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Elián González en Sochi: “He sido víctima de los horrores del imperialismo

tomado del blog La Pupila Insomne

El joven cubano Elián González -que fuera el centro de una intensa lucha del pueblo de Cuba para que pudiera retornar junto a su padre desde Miami donde lo obligaron a permanecer siendo un niño en contra de la voluntad de este- intervino este miércoles 18 de octubre ante el Tribunal “Yo acuso al imperialismo” en el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en Sochi, Rusia.El Triunfo de la Revolución Cubana hizo añicos las pretensiones norteamericanas de adueñarse de Cuba, y desde aquel histórico y heroico 1ero de enero de 1959, en que la Patria conquistó su libertad después de casi 100 años de lucha, la política de hostilidad de los Estados Unidos se agudiza, máxime cuando el gobierno Revolucionario comienza a dar cumplimiento al Programa del Moncada y declara en 1961 el carácter socialista de la Revolución.

Elián González interviene ante el Tribunal “Yo acuso al imperialismo” en el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en Sochi

El inicio de la guerra económica, el genocida bloqueo económico comercial y financiero y la existencia de una variedad de acciones políticas, militares, económicas, biológicas, diplomáticas, propagandísticas, de espionaje, la ejecución de actos terroristas y de sabotaje, la organización y apoyo logístico a bandas armadas y grupos mercenarios clandestinos, el aliento a la deserción y emigración y los intentos de liquidar físicamente a los líderes del proceso revolucionario cubano, caracterizan la nueva oleada hostil hacia el pueblo de Cuba.

¿Por qué se dirigen contra el pueblo cubano tantas y variadas agresiones, que laceran la fibra profunda de nuestra nación? ¿Acaso es lícito agredir a un país sin que medie provocación alguna? ¿Merece Cuba la suerte de tener que llorar las vidas truncadas de tantos de sus mejores hijos o de tener que superar los obstáculos que sobre nosotros pesan para poder desarrollarnos? ¿Tiene alguien la prerrogativa de decidir cuál pueblo puede progresar y cuál no? ¿Tiene alguien derecho a subvertir el orden constitucional que este país se ha dado a sí mismo, en uso de una soberanía ganada al precio de los mayores sacrificios?

Todo esto ha ocurrido porque Cuba se decidió, hace mucho tiempo, a ser verdadera y enteramente libre. ¡Nuestro crimen ha sido la independencia! La lucha por la independencia, desde el 68 hasta nuestros días. ¡Nuestro crimen ha sido la soberanía! La soberanía que se conquistó, de verdad, en enero del 59. ¡Nuestro crimen ha sido el socialismo! La osadía de construir una sociedad sin explotados. ¡Nuestro crimen ha sido la utopía! La utopía de un país de los humildes, con los humildes y para los humildes. ¡Nuestro crimen ha sido ser herejes, demasiado cerca de la Inquisición, haber sobrevivido a la hoguera, y estar respirando todavía!

El tema del bloqueo y la guerra económica del gobierno de Estados Unidos contra Cuba desde hace casi 60 años constituye el mayor freno para el desarrollo del país. No solo se transgreden los derechos humanos del pueblo cubano, sino el de todas las naciones del mundo al relacionarse con la Isla sin temor a ser castigados. El daño económico ocasionado por esta política genocida asciende a 753 688 millones de dólares. Desde que comenzó a aplicarse ha provocado perjuicios cuantificables por más de 125 873 millones de dólares. El bloqueo se recrudeció con la Ley Torricelli en 1992 y la ley Helms Burton en 1996. La resolución de la Asamblea General de la ONU adoptada en octubre de 2016, por vigésimo cuarta ocasión consecutiva, obtuvo una contundente victoria con una votación de 191 estados miembros a favor  y 2 votos de abstención: Estados Unidos e Israel, lo que demuestra el apoyo abrumador de la comunidad internacional contra el bloqueo.

La Base Naval en Guantánamo es una consecuencia del ilegal Convenio para las Estaciones Carboneras y Navales, firmado en 1903 entre el Gobierno de Estados Unidos y el gobierno impuesto a Cuba por la potencia neocolonial, en circunstancias en que nuestro pueblo no podía ejercer su soberanía. Al triunfo de la Revolución Cubana, la Base Naval en Guantánamo se convirtió en foco permanente de amenaza, provocación y violación de la soberanía de la República, dentro del contexto de la política que Estados Unidos comenzó a aplicar contra Cuba, con su secuencia de agresiones, crímenes y sabotajes. La base naval estadounidense en Guantánamo fue impuesta a Cuba por medios coactivos y su presencia actual es ilegal y una amenaza constante a la seguridad nacional de Cuba. Viola e irrespeta el principio de soberanía territorial al permanecer por la fuerza sin el consentimiento del pueblo y gobierno cubano.

Que, entre los hechos más significativos de las páginas de la historia de la Revolución Cubana, por su connotación militar, patriótica y política, figura la invasión mercenaria por Playa Girón, organizada por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos por indicaciones recibidas del Presidente Eisenhower en fecha tan temprana como el 17 de marzo de 1960. A pesar de que la invasión de Girón significó una gran derrota tanto en el terreno político como en el militar para el Gobierno de Estados Unidos, el hecho bélico dejó un elevado saldo de víctimas y un sinnúmero de familias cubanas enlutadas o dolorosamente afectadas, pues 176 personas perecieron y más de 300 resultaron heridas por las armas enemigas —entre ellas vecinos de la zona que fueron ametrallados por la aviación mercenaria—, de las cuales 50 quedaron incapacitadas para el desempeño de sus obligaciones. 

