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La concepción socialista del Che, ayer y hoy

Tomado del blog: Dialogar, dialogar

Elier Ramírez Cañedo

(Palabras de presentación del libro: “El pensamiento económico del Che”, de Carlos Tablada)

I

Quisiera comenzar estas palabras recordando hoy a Fernando Martínez Heredia, uno de los intelectuales cubanos que más estudió las ideas y las batallas del Che y que fue también un guevariano en la vida. Lamentablemente  lo perdimos físicamente hace dos años, cuando aun su mente luminosa seguía aportando muchísimo al pensamiento social cubano. Gracias Fernando, por tu ejemplo.

Creo ha sido una idea muy feliz que la editorial Ciencias Sociales haya decidido relanzar El pensamiento económico del Che, de Carlos Tablada. Con 38 ediciones realizadas y más de 600 000 mil ejemplares impresos en 14 países y 9 idiomas, esta obra continúa siendo un clásico entre los estudios del pensamiento revolucionario cubano y latinoamericano, al abordar las ideas de uno de los marxistas más descollantes del siglo XX.

Esta nueva edición aparece ahora con una excelente carta de presentación, los prólogos a impresiones anteriores realizados por Aurelio Alonso, Celia María Hart y Fernando Martínez Heredia, quienes no se limitan a destacar los valores del libro de Tablada, sino que lo complementan y dialogan con él a través de vivencias personales y análisis muy oportunos.

Esta es una obra finalizada en 1984, luego de 15 años de laboreo científico y cuyos resultados de investigación tuvieron que  enfrentarse de manera audaz y valiente a poderosas fuerzas internas, en una época donde el Che era recordado y estudiado como guerrillero, internacionalista, hombre de excepcionales cualidades éticas y políticas, pero desconocido en lo más valioso de su pensamiento teórico sobre la transición socialista. Muy poco era lo que se había publicado tanto de la propia obra del Che, como estudios  sobre su pensamiento en el período 1967-1987, hasta la aparición del libro pionero de Tablada.

Es justo mencionar como excepciones de esta etapa, la compilación de buena parte de la obra del Che en 7 tomos,[i] bajo la coordinación de quien en ese momento era su viceministro primero, Orlando Borrego. Estos tomos contaron con el privilegio de haber sido revisados por el Che en 1966 cuando se entrenaba para la lucha en Bolivia, sin embargo saldrían en 1970 en una tirada reducida solo para cuadros de dirección.[ii] En 1972 el Instituto Cubano del Libro tomando como fuente la compilación realizada por Borrego, publicaría Ernesto Che Guevara. Escritos y discursos.[iii] En el exterior, un año antes, había salido a la luz el libro El pensamiento del Che Guevara, de Michael Lowy.[iv] Pero lo cierto es que las ideas del Che durante años continuaron siendo patrimonio exclusivo de algunos especialistas. Si aún hoy existe desconocimiento y distorsión de sus ideas, hay que imaginarse el contexto de aquellos años, en que la mayor parte de su obra permanecía inédita o ignorada.

Quizás algunos subvaloraron –ya fuera por desconocimiento o mala intención- los aportes teóricos y prácticos del Che a la construcción del socialismo, considerando en espacios íntimos al Che de voluntarista e idealista, asociando su pensamiento al modelo económico asumido en la segunda mitad de los años 60. Vale la pena insistir en que nada tuvieron que ver aquellos errores y distorsiones económicas, con la aplicación del Sistema Presupuestario de Financiamiento (SPF) creado por el Che. De hecho, el SPF nunca llegó a aplicarse a escala nacional y hasta 1965 convivió junto al modelo del Cálculo Económico defendido fundamentalmente por Carlos Rafael Rodríguez.

A partir de los análisis críticos de las fallas cometidas en la conducción de la economía se pasó a otro modelo diseñado a inicios de los años 70, pero implementado a partir de 1976: el llamado Sistema de Planificación y Dirección de la Economía (SPDE), tomando como base la experiencia de los países del campo socialista. Recordar que Cuba había entrado al Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) en 1972. Con el nuevo modelo comenzarían a sentirse entonces en pocos años los efectos nocivos del pragmatismo economicista: la ganancia y rentabilidad al margen de las consecuencias sociales; el estímulo material como único instrumento para incentivar a los trabajadores –deformado además en su comprensión y aplicación-, confianza excesiva en los mecanismos, entre otros males muy similares a aquellos que desde mucho antes venían corroyendo las bases ideológicas y culturales de las sociedades del llamado “socialismo real” y que el Che tan premonitoriamente como 1965 había advertido:

Creemos importante la tarea porque la investigación marxista en el campo de la economía está marchando por peligrosos derroteros. Al dogmatismo intransigente de la época de Stalin ha sucedido un pragmatismo inconsistente. Y, lo que es trágico, esto no se refiere solo a un campo determinado de la ciencia; sucede en todos los aspectos de la vida de los pueblos socialistas, creando perturbaciones ya enormemente dañinas, pero cuyos resultados finales son incalculables (…) Nuestra tesis es que los cambios producidos a raíz de la NEP han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda esta etapa. Y sus resultados son desalentadores: la superestructura capitalista fue influenciando cada vez en forma más marcada las relaciones de producción, y los conflictos provocados por la hibridación que significó la NEP se están resolviendo hoy a favor de la superestructura. Se está regresando al capitalismo”.[v]

Aquellas armas melladas del capitalismo utilizadas para construir el socialismo, lejos de ser eliminadas o controladas, fueron robustecidas con la Perestroika y la Glásnot de Gorbachov y penetraron hasta el corazón mismo del sistema soviético, terminando en aquel derrumbe vergonzoso que conocemos.

Fue en ese convulso y peligroso contexto de mediados de los años 80[vi] que el libro de Tablada adquirió una fuerza inusitada, luego de caer en las manos de quien más podía comprender a cabalidad su importancia y trascendencia: Fidel Castro. El líder de la Revolución se convirtió en el principal divulgador de la obra. En discurso pronunciado el 8 de octubre de 1987 expresaría: “Recientemente se hizo una compilación de todas estas ideas y un economista escribió una obra por la cual recibió un premio en la Casa de las Américas, que tiene el mérito de haber recopilado, estudiado y presentado en un libro la esencia de las ideas económicas del Che, recogidas de muchos de sus materiales hablados o escritos, artículos y discursos sobre cuestión tan decisiva para la construcción del socialismo. La obra se titula El pensamiento económico de Ernesto Che Guevara”.[vii]

El libro se convirtió en una referencia obligada para acometer en la Isla a partir de 1986 lo que se conoció como Proceso de rectificación de errores y tendencias negativas. Así el Che, con esa capacidad de seguir naciendo, vino nuevamente a combatir junto a nosotros todas las deformaciones que podían conducirnos irremediablemente hacia el capitalismo, en un momento donde muchos se ilusionaban y defendían la posibilidad de extrapolar las reformas impulsadas por el liderazgo soviético a nuestra realidad. Gracias al empeño de Tablada las ideas del Che sirvieron entonces no solo para rectificar en la búsqueda de nuestro propio camino, sino también como muro de contención a los entusiastas del calco y la copia.

