El amor y las poblaciones jóvenes

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Elaborado por: Odette del Risco Sánchez

En la etapa de la adolescencia y la juventud, la pareja resulta importante e incide en el desarrollo de la personalidad, sin embargo en ambas etapas los modos de establecer el vínculo amoroso posee diferentes cualidades. Sin dudas, el amor a la pareja se vivencia a lo largo de la vida pero el primer amor generalmente se vive en estas etapas y generalmente, deja buenos recuerdos para el resto de la vida.

En la adolescencia los vínculos que se establecen influyen en el proceso de conocerse a sí mismo. En esta etapa la experimentación es fundamental, por lo que las relaciones se pueden caracterizar por la inestabilidad y poca durabilidad, cuestión que en ocasiones es juzgada por los adultos y suscita conflictos con estos. A veces, los adolescentes viven sus relaciones motivados por la espontaneidad o por presiones grupales. Además, la búsqueda del “príncipe azul” puede ser para muchas chicas una tarea ardua que difícilmente sus coetáneos puedan cumplir. En esta etapa, muchas veces se valoran características físicas o el “estar a la moda” como elemento para seleccionar a la pareja. Sin embargo, a pesar de lo que algunos creen, estar enamorados es una de las razones fundamentales que refieren las poblaciones jóvenes, aunque ello supone diversas representaciones en torno a su significado.

En la etapa de la juventud se diversifican los modos de establecer el vínculo amoroso el cual puede estar marcado por la cohabitación y la construcción de proyectos en conjunto. Las uniones consensuales o el declararse soltero con pareja es uno de los estados en los que se declaran los jóvenes. En este período de la vida la selección de la pareja resulta más intencionada que en la adolescencia, y el vínculo alcanza mayor perdurabilidad. Precisamente, van emergiendo aspiraciones vinculadas al ámbito de la pareja y a la conformación de la propia familia aunque muchos, desde la mirada adulta, postergan este último proyecto.

Sin embargo, no todo es “color de rosas” aún existe la idea del amor “tormentoso” y dependiente, sustentado en productos audiovisuales y canciones donde los estereotipos asociados a lo femenino y lo masculino se encuentran estructurados de manera rígida. La pareja de hoy no está ajena a una serie de experiencias negativas que pueden atentar contra la felicidad de sus integrantes. Discriminaciones por motivo de orientación sexual e identidad de género, violencia, dificultades en la comunicación, conflictos económicos y familiares que impactan en la relación, aspiraciones y expectativas que no se corresponden con la pareja, son algunas de las vivencias negativas que pueden experimentar sus miembros.

No obstante a ello, cada pareja construye su relación de diversos modos, sobre todo debe ser una meta que prime el bienestar entre sus miembros, que sea un espacio placentero y de satisfacción para ellos. Lograr este objetivo es responsabilidad de cada pareja, donde el amor debe resultar una premisa esencial.

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