El terrorismo ha sido un instrumento permanente de la política exterior de Estados Unidos contra Cuba. Desde los inicios de la Revolución, los grupos contrarrevolucionarios financiados y entrenados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericana, concibieron y realizaron numerosos actos terroristas que han costado valiosas vidas y cuantiosos recursos a Cuba. Asimismo planearon diversas acciones para eliminar físicamente al Comandante en Jefe Fidel Castro y a otros dirigentes de la Revolución. El más monstruoso y repugnante acto terrorista cometido contra Cuba en ese período tuvo lugar el 6 de octubre de 1976: el estallido en pleno vuelo de un avión civil de las líneas aéreas cubanas donde perecieron las 73 personas a bordo, incluidos los 24 integrantes del equipo juvenil de esgrima que acababan de obtener todas las medallas de oro en un campeonato centroamericano. Se han producido en todos estos años más de 700 actos de terrorismo contra Cuba, 56 de ellos a partir de 1990, organizados y financiados desde territorio norteamericano, con un saldo de 3478 muertos y 2099 incapacitados. 

La política migratoria de Estados Unidos ha constituido uno de los más importantes instrumentos de la actividad estadounidense hacia la Isla con el objetivo de desestabilizar la sociedad cubana, desacreditar su modelo político y sentar las bases para la creación de movimientos contrarrevolucionarios. En 1966 el gobierno norteamericano aprobó la Ley de Ajuste Cubano con el fin de estimular a los cubanos a abandonar el país de forma ilegal poniendo en peligro sus vidas bajo la ilusión del sueño americano. Aunque se puso fin en enero de 2017 a la política de pies secos- pies mojados la Ley de Ajuste Cubano no ha sido derogada, pues esa decisión pasa por el Congreso de Estados Unidos.

Que, durante todos estos años de Revolución, las acciones agresivas del Gobierno de Estados Unidos han afectado de manera significativa la salud de nuestro pueblo. Esta política criminal ha estado encaminada a entorpecer y obstaculizar los impresionantes logros que la política social cubana ha conquistado. Para ello se ha empleado, entre otras vías, la agresión biológica, que ha cobrado valiosas vidas humanas, incluidos niños y mujeres embarazadas. Una de esas formas criminales fue la comprobada introducción en Cuba en 1981 del virus del dengue hemorrágico causante de la muerte de 158 personas, entre ellas 101 niños. Las agresiones biológicas no han sido solo contra la vida humana, se han sufrido además, daños causados por la fiebre porcina, la roya de la caña, el moho azul del tabaco, la roya del café y la bronquitis infecciosa de las aves de corral, causando en consecuencia, severos daños a la economía nacional.

Uno de los mecanismos que ha utilizado la política norteamericana para derrocar la Revolución Cubana ha sido precisamente el apoyo, estímulo y potenciación de la actividad contrarrevolucionaria de los grupúsculos mercenarios en el interior de la Isla; dirigido por los grupos terroristas y opositores que en Estados Unidos actúan impúdicamente contra la nación cubana. La labor de los Cinco Héroes dentro de los Estados Unidos se debió fundamentalmente a la necesidad de combatir y neutralizar estas acciones y planes terroristas, lo que fundamenta su injusta encarcelación. La subversión continúa siendo un componente esencial de política d Estados Unidos contra Cuba. Desde el año fiscal 1996, fecha en que se creó oficialmente el programa Cuba de la Agencia de estados Unidos para el Desarrollo Internacional USAID, hasta el año fiscal 2015, el gobierno de Estados Unidos destinó unos 284 millones de dólares para fines subversivos. En 2016 se asignaron 20 millones de dólares para este propósito.

En la política de subversión participan de forma coherente numerosas agencias federales, entidades privadas, ONGs, universidades, institutos, cuyos proyectos contra Cuba son financiados por el presupuesto del gobierno. Entre los destinatarios de estos financiamientos destacan representantes de la contrarrevolución y ONGs como Freedom House, Development Associates, Inc., Implementers TBD y Creative Associates. También se destinan millones para el desarrollo de programas de comunicación, “grupos independientes” y ONGs en nuestro país, con énfasis en el reclutamiento de negros y mujeres, así como para promover “iniciativas económicas individuales, reduciendo la dependencia del Estado”.

Entre las nuevas modalidades del trabajo de influencia y subversión se encuentran: el ofrecimiento de becas financiadas por el gobierno de EE.UU. a jóvenes cubanos; el empleo más intensivo de las nuevas tecnologías de las comunicaciones para el envío de información contrarrevolucionaria a través de Internet y la mensajería celular; el empleo de “contratistas” para ejecutar labores subversivas en el país; la promoción de una “nueva contrarrevolución”, con actores alternativos a los tradicionales, como son los blogueros o “ciberdisidentes”; la promoción de campañas y eventos alrededor del uso de Internet en Cuba, financiados por el Gobierno de EE.UU. en su territorio y terceros países; y un mayor énfasis en las labores de influencia hacia organizaciones de la sociedad civil.

El enemigo ha insistido siempre en que la juventud constituye el principal factor de cambio para lograr sus planes de destruir a la Revolución cubana. Apuesta a que una vez desaparecida, por causas naturales, la generación histórica que lideró la Revolución hacia su triunfo, los jóvenes no sean capaces de sostener las conquistas alcanzadas y cedan espacio para el retorno a Cuba del capitalismo más voraz y destructivo. Precisamente por esta razón sobre la juventud cubana se dirigen hoy los más variados métodos de subversión e influencia, priorizando para ello el empleo de las nuevas tecnologías de la informática y las comunicaciones y el inmenso potencial mediático y comunicacional del imperialismo.