II

Recientemente se hizo público un discurso inédito de Fidel en un encuentro con el Consejo Nacional de la Asociación Hermanos Saiz, el 12 de marzo de 1988, donde se observa claramente la fuerte conexión de Fidel con las ideas del Che, que evidentemente había vuelto a analizar a partir del libro de Tablada. Me permito citar algunos fragmentos:

Nosotros no vamos a descuidar, ni en lo más mínimo, todo lo que se refiere a la eficiencia económica, pero habíamos caído en un mercachiflismo terrible; ni se sabe las consecuencias que habíamos tenido con esas empresas que actuaban como empresas capitalistas, es decir, tuvimos un bache serio.

Yo me imagino lo que ha pasado en algunos países por ahí, porque todos esos mecanismos estuvieron funcionando veinticinco o treinta años; aquí estuvieron diez y por poco acaban con nosotros, esa es la verdad, en el cual se estaba aplicando una experiencia de otros países. Pudiéramos decir que el Che previó, porque el Che –y nunca había vivido esa experiencia por un país del Tercer Mundo- tenía una desconfianza terrible en aquellos mecanismos y decía que no se podía construir el socialismo a base de aquellas categorías capitalistas.

Cuando en el año 1975 se empezó a aplicar aquí el sistema similar a los demás países socialistas, tuvimos todas esas cosas. Después las empresas no querían terminar un edificio porque ganaban dinero moviendo tierra, poniendo columnas y no ganaban dinero terminando, que es lo más difícil, lo que menos ganancia daba, y se empezaron a convertir en unos capitalistas de pacotilla. Yo digo, bueno, podemos decir que la Revolución pasó un período de eso, iba en estancamiento y descenso. Esa es la realidad.

(…)

¿Qué, nos vamos a poner a competir con la sociedad de consumo yanqui? ¿Vamos a entrar en la competencia para que la gente se quede aquí a base de darle más zapatos, más lujos, más cosas? ¿Cuántos se quedarían aquí, si el cemento que une al ciudadano a su patria no es otra cosa que el bienestar material?

(…)

Recuerdo lo que dije que significaba la cultura cuando había los criterios de que “esto cuesta tanto”, “esto es improductivo”, como si lo único productivo fuera aquello que produjera cemento, acero, cosas materiales.

(…)

Si se cree en el hombre, y es un punto de vista del que yo parto, ¿es un animalito que obedece solo al palo o a la zanahoria? Yo no creo que el hombre sea esa porquería realmente. Yo creo que el hombre es mil veces superior a eso”.[viii]

III

A pesar de que el Che se adelantó como nadie en la crítica al socialismo real existente y alertó sobre la restauración del capitalismo en los países europeos, todavía hoy algunos siguen considerando la visión del Che sobre lo que debía ser y lo que no debía ser el socialismo, como idealista. Creo que tener esa valoración a estas alturas solo es posible sobre la base del desconocimiento o la tergiversación de la propuesta teórica y práctica del Che sobre la transición socialista. Basta con leer el libro de Tablada para entender cuanto realismo había en las propuestas del Che. Ese Che realista es que llega a plantear: “pensar que un país entero va a responder a estímulos superiores teniendo hambre…., eso a mí me parece un sueño (…); hay una cantidad de necesidades que son vitales, y ésas hay que satisfacerlas, si no las satisfacemos, difícilmente podamos avanzar”.[ix] Pero para leer y entender al Che hay que hacerlo desde su visión totalizadora del socialismo, donde no se pueden segmentar sus propuestas económicas, de la ideología, la política y la cultura. El Che tomó distancia tanto del idealismo voluntarista como del pragmatismo economicista.

“El socialismo económico sin la moral comunista no me interesa –expresaba el Che-. Luchamos contra la miseria, pero al mismo tiempo luchamos contra la alienación”.

Marx se preocupaba tanto de los hechos económicos como de su traducción en la mente. El llamaba a eso un “hecho de conciencia”. Si el comunismo descuida los hechos de conciencia puede ser un método de repartición, pero deja de ser una moral revolucionaria”. [x]

Y es que para el Che, como destaca Tablada: “los éxitos económicos serían realmente tales en la medida en que, tanto por sus resultados finales como por la manera en que fueran logrados, implicaran un impulso decisivo a la formación de nuevas relaciones sociales más humanas y, por tanto, de nuevas formas de conciencia social”.[xi]

Siendo uno de los grandes humanistas del siglo XX al igual que Fidel, para el Che siempre estuvo claro que la meta fundamental no era solo crear una nueva sociedad como antípoda de la sociedad capitalista, sino crear seres humanos distintos y que, de hecho, era imposible llegar al comunismo si por el camino no se forjaba al “hombre nuevo”. El Che colocaba al hombre en el centro de toda su concepción del socialismo, como actor consciente de la historia, y al factor subjetivo como la palanca principal para crear nuevas realidades. El Che no solo rechazaba al orden de subordinación que realizaban algunos teóricos al subordinar el desarrollo de la conciencia al “gradual aumento de los bienes de consumo para el pueblo”, sino que incluso defendía el criterio que el desarrollo de la conciencia ayudaba a que el individuo pudiera comprender, controlar y guiar los hechos económicos y acelerar más la creación de la base económica en función del proyecto social.

A lo largo de todo el libro de Tablada, se nos presenta a un Che enfrentado a la vulgarización más extendida del marxismo: el  llamado determinismo económico. Para el Che no había economía sin política, tampoco política sin economía, pero era fundamental que la política fuera la que condujera a la economía y no viceversa. No desconocía los límites impuestos por las condiciones objetivas, pero tampoco se subordinaba a ellas. El Che entendía que las circunstancias hacen al hombre, pero también éste es capaz de hacer sus circunstancias. La herejía de la Revolución Cubana y del propio Fidel, ante los supuestos imposibles históricos, habían sido para él mejor ejemplo práctico.

Por supuesto, eso no significa –y estoy seguro que nunca fue la intención de Tablada- que estemos llamados a adoptar como camisa de fuerza las fórmulas en el sistema de dirección económica que el Che ideo para un contexto muy particular, como era aquel de la Cuba de los años 60, pero sí a profundizar en un pensamiento que aun tiene mucho que decirnos en las circunstancias actuales para evitar que “los árboles nos impidan ver el bosque”. Hay esencias en el pensamiento del Che que son y serán útiles para todos los tiempos, y en cualquier circunstancia de un proyecto que pretenda convertirse en una alternativa real y superior al capitalismo.

