Segundas lecturas de una advertencia presidencial

Zapatos rotos

Por: lilithalfonso

Al parecer, el fusil de francotirador del Presidente cubano Raúl Castro ha puesto mira en las deficiencias del Comercio Exterior y llamado a que no se le pase la mano a nadie que atente contra la economía nacional, sea por la razón que sea.

Lo que saca a la luz, empero, no es nada nuevo. Desde que tengo memoria periodística circula dentro del imaginario popular la famosa historia de la barredora de nieve, que trajeron a Cuba sólo para darse cuenta de que para nada servía, una historia que no he podido comprobar pero que suena a cierta.

Cada día, miles de cubanos tragan amargo por las malas gestiones de nuestros negociantes en el exterior porque a qué, si no a esos manejos que huelen a truco, se debe la malísima calidad de las importaciones que pasan a la red de ventas minoristas -las tiendas de merma dan fe de la calidad y estética de muchas de esas ofertas- o al sector empresarial.

Nuestros talleres, nuestras industrias…, están llenas de equipos que han servido muy poco o no han visto ni siquiera el sol de Cuba. En Guantánamo, hace unos años, sonó el caso de un empresario que fue a comprar tecnología para la Fábrica de Herramientas de Mano, y regresó con las manos llenas, sí, pero de chatarra.

Ahora mismo, la mayoría de las industrias de materiales de la construcción, según el Delegado de ese Ministerio en la provincia, no tienen las pulidoras para darle el acabado a las baldosas de granito. La solución alternativa, por lo menos aquí, es una pulidora que presiona un operario que deja muy liso el medio de las piezas pero los extremos con muy poco brillo.

¿Por qué? Pues porque hoy todo es electrónico y cuando se empezaron a romper las pizarras y tarjetas, y nadie sabía repararlas, ni había un convenio para reparaciones a largo plazo ni garantías de piezas de repuesto, la solución fue tirarlas a un lado y seguir de largo, a la espera de algún milagro de los innovadores y racionalizadores, esos magos que todavía hoy hacen funcionar piezas que en cualquier otro lugar del mundo serían para uso exclusivo de la historiografía.

Lo más fácil para mucha gente, es achacarle la responsabilidad al bloqueo, pero otras inversiones que se tratan más de cerca nos dicen que cuando hay sentido de la oportunidad y previsión,  y personas que saben lo que hace y lo que es mejor según las características de nuestras producciones…, esas cosas no suceden.

Más de un caso publicado en medios alternativos ha confirmado lo que la gente ya tenía en sus cabezas: muchas veces, la culpa es de la corrupción que ve la hendija en la avaricia, y paga por contratos y ventas por debajo de la mesa.

Lo que se compra, en definitiva, muchas veces no es lo mejor que se encuentra al precio más ventajoso, sino lo que oferta el que paga más al que cierra el negocio, ese que a fin de cuentas no se afecta porque no compra en tiendas recaudadoras de divisas los zapatos de sus hijos y si tiene que adquirir losas para su casa lo hace en la shopping, porque las regalías alcanzan para todos los lujos.

Y no pasaba nada. Por lo menos, hasta hace poquito, no había pasado nada. Ahora, cuando empiece a pasar, más vale que nos enteremos.

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