Bien sean productos de esfuerzos dirigidos o indirectos, nuestros muchachos se enfrentan a diario a un volumen abrumador de nociones contrarias a los valores del socialismo; ajenas a la prédica revolucionaria. Somos testigos de la circulación de “chatarra audiovisual” y materiales ajenos a la cultura y costumbres nacionales, los cuales llegan al país por las más disimiles vías, y además otros paquetes no tan difundidos y más abiertamente nocivos, que tienen su génesis en las dependencias de la Oficina de Transmisiones hacia Cuba, responsable de las mal llamadas radio y TV Martí, con fondos del gobierno de Estados Unidos. 

Es útil para el imperialismo la juventud descontenta, no comprometida, orientada a la banalidad, no movilizada en función de las tareas del país, ajena a las realidades de Cuba y la humanidad y supuestamente desideologizada, que es una de las formas más peligrosas de ideología.

Los hechos narrados son sólo una muestra de todas las agresiones perpetradas, organizadas, financiadas y dirigidas por Estados Unidos contra el pueblo y el gobierno cubanos. Numerosas son las víctimas de los ataques terroristas, de la guerra económica, biológica, de las mentiras y falacias imperiales. La idea de destruir a Cuba ha sido una obsesión que lleva casi 60 años desde que triunfamos en 1959. Ella ha conducido y conduce todavía la política de Estados Unidos por los más sucios y denigrantes caminos; lleno de desaciertos, mentiras, errores y fracasos.

No caben dudas de la contradicción existente entre lo que el gobierno de los Estados Unidos proclama al mundo y sus verdaderos intereses y pretensiones. Actúa con doble moral y doble rasero, violando el Derecho Internacional, atentando contra la vida de millones de seres humanos. Su política exterior ha quedado desmoralizada ante la opinión pública internacional por lo inescrupulosa y genocida que ha sido. Ahí están las pruebas, latentes como el primero de los ataques, condenatorias de tan pérfida política. 

Como joven de este tiempo, que he sido víctima de los horrores del imperialismo, pido a este tribunal que se haga justicia, que es una noción universal y debe ser la aspiración suprema de toda sociedad. Por los héroes y mártires de mi heroica Patria, que con su sacrificio hicieron de Cuba un lugar sagrado. Por los caídos, los silenciados, los que no tienen ya voz porque se las arrancaron, por las miles de vidas truncadas, incompletas, irremediablemente dañadas, y por las víctimas del terrorismo y del bloqueo contra Cuba; de sus familiares que son también víctimas del crimen y de que no se haya hecho justicia todavía.

Por los explotados, los desposeídos, los marginados, los que son números y no personas con derechos en otras latitudes, también víctimas del imperialismo. Por nuestros hermanos bolivarianos, que sufren hoy los embates de las políticas injerencistas. Por las personas de buena voluntad y de nuestros amigos en todo el mundo. Por el heroico pueblo de Cuba, que ha preferido desaparecer antes que ponerse de rodillas y traicionar la gloria que se ha vivido:

¡Pido a este tribunal condenar al imperialismo yanqui por todos los daños humanos y económicos ocasionados a mi pueblo! ¡Cualquier otro fallo sería injusto! ¡Que los condene la historia, que a nosotros ya nos absolvió!

Discurso de Eusebio Leal Spengler en Santa Ifigenia

publicado en El Ciervo Herido
Discurso de Eusebio Leal Spengler, Historiador de la ciudad de La Habana, en el acto político y ceremonia militar de inhumación de los restos de Carlos Manuel de Céspedes y Mariana Grajales, en el cementerio Santa Ifigenia, Santiago de Cuba, el 10 de octubre de 2017, “Año 59 de la Revolución”

General Presidente,

Santiagueros,

Orientales,

Cubanos todos:

Asistimos a un acto, por su naturaleza, trascendental; un acontecimiento de los que suelen ocurrir o podemos presenciar una vez en nuestras vidas. Quizás hemos tenido el extraño privilegio de asistir en dos oportunidades a ceremonias de grandes significaciones para Cuba, para nuestra América y también para el mundo.

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Hoy, 10 de octubre, cuando apenas se desdibujaban en el cielo las nubes de la noche y se levantaba el sol por el oriente, teniendo como retablo de este camposanto de recordación las montañas de la Sierra, evocamos el día y la hora en que el Padre de la Patria dio inicio al magno movimiento, a la única y sola Revolución que ha existido en nuestra tierra, la que él comenzó y la que hoy continuamos.

Para poder comprender la magnitud del acto tendríamos que explicar antes que el cementerio ha sufrido una hermosa y bella remodelación, y lo que entonces surgió de la voluntad pública, los distintos mausoleos y panteones de los mártires y héroes de la patria, ellos y ellas, han sido hoy colocados en lugar preferente, marcando, como si fuera el dedo de la historia, un discurso comprensible para todos, al mismo tiempo que sentamos las bases para la enseñanza de la historia y del sentimiento patriótico y nacional. Y es que el culto a la historia y el culto a las mujeres y a los hombres ilustres es el oficio y el deber del Estado, y es el nuestro como ciudadanos de un país libre.

Céspedes nació en San Salvador de Bayamo el 18 de abril de 1819, en el seno de una familia opulenta. Su raíz estaba allá en una pequeña y noble localidad cerca de Sevilla: Carrión de los Céspedes. De ahí una gran parte de ellos partieron a Cuba, primero a Puerto Príncipe, el Camagüey, y luego se asentaron en Bayamo. Fue parte de esa pirámide que, formando el poder real de la tierra, desarrolló aquella latitud de Cuba y la llegó a convertir en el centro de un episodio tan importante como el que hoy recordamos, el Oriente de Cuba.