La enseñanza del Che, como también se desprende de este libro, es que debemos incentivar siempre el pensamiento crítico y por supuesto –si nos decimos revolucionarios y marxistas-, no contentarnos solo con interpretar el mundo, sino transformarlo. “¿Por qué pensar que lo que “es” en el período de transición, necesariamente “debe ser?”[xii] Es una pregunta que continuamente se hacía el Che y que debiera acompañarnos siempre para evitar el anquilosamiento y las verdades eternas, y a que prevalezca la “creación heroica” que proponía también ese gran marxista latinoamericano que fue Carlos Mariátegui.

IV

La influencia que desempeñó el libro de Carlos Tablada en la política cubana de la segunda mitad de los años 80, constituye una muestra ejemplar del papel que pudieran -y están llamadas a desempeñar- las ciencias sociales en nuestro país en la coyuntura actual, en tiempos de trascendentales cambios y transformaciones en nuestra realidad económica, política y social. En un momento en que se han multiplicado los diversos actores y estructuras que hoy intervienen en nuestra economía, sigue teniendo gran vigencia el llamado que hizo Tablada a partir de sus profundos estudios del pensamiento del Che: “La forma en que cada una de las nuevas estructuras económicas e instituciones condiciona y se expresa en las motivaciones del hombre corriente, resulta un aspecto vital que debe ser estudiado en cualquier ensayo sobre el período de transición”. [xiii]

El libro de Tablada que es más que el pensamiento económico del Che, pues aborda su concepción amplia y sistémica del socialismo, nos reafirma que el pensamiento y el ejemplo Ernesto Guevara siguen siendo actuales y necesarios para encarar los viejos y nuevos entornos subjetivos que vienen reproduciéndose en nuestro país –acompañados de nuevas expectativas y paradigmas de éxito, que se alejan del ideal de socialismo al que aspiramos y por el que luchamos; para enfrentar además del imperialismo y el capitalismo, al colonialismo cultural más sutil que nos invade, ya sea en la educación, en el lenguaje, en las costumbres o en los métodos. El Che sigue convocándonos a combatir el burocratismo, la corrupción, el derroche, las indisciplinas sociales, la doble moral, la apatía y el derrotismo. El Che sigue motivándonos a que a contracorriente nos aferremos a lo mejor el humanismo y a que junto al desarrollo de las fuerzas productivas desatemos las fuerzas espirituales de la nación cubana. El Che sigue llamándonos a ser patriotas, solidarios e internacionalistas.

Este es un libro pertinente para Cuba, pero también para toda la izquierda mundial, en especial en Latinoamérica. Las derrotas que han sufrido los procesos progresistas en América Latina y el Caribe,  han demostrado que el cambio revolucionario más trascendente y perdurable no está en lograr mejores patrones de distribución, en crear nuevos consumidores, sino en forjar nuevos sujetos para el cambio revolucionario, consientes y protagonistas de las principales transformaciones. Muchas de esas ideas ya fueron adelantadas desde el siglo pasado por el Che y podemos verlas nítidamente en esta obra que presentamos hoy.

¡Muchas Gracias¡

El Che y la crítica desde el socialismo cubano

Tomado del Blog Dialogar, dialogar

Por: Fernando Martínez Heredia

Ernesto Che Guevara es uno de los nombres fundamentales en la historia del pensamiento revolucionario cubano. Y es uno de los más prominentes marxistas que participaron desde el Tercer Mundo en el proceso de universalización de esa concepción teórica revolucionaria. Los dos títulos que se presentan aquí hoy son de una enorme importancia para el conocimiento de la concepción revolucionaria marxista del Che.

He analizado su pensamiento en numerosos escritos e intervenciones desde hace décadas. Entonces, dedicaré la mayor parte de mis palabras a un aspecto de la concepción teórica del Che que está muy desarrollado en Apuntes críticos a la Economía Política, pero también está siempre presente en Retos de la transición socialista en Cuba (1961-1965).

No es posible valorar ni sacarle mucho provecho a un pensamiento específico sin conocer en alguna medida sus presupuestos ―tanto en lo concerniente al mundo en que se elaboró como a la persona que lo hizo— y el lugar que ocupó ese pensamiento respecto a las situaciones y los problemas fundamentales de su época. Enumero cuatro aspectos del momento histórico al que pertenecen estos dos libros: el triunfo del socialismo cubano; el tiempo en que ese socialismo fue retado por el estado del pensamiento existente en un país capitalista neocolonizado en el cual comenzaba una Revolución muy profunda; las necesidades, el desarrollo y los conflictos propios de esa Revolución en el poder durante su primera etapa (la que va de 1959 a inicios de los años 70); y el conjunto de sus condicionamientos internacionales.

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Las tres revoluciones cubanas sucedidas entre 1868 y 1935 habían exigido complejizaciones de la hegemonía de la dominación que permitieran su reformulación eficaz en cada etapa posrevolucionaria. Una consecuencia importante fue la incongruencia entre la estructura económico-social y las dimensiones política e ideológica, que llegó a ser muy fuerte durante la segunda república burguesa neocolonial (1936-1958). Se estableció un delicado equilibrio dirigido a que nunca más hubiera una Revolución en Cuba, pero conllevaba el riesgo de que si esta sucediera, se vería obligada a ser muy radical. Por ejemplo, el democratismo era más influyente que el liberalismo. Estaba muy extendida la creencia en que grandes jornadas cívicas y la adopción de nuevas leyes podrían satisfacer las necesidades de cambios de la sociedad. La palabra revolución era muy utilizada, pero las organizaciones políticas ―incluida la declaradamente socialista— no se proponían utilizar esa vía para abatir el dominio del imperialismo y el capitalismo nacional. El movimiento revolucionario insurreccional dirigido por Fidel tuvo que abocarse en la práctica a la victoria para que el socialismo perteneciente al movimiento comunista internacional admitiera esa posibilidad.

La Revolución socialista de liberación nacional que triunfó en 1959 tuvo ese carácter por la praxis organizada y conciente que lo conquistó, no a consecuencia de características de la estructura económica y social del país. Ese segundo choque con los principios de la teoría-ideología del socialismo guiado por la Unión Soviética y el movimiento comunista de su campo ―la corriente mayor y más influyente del socialismo en el mundo—, pronto fue seguido por otros. Se fue haciendo obvio que, además de ser un evento trascendental por su inmenso alcance y por haber sido inconcebible, que conquistó la liberación nacional y social del país, estableció un poder popular fortísimo y enfrentó con éxito las agresiones de EE.UU., la Revolución cubana constituía una herejía dentro del campo de las experiencias y las ideas socialistas.

Para comprender estos eventos y sus consecuencias es preciso reconocer la existencia de dos formas de socialismo en Cuba, que se iniciaron desde la tercera década del siglo XX y han tenido una historia de contradicciones y conflictos, y también de coexistencias y colaboraciones. Esas dos formas son el socialismo proveniente del movimiento comunista internacional y el socialismo cubano.

