivindicar? Sólo queda hurgar la historia natural y la historia humana en busca de la esencia de la especie. Trazar los caminos de la degradación que condujeron a este presente para intentar remontarlo. Dos son los atributos que el proceso civilizatorio buscó desaparecer y que hoy son causa de la crisis terminal que se padece. La negación del espíritu y la destrucción de la naturaleza. Ambos fenómenos yacen en el fondo del malestar de la modernidad.
Todo ser humano, tarde o temprano, se enfrenta al desafío de reconocer su propio espíritu. La espiritualidad no aparece, sino como resultado de su enfrentamiento, no de su fuga, con el mundo. Es la respuesta del ser frente al abismo. Frente al no sentido o significado de la existencia, frente a la inconmensurabilidad del universo.
Este acto intuitivo, al que se lle­ga no por la exploración o la in­ves­ti­ga­ción, sino por la revelación o la iluminación, surge de la idea de la existencia de conexiones misteriosas entre las partes de la naturaleza que forman una unidad dirigida por un proceso inteligente. De aquí nace el reconocimiento de una fuerza vital que todo lo mueve y al que todos los miembros de la especie humana se deben. Esta cosmovisión estuvo presente sin excepción en todas las culturas que conformaron a la humanidad durante sus casi 300 mil años de existencia, y fue la que permitió su supervivencia y la que dio continuidad al impulso ya trazado por otros grupos de organismos en la evolución: corales, medusas, sifonóforos, briozoarios, hormigas, termes, abejas, avispas, vertebrados y primates. Como especie social, el Homo sapiens eligió la cooperación (la ayuda mutua de I. Kropotkin) como el acto supremo, como el atributo superior, para impulsar su propia evolución. Y ello supuso vivir en un mundo encantado, en una envoltura viva, donde cada elemento natural encarnó en una deidad. Lo humano aceptó vivir en equilibrio permanente con ese impulso natural. Espiritualidad, humildad, hermandad, comunalidad, fueron valores en acción y conexión permanentes. Los mismos que aún perviven en los 7 mil pueblos indígenas del mundo distinguidos por la lengua y que, según se ha descubierto recientemente, poseen territorios equivalentes a 25 por ciento del total del planeta en 87 países (Garnett, S.T., Nature Sustainability, 2018).
La espiritualidad de los seres humanos y su consiguiente reconocimiento de esa fuerza natural fueron los dos elementos a destruir durante al menos los últimos 4 mil años de historia. Un proceso que hoy alcanza su máxima expresión en la civilización moderna, industrial, capitalista, tecnocrática y patriarcal, para la cual espíritu y naturaleza son un estorbo. El primer embate fue la conversión de la espiritualidad en religiosidad, en instituciones de poder que usaron al espíritu como pretexto. Las deidades de siempre se transformaron en dioses, luego se pasó del politeísmo al monoteísmo, hasta llegar a dioses masculinos, prepotentes e intolerantes. El politeísmo enamorado de la vida dio paso al monoteísmo fascinado con la muerte (Michel Onfray, Cosmos, 2016: 55). Las grandes masacres y los tremendos genocidios sufridos por la especie humana fueron convalidados o auspiciados por los mayores monoteísmos durante los colonialismos, fascismos, comunismos e imperialismos, y con las recientes guerras santas.
La destrucción de la naturaleza, el desencantamiento del mundo, corrió a manos de la ciencia, la nueva forma de conocer la realidad por medio de la razón, el materialismo, el análisis y la técnica. El dominio de la naturaleza fue glorificado por el científico Francis Bacon en nombre de Dios. La ciencia negó la existencia de la Madre Tierra, venerada y respetada, y en vez introdujo la idea de un sistema mecánico inanimado, la visión de una máquina (eco-sistema) a ser escudriñada, controlada, dominada y finalmente explotada. Convertida en fábrica, recurso natural o capital natural, la naturaleza hoy es permanentemente violada o violentada por las acciones orientadas por la lógica del capital. Un acto patriarcal que según J. M. Naredo lo ejecuta el trabajo, la categoría masculina de la economía neoclásica.
Hoy, el panorama a la vista es la mayor desigualdad social de la historia y el mayor desequilibrio ecológico conocido de escala global (la crisis climática). Rescatar la espiritualidad y su (re)conexión de respeto hacia la naturaleza son las dos tareas centrales de todo individuo consciente. En ello están jugando un rol estratégico tres sectores: los ambientalistas, las mujeres y los pueblos indígenas. En ellos se encuentran las fuentes de inspiración y de subversión para edificar una civilización diferente.
Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/09/08/opinion/016a2pol

Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, pensar y hablar sin hipocresía

Tomado del blog: Ciudad sin Cerrojo

Orlando Guevara Núñez

¿Dónde, cuándo, sobre quién  y para quién escribió José Martí  este pensamiento?  Fue en el primer número de La Edad de Oro, editada en 1889, en Nueva York, dedicada a los niños de América. 