Cursó sus estudios en el seno de los monasterios que existían entonces e impartían clases, de Santo Domingo y San Francisco, en Bayamo, y más tarde en La Habana, en el Real Colegio Seminario, también abierto entonces a la formación de hombres para el siglo, y en la Real Universidad. Su vocación fue estudiar leyes, el contacto con la tierra, el ejercicio continuo de su físico. Pequeño de estatura, fuerte e inquieto de carácter, lo cual le llevó rápidamente a tener avidez por el conocimiento, la cultura universal, las lenguas antiguas y modernas, el conocimiento de los clásicos de la literatura, de la filosofía y del pensamiento. Con esta preparación partió a Europa y se formó en la Universidad de Barcelona, donde recibió su licenciatura en Derecho, y posteriormente haría un recorrido que lo llevó hasta Constantinopla, recorriendo una parte de aquella Europa que tanto impresionó a su talento y a su ingenio inquieto, sobre todo, porque había ocurrido la gran revolución de 1848.

Ya esta última, con otras características de aquella otra a la cual Simón Bolívar consideraba el acontecimiento más grande de todos los tiempos, la gran Revolución Francesa, que partió la historia en dos: antes y después. Su eco en la América y en el Oriente fue la revolución haitiana. El pueblo haitiano realizó una epopeya notable, y esa gran revolución haitiana se expresó sobre Cuba y particularmente sobre Santiago; sirvió de acicate a la inquietud de una miríada de esclavos en toda la isla, e iluminó los primeros movimientos encabezados por aquellos, y muchos fueron los que sufrieron el martirio y la persecución por seguir las ideas de liberación que Haití había proyectado sobre el mundo americano: la primera república en esta latitud del mundo.

De regreso a su tierra, lógicamente, con tan amplia experiencia, se sintió inconforme con el estado de las cosas, participó de las ideas más avanzadas de lo que se llamaba entonces el pensamiento liberal, y de esta manera, en la medida en que ese pensamiento iba siendo radicalizado, iban tomándose contra él sucesivas represalias. Enviado a Baracoa, enviado a Manzanillo en destierro interior, retenido en Santiago a bordo de las ruinas del navío del Rey soberano que había combatido en Trafalgar y era ahora una cárcel política, y finalmente, en la conspiración que, vertebrándose ya en el centro y en el oriente de Cuba, les llevó a la ciudad de Las Tunas, a un pequeño sitio, a una finca discreta llamada San Miguel del Rompe, donde se reunieron en la convención, llamada en lenguaje masónico la Convención de Tirsán. En ella apareció su liderazgo nítidamente. Mientras que otros propugnaban por esperar una nueva zafra, reunidos allí hacendados cuyo desarrollo en las ideas políticas y revolucionarias los llevaba como clase al borde del precipicio, él proclama la necesidad de levantarse. Y también había llegado a una conclusión: no debíamos esperar más esfuerzo que el nuestro. ¡Las armas las tienen ellos!, exclamaría en otra ocasión.

De esa manera, apurados los acontecimientos, ante la inminencia del descubrimiento de la conspiración, o quizás anticipándose voluntariamente por el significado de la fecha, decidió, en la madrugada del 10 de Octubre, reunir allí a los que en Demajagua, su ingenio cerca de Manzanillo, a la vista del golfo de Guacanayabo y ante el impresionable retablo de la Sierra, le escucharon pronunciar su histórico llamado al pueblo cubano, a la nación y al mundo, ofreciendo con la libertad de Cuba una mano generosa a todos los pueblos y hombres de la Tierra, al mismo tiempo que proclamaba, en un país donde faltarían tantos años para la abolición de la esclavitud, la libertad de los suyos propios, desentendiéndose del pasado, haciendo un rompimiento con sus posesiones territoriales, con su posición privilegiada, con su condición de amo y señor, para transformarse en libertador.

El 10 de octubre fue el comienzo, y unas horas después en Yara, lanzado el guante al rostro del adversario, la causa tomó el nombre de aquel sitio y se le llamó entonces Grito de Yara.

El 20 de octubre estaban sobre Bayamo. Capitulada la ciudad que fue su cuna, se establece allí la primera capital de la revolución y el primer ayuntamiento libre, en el cual participan, a piel de igualdad, cubanos, españoles honorables y también negros libres. De esa manera va a hacerse la composición social que él quiere, lo que él tan inmensamente desea.

Bayamo no fue sostenible. Poco después, y apresurando como en una filmación la historia, deben abandonarla ante el avance de las columnas militares españolas. La decisión de dar fuego a la ciudad comienza con sus bienes propios y con los de los otros que se dispusieron a hacerlo.

El fuego de Bayamo, percibido en el horizonte por el Conde de Valmaseda, da a él el recuerdo de la voluntad numantina del pueblo cubano: ¡Libres sí, esclavos no; independientes sí, sujetos no!

Había nacido, con aquella desobediencia política, un movimiento revolucionario, y al incendio sucedió el éxodo. Había nacido el Ejército Libertador.

El ejército había probado sus armas y, al pie de las gradas de la iglesia de Bayamo, Pedro Figueredo, su compañero de infancia, general también de la revolución, dio letra al himno que poco antes había compuesto, absolutamente permeado por la letra y los acordes del más subversivo que recorría entonces la tierra: La Marsellesa.

De esa manera avanzó la revolución hasta llegar a la consolidación de la idea con el levantamiento del Camagüey y de Las Villas. Y con representación de estos tres territorios se reúnen en la ciudad de Guáimaro, donde la Asamblea Constituyente lo elige primer Presidente de la República de Cuba en Armas.

