Category: Categorías

FLOJERA IDENTITARIA

El primer contacto – que yo recuerde – con la transculturación, fue cuando estudiaba en la secundaria y descubrí un cartelito que decía: SE HECHA AIR colgado frente a la casa de Silvano el Ponchero, a pesar de que todos lo conocían por ASFIXIA debido a que muchas veces carecía justamente de AIR en su timbiriche cuando más lo necesitaban los ciclistas del barrio. Ese término (transculturación) que engloba –según el diccionario – “ la adopción por parte de un pueblo o grupo social de formas culturales de otro pueblo que sustituyen completa o parcialmente las formas propias” después fue dando síntomas más serios en diferentes espacios del terruño.

Mi abuelo decía: son unos pamplinosos, cada vez que afloraba una “flojera identitaria” de diversa naturaleza. El viejo se puso farruco, y con razón, cuando Yurkilendis la amiguita de su nieta, llegó a la casa con la banderita norteamericana dibujada en sus uñitas de cada mano, alegando que Mireya la manicura la había convencido para que se las dejara colocar asegurándole que esa era la moda del momento, mi abuela para apaciguar un poco el enfado propuso a la niña quitarlas con acetona y luego que se pusiera otras cosas, pero el abuelo lo único que agregó fue: A LA TAL MANICURA ESA, ES A QUIEN DEBIAN PASARLE UNA BUENA ESPONJA CON ACETONA POR EL CEREBRO.

Después vinieron otras anécdotas bastante notables en la barriada, de casos y cosas donde se percibía ese afán de ponderar lo extranjero a toda costa. Chuchito el hijo de Andrés se convirtió en un fan desenfrenado a los tatuajes, pero con un mal gusto de leyenda, lo mismo se colocaba una frase de un sabio Indio que la lista de los ganadores en los Grammy Latinos, pero el texto debía ser de otras latitudes. El colmo fue que le exigió a “Pedro LA AGUJA” el tatuador, algo en letras chinas, justamente encima de sus partes viriles que era ya el único espacio libre en su epidermis, el pobre pedrito de ese idioma no conocía un pelo, le pidió que le trajera su propio texto en una hojita y Chuchito desesperado por concretar su deseo lo único que encontró así de pronto fue el estuche de una jeringuilla proveniente del país asiático, recortó el cartoncito y allá va eso, ahora el muchacho anda muy orondo con sus caracteres chinos y ojala nunca se quite el pantalón frente a alguna conocedora de ese idioma, porque no está bien eso de andar anunciado que esa parte del cuerpo es DESECHABLE.

Otros se rindieron ante lo ajeno de forma más peligrosa, renunciando incluso a reconocer lo positivo en cualquier producto u obra de factura nacional, si la cosa no era “de afuera” entonces poco valía, aun cuando la practica demostrara lo contrario. Tuvimos años (por suerte creo que superados) donde hasta los nombres dejaron de ser criollos, lo cual no significa que aquellos muchachos , los hermanos González a quienes les afincaron los nombrecitos de ONEDOLLAR y USNAVY , no tengan que vivir apenados por semejante aberración.

La entrevista que nunca se publicó

tomado de Segunda Cita

Por Lillian Lechuga

Recién llegada a Bohemia, mi primer trabajo como periodista entre el 69 y el 70, recibí una de las primeras tareas que me encomendó el entonces director, Enrique de la Osa: nada menos que la de entrevistar a Raúl Roa García, a la sazón ministro de Relaciones Exteriores, llamado Canciller de la Dignidad por sus valientes enfrentamientos con los enemigos de Cuba. Fue igualmente uno de los hombres de mayor erudición de nuestra Isla donde, además, son bien conocidas sus valientes posiciones frente a todos los gobiernos encabezados por astutos gobernantes marrulleros desde la generación del 30 hasta el triunfo revolucionario del 59.

El ministro me citó un domingo a las siete de la mañana. Me enfrenté muy nerviosa a aquel hombre “desordenado, brillante e inquieto” como lo llamara Pablo de la Torriente Brau, su hermano en la lucha y en la vida. 