Es en el trabajo que encabeza la revista, titulado Tres Héroes, que son: Simón Bolívar, el cura Miguel Hidalgo, y José de San Martín, tres de los más destacados próceres de América.

A continuación del pensamiento anunciado, afirma Martí que “en América no se podía ser honrado, ni pensar, ni hablar. Y agregó que un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado.  A los niños les ofrece el mensaje de que ellos, desde que pueden pensar, deben hacerlo sobre todo lo que ven, padecer  por todos los que no pueden vivir con honradez, trabajar para que puedan  ser honrados, y ser honrados ellos mismos.

Sobre Bolívar, de Venezuela; Hidalgo, de México, y  San Martín de Argentina, dijo  Martí que esos hombres son sagrados y se les deben  perdonar sus errores porque el bien que hicieron fue más que sus faltas. Argumentó que los  hombres no pueden ser más perfectos que el sol y que el sol quema con la misma luz con que calienta. Que el sol tiene manchas y que los desagradecidos no hablan más que de las manchas. Y los agradecidos hablan de la luz.

A  los tres los calificó nuestro Apóstol como héroes, porque pelearon para hacer libres a los pueblos. Y les explicó a los niños de América que “los que pelean por la ambición, por hacer esclavos a otros pueblos, por tener más mando, por quitarle a otro pueblo sus tierras, no son héroes, son criminales.

Marque con una cruz

tomado del blog Segunda Cita

Creo que este excelente dibujo de Ernesto Padrón recoge el sentir de muchos. Buena parte del mundo lo viene expresando desde hace semanas… Por lo que se me ocurre preguntar: ¿Qué sería mejor?
1.- ¿Que este señor usara correctamente el nasobuco?
2.- ¿Que, en aras de la sacrosanta democracia, lo use como él quiera?
3.- ¿Que el planeta no tenga que pagar las consecuencias de los caprichos de un Emperador?
Marque con una cruz.

Lindeza

Tomado del blog: Patria y Amor

“Martí era un hombrecito chiquitico y lampiñito, de los ojitos negritos como azabache, que no posaba la mirada. Un hombrecito muy vivo, de mucho ver. Yo creo que él tenía el primero en la fila el día que inventaron  los ojos (…) Era un pillo: tomaba buena agua en güiro (…). Vestía como Gómez, con un chaquetón verdoso y unos pantalones prietos. Era un hombrecito espigadito y cabezón que hablaba muy bonito; decía lindezas. “
Así describe Salustiano Leyva a Martí en una de las entrevistas que le hicieron sobre su encuentro  en Playitas de Cajobabo. Ese es un lugar sagrado de la patria, decía Fidel. El sitio de la dicha grande, del regreso, del deber y del camino final.
El 11 de abril de 1895 desembarcó en esa playa guantanamera, profunda de costa sur, de piedras que bajo el agua son de un color y luego al aire lo pierden, una playa que permanece intacta en cuanta foto he visto, donde aquella vez nuestros pies sintieron la temperatura de un desembarco…

La misma playa que después vio llegar al Comandante en la noche, silencioso y cómplice de Historia, a colocar bandera en el centenario….

 Y es acaso un regalo del destino la misma luna a la misma hora, el susurro de un héroe y la solemnidad de su noche.. Lindezas, de las que hablaba Salustiano…que también repletaban el alma de su hermano Fidel.

Solo unas cien palabras… #QuieroVolverAVerte #QuedateEnCasa

Tomado del Blog La Mala Palabra

Recuerdan cuando peleábamos porque no entendíamos cómo alguien podía estar horas comunicándose a través de un móvil, y decíamos: está enajenado, eso es impersonal, dónde quedó el calor humano.

La respuesta a nuestras interrogantes llegó de la peor manera posible, nos hemos visto obligados a aislarnos socialmente y, hoy, hacemos como aquellos a los que criticábamos; estamos pendientes del móvil y, a veces, nos justificamos con la necesidad de acceder rápido a las últimas noticias sobre la pandemia, pero en realidad buscamos en la pantalla la notificación del mensaje del amigo o la amiga y establecemos una conversación tan limpia como si nos viéramos a los ojos, nos deseamos parabienes y allá van (sin nasobucos) nuestros besos y abrazos, y respiramos profundo y exhalamos, casi en un suspiro, la tranquilidad del alma porque ellos están bien.

#QuedateEnCasa es un imperativo que limita nuestros movimientos al tiempo que desborda los sentimientos para hacer de una palabra o un emoji la emoción del momento. ¿Se han percatado cuánto nos hemos acercado en estos días? Pues entiendan algo: la pandemia pasará y nosotros seremos un tilín mejores.

Un abrazo grande,

Félix Edmundo
09/04/2020.

#QuedateEnCasa
#QuieroVolverAVerte