Todos cedieron, es la verdad, pero él cedió más: era del criterio de que la revolución debía ser sostenida con una mano firme y que era más importante una victoria que un discurso político, que era más importante avanzar y triunfar que cientos de miles de hombres en Oriente, si no éramos capaces de avanzar hacia los confines de Cuba.

Sabía perfectamente que a partir de ese momento quedaba sujeto administrativamente a la Cámara de Representantes y que ella podía sancionar sus propias determinaciones.

De esta manera, el hombre del 10 de Octubre, tal y como lo considera José Martí en su brillante análisis de las personalidades de Céspedes y Agramonte, enfrentará serenamente su destino, un destino que llevó a aquel gobierno peregrino a andar por los montes, mientras que el ejército combatía en los distintos puntos de los frentes abiertos por un adversario temible, un adversario que defendería como un tigre a su último cachorro.

Todo siguió así, hasta que el 27 de octubre las contradicciones estallaron, era el año 1873. Antes, el 11 de mayo, una noticia le había sorprendido y le había descorazonado. Con la muerte de Ignacio Agramonte en Jimaguayú, se derrumbaba el Sucre de esta historia, el que podía continuarlo con un avanzado pensamiento civil, moral y alta competencia militar. La muerte de Agramonte descabeza la continuidad, y de esa forma se prepara Céspedes para su propio destino.

El 27 de octubre de 1873 es depuesto en un lugar llamado Bijagual, un sitio que hoy está cubierto por las aguas de una presa realizada por la Revolución Cubana, una presa que lleva su nombre, como si las aguas de aquel inmenso lago pudiesen borrar el agravio que significó para Cuba no la pérdida de un presidente, sino el descabezamiento de un líder; la caja de Pandora se había abierto, la desunión finalmente los perdería.

Peregrino detrás de la Cámara, viviendo ya en absoluta pobreza, despojado de todo bien material, algunos que le ven en aquellos días finales de su vida lo consideran un anciano.

El “viejo Presidente” sube con sus ropas raídas el camino del monte y llega finalmente a San Lorenzo, no lejos de aquí, al final, entre aquellas montañas (Señala), está el sitio. Una traición llevó hasta aquel lugar a los que le perseguían y buscaban en él la prenda preciosa, pues jamás habría podido ser entregado vivo. “Seis balas tiene mi revólver, cinco para ellos y una para mí”. Allí, el 27 de febrero de 1874, a media mañana, se sintió la presencia del enemigo en los montes. Poco pudo hacer el prefecto, ni tampoco los que se encontraban en el sitio, ni su hijo que había salido a realizar gestiones próximas. Pronto, cerca de la charca donde solía bañarse todas las mañanas, su caballo Telémaco, herido de muerte, cayó sobre aquel sitio. Poco después descargas y el sonido estentóreo de un arma pequeña que disparaba una y otra vez, haciéndose distantes los disparos hasta escucharse el último. Le faltaban 51 días para cumplir 55 años.

Por la independencia de Cuba murieron más de 20 miembros de su familia. El primero, su amado hijo Oscar, sacrificado por su negativa de entregarlo a cambio de la deposición de sus ideas, y por último el golpe mortal, poco antes ya de su muerte, cuando se conoce de la aprehensión de los expedicionarios del Virginius, traídos a Santiago, recluidos en el Castillo del Morro, fusilados en las paredes del matadero de esta ciudad, y entre ellos su hermano, el general Pedro Céspedes, exgobernador de Oriente, y su sobrino, hijo de Manuel de Quesada, hermano de Ana, su esposa querida.

El 25 de marzo aquí, en un día tormentoso del año 1879, cuando apenas se escuchaban los ecos de la Protesta de Baraguá, algunos patriotas, incluyendo dos exesclavos suyos y alguien que había marcado el sitio de la fosa común, abrieron el lugar y encontraron los restos inconfundibles. Uno de ellos exclamó, al ver el cráneo levantado: “¡Es él!” Llevado a un nicho anónimo, fue conservado hasta el día en que Cuba podía rendirle el tributo, y el tributo fue ofrecido por don Emilio Bacardí Moreau y por su esposa doña Elvira Cape, que tanto hicieron por Santiago de Cuba, al convocar una cuestación pública para levantar el monumento que hoy, exaltado, ha sido colocado en este sitio. Esto ocurrió en el año 1910.

Como Vidas paralelas de Plutarco, fue la historia de la gran mujer cuyos restos han sido conducidos hoy también a su digno sepulcro: Mariana Grajales Coello, nacida en julio de 1815, en el seno de una familia de libres, hija de ascendientes dominicanos, viene al mundo en Santiago de Cuba. Su educación: la que le era permitida a las muchachas de su raza y de su condición social en aquella etapa. Joven contrae matrimonio con Fructuoso Regüeiferos y pronta fue su viudez; con sus hijos de esa unión y con los de Marcos Maceo posteriormente, traerá 14 al mundo. De esos 14 hijos una murió poco después y otro murió un poco más tarde.

De esa manera, cuando se produce el alzamiento en Majaguabo, en San Luis, el 12 de octubre de 1868, en la finca de nueve caballerías que tenía allí Marcos Maceo y su familia, Mariana se va a convertir en la protagonista principal de esta escena. Habiendo criado a sus hijos en el rigor de sus costumbres, en la fiereza de sus tradiciones y el dominio que tenía de la educación y del que debía imponerse a un grupo numeroso de jóvenes varones, toma la trascendental decisión de convocarlos a todos aquel día, después de que un destacamento patriótico tocó a sus puertas pidiendo comida, armas y, desde luego, hombres. A ese llamamiento saldrían tres de sus hijos, entre ellos el primogénito de su matrimonio con Marcos: José Antonio de la Caridad Maceo y Grajales. Se dice que allí -y así está en el hermoso monumento en La Habana a Antonio Maceo, en el altorrelieve que lo preside-, tomó de la pared de la sala un crucifijo y dijo a todos: “De rodillas todos, padres e hijos, delante de Cristo, que fue el primer hombre liberal que vino al mundo, juremos libertar la patria o morir por ella”. Todos salieron a la lucha. El primero en caer en ella fue su esposo Marcos, y cuentan, si no fue de las heridas inmediatamente, otros afirman que en un hospital sus últimas palabras fueron: “He cumplido con Mariana”.