La encomienda era la de conversar con él sobre la reciente publicación del libro Aventuras, venturas y desventuras de un mambí, dedicado a su abuelo Ramón Roa, coronel en la guerra del 68.

Antes de comenzar la conversación me preguntó sobre aquel objeto que yo había puesto sobre su buró. Cuando le contesté que se trataba de una grabadora, me ordenó que la sacara del despacho. Me quise morir. ¿Cómo iba yo a resolver aquel trabajo con las pocas anotaciones que pudiera tomar de su rápida y nerviosa conversación?

Estuve el fin de semana encerrada en mi casa tratando de cumplir con aquella difícil encomienda después del tiempo que me había dedicado Roa, dilucidando cómo podría interpretar en mis notas al menos algo de lo que aquel hombre tan culto e inquieto me hizo saber. 

Al llegar el lunes, satisfecha y nerviosa, al despacho del director de Bohemia sentí frustración y a la vez un gran alivio, cuando Enrique sin siquiera mirar mi trabajo. Me espetó: “Ah, no te preocupes que Loló de la Torriente, me envió una crónica inmediatamente que salió el libro a la luz y la publicaremos”.

Sobre Aventuras, venturas y desventuras de un mambí un siglo después

“Ramón Roa fue un mambí de pluma y machete. Nació rico, peleó por la independencia de Cuba y murió pobre. Era un hombre del 68”.

Con estas palabras, síntesis de una vida dedicada a luchar por liberar a Cuba de la dominación española, empieza a escribir Raúl Roa García la biografía de su abuelo. La idea de escribirla no había surgido recientemente, sino desde que, a los catorce años, leyó por primera vez A pie y descalzo, libro escrito por Ramón Roa donde narra las vicisitudes de la marcha desde Trinidad hasta Holguín después de su desembarco del buque El Salvador.

Pero la biografía tuvo que esperar. “Al incorporarme a la lucha revolucionaria contra la dictadura de Machado tuve que diferir la ejecución del empeño; mas, solo fue para convertírseme en obsesión”.

Años más tarde, en 1950, buscando en archivos y bibliotecas, logra reunir los escritos de su abuelo y los publica bajo el título Con la pluma y el machete. No fue hasta 1969 que “entre rollos diplomáticos y siembras de café” pudo disponer de algún tiempo para llevar al papel lo que tuvo en la mente durante largos años.

El libro es inclasificable, no responde a ningún patrón. Con palabras de Roa: “El libro es lo que es y salió como salió”. El personaje objeto de la biografía se diluye en ocasiones dentro del mare magnum de episodios y hombres del largo período de historia cubana que abarca el libro. Tiene que ser así puesto que no se puede juzgar y aislar a un hombre de la guerra, sin tener en cuenta la guerra misma, sin analizar minuciosamente todos los momentos.

Roa vindica a su abuelo que, como bien dice, es hombre de carne y hueso que ha cometido errores pero que también ha sido enjuiciado injustamente. Con motivo de su libro A pie y descalzo fue fuertemente atacado por Martí, quien lo acusa de propagar el miedo a la guerra. En relación a esto Ambrosio Fornet en su prólogo al libro escribe:

El culto a los héroes que recorre estas páginas es crítico, como ese a que alude Martí cuando aclaraba que “el culto a la Revolución sería insensato si no lo purgase el conocimiento de sus errores”. Aquí, el propio Martí es sorprendido cometiendo una injusticia personal en nombre de la guerra necesaria.

Resulta evidente que Martí utilizó la polémica con respecto al libro en nombre de la guerra necesaria. Roa lo explica de esta manera: “Aquella escaramuza dialéctica, acabaría, pues, por soldar los pinos nuevos y los pinos viejos en la obra común de liberar a la patria esclavizada. Esa es, precisamente su significación y su trascendencia. No importa ya, a los efectos del objetivo perseguido, y alcanzado, que para lograr la unidad revolucionaria se tomara como pretexto A pie y descalzo, hubiera tenido que dejar Ramón Roa jirones de su honra entre las dentelladas de la emigración y seguir a merced de póstumos detractores”.

