#Cuba contada por los weblogs

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¿Imaginan la historia de Cuba contada a través de los diarios personales de cientos de jóvenes? ¿De qué temas escribirían, cuál sería su opinión sobre el país? ¿Diferiría lo contado para ellos mismos de lo que mostrarían los libros oficiales?

Foto: Carlos Ernesto Escalona Martí (Kako)

«¿Qué les queda por probar a los jóvenes

en este mundo de paciencia y asco?

¿Sólo grafitti? ¿Rock? ¿Escepticismo?…»

Mario Benedetti

Los diarios, en la Cuba offline, no están de moda. Ya los jóvenes no suelen creer en pasar a la posteridad por contar su realidad, como Ana Frank, en curiosas agendas que, cual suerte ineludible de todo diario, seguro irá a parar a manos equivocadas o ante ojos indiscretos.

Demasiado peligroso es escribirlo todo, «todo-todo», en un cuaderno que, cuando menos lo esperas, te desnudará y «desdudará» —como diría el escritor Eduardo Galeano— ante un mundo —léase familia, colegas, amores— que no entenderá por qué dices lo que dices si revelas, por ejemplo, ser gay o apolítico, o te reprochará por exhibirte así, tan descarnadamente.

Por suerte para la posteridad, otra es la historia online: ahí están los blogs.

Los blogs son los diarios «privadamente públicos» de muchos jóvenes cubanos del siglo XXI, muchachos y muchachas que escriben sobre su país para que lean todos, los buenos y los malos, los que pueden solucionar problemas y los que pueden agravarlos, pero que sobre todo —me parece— escriben para ellos mismos, para su generación.

Muy lejos del deprimente «querido diario» de otros tiempos, ellos disparan ideas y publican análisis en torno a una agenda tan común, diversa y cubana que desvalorizaría, por su diversidad de fuentes y temáticas, al más encumbrado libro, si es que hubiera, sobre qué piensa y hace la juventud de hoy.

Y están para probarlo cientos de bitácoras. Una de ellas es Cubaprofunda, donde Giselle Morales, ha publicado lo siguiente bajo el título de Sísifo postmoderno:

«El acto de escribir para los jóvenes implica, de alguna manera, ponerse en el lugar del otro, del que ha crecido bajo los rigores del período especial y conoce de la bonanza económica sólo de oídas; en el lugar de quien es todavía demasiado inmaduro como para que se le tenga en cuenta más allá de la escuela o la sección sindical; del que no ha vivido lo suficiente como para actuar sin equivocarse.

«Pero, sobre todo, no se puede escribir para los jóvenes con la visión epidérmica y prejuiciada de que están todos perdidos. O sí, se puede, sólo que no funciona».

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Foto: Tomada del Fb del blog La Joven Cuba

También está, entre otras muchos espacios personales, el Western congrí, de Ariel Montenegro, en el que recientemente posteó un curioso Seudorreportaje sobre el desabastecimiento a través del cual denuncia la posible escasez de preservativos en farmacias de La Habana; o el blog Alejo 3399, del joven Alejandro Rodríguez, muy crítico desde el humor con las realidades que marcan la Cuba actual.

En una de sus últimas entradas, De compras, dice: «El cubano promedio, honrado, familiar y franco, que tiene poco dinero, o ninguno, no sabe regatear…; le da pena y miedo, y se le tranca el impulso innato ante la más burda estratagema de un bisoño vendedor». A partir de ahí desarrolla un ingenioso análisis sobre el regateo, las colas y la necesidad de comprar  «algo bueno o barato» en el escenario comercial del país.

Los mitos sobre la juventudel paternalismo y los jóvenes, el proceso de disponibilidad laboral, la formación profesional, la migración de Oriente a Occidente, lo que se avecina con la eliminación de la dualidad monetaria, o las difíciles dinámicas del transporte público y la economía nacional, son algunos otros temas frecuentemente abordados por los menores de 35 años en sus bitácoras.

Aunque, según creo, dos de los asuntos más calientes de la blogosfera son la participación sociopolítica y el acceso a Internet.

Recuerdo que hace muy poco en el blog Desde mi ínsula, Yohan González posteó Juventud cubana: ¿apolítica o defraudada?, motivado por un artículo del periódico Juventud Rebelde que avivó el primero de esos dos temas… porque del segundo ya se encargan casi siempre los seguidores de las promociones de Etecsa.

En su texto Yohan dice: «No conozco de ningún joven en Cuba que no se cuestione ni se construya su propia visión de país y de su sociedad. Igualmente conozco muchos Maikel, de esos que no quieren saber nada de la Revolución; sin embargo, lejos de denigrar o hasta considerar como indiferentes o marginales a este tipo de personas, los jóvenes cubanos, todos, necesitamos sentir que somos escuchados y que formamos parte del poder. Solo así el futuro para este país se presentará de otro color».

Uno puede estar en contra o de acuerdo con lo que se dicen en las páginas web personales, como mismo pudo haber estado o no a favor de lo leído en un diario o del comentario expresado a viva voz y en plena calle… y eso es bueno: el debate, la confrontación de opiniones y la diversidad de pensamiento  porque, como bien dice Lilibeth Alfonso en La eskina de Lilith:

«Un joven sabe lo que quiere y tiene derecho a aportar por ello. Pero tampoco es bobo. Un joven cubano sabe, además, lo que no quiere y lo ha demostrado en el momento justo. Pero primero, hay que confiar en ese joven. (…) Hay que confiar en ese joven porque, sea como sea, tiene el futuro  en sus manos».

Soy Cuba sugiere a los interesados en conocer los nexos entre juventud y nación construidos desde los webblogs de cientos de jóvenes cubanos los siguientes sitios web: Blogosfera cuba, Cubava, Bloguea (de los periodistas) y los post publicados por los usuarios registrados en esta plataforma.

Descargue aquí los números 0 y 1 de la Revista Blogosfera Cuba.

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