De sus hijos, en esa gran contienda de 10 años, cuatro mueren en la lucha, además de su esposo, ya citado, y cuando vuelve la demanda, más allá de la Protesta, en lo que es llamada Guerra Chiquita, tres de ellos están altamente comprometidos, esperando la llegada de Antonio, entre ellos el joven Rafael y también, desde luego, José Marcelino. Son apresados finalmente y, en altamar, incumpliendo lo pactado, trasladados prisioneros y llevados a las cárceles militares en el sur de España y finalmente al presidio de Chafarinas, donde muere Rafael, general de brigada del Ejército Libertador. Ese fallecimiento le fue ocultado a ella para no agregar a sus tantos sufrimientos uno más.

Después de la Protesta y de su salida de Cuba, vivirá en Kingston, Jamaica, y su casa se convirtió, como en Costa Rica la de Antonio y sus compañeros, en un centro de peregrinación de los cubanos. Allí la visita José Martí, por vez primera en 1892. Confiesa que la vio dos veces y que se impresionó por el carácter, la bondad, el brillo refulgente de los ojos y cómo al contársele cosas de Cuba se levantaba del sillón y vagaba por el hogar recordando los días de gloria, quizás rodeada de la memoria de todo lo que en esa lucha había perdido y por el deseo fervoroso de que se volviera una vez más a luchar y a combatir.

En esa visita de Kingston, Martí hace una hermosa semblanza de ella, semblanza que va a repetir luego de que se conozca su fallecimiento el 27 de noviembre de 1893. Cuando deposita simbólicamente una corona a nombre de Patria, el periódico unitario que él había fundado para su partido, para dirigir la revolución militar y política de Cuba, coloca en la cinta de la corona esta palabra: “Madre.” Y ese concepto y esa expresión de Madre es abarcadora. Ella tenía 78 años, era el Alma Mater, el alma de la madre; era la Mater Patria, la Madre de la Patria.

En 1923 se promoverá el regreso de sus restos a Cuba. Ya entonces quedaba en el pasado la última y gloriosa hazaña. Ella no vivió para ver la muerte de José ni tampoco la muerte de Antonio, caído en el apogeo de su gloria a los 51 años en el occidente de Cuba, a las puertas de La Habana, marcando en esa simbólica balanza, entre el sepulcro de José Martí – nacido en el corazón de La Habana, hijo de español y española –, y allá en La Habana el sepulcro de Antonio Maceo, jamás encontrado, en el Cacahual, lugar de peregrinación de la gloria militar y combativa, junto a los del hijo de Máximo Gómez, Francisco Gómez Toro, su ayudante, sacrificado por no abandonar el cuerpo de su jefe y padrino.

De esta manera, cuando volvieron a la patria los hijos de Mariana, solo volvieron cuatro, tres varones y una hembra. Esa hembra, Dominga, será la que vaya en el buque de la república, Baire, a buscar sus restos en 1923, y son depositados entonces en este cementerio de Santa Ifigenia, velados antes en el Ayuntamiento de Santiago, en medio de una gran solemnidad y de una multitud nunca antes vista.

Esta historia nos lleva directamente a la última piedra extraída de este sitio en que testigos graníticos evocan un cataclismo de la naturaleza. Una piedra enorme fue colocada, en aquel suceso inimaginable, sobre lo alto de una prominente elevación y otras muchas quedaron en el campo. De ellas una fue escogida y fue colocada en ese sitio, y en su interior usted, General Presidente, depositó un día los restos de su amado hermano, líder y conductor de la Revolución Cubana, Fidel. En esa urna y en esa piedra de granito está la voluntad de este pueblo de continuar esta historia.

Él dijo y afirmó categóricamente en su alegato, dicho cerca de aquí, en el hospital convertido en sala de tribunal, que José Martí era el autor intelectual del asalto. Por eso allí, tras de él, en impresionante retablo, están los compañeros que se atrevieron a abrir la enorme brecha en aquel muro de una sociedad, al parecer, impenetrable. Fue su talento, su voluntad de renunciar, como Céspedes, a todos los bienes temporales. No nació precisamente de una condición de pobre, necesitado y rencoroso de una sociedad más altiva, no; nació en finca prominente, tuvo estudios distinguidos, tuvo a su vez todos los atributos del talento, la oratoria, la figura y, sin embargo, todo esto lo subordinó al ideal de continuar el camino de los padres de la Patria.

Esa piedra es la continuación de la única revolución en la que hemos vivido, la revolución iniciada por Céspedes el 10 de octubre de 1868 y que continuamos hoy, bajo su dirección (Señala a Raúl). Tres veces ha llevado usted la urna: la primera vez conteniendo las cenizas de su amada esposa Vilma, en el Segundo Frente, heroína de la Revolución, autora intelectual de la unidad de la mujer cubana.

Usted, Teresita, al depositar hoy los de Mariana, lleva en sus manos no solamente los restos de esa heroína, sino también el espíritu de Vilma que fue su mentora.