Fidel consumó su liderazgo completo en las jornadas de la fase inicial de la Revolución en el poder, y desde entonces ha sido siempre el máximo guía político e ideológico del proceso. El Che se mantuvo siempre junto con Fidel y siguiendo su liderazgo, y compartió con él la colosal aventura de la Revolución. En el transcurso de aquellos años, Fidel debió asumir sobre todo las funciones de dirigente máximo y de educador popular, y el Che, que desempeñó un cúmulo de responsabilidades prácticas en numerosos terrenos, elaboró al mismo tiempo en aquellos años una obra teórica que es el más importante monumento intelectual de la Revolución en su primera etapa, obra que por su alcance ha resultado muy trascendente para la estrategia y el proyecto cubano, hasta el día de hoy y en el futuro que alcanzo a pensar.

El aspecto del pensamiento del Che al que voy a referir es el de su crítica al socialismo que llamaban “realmente existente”, crítica que evolucionó y se hizo cada vez más dura y fundamentada. Al hacerla, el Che procedió con arreglo a su responsabilidad militante y de dirigente cubano.

Las experiencias procedentes de las nuevas relaciones económicas con socios tan lejanos en muchos sentidos tenían que contener insatisfacciones, incomprensiones y prejuicios, pero también críticas provenientes de la diferencia de posiciones respecto a las cuestiones económicas y el socialismo. En octubre de 1963, al planear un seminario para los cuadros del Ministerio de Industrias, Che orienta relacionar y comparar los sistemas de dirección. Comenta que hay que estudiar las relaciones entre el sistema de dirección y los problemas económicos y las concepciones de los países socialistas. Encerrarse en una “falsa concepción de la ley del valor”, dice, les hizo perder contacto con el mundo exterior. La productividad mundial dejó atrás a los otros países socialistas que, a diferencia de la URSS, dependían del comercio exterior.1

Se produce una lucha continua entre los aparatos centrales y las empresas, dice el Che, porque estas buscan tener metas menores para sobrecumplir fácilmente o no arriesgarse a incumplimientos; su éxito consiste en obtener mayores premios. “Se está estableciendo entre el aparato central y la Empresa una contradicción que no es socialista, una contradicción que atenta contra el desarrollo de la conciencia”. Los dirigentes de empresas socialistas se van convirtiendo así en expertos en engañar al Estado, deformándose como individuos, y ante el obrero la imagen del buen dirigente es la del que “sabe” organizar para “sobrecumplir” siempre.

En julio de 1964, mientras culmina el debate económico público, Che ofrece una visión de conjunto del problema a sus compañeros de Industrias. En la URSS se prepara la reforma económica, en medio de discusiones que condujeron a la destitución, en octubre, de Nikita Jruschov; en los países europeos de su campo se habla mucho también de la reforma. Toma un ejemplo reciente que ha estudiado, los análisis del 14º Congreso del partido polaco acerca de graves deficiencias de la economía y cómo enfrentarlas. La utilización del cálculo económico en un país que ya antes había descolectivizado su agricultura no logra evitar males de todo tipo, incluidos algunos que parecerían propios de un modelo muy autoritario, pero “la solución que se le piensa dar a estos problemas en Polonia es el libre fuero de la Ley del Valor, es decir, la vuelta al capitalismo (…) el cálculo económico, cuando llega, como debe llegar, a un callejón sin salida, conduce por la lógica de los hechos a tratar de resolverlo por el mismo sistema, aumentar el estímulo material, la dedicación de la gente específicamente a su interés material y por ahí al libre fuero de la Ley del Valor. Y por ahí al surgimiento en cierta manera de categorías estrictamente capitalistas (…) Polonia lo está probando y creo que también van a probarlo otros países socialistas”.

Che reclama que se eviten excesos en la crítica, y que no se subestimen la capacidad técnica, el empeño y la voluntad de acertar de numerosos involucrados en los países del socialismo europeo. Pero denuncia de manera categórica la apelación a tomar “como arma para luchar contra el capitalismo, las armas del capitalismo”. Las motivaciones de “la sociedad donde la filosofía es la lucha del hombre contra el hombre, de los grupos contra los grupos y la anarquía de la producción” no podrán ser despertadas y utilizadas eficazmente para servir a una sociedad basada en el poder socialista. Esta exige control riguroso y conciente, “la colaboración entre todos los participantes como miembros de una gran empresa (el conjunto de la economía), en vez de ser lobitos entre sí dentro de la construcción del socialismo”.

Opina que en vez de ir al fondo de los problemas, la práctica y el pensamiento de estos socialistas se dejan llevar a la seguridad aparente de acudir a lo ya probado. Las reformas pueden relucir como “descubrimientos” que remediarían la falta de motivaciones suficientes en los actores económicos y lograrían la subordinación de la producción para el consumo a las demandas de sus consumidores, relacionar la rentabilidad con la venta del producto, etcétera. Esos experimentos y ensayos de política económica son, sin embargo, remedos de lo que el capitalismo hace eficazmente, porque lo universaliza y porque corresponde a las relaciones fundamentales de su sistema. Existe una lógica que caracteriza a cada sociedad: si la olvidamos, pagaremos un precio muy caro.

Punta del Este, 1961

Por otra parte, Che invita a no olvidar nunca la situación concreta de la cual ha partido Cuba en su transición socialista. No somos ilusos, advierte, estamos tratando de edificar efectivamente el socialismo “saliendo de una etapa semicolonial… de todos los vicios, de todas las taras que nos dejó el capitalismo, con la misma gente, con todos nosotros con mentalidad capitalista, hace unos años pensando siempre cuánto íbamos a ganar”. La debilidad que padece Cuba no debe atribuirse a la utilización de un sistema financiero determinado: “son debilidades de una economía que ha cambiado su composición, su característica”.

El Che insiste, incansable, en desbaratar la imputación que se hace a sus ideas de mantener un desprecio “idealista” por el interés material, un simplismo que busca devaluarlas y rehuir la discusión. Nadie en sus cabales desconoce la fuerza y el arraigo del interés material, instalado a lo largo de la historia de las sociedades de dominación y multiplicado y refuncionalizado por el capitalismo. La elección está entre utilizarlo llana y acríticamente ―aunque se lamente que sea nocivo—, o utilizarlo como un mal necesario, sin depender de él. Ser creativo desde la situación concreta e inevitable, y organizar un proceso de erradicación paulatina de los comportamientos económicos egoístas e individualistas. Ir forjando otro mundo de actuaciones y valores, que pueda reunir diferentes estímulos, implantar la norma que en nombre del deber social reconoce o reprocha, al mismo tiempo que retribuye o no a partir del grado de cumplimiento, o el estímulo a la capacitación dado por su conversión en requisito para pasar a un nivel superior. Instrumentos como los citados, dice el Che, persiguen la toma de conciencia de tipo mecánico en el individuo; hay que perseguir, a la vez, la toma de conciencia de tipo dinámico, una de cuyas formas fundamentales es el trabajo voluntario.

