En Boca de Samá hay suficientes razones para repudiar el terrorismo de #EEUU contra #Cuba. #TenemosMemoria

Resultado de imagen para ataque a Boca de SamáPor Arnaldo Vargas Castro.

Quien visita por primera vez la comunidad costera de Boca de Samá (municipio de Banes, a unos 70 kilómetros de esta ciudad de Holguín), interactúa con sus sencillos y alegres habitantes, mientras disfruta la paz y agradable brisa marina , está muy lejos de imaginar que 46 años atrás (12 de octubre de 1971) terroristas entrenados y patrocinados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, irrumpieron en el lugar, dejando un saldo de dos muertos y tres lesionados, incluyendo una niña.

Esa historia ha sido contada muchas veces por sobrevivientes del ataque, como Carlos (Chino) Escalante Gómez, quien recibió varios impactos de balas en su cuerpo y se desempeñaba como jefe del puesto fronterizo, que se divisa en una elevación rocosa al nordeste del caserío; Nancy Pavón, que era apenas una niña soñadora, como su hermanita Aracelis, cuando la metralla le cercenó un pie, impidiéndole calzar zapatos de por vida; y el también lesionado obrero agrícola Jesús Igarza Osorio.

Escalante, pegado siempre al litoral, donde mantiene su humilde hogar y la costumbre de mirar hacia el anchuroso mar, no puede evitar que se le nublen los ojos cuando recuerda la muerte de los valiosos jóvenes, Lidio Rivaflecha Galán, oficial del Ministerio del Interior (Minint); y el miliciano Ramón Siam Portelles, en el enfrentamiento a los invasores, quienes, dando muestra de su cobardía, se retiraron a toda prisa hacia la lancha que los devolvería al barco estadounidense que esperaba distante en alta mar y de donde dispararon con armas de mayor poder hacia el caserío.

Una vez en su guarida miamense, los terroristas contaron la imaginaria hazaña de haber aniquilado “a un grupo de combatientes comunistas del puesto fronterizo en un pueblo llamado Boca de Samá”.

Todos los años, en esta fecha, los vecinos de Boca de Samá recuerdan aquel suceso y se aferran más a la idea de no permitir jamás que vengan terroristas del Norte a perturbar la calma en que viven, trabajan, estudian, reciben servicios médicos y comparten sus memorias con amigos de diferentes países que los visitan e incluso, allí se han celebrado diversos talleres contra el terrorismo de Estado, organizados por el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP).

Los visitantes se impresionan con la belleza del lugar, la higiene, el ordenamiento de las viviendas, los pequeños acudiendo a su escuelita primaria, el acceso a los servicios médicos, comerciales y gastronómicos, las actividades que realizan en un círculo social y cómo se conserva y promueve la historia del lugar desde un pequeño museo.

Recuerdo el día en que tuve la oportunidad de encontrarme en Boca de Samá con Griselda y Yudith, respetivas hijas de Rivaflecha Galán y Sian Portelles. Ellas me hablaron del orgullo de su cubana, de cómo las alimenta el recuerdo de sus padres, porque supieron exponer sus vidas en cumplimiento del deber patrio. “Ellos hicieron lo mismo que haríamos nosotros hoy si llegase a ocurrir otro ataque mercenario por aquí”, concluyó Yudith.

Para eternizar en la memoria de aquel triste suceso “…y que jamás se vuelva a repetir”, como aseveró Chino Escalante, a la entrada de Boca de Samá se levantó un monumento contra el terrorismo, que es visitado por todo el que llega a ese apartado lugar de la geografía holguinera, cuyo nombre se deriva de la ensenada que da acceso al caserío y cuyas primeras menciones se relacionan con las exportaciones de banano que hacía desde allí, la compañía estadounidense United Fruit Company, denominada después como United Fruit Sugar Company.

Han pasado los años, pero se mantiene viva la memoria, porque el gobierno de estados Unidos actual no concibe posibles cambios en las relaciones entre ambos países. Los asesores del presidente muestran a una Cuba que amenaza al imperio, pero jamás mencionan la invasión mercenaria por Playa Girón y las 681 acciones terroristas cometidas contra este noble pueblo con la irreparable pérdida de tres mil 478 mujeres, hombres y niños, así como más de dos mil discapacitados.

Por todas esas razones, en Cuba resulta imposible olvidar

Tomado de Visión desde Cuba

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