Por qué se adelanta la cigüeña?

Tomado del Blog: El rincón de Yudith

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“Nunca pensé parir a esa edad, no lo planifiqué. Cuando vine a darme cuenta, estaba embarazada y, aunque no me sentía en condiciones, asumí la maternidad, a pesar de que con esa decisión se desmoronaban muchos de los sueños que a los 17 tenía”, comenta una cienfueguera de 26 años.

Su historia no es única e ilustra un fenómeno que llama la atención en el panorama demográfico cubano actual: mientras el comportamiento de la fecundidad mantiene cifras por debajo del nivel de reemplazo, muchachas entre 15 y 19 años se embarazan cada vez con mayor frecuencia.

Así lo deja ver el Anuario Demográfico de Cuba: durante 2017, 18 mil 297 niños -hembras y varones- nacieron de estas jóvenes mamás. En Cienfuegos, sumaron 558, además de otros 13 que vinieron al mundo en brazos de niñas menores de 15 años. Las cifras no son altas, es cierto, pero describen una curva ascendente en la tasa específica de fecundidad adolescente, que la Isla supera al compararla con la de otros países con niveles de fecundidad también bajos. Y bajo los números subyacen los porqués, junto a las expresiones que en lo individual y lo social tiene dicho comportamiento.

¿Por qué se adelanta la cigüeña? Y cuando lo hace, ¿qué consecuencias trae? Dichas interrogantes mueven la investigación entre demógrafos, sociólogos, psicólogos, médicos y otros especialistas, quienes pulsan el botón de alarma también ante el hecho de que la cantidad de nacimientos es menor que la de interrupciones. Tal índice deja claro que las muchachas comprendidas en esas edades acuden al aborto como método para la anticoncepción, práctica con la cual ponen en riesgo su salud sexual y reproductiva.

Como parte de una tendencia mundial, en la Isla el inicio de las relaciones sexuales tiene lugar cada vez más temprano en la vida, pero las primeras aventuras, debido al desconocimiento, a la poca percepción de riesgo o a la irresponsabilidad, casi nunca van acompañadas del uso de métodos anticonceptivos.

La investigación de la Dra en Ciencias Demográficas Matilde de la C. Molina Cintra, publicada en 2017 en la revista Novedades en Población, arroja luces sobre los porqués de este fenómeno y entre las explicaciones que busca aparece la influencia social de la familia sobre las nuevas generaciones. Al decir de la también Máster en Psicología y Profesora Auxiliar del Centro de Estudios Demográficos (CEDEM) de la Universidad de La Habana, los patrones que se repiten de generación a generación marcan esa influencia. Entre ellos, los que más se transmiten son los relacionados con la edad de inicio de la reproducción, el tipo de unión y la anticoncepción. Dicho de otro modo, es muy probable que una muchacha con madre y abuela jóvenes sea más proclive a comenzar a reproducirse también a una edad prematura.

Tal como manifiesta la profesora Molina Cintra, el embarazo adolescente –que puede desencadenar o no en la maternidad- tiene reflejos en la situación social de desarrollo de las muchachas, pero para las que se convierten en madres, la nueva condición produce una desarticulación de las actividades propias de su generación. Como consecuencia, aparecen la deserción escolar para asumir los cuidados del hijo y las tareas del hogar; se limita el tiempo para el ocio, el esparcimiento, o la comunicación e interacción con sus pares; mientras en lo psicológico se produce una pérdida de intereses cognoscitivos, intelectuales y espirituales, los cuales adquieren una dimensión temporal, inmediata y restringida a su nuevo rol de madre.

Saberse embarazada es, por lo general, una noticia feliz para la mayoría de las mujeres. Sin embargo, cuando “la cigüeña” adelanta demasiado su entrega, la nueva viene cargada de aflicción, estrés, preocupación. Urge, entonces, volver una y otra vez sobre el asunto, educar, informar, preparar a los adolescentes para que vivan esa etapa sin los sobresaltos de un evento inesperado, capaz de alterar para siempre sus vidas.

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