La maestra Fátima y el teatro interminable

Tomado del blog Turquinauta

Sentada en el escenario, tan solo sentada, con su abanico ligeramente abierto, espantando el calor con displicencia Fátima de la Caridad Paterson Paterson se roba la atención del público. Todavía no ha dicho nada, solo el presentador dice las palabras de rigor y las decora con adjetivos excedidos que ella parece no compartir. Bajo las luces artificiales del escenario, esa mujer negra, de vestido blanco, apenas con una gota de cabello en la cabeza aun hermosa a pesar de los años y unos ojos vivaces, grandes, chispeantes se adueña de todo el aire que respiramos. Cuando termina el joven su prólogo, la Premio Nacional de Teatro 2017 sonríe tímida, como asombrada y entonces cuenta su vida. Si toda la atención era de ella antes de hablar, con sus palabras todos los corazones de los que la escuchan terminan acampando felices en su regazo.

Habla de su infancia y de su barrio, Los Hoyos, en Santiago de Cuba, habla y el orgullo por sus orígenes, por su infancia, por sus recuerdos pasean las imágenes de su tiempo por las paredes del escenario, como sombras de china, animadas, nítidas. Habla de sus orígenes en el teatro, de su escapada de la TV para anidar en las Tablas, lista con dulzura los nombres de sus amigos y sueña vívidamente sueña, todos nosotros con ella.

“Comencé trabajando en la Radio y la TV por un curso de formación de actores, Allí en el curso estuve durante 6 meses, luego pasé a la Televisión con diferentes profesores. He hecho toda mi vida profesional escribiendo y haciendo teatro”

Desde 1992 vive en Macubá, su grupo de teatro, digo vive porque ella lo dijo, “es mi vida”. Canta, baila, sabe música pero el Teatro, la enamoró para siempre y ella hace del arte escénico lo que hacen agua y sol de la semilla en suelo fértil.

“El teatro me ha dado la posibilidad de expresarme de manera mucho más completa, de hacer todo lo que he querido hacer, de cantar de bailar, es muy completo”

Pero más allá de las Tablas, del telón de fondo, de las patas que ocultan la tensión, más allá, la obra tiene algo que decir. Fátima busca y encuentra ese discurso, esa necesidad en la lucha por los derechos de las mujeres.

“Trabajo los temas femeninos porque ha sido los temas menos tratados en la dramaturgia nacional y en la internacional, El tema de la mujer es de los menos tocados en la dramaturgia contemporánea, la mujer ha sido invisible en el teatro y siento que cambiar las cosas en este asunto es una responsabilidad que tengo, que tenemos las mujeres dedicadas al teatro. En el teatro cubano hay una deuda con los temas femeninos y yo estoy tratando de poner mi granito de arena para cambiar eso. Siento que todo esfuerzo por visibilizar a la mujer no es ocioso y si muy necesario”.
“En Cuba, aun con los logras de la Revolución cubana, hay mucho que hacer en favor de la mujer y en el mundo mucho más. Hay zonas en el mundo donde la mujer es dependiente del hombre, donde es sojuzgada y no tiene los mismos derechos que el hombre. El teatro puede hacer mucho en favor de la mujer”.

Maestra le digo, porque el magisterio es su oficio, entre actores, en la dramaturgia, en la enseñanza del oficio increíble de la actuación. Cuba tiene una escuela de actuación propia.

“Cuba tiene muchos actores, las escuelas de actuación, de enseñanza artística de Cuba tienen un nivel alto, y pienso que todo es un problema de organizar y tomar conciencia de la responsabilidad de cada uno”.

Los profesionales se forman en las academias y ¿al público donde los formamos?

“La escuela, la familia y los instructores de arte quienes son encargados de sensibilizar al público, de enseñar a las personas a comprender, a amar las artes, para el teatro eso es esencial.”

Todas esas medallas, todas esas loas, tanta distinción para ella quien no se ha ido de Santiago, ni renunció a los Hoyos donde estaba la vieja casa de recibir a los amigos. Ella, la mujer que desde el escenario, solo con su voz y su vestido blanco, con sus ojos chispeantes y el abanico calmado a pesar del calor espantoso del Caribe. Fátima de la Caridad es:

“Me siento una hacedora de cultura con una responsabilidad social”.

Todo está dicho. Un beso para usted y el aplauso por su obra expuesta en un escenario de amor y ante un telón que nunca cae.

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