La actual guerra contra Cuba en las redes sociales de internet está empleando todas las técnicas que se han hecho comunes entre los aliados de Washington para destabilizar países, derrocar gobiernos que no le resultan cómodos a Estados Unidos y sustituirlos por fieles servidores. Mentiras obvias convertidas en noticia, suplantación de identidades, victimizaciones oportunistas, uso masivo de cuentas falsas y trolles…
Un caso emblemático es la campaña de Jair Bolsonaro
que vinculó a la ex Presidenta y candidata a senadora Dilma Rouseff con
Cuba y a una persona que lo apuñaló con el Partido de los Trabajadores
al que quería derrocar.
A
la izquierda fotomontaje que se utilizó masivamente en la campaña de
Bolsonaro a través de Whatsapp, enviado a millones deelectores
brasileños. A la derecha foto real de Fidel en la visita a New York en
1959 con directivos de universidades estadounidenses, Dilma tenía en esa
fecha once años.
Basta revisar las cuentas participantes
en las campañas de Twitter recientemente convocadas por la también amiga
de los congresistas norteamericanos que están pidiendo reforzar el
bloqueo contra la Isla para encontrar la aplicación de todas las
técnicas de guerra mediática que han empleado Washington y sus aliados
en otros países.
Pero lo que nunca imaginé es tener el
honor de que esas ténicas fueran usadas contra mi como parte de esa
campaña, creando una cuenta falsa con mi nombre y fotografía que la
empresa Twitter canceló por violar sus normas.
Miren que les han pagado millones de dólares en cursos, becas y viajes pero no aprenden.
El Grupo de Tareas de Internet para Cuba delDepartamento de Estado, reunido por segunda vez desde su primer encuentro enfebrero, terminó sin acuerdo. La línea dura, que exige más dinero delcontribuyente para acabar como sea con el gobierno revolucionario, se enfrentóa la de los cínicos, que quieren lo mismo, pero llevándose por delante todocriterio moral y con la compensación del mercado. Del encuentro el pasado miércoles en Washington ha trascendido la indignacióndel jefe de la gubernamental Oficina de Transmisiones para Cuba de EstadosUnidos, Tomás Regalado. El ex alcalde de Miami dijo a cuanto periodista se leatravesó en el camino estar totalmente en contra de que las empresasestadounidenses de telecomunicaciones tengan intercambios comerciales con elgobierno cubano, aunque sea para clavarle un puñal por la espalda.Regaladocalificó de “inaceptables” que “ciertos elementos” que integran la comisión,solicitaran al gobierno de EEUU “que aliviara unas partes del embargo a fin deque Cuba tuviese acceso a infraestructura de Internet”. Con él, otros duros seapuraron en declarar más o menos lo mismo, y dieron por sentado que ese puntode vista se impuso frente a los que promueven la vía negociadora con La Habana.No es nueva esta pelea entre los duros y los cínicos por la“democratización” de Cuba vía Internet. Ambos grupos alternan sus proyectos desubversión y ya va siendo una regularidad que cuando los ultraconservadoreslogran imponer sus estrategias para Cuba en el ciberespacio, es porque elgobierno de Estados Unidos ha pasado a la defensiva. Apenas se percibe en la Casa Blancaposibilidades de desarrollo en la isla con el empleo de las llamadas nuevas tecnologías,termina la retórica del Tío Sam bondadoso que pacta hasta con el diablo paramejorar “el acceso a la libre información”, y la mano dura del bloqueotecnológico se cierra amenazadoramente.Pero cuando el cálculo de los estrategas es que la Revolución está enriesgo, enseguida reaparece la narrativa de que Internet es una oportunidadpara revertir el proceso cubano. Los cínicos entran en el juego y el gobiernode Estados Unidos levanta algunas de las barreras que antes clavaron los duros.
Un poco de historia
Desde que la Internet
comenzó a ser el sistema nervioso central de la sociedad contemporánea, los
duros y los cínicos se alternaron con acciones defensivas u ofensivas, según
los pronósticos dominantes para Cuba en Washington.
Mientras
Europa y la mayoría de los países de América Latina comenzaron a conectarse a
Internet a mediados de los años 80 del siglo pasado, Cuba estuvo sometida
durante más de una década a una política de “filtración de ruta” de la National Science
Foundation (NCF) que bloqueaba los enlaces desde y hacia la isla en territorio
estadounidense. Los indicadores sociales y económicos de la nación caribeña
eran entonces los mejores de la región.
Con el Período Especial -la crisis que sobrevino tras el “desmerengamiento”
de Europa del Este-, la situación cambió dramáticamente. Estados Unidos calculó
que el socialismo en Cuba tenía los días contados. Era el turno de los cínicos.