Ya en 1965, en la escalinata de la Universidad, ante especulaciones sobre las razones de los próceres, Fidel afirma categóricamente, en frases definitorias: “Nosotros entonces habríamos sido como ellos. Ellos hoy habrían sido como nosotros”. Esa conjunción dialéctica la explicará luego en tres lecciones históricas magistrales: la primera, el 10 de octubre de 1968 en Demajagua, en ese lugar conmemora el primer centenario de la lucha por la independencia. La segunda, el 11 de mayo en Jimaguayú, en 1973, en que define la forma del análisis histórico y da continuación perfecta a lo que es la perla más preciosa de su última y grande aspiración, la que tuvo Céspedes, la que tuvo Martí: la de la unidad nacional en torno a la idea. Y, finalmente, el gran discurso del 15 de marzo de 1978, bajo los Mangos de Baraguá, donde jura continuar la obra de aquel Titán que a los 33 años sorprendió a su adversario por su juventud, por su apolínea figura y por su voluntad de servicio.

El próximo año se cumplirá el 150 aniversario del 10 de Octubre; el próximo año es de gran celebración para Cuba. El llamamiento de la Academia de la Historia, del Instituto de Historia, de la Unión de Historiadores de Cuba, de los maestros cubanos, es solemne en este día: conmemorar dignamente cada acontecimiento, desempolvar cada documento, dar brillo al mármol de las tumbas y de los mausoleos que, como en Santa Ifigenia, heroína del panteón griego y cristiano, aparezca al fondo un bosque de banderas cubanas sobre la tumba de cada mártir, de cada heroína, de cada héroe, que florezcan y crezcan las palmas bellas de Cuba.

En este día tan hermoso agradecemos a todos los que han cumplido y los que han trabajado abnegadamente día y noche para que esta inolvidable mañana sea posible.

Y ahora detengámonos un momento en la tumba del iniciador y veamos allí la escultura hermosa de Cuba que en su bella figura levanta un laurel para extenderlo al pie de su retrato: Padre, un día te trajeron a Santiago con ropas raídas, ensangrentado y desecho; eras joven, pero habías envejecido en el dolor, en el sufrimiento, en la ingratitud, pero jamás te abandonó la esperanza. Tú rechazaste una vez, con palabras gentiles, a las mujeres cubanas la ofrenda de la espada que hoy se ha colocado al lado de tu urna, pero dijiste a ellas que no querías legar a tus hijos ningún bien material, sino tus ideas, tu voluntad y que ella, la espada, sería una posesión futura de la nación libre. Esto se ha cumplido.

Cuando te trajeron desecho, tus zapatos estaban cosidos con alambre. Nada podía identificar lo que latía en aquel cuerpo con los ojos grandes y abiertos como los del Che.

Muchas gracias (Aplausos)

TIEMPOS GUEVARISTAS. ÁNGEL GUERRA CABRERA

ÁNGEL GUERRA CABRERA

publicado en El Ciervo Herido

La acampada de miles de personas, principalmente jóvenes de todo el mundo, en Vallegrande, Bolivia, muy cerca del lugar donde el Che Guevara pasó a la inmortalidad, simboliza la permanente influencia y necesidad en el mundo del ejemplo y las ideas del revolucionario cubano-argentino. Entre los acampados, el presidente Evo Morales, principal convocante a las decenas de actividades culturales y políticas que se han llevado a cabo allí para recordar al guerrillero heroico a medio siglo de su caída en combate y posterior asesinato por órdenes de la CIA. Junto a Evo, los hijos y el hermano del Che, Roberto, así como el comandante Ramiro Valdés Menéndez, un peso pesado del liderazgo cubano y cercano compañero de Guevara en la Sierra Maestra, la invasión de Occidente y la batalla de Santa Clara.

Difícilmente un indio revolucionario habría llegado a la presidencia y refundado Bolivia sin el antecedente de la guerrilla del Che, el ejemplo moral que sentó, y el ciclo de luchas populares que inspiró a partir de entonces en el territorio de lo que es hoy el Estado Plurinacional. Junto a Bolivia, también Venezuela, Ecuador y Cuba viven experiencias de transformación social en las que resulta evidente la presencia del fresco y renovador pensamiento del Che. Pero en muchos otros lugares del mundo, las luchas populares encuentran estímulo en ese pensamiento y ese ejemplo.

Es conocido el fervor que despierta el Che en el neozapatismo, en las universidades de América Latina y entre jóvenes de las cuatro esquinas del planeta.

El Che habló en Cuba este 8 de octubre en boca de su vicepresidente Miguel Díaz-Canel, quien al evocar la vigencia de su pensamiento ante el mausoleo donde reposan sus restos enarboló, como esencial en la política exterior de Cuba, aquella frase inolvidable del guerrillero en la Asamblea General de la ONU, en la que advertía que “no se puede confiar en el imperialismo ni tantito así, nada”. Díaz-Canel dibujó el panorama de la difícil e incierta situación que atraviesa la humanidad con las nuevas formas de acumulación del capitalismo neoliberal, las intervenciones militares, los intentos de colonización y estandarización cultural, el peligro de una conflagración nuclear y el cambio climático como amenaza a la supervivencia del género humano. En un discurso de tono guevarista puso énfasis en la política internacionalista cubana y ante las amenazas y sanciones contra Venezuela reiteró “la solidaridad incondicional de Cuba al pueblo bolivariano y chavista, a su unión cívico-militar, al gobierno que encabeza el presidente constitucional, compañero Nicolás Maduro Moros”.

El vicepresidente isleño subrayó que fiel al legado de Fidel y del Che “Cuba no hará concesiones inherentes a su soberanía e independencia y no negociará sus principios ni aceptará condicionamientos. Los cambios necesarios en Cuba los está decidiendo soberanamente el pueblo cubano”.

