tomado del blog: Cuba Isla Mía
Olga Pinheiro / Resumen Latinoamericano.- Hace poco dimos a conocer por medio de la Serie ABC de la Geopolítica, en youtube,
la existencia de una base militar de la marina de EEUU llamada NAMRU-6,
que esta ubicada en Perú, donde funciona un laboratorio que investiga
agentes causadores de patologías infecciosas. Su actuación es poco o
casi nada conocida y es un peligro latente para todos nosotros.
Pero partamos diciendo que la Guerra Biológica es el uso de «organismos
vivos» o patógenos (bacteria, virus u otro organismo) adaptados
militarmente para causar enfermedades en humanos, animales o plantas con
el fin de aniquilar o causar el mayor daño en el enemigo.
Antes del siglo XX, el uso de agentes biológicos tomó tres formas
principales: envenenamiento deliberado de comida y agua con material
infeccioso y el uso de animales, vivos o muertos, en sistemas de armas.
Ya en el período, durante y después la segunda guerra mundial, las armas
biológicas fueron sofisticadas en programas estatales, de grandes
potencias, con el respaldo de científicos y laboratorios de poderosas
corporaciones.
Innumerables experimentaciones fueron llevadas a cabo con seres humanos.
Las más conocidas fueron realizadas en los campos de concentración
nazi. Sin embargo, Gran Bretaña y EEUU tiene largo historial en hacer
experimentos químicos y bacteriológicos con personas sin que ellas
supieran o dieran su consentimiento para tales pruebas.
Con el fin de la Segunda Guerra, Estados Unidos, incluso, reclutó a
científicos nazis, en la Operación denominada Paperclip, también
conocida por Overcast, que eran especialistas en las llamadas armas
maravillosas del Tercer Reich.
Uno de los más destacados era Eric Traub responsable de la sección de
armamento biológico de Hitler. Este experto en patógenos virales, desde
que llegó a EEUU trabajó para la Marina de este país (Naval Medical
Research Institute, en Bethesda) y quedó en sus manos la investigación
de las 40 cepas más virulentas del mundo. Eric Traub también prestó
asesoría en Fort Detrick que está ubicado en la ciudad Frederick, en el
estado de Maryland. Hasta 1969 fue el centro del programa de armas
biológicas de EEUU, y hasta hoy es el blanco de distintas
investigaciones y denuncias de manipulación de agentes infecciosos para
fines bélicos.
Fort Detrick ha sido acusado formalmente de la propagación del dengue,
en Nicaragua, en el año de 1985, por medio del esparcimiento del
mosquito Aedes Aegypti (que además de dengue, es el transmisor de la
chikungunya, zica y fiebre amarilla).
Años antes, el mismo mosquito Aedes Aegypti y otros vectores biológicos fueron utilizados contra Cuba.
En 1975, entró en vigor la Convención sobre la Prohibición del
Desarrollo, la Producción y el Almacenamiento de Armas Bacteriológicas
(biológicas) y Toxínicas y sobre su Destrucción.
Aun así, pocos años después, el régimen del apartheid en Sudáfrica lanzó
un programa secreto, llamado “Project Coast” que fue dirigido por el
Dr. Wouter Basson (o Dr. Muerte), cuyo objetivo era desarrollar agentes
biológicos y químicos que matarían o esterilizarían a la población negra
y asesinarían enemigos políticos.
Entre los agentes desarrollados estaban los virus Marburg, Antrax y el
Ébola. Se afirma que miles de personas murieron en esos experimentos.
El ex presidente Mandela fue uno de los intentos de asesinato del doctor
Wouter Basson, que en 2002, tras una fianza simbólica, fue liberado de
cualquier condena y, actualmente, trabaja de cardiólogo en Sudáfrica.
Basson afirma haber tenido contacto con agencias occidentales que
proporcionaron “asistencia ideológica” al “Project Coast”, pese la
expresión de preocupación de Washington de que el “Doctor Muerte”
revelara las conexiones del “Project Coast” y el Pentágono.
Alerta en América Latina
En esta misma década, en que hubo secretas cooperaciones de agencias
estadounidenses con el régimen del apartheid, fue instalado un
laboratorio de investigación biomédica de la Marina de los EEUU, en
Perú.
Actualmente, conocida como NAMRU-6 (Unidad de Investigación Médica Naval Seis).
Una de sus instalaciones está ubicada, nada menos que en la Amazonia
Peruana, en las cercanías del Río Amazonas, en la ciudad de Iquitos, lo
que debiera ponernos en alerta delante del grave riesgo de
contaminación, difusión y proliferación de agentes infecciosos, aunque
formalmente digan que están para identificar e intervenir contra
enfermedades tropicales infecciosas.
Tras el largo historial, donde se contrastan discurso y práctica del
gobierno estadounidense, queda la preocupación ante la manipulación de
patógenos por instituciones militares foráneas y que estuvieron
involucradas directamente en la elaboración de armas biológicas en
diferentes períodos de la historia.
Todas las bases militares de EEUU, en Latinoamérica, hacen parte de una
política de injerencia externa, y NAMRU-6 además de su carácter militar,
desarrolla investigaciones bacteriológicas a servicio de un país que
desde el principio demostró resistencia en aceptar la convención de la
ONU que prohíbe las armas biológicas y que desde muchas décadas
interviene con apoyo directo o logístico en la desestabilización de
gobiernos democráticos en nuestro continente.
En Indonesia, también había sido instalada una NAMRU (2), pero este
laboratorio militar fue cerrado posteriormente, tras el gobierno
indonesio darse cuenta de sus controversiales actuaciones. Además de las
denuncias de que el conocimiento de las medicinas elaboradas eran
destinados a beneficio de transnacionales farmacéuticas que con esas
enfermedades infecciosas adquirían voluptuosas ganancias, como fue con
el laboratorio Gilead Science, del entonces Donald Rumsfeld, ex
secretario de defensa de Bush, que patentó el fármaco Tamiflu, único
utilizado para tratar el virus de la gripe, H1N1.