Una carta escrita por Martí a su amigo Miguel Viondi, el 13 de octubre de 1879 desde Santander, reafirma la opinión de Raúl Roa: “No pudo serme –dice Martí a Viondi– menos desagradable la navegación. Del capitán, hombre entero y simpático; del sobrecargo Leandro Viniegra, generoso espíritu venido a este empleo después de recias tormentas en la vida, recibí incesantes y no comunes muestras de celosa consideración. Digo esto, porque me complace tener que agradecer. Por muy lisonjera para mí, no le envío la bella y entusiasta carta con que me dijo adiós en nuestro último día de mar el sobrecargo. Tres cubanos, Roa con su fidelísima memoria de cosas pasadas y su leal conducta para conmigo, un joven Ojea y Cárdenas, bueno y fiel, y Luis Más, un estimable y juicioso matancero, fueron mis únicos compañeros de viaje. En la cárcel, sin cesar los vi a mi lado. Hoy, al fin, luego de haber demorado su viaje en espera de resolución de Madrid sobre mí, se han ido los tres. Muy especialmente se ocuparon a bordo de evitarme impresiones penosas –que para mí no lo hubieran sido y no lo fueron– al llegar a tierra”.

El autor destaca el carácter internacionalista de las ideas de su abuelo, quien al llegar a los Estados Unidos se integra a la dirigencia de la Sociedad de Amigos de América, organización que se propone ayudar al pueblo dominicano. Luego se crea la Sociedad Republicana de Cuba y Puerto Rico en la que Roa participa también. Colabora estrechamente con el chileno Vicuña Mackenna en Nueva York y, por último, es secretario de Domingo Faustino Sarmiento, designado en Washington por el gobierno de Argentina para desempeñar el cargo de ministro plenipotenciario. Al ser electo Sarmiento presidente de Argentina, Roa lo acompaña a Buenos Aires donde permanece hasta que se entera del levantamiento de Carlos Manuel de Céspedes y sale para Estados Unidos para más tarde venir a Cuba en la expedición de El Salvador.

Y así, entrelazándolo con los hechos y las figuras del 68, aparece y desaparece un patriota, que fue prolífero poeta y mambí decidido junto a Agramonte, Sanguily y Gómez.

“La vida –escribe Fornet– no es un bloque de mármol. Desde el ángulo de sus aventuras y venturas, Ramón Roa ofrecía claramente un rostro épico. Hubiera sido fácil trazar una raya y decir hasta aquí: la biografía de ese personaje que a los dieciséis años fue al destierro y once años después cruzó la Trocha a pie y descalzo, que había asistido a Agramonte y cargado al machete en la vanguardia de Gómez y Julio Sanguily, bien podía escribirse como una epopeya. Pero estaban también las desventuras. Visto desde este ángulo, Ramón Roa ofrecía un rostro dramático. No participó en la guerra del 95. El hombre que a los veintiséis años se imponía a todos los obstáculos, a los cincuenta se sentía aplastado por ellos…”

A través de las páginas de este libro se nos presentan juicios muy justos de las figuras más destacadas de la guerra, tanto para denunciar su falta de condición de revolucionario como para reafirmarlas en su heroísmo.

La figura del general Vicente García se sitúa en el lugar que le corresponde, su actitud deja mucho que desear. Era un hombre valiente, capaz de hacer cualquier cosa, pero es sorprendido constantemente por Roa –quien lo llama “la lechuza de la revolución del 68” tratando de tomar posiciones políticas sin importarle mucho la salud de la guerra revolucionaria. De él dice Roa:

No es necesario reconstruir por sabidos y sobados, los acontecimiento del turbio proceso que desemboca en la sedición politiquera y, por tanto, contrarrevolucionaria de las Lagunas de Varona. Baste señalar que se entretejen con el conato de sublevación del comandante Juan Ignacio Castellanos y el coronel venezolano Cristóbal Acosta y con la deserción en masa, en el campamento de Calixto García, de la caballería de Las Tunas, encabezada por el teniente coronel Sacramento León. En ambas ocurrencias, anda de por medio el secretario de la guerra, general Vicente García.

Roa califica su actitud como “lugareñismo de palangana” y “desapoderado afán de mando”.