La creación de otra realidad desde la existente, sin lo cual no hay revolución socialista, tiene que incluir el espíritu crítico, fomentar la independencia de los criterios y la capacidad de pensar y valorar con cabeza propia, y aprender a distinguir los caminos, sus implicaciones y sus resultados.  Es impresionante la vitalidad y la hondura alcanzados por aquel análisis teórico que permitía, en medio de la tormenta de la Revolución, señalar los graves peligros de copiar mecánicamente y no ver las deficiencias del socialismo existente, y salirle al paso a la resignación a lo que existe, la rutina y el seguidismo. El Che aprendió ―al mismo tiempo— a reflexionar sobre la circunstancia en curso, la actuación inmediata, los métodos y los fines mediatos, y a teorizar acerca de los asuntos fundamentales.

En textos no públicos, el Che expuso más libremente sus juicios. Consideraba que la URSS había comprometido de manera fatal el futuro de su transición socialista cuando convirtió en permanente la Nueva Política Económica que el país se había visto obligada a adoptar en medio de una crisis interna terrible, poco después del final de la Guerra Civil. Esa conclusión la extrajo de sus profundos estudios del proceso de los primeros años del poder soviético y el pensamiento de Lenin y otros bolcheviques. En los meses que siguieron a la retirada del Congo ―el tiempo en que permaneció en Tanzania y Praga— escribió mucho, ordenó y expuso ideas y organizó numerosos textos. Un trabajo fundamental de ese periodo son estos Apuntes críticos a la economía política. Más de doscientos comentarios del Che a la más reciente edición del Manual de Economía Política, texto docente oficial soviético, constituyen el núcleo central del libro, que reúne también un gran número de textos del Che, casi todos procedentes de sus cuadernos de notas, su correspondencia y la transcripción de grabaciones. La gran mayoría permanecía inédita.

El Che ―que admiraba a Lenin tanto como el que más— entró resueltamente a analizar los hechos y las posiciones dentro de la Revolución y la Rusia bolchevique, en busca de las experiencias y el conocimiento. Lo cierto, escribe, es que en 1921-1922 el país fue pasando “a las relaciones de producción que configuran lo que Lenin llamaba capitalismo de estado, pero que en realidad también puede llamarse capitalismo premonopolista en cuanto al ordenamiento de las relaciones económicas.” Con la muerte de Lenin, dice, “se pierde el riquísimo acervo de su pensamiento revolucionario y queda el reflejo de su postrer impulso por el camino de la retirada”.

La confrontación principal que existe en el mundo no es en modo alguno la que repiten las declaraciones y los organismos de la URSS y el movimiento comunista, con sus supuestas tres fuerzas revolucionarias: primera, el llamado sistema socialista mundial; segunda, el proletariado de los países capitalistas desarrollados; y tercera, las luchas por la independencia y la democracia nacional en el Tercer Mundo. En realidad, dice el Che, el imperialismo no agoniza: “ni siquiera ha aprovechado al máximo sus posibilidades en el momento actual y tiene una gran vitalidad (…) La tendencia es a invertir capitales propios en el aprovechamiento de las materias primas o en la industria ligera de los países dependientes.” La aguda competencia en su seno “provoca una incesante marea de innovaciones técnicas…”

De la unión entre los proletarios a escala mundial proclamada por las declaraciones, dice: “Falso de toda falsedad. No hay punto de contacto entre las masas proletarias de los países imperialistas y los dependientes; todo contribuye a separarlos y crear antagonismos entre ellos (…) el oportunismo ha ganado una inmensa capa de la clase obrera de los países imperialistas.” Sobre las revoluciones: “También es falso que el proletariado (…) sea el que cumpla el papel dirigente en la lucha de liberación en la mayoría de los países semicoloniales”. Ya no se puede admitir la idea de que la burguesía nacional sea un factor progresivo en las luchas revolucionarias: “La lucha contra la burguesía es condición indispensable de la lucha de liberación, si se quiere arribar a un final irreversiblemente exitoso”.

Al salir del Congo y verse obligado a esperar, Che se entrega a una tarea que constituye el inicio de una nueva fase de su obra. Siente la necesidad de llegar a conclusiones sobre el socialismo realmente existente, asunto crucial para todos en el mundo, y también de ofrecer una alternativa desde las ideas de los revolucionarios marxistas de los países que han sufrido o sufren el colonialismo y el neocolonialismo, que ahora quieren pelear por la liberación total de las naciones y de las personas, y por el avance de la revolución mundial. “Es un grito dado desde el subdesarrollo”, escribe en “La Necesidad de este libro”, breve introducción para los Apuntes que contiene planteamientos trascendentales. Se refiere en ella a la obra monumental que dio origen al marxismo, las nuevas situaciones de la época imperialista, los aportes extraordinarios de Lenin y la detención ulterior del desarrollo de la teoría marxista. Enseguida expone las razones por las cuales hace la crítica de la Economía Política:

Creemos importante la tarea porque la investigación marxista en el campo de la economía está marchando por peligrosos derroteros. Al dogmatismo intransigente de la época de Stalin ha sucedido un pragmatismo inconsistente. Y, lo que es trágico, esto no se refiere solo a un campo determinado de la ciencia; sucede en todos los aspectos de la vida de los pueblos socialistas, creando perturbaciones ya enormemente dañinas, pero cuyos resultados finales son incalculables (…) Nuestra tesis es que los cambios producidos a raíz de la NEP han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda esta etapa. Y sus resultados son desalentadores: la superestructura capitalista fue influenciando cada vez en forma más marcada las relaciones de producción, y los conflictos provocados por la hibridación que significó la NEP se están resolviendo hoy a favor de la superestructura. Se está regresando al capitalismo.

Che espera serenamente el repudio a su posición y la acusación de anticomunismo y oportunismo, el rechazo de los que se sentirán heridos en su cariño y su lealtad, y también el sobresalto sincero de otros “ante este cúmulo de razones nuevas y diferentes”. Pero confía en que muchos podrán sentirse atraídos por este “intento de retomar la buena senda”. A ellos se dirige el libro, “y también a la multitud de estudiantes cubanos que tienen que pasar por el doloroso proceso de aprender ‘verdades eternas’ en las publicaciones que vienen, sobre todo, de la URSS, y observar cómo nuestra actitud y los repetidos planteamientos de nuestros dirigentes se dan de patadas con lo que leen en los textos”.

Un largo camino había recorrido Ernesto Guevara en una década. La Revolución había sido su maestra. En la guerra y desde el poder revolucionario se desarrolló su estatura como combatiente, dirigente y pensador, y ahora él ―como reclamara Lenin 60 años antes— debía, en justo pago, enseñarle algo a la Revolución. Y lo logró. La aventura socialista de un pequeño país aislado producía un pensamiento capaz de continuar el trabajo excepcional mediante el cual Carlos Marx había encontrado ideas capaces de subvertir el control de las ideas de la sociedad por la clase dominante. Che escribió: “nosotros aportamos nuestro modesto granito de arena”. Y a los compañeros cercanos más estudiosos les pidió componer un “manual” cubano. Pensó seguramente que los que compartían su posición continuarían la campaña de difusión de las actitudes y las ideas más revolucionarias, que con tanto ardor y sistematicidad él llevó a cabo en su última etapa en Cuba.