Es pertinente recordar en estos tiempos que Guevara, quien en su diario de Bolivia anotó en el 14 aniversario del ataque al cuartel Moncada, “rebelión contra las oligarquías y los dogmas revolucionarios”, concedió singular trascendencia al estudio de la teoría revolucionaria en sus fuentes originales. A su enriquecimiento permanente mediante el análisis crítico de la realidad objeto de transformación. A la generación de una nueva conciencia socialista y comunista llamada a ser construida y superada cotidianamente en la práctica revolucionaria. A la voluntad indomable de lucha con el mayor apego a los principios. A la unidad sin prejuicios de todos los verdaderos revolucionarios al margen de sus siglas o etiquetas de procedencia y al ejercicio sin cortapisa del internacionalismo, requisitos indispensables tanto del derrocamiento del capitalismo y el ascenso del pueblo al poder político cuanto de la construcción de la nueva sociedad.

Junto a Fidel, pavimentó en su práctica como uno de los líderes de la revolución cubana y en el estudio de las experiencias previas el camino hacia la elaboración de una verdadera teoría de la construcción socialista, casi inexistente cuando Cuba abrazó esa aspiración. La autotrasformación del ser humano en “hombre nuevo” como objetivo central del socialismo y el papel fundamental de la voluntad para producir y acelerar las transformaciones revolucionarias son probablemente las más valiosas contribuciones al pensamiento revolucionario de estos dos grandes de todos los tiempos.

DE MARX, PARA EXTRAVIADAS Y EXTRAVIADOS DE ÚLTIMA HORA

Tomado del Blog. El ciervo herido

Ernesto “Che” Guevara y el hombre nuevo

A 50 años de su partida, el guerrillero heroico, el compañero ministro, el revolucionario cabal, el internacionalista, el marxista, el comunista de una pieza, Ernesto “Che” Guevara sigue dando batalla.


publicado en el blog de la Red en Eefesa de la Humanidad.

Para Paco García Marañón

El 9 de octubre de 1967 era asesinado Ernesto “Che” Guevara, en Bolivia. Su captura y asesinato se pensó como un golpe fulminante a los intentos revolucionarios en la región. Sin embargo, el “Che” siguió andando, miles de jóvenes, los más valientes, siguieron su camino y su ideal por construir una sociedad distinta, socialista. A cincuenta años de su muerte, acarreando múltiples derrotas, hoy el “Che” sigue siendo un patrimonio de los que luchan, ha dejado una profunda huella en millones alrededor del mundo.

La vida de Ernesto “Che” Guevara, que desde temprana edad deja ver  una fuerte pasión, una fuerza por el conocimiento, una sensibilidad ante la injusticia y una tenacidad ante la vida, tomará un nuevo camino cuando conoce a Fidel Castro en la Ciudad de México en 1955. Desde entonces su destino quedará ligado a Cuba y a la revolución mundial.

Es en la guerrilla, en la lucha, donde va vislumbrando en la reflexión y la práctica, la importancia de los valores morales, la necesidad de un hombre nuevo para edificar una nueva sociedad. Junto a su experiencia en la lucha y como partícipe de la construcción del socialismo en Cuba, el “Che” Guevara va teorizando sobre el hombre nuevo como necesidad histórica. La transformación del hombre no será un proceso mecánico a partir de trasformaciones estructurales, sino que estas trasformaciones tienen que acompañarse de una nueva conciencia. Para la construcción del socialismo, reflexionó el “Che”, junto a la transformación de la base material, se hace necesaria un hombre nuevo.

Este hombre nuevo descansa en el sacrificio, en el cumplimiento del deber, en el dejar en un lugar secundario la recompensa material, en el sacrificio por el bien común y por un proyecto mayor. Para el “Che” el ser revolucionario es además del programa y proyecto una cuestión moral, una actitud individual distinta, de vanguardia, que deja ver en su actuación una sociedad distinta.

El “Che” Guevara personificó a ese hombre nuevo, exigiéndose como ser humano, siendo intransigente con sus principios. Su manera de promover sus ideas fue actuando conforme a ellas, siendo ejemplo. En la guerrilla demostró valentía, responsabilidad y disciplina, al tiempo que reflexionaba de modo teórico sobre la práctica revolucionaria. Ante el triunfo de la revolución asume nuevas responsabilidades como deber, se exige en su preparación intelectual, vive con austeridad y predica con el ejemplo la igualdad. No pide para él y su familia algún privilegio. Esta ética revolucionaria quedará inmortalizada en la frase “si no hay café para todos, no hay café para nadie.” Impulsa y participa en las jornadas de trabajo voluntario. Siguiendo su ideal de revolucionario y su internacionalismo, decide luchar por la revolución en el Congo y en Bolivia, dónde finalmente encontró la muerte.

Frente a la mediocridad de los tecnócratas, acomplejados, exquisitos y frívolos, frente a una sociedad decadente, donde todo tiene un precio, el “Che” adquiere una estatura de gigante. De ahí que se convierta en ejemplo, en mito, en ideal, resistente al paso del tiempo y a los intentos por manchar su nombre.

La fuerza moral del “Che” descansa en que su vida muestra otro mundo posible, otra manera de estar en la tierra, vislumbra aquel hombre nuevo tan necesario hoy en día. La vocación de servicio, el sacrificio, la intransigente búsqueda de la igualdad, el amor al otro, la rectitud, el internacionalismo y la tenacidad, son características puntuales de otra política, de otras relaciones, de otra sociedad.

A 50 años de su partida, el guerrillero heroico, el compañero ministro, el revolucionario cabal, el internacionalista, el marxista, el comunista de una pieza, Ernesto “Che” Guevara sigue dando batalla.