Refiriéndose a Maceo, Roa escribe:

Maceo es, sin duda, el jefe insurrecto de más puro instinto revolucionario de la gran década y , por eso, en la hora de las definiciones, fue el más firme, el más audaz, el más decidido, el más intransigente. No podría, sin negarse a sí mismo, admitir ni aceptar la capitulación del Zanjón, paréntesis amargo en una lucha sin tregua. Sin pararse a ponderar obstáculos ostensibles, ni darle entrada a doctas razones, ni atender a miramientos por obligado que se sintiera –dígalo si no Máximo Gómez– Maceo se opuso a toda transacción, a toda concesión, a toda debilidad. Y, empinándose sobre su tiempo y la derrota, que también se le encimaba ineluctablemente, proclamó la necesidad de seguir combatiendo “hasta la última gota de sangre del último patriota”. La disyuntiva “independencia o muerte” no era una metáfora ni un imperativo de conciencia para él: era ineludible elección de su naturaleza revolucionaria.

De la actitud de Vicente García frente a la protesta de Baraguá, leemos: “Vicente García, que habíase arrimado a la protesta de Baraguá como la sardina a su brasa, es el último jefe que capitula. Urgido de comunicarle a la metrópoli la pacificación total de la Isla, Martínez Campos accedió a sus impúdicas exigencias para deponer las armas: setenta mil pesos oro por una finca de 150 caballerías de tierra que poseía en la costa norte de Oriente”.

Además de los acontecimientos finales de la guerra del 68, donde Roa se extiende dando detalles sobre las actitudes de los hombres y de los pormenores de los hechos, nos parece muy interesante también el análisis que hace desde finales de la guerra del 95 hasta la República mediatizada, período en el que deja ver con extremada claridad los factores que van dando origen y fuerza al neocolonialismo en Cuba. Dejemos hablar a Roa, quien refiriéndose a la Enmienda Platt dice:

Su texto contiene un preámbulo y ocho artículos, y aún hoy, cuando ni para papel higiénico sirve por las ronchas que levanta, su lectura incita a la mentada de madre. Y, a propósito, estoy seguro que perdí el sobresaliente en el examen de derecho internacional por haberle censurado ríspidamente al profesor de la materia, Antonio Sánchez de Bustamante –lumbrera entonces del santoral machadista–, la apologética interpretación de la enmienda que hace en una clase.

El primer aparato ortopédico del neocolonialismo constituye una cínica violación de los derechos soberanos, nacionales e internacionales, del pueblo de Cuba y un escarnio indignante a sus sacrificios, abnegaciones y proezas durante treinta años de combate por la independencia. Engarfia nuestro destino a los intereses y conveniencias políticas, económicos, militares y diplomáticas del gobierno yanqui. Este se reserva, en forma tan insolente como taxativa, la potestad de intervenir, cada vez que le venga en ganas, en los asuntos internos de la Isla, de quitar y poner los gobernantes, de imponer, para su defensa estratégica, la venta o arrendamiento de “los terrenos necesarios para carboneras o estaciones navales en ciertos puntos determinados que se consideren con el presidente de los Estados Unidos” y obligar al futuro gobierno cubano a insertar estas condiciones en un tratado permanente.

Esta humillante y férrea camisa de fuerza constituía, como se ha dicho, el sustitutivo de la anexión y la garrocha del ulterior salto predatorio del imperialismo yanqui en el Mar Caribe y en el sur del continente. Corolario de la doctrina de Monroe, la Enmienda Platt le imprimiría fuerza internacional a este instrumento de hegemonía norteamericana en América.

El libro está lleno de datos importantes y de análisis muy valiosos. Es interesante la opinión del autor con respecto a la vanguardia revolucionaria que lleva al pueblo a la lucha armada tanto en el 68 como en el 95. El movimiento revolucionario en el 68 descansa sobre una vanguardia constituida en su mayoría por terratenientes ricos: “Pero serán precisamente desprendimientos de esta clase pudiente, ilustrada, conservadora e irresoluta –sus miembros más capaces, osados, progresistas, decididos y patriotas– los que, al abrazar y difundir los ideales e intereses de la nación, constituyen en las vísperas del 10 de octubre de 1868, el foco revolucionario de vanguardia que arrastrará a la lucha armada a los sojuzgados y desposeídos”. Roa resume esto en una sola frase: “se suicidan como clase y renacen como hombres”. Refiriéndose a la vanguardia de la guerra del 95 Roa escribe: “La vanguardia de la lucha de liberación que se avecina está compuesta básicamente por hombres oriundos de la cantera popular y se apoya en forma orgánica en la pequeña burguesía de la ciudad y del campo, en la clase obrera agrícola y urbana y en los campesinos desposeídos. Por sus raíces sociales es una guerra del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Su vanguardia personifica la conciencia de los intereses de la nación en una fase más alta de desarrollo del proceso revolucionario.