El acierto y el alcance de los planteamientos del Che acerca de la esencia y el destino del socialismo realmente existente solo se comprobaron 25 años después. Pero cuando hacia el final del siglo pareció que todo lo logrado por la humanidad se perdería, incluso la esperanza, el Che regresó. Celebramos ese regreso, que evidencia la resistencia de los pueblos y el valor permanente de las ideas y del ejemplo. Sin embargo, el pensamiento del Che siguió encontrando escollos y ha tenido que ir ganando espacios paulatinamente. Uno de esos avances es esta labor de establecimiento, organización y edición tan tenaz y tan importante, que va entregando uno tras otros textos suyos, palabras que son luces y armas para el entendimiento y para la acción, tan necesarios frente a los desafíos actuales.Palabras en la presentación de los libros de Ernesto Che Guevara Apuntes críticos a la Economía Política y Retos de la transición socialista en Cuba (1961-1965), de la Editorial de Ciencias Sociales del Instituto Cubano del Libro, durante la 22 Feria Internacional de Libro de La Habana, en La Cabaña, 18 de febrero de 2013. La compilación y selección de ambas obras ―que aparecieron por primera vez en 2006 y 2009 respectivamente— estuvo a cargo de la Dra. María del Carmen Ariet García, del Centro de Estudios Che Guevara. 1- Desde este párrafo hasta el final, el texto es una versión muy condensada y revisada del acápite 9 del capítulo II de mi libro Las ideas y la batalla del Che, Editorial Ciencias Sociales / Ruth Casa Editorial, La Habana, 2010. Las referencias de todas las citas del Che que hago pueden encontrarse allí. Una segunda edición de esa obra acaba de aparecer.

TIEMPOS GUEVARISTAS. ÁNGEL GUERRA CABRERA

ÁNGEL GUERRA CABRERA

publicado en El Ciervo Herido

La acampada de miles de personas, principalmente jóvenes de todo el mundo, en Vallegrande, Bolivia, muy cerca del lugar donde el Che Guevara pasó a la inmortalidad, simboliza la permanente influencia y necesidad en el mundo del ejemplo y las ideas del revolucionario cubano-argentino. Entre los acampados, el presidente Evo Morales, principal convocante a las decenas de actividades culturales y políticas que se han llevado a cabo allí para recordar al guerrillero heroico a medio siglo de su caída en combate y posterior asesinato por órdenes de la CIA. Junto a Evo, los hijos y el hermano del Che, Roberto, así como el comandante Ramiro Valdés Menéndez, un peso pesado del liderazgo cubano y cercano compañero de Guevara en la Sierra Maestra, la invasión de Occidente y la batalla de Santa Clara.

Difícilmente un indio revolucionario habría llegado a la presidencia y refundado Bolivia sin el antecedente de la guerrilla del Che, el ejemplo moral que sentó, y el ciclo de luchas populares que inspiró a partir de entonces en el territorio de lo que es hoy el Estado Plurinacional. Junto a Bolivia, también Venezuela, Ecuador y Cuba viven experiencias de transformación social en las que resulta evidente la presencia del fresco y renovador pensamiento del Che. Pero en muchos otros lugares del mundo, las luchas populares encuentran estímulo en ese pensamiento y ese ejemplo.

Es conocido el fervor que despierta el Che en el neozapatismo, en las universidades de América Latina y entre jóvenes de las cuatro esquinas del planeta.

El Che habló en Cuba este 8 de octubre en boca de su vicepresidente Miguel Díaz-Canel, quien al evocar la vigencia de su pensamiento ante el mausoleo donde reposan sus restos enarboló, como esencial en la política exterior de Cuba, aquella frase inolvidable del guerrillero en la Asamblea General de la ONU, en la que advertía que “no se puede confiar en el imperialismo ni tantito así, nada”. Díaz-Canel dibujó el panorama de la difícil e incierta situación que atraviesa la humanidad con las nuevas formas de acumulación del capitalismo neoliberal, las intervenciones militares, los intentos de colonización y estandarización cultural, el peligro de una conflagración nuclear y el cambio climático como amenaza a la supervivencia del género humano. En un discurso de tono guevarista puso énfasis en la política internacionalista cubana y ante las amenazas y sanciones contra Venezuela reiteró “la solidaridad incondicional de Cuba al pueblo bolivariano y chavista, a su unión cívico-militar, al gobierno que encabeza el presidente constitucional, compañero Nicolás Maduro Moros”.

El vicepresidente isleño subrayó que fiel al legado de Fidel y del Che “Cuba no hará concesiones inherentes a su soberanía e independencia y no negociará sus principios ni aceptará condicionamientos. Los cambios necesarios en Cuba los está decidiendo soberanamente el pueblo cubano”.

Es pertinente recordar en estos tiempos que Guevara, quien en su diario de Bolivia anotó en el 14 aniversario del ataque al cuartel Moncada, “rebelión contra las oligarquías y los dogmas revolucionarios”, concedió singular trascendencia al estudio de la teoría revolucionaria en sus fuentes originales. A su enriquecimiento permanente mediante el análisis crítico de la realidad objeto de transformación. A la generación de una nueva conciencia socialista y comunista llamada a ser construida y superada cotidianamente en la práctica revolucionaria. A la voluntad indomable de lucha con el mayor apego a los principios. A la unidad sin prejuicios de todos los verdaderos revolucionarios al margen de sus siglas o etiquetas de procedencia y al ejercicio sin cortapisa del internacionalismo, requisitos indispensables tanto del derrocamiento del capitalismo y el ascenso del pueblo al poder político cuanto de la construcción de la nueva sociedad.

Junto a Fidel, pavimentó en su práctica como uno de los líderes de la revolución cubana y en el estudio de las experiencias previas el camino hacia la elaboración de una verdadera teoría de la construcción socialista, casi inexistente cuando Cuba abrazó esa aspiración. La autotrasformación del ser humano en “hombre nuevo” como objetivo central del socialismo y el papel fundamental de la voluntad para producir y acelerar las transformaciones revolucionarias son probablemente las más valiosas contribuciones al pensamiento revolucionario de estos dos grandes de todos los tiempos.

Ernesto “Che” Guevara y el hombre nuevo

A 50 años de su partida, el guerrillero heroico, el compañero ministro, el revolucionario cabal, el internacionalista, el marxista, el comunista de una pieza, Ernesto “Che” Guevara sigue dando batalla.


publicado en el blog de la Red en Eefesa de la Humanidad.

Para Paco García Marañón

El 9 de octubre de 1967 era asesinado Ernesto “Che” Guevara, en Bolivia. Su captura y asesinato se pensó como un golpe fulminante a los intentos revolucionarios en la región. Sin embargo, el “Che” siguió andando, miles de jóvenes, los más valientes, siguieron su camino y su ideal por construir una sociedad distinta, socialista. A cincuenta años de su muerte, acarreando múltiples derrotas, hoy el “Che” sigue siendo un patrimonio de los que luchan, ha dejado una profunda huella en millones alrededor del mundo.