En octubre
de 1996 se hizo efectivo el permiso para enlazar a Cuba a la red internacional
bajo la Ley
de la Democracia Cubana (Ley Torricelli), aprobada cuatro años antes.
Aunque daba carta blanca al tráfico de información, mantuvo límites
draconianos para las personas naturales o jurídicas estadounidenses que
favorecieran el comercio electrónico, el turismo o cualquier otra área que
generara beneficios económicos a los cubanos, incluyendo la provisión de
tecnologías. Prohibió explícitamente inversiones en “las redes de
comunicaciones domésticas dentro de Cuba”, en particular “la contribución
(incluida la donación de fondos o de cualquier cosa de valor […] y el
otorgamiento de préstamos para ese fin”.
A pesar de
las restricciones que duran hasta hoy para el uso de los servicios comerciales
que soporta la red, los cínicos habían logrado abrir una rendija en el blindaje
del bloqueo impuesto por los duros. Las oportunidades económicas se abrirían
más temprano que tarde con estos cambios, se
especuló por aquellos días.
Lo que pocos saben es que el lobby de AT&T fue determinante para
que la Ley Torricelli
incluyera la cláusula del acceso de Cuba a Internet. La empresa de
telecomunicaciones combinaba la carnada comercial con el entusiasmo por
destruir a la
Revolución. Los intereses de la compañía venían de lejos. En
1921, AT&T inauguró el
primer cable submarino entre La Habana y Cayo Hueso. Tras el triunfo del
Primero de Enero de 1959, el tráfico telefónico entre ambos países se convirtió
en un objetivo del bloqueo estadounidense,
aunque se le
permitió al gigante tecnológico continuar las operaciones con el gobierno
cubano a través de las conexiones que ya existían. Sin embargo, el gobierno
estadounidense prohibió cualquier modernización de estas. Las leyes
establecieron que todos los ingresos correspondientes a la participación cubana
en el tráfico telefónico bilateral no podían pagarse al gobierno de la isla,
sino que se depositarían en una cuenta en Estados Unidos.
Con el tiempo, las conexiones del cable de 1921 se volvieron
irremediablemente anticuadas. La Comisión Federal de Comunicaciones de EEUU estimó
que de 60 millones de intentos de llamadas anuales, se completaba menos del 1
por ciento. Esta situación cambió después de que la Ley Torricelli
diera el giro importante en la política de comunicaciones de Estados Unidos a
la isla.
Pero los
duros darían otro golpe de tuerca en febrero de 2001, siete meses antes del
ataque a las Torres Gemelas, cuando el director de la Agencia de Inteligencia de
la Defensa
(DIA), almirante Thomas R. Wilson,
identificó al gobierno cubano como un posible “ciberatacante”, lo que
convirtió a Cuba en el primer país de la Historia que ha sido acusado como tal, en un
momento en que toda la nación caribeña tenía menos capacidad de conexión que un
solo hotel en Miami.
En mayo de ese año, Geoff Demarest, de la Oficina de Estudios de
Ejércitos Extranjeros (Foreign Military Studies Office), adscrita al
Departamento de Defensa, publicó
un análisis sobre la “transición en Cuba” donde admitía que “la
alfabetización informática está generalizada en la isla”, los “cubanos
podían sacar ventaja” de Internet y “si el pensamiento [del gobierno
estadounidense] era acelerar la transición de Cuba a la libertad [gracias al
acceso concedido con la
Ley Torricelli], esto no funcionó”. Los halcones del
Pentágono habían llegado a la conclusión de que, a corto plazo, Cuba
estaría en condiciones de dar un salto en su desarrollo tecnológico,
científico y económico. El gobierno de EEUU estaba, otra vez, a la defensiva.
Esta actitud comenzó a reajustarse a partir de 2003, con la escalada
de las tensiones entre Cuba y Estados Unidos en el contexto de la guerra en
Iraq y las provocaciones y amenazas del gobierno de George W. Bush contra la
isla, lo que obligó a la dirección de la Revolución a
concentrarse en este escenario. Sopesaron, además, las limitadas inversiones
en la extensión de la red, la divulgación de regulaciones ministeriales que
acotaban el acceso
, la escasa
conexión fuera de las instituciones, los altos precios del servicio de
conectividad en centros turísticos y cierta sobredimensión de la percepción
de riesgo de Internet.
Los cínicos volvieron a imponerse, ahora con los republicanos en el poder.