La clase burguesa en Cuba no tomó parte como tal en ninguna de las dos guerras contra España. En la del 68 todavía no existía como clase. “Su embrión –dice Roa– se malogra al rehuir los grandes hacendados azucareros criollos la alternativa de desarrollo capitalista planteada por los hechos e injertar los métodos de producción y las innovaciones tecnológicas creadas por la burguesía en el sistema de trabajo esclavista, con el consiguiente endurecimiento de las relaciones jurídicas en que se asentaba el régimen de tenencia de la tierra”.

En la segunda etapa revolucionaria ya la clase burguesa está en proceso de formación pero todavía es débil y tiene gran dependencia con los hacendados cubanos y los comerciantes españoles. “Políticamente se adscribe al partido Autonomista. Es contrarrevolucionaria y colonialista. Fue desde sus orígenes, una genuina burguesía antinacional”.

El libro nos da una visión clara de lo que verdaderamente fue la Historia de Cuba en el período que abarca desde 1844 hasta 1912, época en que le tocó vivir a Ramón Roa. En la obra encontramos todo lo que ha necesitado el autor por lograr el fin que se propone: vindicar a su abuelo, y situar a cada cual en el lugar que debe ocupar de acuerdo con su participación y su actitud en la lucha revolucionaria contra los intereses españoles. Por eso el libro va más allá de la biografía, de la historia. Se lee como una novela, una vez que nos metemos en él llegamos hasta el final. Raúl Roa es un hombre de la generación del 30 pero su libro refleja el espíritu de un hombre de nuestra generación.

ADIÓS, 2017

 

 

Despido el año 2017 compartiendo con los amigos del blog una noticia que, al menos en lo personal, me permitirá ingresar al 2018 con mucho entusiasmo. Y es que gracias al apoyo de Americas Media Initiative y la Universidad de Tulane de New Orleans, muy pronto la Enciclopedia Digital del Audiovisual Cubano (ENDAC) estará online.

Sé que lo que viene no será más fácil de lo que hasta el momento se ha logrado, con todo y que ya estemos hablando de 4000 páginas aun estando offline. El hecho de que estemos en presencia de un proyecto colaborativo, donde será posible acceder a esta base de datos desde cualquier parte del planeta conectado a Internet, y además de consultar la información, contribuir a su enriquecimiento, no nos garantiza que el conocimiento construido de ese modo sea necesariamente más sólido o legítimo.

Y es que uno de los grandes peligros del enciclopedismo digital del siglo XXI se origina precisamente en el hecho de que al “democratizarse” la posibilidad de escribir en la red, se descuida la evaluación crítica de lo publicado: de nada vale que tengamos 4000 páginas si no nos acompaña la seguridad de que encontraremos rigor en lo investigado y publicado. Y como en lo personal me importa que la Enciclopedia funcione ante todo como una herramienta académica, que auxilie a los estudiosos del cine cubano vivan donde vivan, pues será preciso establecer determinadas reglas. Y seguir cultivando la cultura del debate civilizado, algo de lo que he podido obtener muchísimas lecciones en esta década administrando el blog.

No quiere decir que el investigador más riguroso no se equivoque, pues eso forma parte del juego epistemológico en el que todos los individuos nos movemos cuando aspiramos pasar de la simple opinión al análisis que revela a la realidad como un todo lleno de contradicciones. Por eso la idea es crear una comunidad transnacional de estudiosos del cine cubano que tengan en mente aquella sugerencia de Bloch (comprender antes que juzgar), y que sean capaces de exponer los puntos de vistas desde una perspectiva científica o rigurosamente analítica.

