El más útil y posmoderno de los diccionarios

tomado del blog: Letra Joven

por rodoguanabacoa

Por Nemo

En esta sección de la revista Alma Mater, acostumbramos a escribir, comentar o recrear situaciones humorísticas. En este caso, pediremos permiso a nuestros lectores para hacer un poco de publicidad y comentarles acerca del próximo diccionario que se publicará en Cuba.

Quizás para la mayoría el hecho no es una gran noticia. Sin embargo, les invito a seguir la lectura porque esta propuesta editorial tiene sus peculiaridades. La idea surgió por la gran cantidad de nuevos e indefinidos términos que se han puesto de moda en las propuestas musicales que más pegada tienen entre nuestros jóvenes. El primero de los tres capítulos que lo estructuran indaga en los orígenes del fenómeno, con los primeros términos que fueron introducidos en la Isla. A continuación les proponemos dos de los más antiguos:

Candy-MAN: primer súper héroe del reguetón cubano, original de Santiago de Cuba. Popularizó temas como El pru, La cosita, El tendón y El Chinito.

U-la-ka-la-ka-la: conjunto de sílabas que repetidas con ritmos diferentes integraban uno de los temas más trascendentales de Cubanitos 20.02. El término data de nuestros aborígenes y según el diario del padre Bartolomé de las Casas, U-la, significa: baila; y ka-la-ka-la, significa: hasta que se te parta la cintura. Como no se tienen otras referencias, algunos historiadores no están muy de acuerdo con este significado.

En una segunda parte, este primo del Larousse conceptualiza un grupo de palabras comunes o frases idiomáticas que han sido resemantizadas en la música. Por ejemplo:

Pudín: Dícese del dulce hecho con pan, azúcar, huevo y otros ingredientes. Debido a lo costosa que resulta su elaboración, las madres esconden este postre en los lugares más recónditos del refrigerador. Por eso se ha vuelto muy común que los más pequeñines de casa reclamen, luego de la comida: «Mami, enséñame el pudín».

A-mí mama-me-lo-contó: la frase trasciende el hecho de un chisme de carácter filial hasta convertirse en una invitación imperativa relacionada con cuestiones de índole morbosa.

Monta que te quedas: frase surgida al calor de las guaguas y ómnibus capitalinos. El primero en usarla fue un chofer de la ruta 195, conocido como «el Nene». Después se extendió a boteros, bicitaxistas e incluso, a algunos pescadores, hasta que finalmente fue popularizada por los reguetoneros. Desde entonces hasta la actualidad ha sido descontextualizada en infinidad de ocasiones.

El último de los capítulos, el más amplio por cierto, hace referencia a las nuevas palabras que invaden nuestro lenguaje sin apenas pedir permiso:

Manana: areté de los reguetoneros cubanos. Ejemplo: «A mí me sobra corazón y manana»; es decir, me sobra valentía y linaje, soy digno de un «combate lirical» (este último término aparece explicado en la página 180 del diccionario y data del Canal, en el Cerro).

Chupi-Chupi: acción cuyo significado no ofrece un balance de género, pues generalmente favorece al sexo masculino. Se refiere al cariño en diminutivo. En vez de decir dame un cariñito, decimos, dame un chupi-chupi (tomado de Machado, Maribel: 2011, p. 122).

Páfata: sonido onomatopéyico del golpe de un madero cuando impacta con violencia contra algún rostro humano.

Guaripola: utensilio similar a una cuchara que sirve para comer pudín. En algunas regiones del África Septentrional simboliza a la diosa del castigo infantil, se representa como una muñeca de trapo bastante fea y que se guarda en algunos armarios viejos. Cuenta la leyenda que solo sale de su rincón para asustar a los niños. Por eso muchas madres amenazan a sus hijos: «Si no te comes la comida… te voy a sacar la guaripola».

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