La vida de Ernesto “Che” Guevara, que desde temprana edad deja ver  una fuerte pasión, una fuerza por el conocimiento, una sensibilidad ante la injusticia y una tenacidad ante la vida, tomará un nuevo camino cuando conoce a Fidel Castro en la Ciudad de México en 1955. Desde entonces su destino quedará ligado a Cuba y a la revolución mundial.

Es en la guerrilla, en la lucha, donde va vislumbrando en la reflexión y la práctica, la importancia de los valores morales, la necesidad de un hombre nuevo para edificar una nueva sociedad. Junto a su experiencia en la lucha y como partícipe de la construcción del socialismo en Cuba, el “Che” Guevara va teorizando sobre el hombre nuevo como necesidad histórica. La transformación del hombre no será un proceso mecánico a partir de trasformaciones estructurales, sino que estas trasformaciones tienen que acompañarse de una nueva conciencia. Para la construcción del socialismo, reflexionó el “Che”, junto a la transformación de la base material, se hace necesaria un hombre nuevo.

Este hombre nuevo descansa en el sacrificio, en el cumplimiento del deber, en el dejar en un lugar secundario la recompensa material, en el sacrificio por el bien común y por un proyecto mayor. Para el “Che” el ser revolucionario es además del programa y proyecto una cuestión moral, una actitud individual distinta, de vanguardia, que deja ver en su actuación una sociedad distinta.

El “Che” Guevara personificó a ese hombre nuevo, exigiéndose como ser humano, siendo intransigente con sus principios. Su manera de promover sus ideas fue actuando conforme a ellas, siendo ejemplo. En la guerrilla demostró valentía, responsabilidad y disciplina, al tiempo que reflexionaba de modo teórico sobre la práctica revolucionaria. Ante el triunfo de la revolución asume nuevas responsabilidades como deber, se exige en su preparación intelectual, vive con austeridad y predica con el ejemplo la igualdad. No pide para él y su familia algún privilegio. Esta ética revolucionaria quedará inmortalizada en la frase “si no hay café para todos, no hay café para nadie.” Impulsa y participa en las jornadas de trabajo voluntario. Siguiendo su ideal de revolucionario y su internacionalismo, decide luchar por la revolución en el Congo y en Bolivia, dónde finalmente encontró la muerte.

Frente a la mediocridad de los tecnócratas, acomplejados, exquisitos y frívolos, frente a una sociedad decadente, donde todo tiene un precio, el “Che” adquiere una estatura de gigante. De ahí que se convierta en ejemplo, en mito, en ideal, resistente al paso del tiempo y a los intentos por manchar su nombre.

La fuerza moral del “Che” descansa en que su vida muestra otro mundo posible, otra manera de estar en la tierra, vislumbra aquel hombre nuevo tan necesario hoy en día. La vocación de servicio, el sacrificio, la intransigente búsqueda de la igualdad, el amor al otro, la rectitud, el internacionalismo y la tenacidad, son características puntuales de otra política, de otras relaciones, de otra sociedad.

A 50 años de su partida, el guerrillero heroico, el compañero ministro, el revolucionario cabal, el internacionalista, el marxista, el comunista de una pieza, Ernesto “Che” Guevara sigue dando batalla.

La guerra simbólica contra el Che Libertador

Por J. Á. Téllez Villalón

publicado en el blog Dialogar Dialogar

Dos tendencias reagrupan las estrategias comportadas por los instrumentos de dominación capitalistas para neutralizar el capital simbólico del Che Guevara. Por un lado, su estigmatización y criminalización como “máquina de matar”, su sedimentación como “terrorista” movido por el odio. La otra, su iconización, su conversión en un logotipo vaciado de las ideas, valores y significados que los conecten con cualquier rebeldía antisistémica. Esta última, más sutil y camaleónica, deviene “viral”, fluye por las visiones dominantes de la metaideologia liberal, y puja con fachada apolítica por conquistar los imaginarios del 99%.

Basta googlear su nombre para constatar la pugna entre las principales narrativas o discursos alrededor de su figura: “Ernesto Che Guevara…signo de la rebeldía mundial” [1], “Che Guevara es icono pop y símbolo de la libertad” [2], “La boina del Che Guevara como símbolo de nuevos tiempos” [3],“Che: la figura histórica detrás del icono” [4],“Che Guevara: Las significaciones de un ícono global” [5],“El Che, un icono deslumbrante [6], “De símbolo revolucionario a ícono subastado” [7]. Maneras de rememorarlo, asumirlo, consumirlo, y/o reproducirlos que informan desde cuál de los bandos intentamos ganárnoslo simbólicamente, más allá del real continente/contenido.

Como ha señalado George Balandier, en las sociedades contemporáneas el desorden se desplaza por las diferentes producciones simbólicas yel poder se legitima por la producción de imágenes, por la manipulación de símbolos y su organización en un espacio que él llama “teatralidadestatal” [8].

En los escenarios de la palabra, como en los audiovisuales, la geocultura neoliberal, necesita para maximizar las ganancias, minimizar o borrar todas las resistencias. Para establecerse como Hegemón, busca anular todo lo que simbólicamente le resulte disfuncional. Pensamiento único, homogeneización cultural y de los sistemas de valores, son las condiciones ideales para este propósito, para el cual el Guerrillero Heroico deviene una “impedimenta”.

Sobre todo, para su proyecto de dominación cultural del Sur Político y Nuestra América, porque como ha destacado Néstor Kohan [9], el “Che Guevara reflexiona en castellano. No en cualquier lado. En el Tercer Mundo. No en cualquier ámbito. En el seno de la dirección política de la Revolución Cubana y a lo largo de distintas experiencias guerrilleras e insurgentes, antimperialistas y anticapitalistas (desde el Congo hasta Bolivia). Por eso incomoda tanto. Porque descentra y desconoce las normas habituales de producción, circulación y consumo de los saberes teóricos, incluido el marxismo”. Lo que, además de desmarcarlo de lo que se “desmerengó”, lo conecta con los excluidos y subordinados de hoy, aun después de medio siglo de su partida física.

Para encauzar este trayecto, suelen demandarse ciertas plumas de la derecha. Es el caso del apologista del neoliberalismo Mario Vargas Llosa y de su hijo Alvaro Vargas Llosa Para, quien por allá por el 2005 escribió un largo escrito titulado “La máquina de matar: El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalista” [10] y “El Che, cada vez más mito y menos realidad”. Un odio por el que califican “máquina de matar” que los compulsa al deslegitimar hasta sus huesos [11], al promover el libro “Operación Che. Historia de una mentira de estado”, escrito por Maite Rico y Bertrand de la Grange, famosos por demoler otros “mitos izquierdistas” como el subcomandante Marcos yel Obispo guatemalteco Juan Gerardi.