Como ven, un desafío de grandes dimensiones, pero como anotaba Lezama, solo lo difícil es estimulante. Felicidades entonces para todos los amigos de “Cine cubano, la pupila insomne” en el fin de año, y nos vemos en el 2018.

Juan Antonio García Borrero

¿Ese o ese?

Por Rosana Rivero Ricardo

tomado del blog Live in cuba

Muchos años después recordaría aquella tarde en que la profe nos llevó la noticia. La harina del almuerzo y las clases de matemáticas hacían lo suyo con los párpados hasta que anunciaron el concierto de S.O.S. Definitivamente era una señal, un auxilio musical para “pasarle mota” al autoestudio. Desde entonces creí que el grupo llevaba muy bien puesto el nombre.

Pasó el tiempo y pasó… y me hice de la única profesión a la que pagan por preguntar. Aprovecho que el grupo cumple 15 años de vida profesional y me encuentro con Yeiko López, director, pianista y arreglista y Giovanni Hernández “El flaco”, bajista y fundador. La primera pregunta es para deshacerme de la vieja curiosidad: ¿por qué le pusieron ese nombre al grupo?.

“El flaco”, en modo filosófico dice que S.O.S es una señal de auxilio en el mar y que lo escogieron por equipararlo a una alerta musical. Yeiko me salva de la explicación doctoral y me cuenta el secreto que solo hasta ahora se atreve a revelar:

“Cuando decidieron formar el grupo, el proyecto tenía varias propuestas de nombres. Estaban escogiendo y se preguntaban ‘le ponemos ese o ese’. Como no se ponían de acuerdo decidieron ponerle ‘ese o ese’ y ya”.

BBBBBBBBBBBB “El Flaco”, que ya no es lo es tanto, es uno de los dos fundadores que quedan en el grupo y así recuerda los inicios:

“Empezamos como un grupo netamente rockero que gozó de gran popularidad entre el público de la década del ’90 amante de ese género. Con el transcurso del tiempo, la banda se potenció con la entrada de integrantes formados en el Conservatorio de Música José María Ochoa y ampliamos el espectro musical.

“Quisimos expandir nuestro público y acercarnos a las sonoridades que se experimentaban por esa época, la llamada fusión. Comenzamos a hacer un trabajo musical más serio con los egresados de la academia hasta que logramos la profesionalización el 21 de diciembre de 2002”.

¿Qué distingue el trabajo de la agrupación?

“Voy a parafrasear a La Colmenita –me advierte El Flaco-. Uno tiene que tener talento, pero sobre todo buen corazón. S.O.S durante toda su historia se ha caracterizado por ser una familia. Siempre hemos tratado de tener buena química. Por ejemplo, somos democráticos en la creación de la música, aunque haya un líder musical. Los directores han dejado abierta la convocatoria para crear a los demás integrantes de la banda.

“Además la agrupación ha sido una plataforma o una escuela para músicos de la provincia que después han trascendido al ámbito nacional e internacional como Andy Clay, Nolberto Leyva, Yaliesky Zaldívar, quien representó a Holguín en la última edición de Sonando en Cuba y Alejandro Rivas quien es actualmente pianista de Franco De Vita”.

¿Cuáles son los retos de hacer música desde Holguín? , pregunto y Yeiko es quien asume el reto de responder.

“Es difícil llegar al público de todo el país trabajando desde una provincia. Sin embargo, S.O.S es una de las agrupaciones holguineras que cuenta con el privilegio de tener cierto reconocimiento a nivel nacional. Hemos posicionado varios temas como República de la alegría, por el cual merecimos una nominación a Mejor Video Fusión Tropical en los Premios Lucas del 2005.

“Para promocionar nuestro trabajo, siempre tratamos de llegar a los medios de comunicación nacionales, aunque sea una vez al año”.IMG_8496

¿Después de 15 años, cuáles son las señales de S.O.S?

“Actualmente promocionamos nuevos temas como Bandera blanca, Siénteme y Gracias al destino. Queremos incursionar más en la música cubana, la salsa fundamentalmente. Siempre nos ha gustado la fusión con los diferentes ritmos cubanos y pretendemos conformar un disco con esta tendencia para el próximo año.