El Informe de la Comisión
para la asistencia a una Cuba Libre, del 6 mayo de 2004, contempló “alentar a
gobiernos de terceros países para que brinden a los cubanos acceso público a
Internet desde sus misiones diplomáticas en la isla”. La actualización de
este Plan, anunciado por George W. Bush el 10 julio de 2006, avanzó aún más
en este camino al centrar su estrategia en la decisión de “romper el bloqueo
informativo”, para la cual otorgó veinte millones de dólares anuales al
Departamento de Estado, dedicados
fundamentalmente
a proporcionar “información no censurada a través de emisiones convencionales
y vía satélite e Internet”.
El 14 de febrero de 2006, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice,
creó oficialmente el Grupo de Tareas para la Libertad de la Internet Global
(GIFT), que, bajo la retórica libertaria, tuvo entre sus objetivos principales
monitorear a Irán, China y Cuba las veinticuatro horas del día y elaborar
para ellos estrategias específicas con la facultad de convocar equipos
multidisciplinarios capaces de hacer viables las decisiones del gobierno
estadounidense y de crear, entre otros recursos, herramientas altamente
especializadas contra “la censura”.
Hillary
Clinton, quien remplazó a Condoleezza en el cargo, dio la orden de revitalizar
el GIFT “como foro para abordar las amenazas a la libertad de Internet en todo
el mundo, e instó a las empresas y medios de los Estados Unidos a asumir un
papel proactivo para desafiar a los gobiernos extranjeros que practican la
censura y la vigilancia”.
Desde 2008, y de manera sostenida, el gobierno de Barack Obama dirigió
hacia el ciberespacio cubano la mayoría del presupuesto público destinado a
la política de “cambio de régimen” en la isla. Las regulaciones emitidas en
septiembre de 2009 por la
Oficina de Industria y Seguridad crearon una excepción a la
licencia de exportación a Cuba para “dispositivos de comunicación
donados” — teléfonos celulares, tarjetas SIM, PDA, computadoras portátiles y
de escritorio, memorias flash, equipos Bluetooth,
y
dispositivos de conexión inalámbrica a Internet. De pronto se tenía la
impresión gaseosa de que en este ámbito el bloqueo no existía.
Obama amplió el plan diseñado por Bush y elaboró una política de
“oportunidades” para el sector de las telecomunicaciones en Cuba. El 17 de
diciembre de 2014, la Casa
Blanca llegó a publicar una hoja informativa titulada Charting
a New Course on Cuba que afirmaba que “los proveedores de
telecomunicaciones podrán establecer los mecanismos necesarios, incluida la
infraestructura, en Cuba para proporcionar servicios comerciales de
telecomunicaciones e Internet, que mejorarán las telecomunicaciones” entre
ambos países.
El 21 de
marzo de 2016, en
una entrevista con ABC News en La Habana, el Presidente estadounidense
aseguró que para que la isla “pueda prosperar, tenemos que traer las nuevas
tecnologías a Cuba”. A duras penas disimuló que el concepto de prosperidad
estaba asociado a la libre empresa y al fin del socialismo en el Caribe, un
objetivo que parecía estar a la vuelta de la esquina. Los cínicos gozaban un
momento de gloria.
¿Vuelve el reinado de
los duros?
La primera reunión del Grupo de Tareas tuvo lugar el 7 de febrero de2018 en el Departamento de Estado, con el objetivo de “examinar los retos yoportunidades tecnológicas para expandir el acceso a internet en Cuba” en dossubcomisiones, una que investiga el papel de los medios y la libertad deinformación, y otra centrada en la ampliación del acceso de la nación caribeñaa la red de redes. En el público asistente por invitación al encuentro del CubaInternetTask Force (CITF) coincidieron representantes de los duros y de los cínicos, yentre estos últimos, algunos con inversiones en medios privados digitales enCuba que sobreviven en un limbo legal.Diez meses después y ante los mismos asistentes, ambas subcomisionespresentaron un informe preliminar con recomendaciones que, según el ex alcaldeRegalado, “han tomado un viraje total” respecto a la línea precedente -la delos cínicos. El documento final con las recomendaciones para “democratizar” víaInternet, deberán estar sobre la mesa del secretario de Estado, Mike Pompeo, enmayo de 2019.https://youtu.be/kR8SCEdl9bM Estareunión coincidió con la apertura del servicio de datos móviles en la isla(3G), que ha tenido enorme acogida entre los cubanos. El rendimiento delservicio es lo suficientemente bueno para prever que el acceso móvil será másconveniente y cómodo que los puntos de acceso WiFi actuales o las salas denavegación, por lo que se convertirá en la forma en que la mayoría de loscubanos se conectan en línea. Jorge Luis Perdomo, Ministro de Comunicaciones,aseguró que la próxima etapa será extender la tecnología 4G, que permitirámayor y mejor calidad en el acceso.Buenas noticias para los cubanos en el escenario digital; malasnoticias para los cínicos del telecom estadounidense, republicanos ydemócratas. Como hemos visto, la política de la Internet como armasubversiva, utilizada por Estados Unidos desde hace más de 30 años contra Cuba,no depende tanto de qué partidose sienta en la Casa Blanca, como de la percepción que se instale sobre el destinode la Revolución.Se cumple la regularidad. Los duros ya están enzafarrancho de combate para evitar que Cuba se conecte con el mundo bajo suspropias reglas. La Administración Trump está a la defensiva.
