Celulares e Internet: terreno de especulación en #Cuba

 

Por: Julio Batista Rodríguez

 

La noticia de que los cubanos tendrían acceso a Internet en sus celulares dio la vuelta al mundo como pólvora hace apenas 12 días, aunque tal información jamás fue publicada, al menos no en esos términos, en el No. 11 de la Gaceta Oficial de la República.

Sin embargo, algunas pistas dejadas dentro del Decreto 321, en el que aparecen los términos de uso y concesiones otorgados en exclusividad a ETECSA para la explotación de las redes de comunicación en Cuba, hicieron saltar las alarmas.

Desde entonces los probables precios de la navegación en Internet desde los móviles en Cuba fue tema recurrente. Todos tenían la misma pregunta: ¿cuánto costará? La respuesta elemental estaba a la vista. Anunciada por la misma publicación jurídica en su No. 54 del año 2013.

Entonces, siguiendo el camino de las leyes cubanas, el chovinismo nacional había dado su segundo golpe en el recién estrenado 2014. No contentos con el ser el país con los precios más caros de Peugeot, también los nacidos en esta isla podríamos decir ahora que poseemos el acceso a Internet en móviles con los precios más altos del planeta, con una tarifa de 5242 CUC, con 88 centavos, por caga gigabyte de transferencia.

O, al menos, ese fue el monto inicial dado a conocer desde 2013. Aunque, claro está, la Gaceta no mencionaba los más de cinco mil doscientos CUC; solo se limitaba a explicar que cada byte costaría 0,005 centavos, y dejaba al conocimiento de cada lector la posibilidad de efectuar cálculos.

 

Dicho así, el precio no asombra; ni siquiera a los cubanos. El problema comenzaba cuando, basados en matemática elemental, debía hacerse una conversión.

Es simple. 1 megabyte=1024 bytes, o lo que es lo mismo: 1 megabyte=5,12 CUC. Ese es el inicio del gran problema. Sobre todo porque el solo hecho de abrir la página central de Facebook consume más de 800 bytes.

Con solo multiplicar, la cifra se convirtió en espacio para la especulación y los titulares sensacionalistas se sucedieron en Internet a toda velocidad. Mientras, en las redes sociales, los cometarios enarbolaron el anuncio y los cálculos para hacer lo que mejor hacemos los cubanos: chotear.

Nadie entendía, nadie podía explicar, y quienes pueden aún no lo han hecho públicamente como corresponde.

¿POR BUEN CAMINO?

La modalidad de pago por transferencia de datos es la más extendida en el mundo entero, y se brinda en la mayoría de las grandes compañías telefónicas. Todo apunta, entonces, a que ETECSA se encamina por el rumbo correcto al asumir tal patrón de negocios, salvo por algunos detalles, esencialmente, en el precio y la calidad del servicio.

Haciendo comparaciones (insostenibles en la práctica –por condiciones elementales–, pero necesarias a fin de ilustrar ante la inexistente experiencia cubana en este asunto) encontramos que varias compañías europeas ofrecen paquetes de 10 gigabytes de transferencia a velocidad 3G por costos que rondan los 30 euros; por no mirar hacia otras que ofertan el servicio de navegación como un añadido a la telefonía de precio fijo.

Especialmente en Europa, las variaciones de precios en los paquetes residen en la capacidad de transferencia y la velocidad de conexión, posibilitando una gama de propuestas para satisfacer a los diferentes consumidores, quienes ajustan sus necesidades de conexión al capital del cual pueden disponer.

Además, en la mayoría de los casos europeos, una vez consumida la cuota contratada inicialmente es posible seguir navegando sin costo adicional, solo que la velocidad de conexión disminuye drásticamente a apenas unos kilobytes por segundo. Algo a lo que los cubanos ya estamos acostumbrados.

Intentar descifrar cuál será la modalidad de comercialización de este servicio en Cuba es, hoy, un acto puramente especulativo, a pesar de que todo apunta hacia un sistema prepago como sucede con las tarifas de los móviles. Sin embargo, ningún pronunciamiento de la empresa o ministerios involucrados ha sido emitido por el momento.

¿Cuál será el criterio para implantar los costes? ¿Cuál la calidad del servicio brindado? ¿Tendrán correspondencia estos dos indicadores? Son solo algunas de las cientos de interrogantes que podrían lanzarse desde este momento.

INFORMACIÓN EN ETECSA

Solo dos números de la Gaceta y alguna que otra nota publicada en el sitio de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba han sido el puente de comunicación entre los suministradores del servicio y sus consumidores. Con lo cual se deduce que la información no ha pasado de ser escueta y tecnicista.

Fuera de ello, la mejor propaganda sobre las transformaciones de ETECSA ha corrido por cuenta del público. A nivel de esquina, como un secreto a voces que la empresa, muchas veces, no confirma ni desmiente.

En el caso de la activación de navegación en Internet a través de los teléfonos celulares, no ha sido diferente. Los precios establecidos hoy, hasta tanto no se explique lo contrario, aparecieron en 2013; la aprobación de los servicios en 2014; su puesta en vigor: sigue pendiente.

Algo sí es claro, en la Gaceta de 2014 las tarifas máximas a cobrar por concepto de Internet son reguladas por el Ministerio de Comunicaciones y aprobadas por el de Finanzas y Precios, sin embargo, de tales tarifas “se excluye el servicio proporcionado a través de la red móvil celular”.

Ante el total silencio, las especulaciones pululan. Y con la avalancha de (des)información los ánimos se caldean. Resulta imposible suponer que los precios planteados en 2013 sean sostenibles –económica y políticamente–, pero nadie ha dicho aún que serán otros. Todos suponen que debe cambiar, pero no pasa de ser eso: una suposición.

Así, queriendo saber un poco más intenté asesorarme. Al indagar a cuál oficina comercial de ETECSA debía dirigirme para contratar el servicio de Internet en mi celular, y conocer los términos y precio del mismo, la amable joven que me atendía en Información a Abonados (basta marcar el 113) no supo contestar.

Ella, tan desorientada como yo, se excusó por un segundo y corrió a preguntar. Al fondo sentía su conversación con quien, supongo, debía ser su jefa de turno u otra operadora más experimentada. Al regresar, pidió disculpas por la demora y explicó que tales prestaciones aún no se estaban ofertando, que entrarían en vigor a partir del segundo semestre del año junto a otras variaciones en el servicio celular.

Insistí entonces en un tema cardinal. ¿Y los precios, serán los mismos que anuncia la Gaceta? Esta vez no titubeó y me dijo que aún no se definían. Sabiendo que nada más podría sacar en claro de la conversación, agradecí su trabajo y colgué, casi con todas mis dudas intactas y solo una certeza: en Cuba Internet en el móvil no será barato, ni de inmediato como soñaron algunos.

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