“Para 2018 también queremos realizar un video clip. Mantendremos nuestra peña habitual todos los viernes a las 10 de la noche en el Salón Benny. Es un espacio consagrado por seis años donde tenemos un público maravilloso.

Para el cierre los músicos reservan los agradecimientos, más largos que créditos de Avatar. Para evitar omisiones nos reservamos la publicación de los nombres, pero no del compromiso de S.O.S, en las palabras de “El Flaco”:

“Queremos enriquecer nuestra historia musical con nuevas e interesantes propuestas, que desde la concepción de las letras y las melodías se basen en el respeto al público. S.O.S seguirá siendo la agrupación que emitirá señales de música para bailar o escuchar.

Crisis en Internet

tomado del blog de Yadira Escobar

La mitad de la humanidad hoy no tiene acceso al Internet, estamos hablando de que nada más y nada menos que el 50% de los que habitamos este planeta no nos conectamos al Internet. El Internet nació en las sociedades más opulentas y luego tomó el camino de una globalización algo progresista–porque esa es la moda, no porque sea un fenómeno de izquierda. Ciertas regulaciones impedían que la ley de la jungla decidiera que las paginas o sitios web con más dinero tuvieran más visibilidad o el privilegio de vídeos fáciles de ver.

Internet tampoco es una ventana imparcial de la verdad pues el mundo virtual está enfermo o y lo verdadero por supuesto, pues hay muchas noticias falsas, información errónea, seudo-ciencia y pornografía que degrada al ser humano, así que tampoco es el Internet un pedazo del cielo azul, pero la humanidad puede llegar muy lejos si el mercado no la domina totalmente, desgraciadamente ahora el Internet tal y como la conocemos enfrenta una seria crisis.

La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC en los Estados Unidos) a decidido desmantelar la neutralidad en el Internet al permitir que los proveedores de Internet tengan la libertad de mejorar la velocidad de navegación para algunas privilegiados de la web (siempre tanto lo paguen) y que hasta censuren. No dudo que a ciertas empresas les encantaría censurar algunos sitios alternativos o volverlos sumamente leeentooosssss para desanimar a los visitantes. Ya es legal bloquear a quienes estorban. Esto es un gran triunfo para los ricos y una gran derrota para los pobres.

¿Adonde va a quedar la vieja cantaleta de Radio-TV Marti contra el estado de las conexiones en Cuba? Cada vez va mejorando más, por cierto. El otro día pude ver a mi abuela por una aplicación en su teléfono que nos permitió una superior comunicación, noticias viejas para los Habaneros pero ahora es que llegó a los parques públicos en Camagüey. ¿Creen que los “amantes de la libertad” condenaran con el mismo entusiasmo este grosero abuso del poder en Estados Unidos que como critican los problemas con la Internet en Cuba? NO. Es que nadie paga para ese tipo de criticas.

Las medidas del gobierno de Obama en el 2015 establecieron medidas que protegían la Internet para que no cayera en tanto abuso que sabotearía por ejemplo, las millonarias compras en Internet. Este permiso que ahora tienen las grandes empresas que ofrecen Internet viene a consolidar las tendencias monopolistas, o semi-monopolistas, porque en ciertos lugares solo puedes escoger entre dos empresas locales para que te vendan el acceso al Internet.

Ante este avance neo-liberal en el Internet Cuba tiene que revisar lo de la Internet desde otro angulo, y tiene que haber cierto control, para hablar más claro; censura, pues no queremos a los niños cubanos corrompiéndose con violencia e indecencia. El Estado tiene derecho a defender a los cubanos también de la propaganda subversiva que promueve la violencia política, la cual abunda por causa de la alta presencia de las visiones de extrema-derecha en la Web, quienes están más cerca del dinero que la izquierda, y como sin dinero no hay Internet, ya podemos imaginar por ejemplo quienes tienen más voz sobre el tema de Cuba y su Revolución en las redes sociales y ahora y bajo las nuevas leyes, el cubano de la extrema derecha podría pagar a las empresas proveedoras para sus vídeos se descarguen más rápido, por ejemplo.

Ojo con la Patria, que es de todos, pero con orden.