Otro de ellos,Enrique Krauze afirma que lavindicación del Che “es esencialmente contracultural” y “la Che-manía no sólo niega la tradición democrática de Occidente”, sino que “deja de lado” lo que en su criterio es “el único ángulo salvable del Guevara para nuestros días: la coherencia de su igualitarismo”. Para el manipulador, no hay nada más remoto a los valores de las democracias representativas de la región que “las románticas e irresponsables aventuras de aquel condottiero del siglo XX”[12].

En la misma línea, el columnista del Miami Herald Andrés Oppenheimer, compara el debate que se viene dando en la sociedad estadounidense sobre la campaña para derribar las estatuas del general sureño de la guerra civil Robert E. Lee, con la petición para demoler los monumentos al Che Guevara que está teniendo lugar en Argentina [13], que terminan siendo una, lapetición de la Fundación Basesen la Ciudad de Rosario que había reunido  hasta el 23 de agosto de  14,100 firmas en el sitio web Change.org.; en una ciudad de más de un millón de habitantes.

Persiguiendo un Che light, simplificado, o simplemente conector entre, por un lado, las grandes maquinarias de control social, productoras de subjetividad capitalísticas y modeladoras de las mentes, y por otro, las instancias síquicas, las maneras de percibir el mundo que decidieron los guionistas de la “Sociedad del Espectáculo”. Otro Che construido ingenierilmente, según códigos precisos con el fin de favorecer una interpretación única, automática y controlable de los subordinados.

Esta iconización, como última fase de figurativización del discurso, pasa por la conversión del sistema de significados sintetizados en el Che Libertador, en otro menos denso, más fragmentado e inconsecuente, un Che romántico, aventurero, rebelde sin causa, ícono del pop, marca. Dotado solo de atributos susceptibles de producir una ilusión referencial consustancial a la subjetividad neoliberal.

Ya logo, además de utilizable para maximizar la plusvalía, resulta más fácilmente individualizable, es decir cada sujeto puede tener y “amoldar” su propio Che, que “liberalizado” de patrones conductuales, se aviene con la “flexibilización de la vida personal”, tan caros en la subjetividad neoliberal que se propaga.

En tiempos en que se ha elevado al cubo lo que avizoraba Feuerbach hace más de un siglo: “Y sin duda nuestro tiempo… prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser… lo que es sagrado para él no es sino la ilusión, pero lo que es profano es la verdad. Mejor aún: lo sagrado aumenta a sus ojos a medida que disminuye la verdad y crece la ilusión, hasta el punto de que el colmo de la ilusión es también para él el colmo de lo sagrado.”

En tal sentido la foto de Alberto Korda, con su propia historia de iconización y occidentalización, le sirve “como anillo al dedo” a los “persuasores” y manipuladores de mente para etiquetar, decodificar y simplificar al Guerrillero Heroico.  Recuérdese que se ha reproducido cierto correlato que arrebata el mérito al fotógrafo cubano o se lo transfieren al artista irlandés JimFitzpatrick y al famoso representante del Pop Art estadounidense Andy Warhol. Más recientemente, se ha sumado otro capítulo de vulgarización, el TheBanksy’s Che, la versión del grafitero británicoen la que sobrepone a la silueta de Fitzpatrick un par de gafas con forma del reconocido modelo de la marca RayBan, con signos de dólares sobre ellas.

A su vez, dos elementos visuales, objetos reproducibles y equiparables, concentran este agenciamientosimbólico de su figura, uno es la estrella y el otro la boina.De esto informa, -por solo poner dos ejemplos- su uso por Madonna en la carátula de su disco American Life del 2003 y por algunas de las modelos en el desfilede famosa casa de moda francesa Chanelen la capital cubana, soloque esta vez recubierta de lentejuelas.

Esta iconización, digamos que de segundo grado, profundiza su desvalorización ideológica, constituyendo un vaciamiento “agregado” hacia su trasformación instrumental en marca o logo, bajo su hegemónica lógica reduccionista.

Lo que se dirime es entonces cuál de los Che, El logo o EL Libertador, tiene mayor capacidad de seducir, de calar y resonar en el “sentido común” de época, de convertirseen el marco de significado desde el que la realidad social es procesada, explicada y ordenada para generar determinados posicionamientos y comportamientos.

Solo la conciencia, “parida” por la práctica revolucionaria, romperá las cadenas que tejen la enajenación y el individualismo.Consecuencia y condicionantes de la invasión más íntima de la lógica del mercado, hasta el punto que el sujeto no solo vende su fuerza de trabajo, sino que goza “existir bajo el mandato de convertirse a sí mismo y a la propia relación con uno mismo en capital financiero”-como lo han modelado Laval y Dardot-; “el sujeto se engendra a sí mismo ilimitadamente en capital financiero y el capital financiero en sujeto”. Un círculo vicioso donde “se van borrando progresivamente los legados simbólicos, la alteridad y la imposibilidad que la determina, hasta volverse la vida expresión de un presente absoluto” [14].

Todo lo cual, ratifica la vigencia de la tesis guevariana de el “hombre nuevo” –un sujeto emancipador de todos los esclavizados, colonizados, vilipendiados-  y contundente mandarriazo al ladrillo fundacional del neoliberalismo y de la filosofía del despojo.

 

 

Notas

  1. https://www.aporrea.org/ideologia/a41958.html
  2. https://mundo.sputniknews.com/opinion/20130618157324733/
  3. http://www.cmhw.cu/en-villa-clara/6231-la-boina-del-che-guevara-como-simbolo-de-futuro
  4. http://www.dw.com/es/che-la-figura-hist%C3%B3rica-detr%C3%A1s-del-icono/a-4694880
  5. https://journals.aau.dk/index.php/sd/article/viewFile/1091/920
  6. http://www.abc.es/cultura/cultural/abci-icono-deslumbrante-201611290141_noticia.html
  7. http://www.elmostrador.cl/noticias/mundo/2013/11/22/de-simbolo-revolucionario-a-icono-subastado-mitica-foto-del-che-guevara-es-vendida-en-7-200-euros/
  8. https://antroporecursos.files.wordpress.com/2009/03/balandier-g-1988-el-desorden.pdf
  9. https://marxismocritico.files.wordpress.com/2011/11/en-la-selva.pdf
  10. http://www.elindependent.org/articulos/article.asp?id=1535

 

  1. https://patriciadamiano.blogspot.com/2007/03/los-huesos-del-che.html?m=0
  2. http://www.enriquekrauze.com.mx/joomla/index.php/biogr-retrato/91-biogra-critica-historica/295-che-vida-y-milagros.html
  3. http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/andres-oppenheimer-es/article168939962.html#storylink=cpy
  4. https://www.pagina12.com.ar/42162-que-es-la-subjetivacion-neoliberal

 

Fuente: Contexto Latinoamericano: http://www.contextolatinoamericano.com/site/article/la-guerra-simbolica-contra-el-che-libertador