M. H. Lagarde.─ Algunos de los llamados sitios “independientes” en la web cubana, esos mismos que el último Task Force del gobierno de Estados Unidos se ha propuesto promover, han parido de un tiempo acá una nueva especie de revolucionario cubano.
Estas son algunas de sus principales características:
-Los nuevos revolucionarios presentan como su principal credencial de revolucionarios estar en contra del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, como si esa posición no fuera desde hace mucho, en Washington, parte esencial del plan B para acabar con la revolucion cubana. Obama por ejemplo estaba en contra del bloqueo. ¿Será también el expresidente un nuevo revolucionario?
-Los nuevos revolucionarios son más fidelistas que Fidel, pero al mismo tiempo, solo ven manchas en el principal legado del líder de la Revolución: la Cuba de hoy.
-Los nuevos revolucionarios, críticos accérrimos del centralismo estatal, nunca crítican directamente al gobierno, sus blancos preferidos son la prensa y algunas empresas que, aunque las llaman dependientes de ese mismo gobierno, según ellos, hacen lo que les viene en gana.
-Aunque los nuevos revolucionarios saben que el bloqueo existe -recuerden ya dijimos que oponerse al mismo era la principal definición de su condición de revolucionario-, todas las culpas de los errores y poblemas de la Cuba de hoy son solo consecuencia de la mala dirección de un grupúsculo de burócratas. ¿Estará también Nikki Haley en la lista de esos nuevos revolucionarios?
-Los nuevos revolucionarios son contradictorios, como bien corresponde a un nuevo revolucionario. Se la pasan diciendo que no les dejan insertar sus nuevas ideas revolucionarias en la prensa estatal pero al mismo tiempo repiten hasta el cansancio que la prensa oficial es aburrida, siempre dice lo mismo y por tanto nadie la lee.
-Los nuevos revolucionarios juran y perjuran que no son asalariados del pensamiento oficial, pero aceptan becas en universidades de Estados Unidos o reciben cursos de periodismo en Holanda donde seguro les enseñan a defender el socialismo en Cuba. Debemos presuponer que tales cursos y becas son gratuitos.
-Los nuevos revolucionarios son expertos en economía por eso saben que el neoliberalismo es la mejor opción para solucionar los problemas de un país subdesarrollado y bloqueado durante más de medio siglo.
-Como si fuera poco, los nuevos revolucionarios son también expertos en historia de Cuba y por eso ocultan que Julio Antonio Mella era un seguidor de las ideas de Martí y fundador del Partido Comunista de Cuba y lo convierten en un rebelde sin causa, una suerte de James Dean.
-Los nuevos revolucionarios llaman a la desobediencia cuando más hace falta la unión. Para ellos, expertos también en política, nada tienen que ver con Cuba la persecusión “judicial” de los líderes de izquierda en América Latina, los intentos de golpes blandos e invasiones en Venezuela y Nicaragua.
-Los nuevos revolucionarios son democráticos y respetuosos de las opiniones contrarias, por eso quienes no compartan sus posiciones son: sumisos, corderos, obedientes, mediocres, talibanes, khmer rojos, estalinistas, oficialistas y represores.
-La principal misión, por tanto, de los nuevos revolucionarios es la de dividir algo que sin duda, a veces, consiguen.
En los tres meses desde que Google, el monopolio de Internet, anunciara planes para impedir que los usuarios accedieran a “noticias falsas”, ha caído significativamente el posicionamiento global de tráfico de un amplio abanico de organizaciones izquierdistas, progresistas, contrarias a la guerra y de los derechos democráticos.
El 25 de abril de 2017, Google anunció que había implementado cambios en su servicio de búsqueda para dificultar que los usuarios accedieran a lo que llamó información “de baja calidad” tales como “teorías de la conspiración” y “noticias falsas”.
La compañía dijo en un post en un blog que el propósito central del cambio en su algoritmo de búsqueda era darle al gigante de las búsquedas un mayor control para identificar contenido considerado objetable según sus pautas. Declaró que había “mejorado nuestros métodos de evaluación e hizo actualizaciones algorítmicas” con el objeto de “hacer aflorar más contenido fiable”.
Google continuó, “El mes pasado, actualizamos nuestras Pautas para el Posicionador de Calidad de las Búsquedas para proporcionar ejemplos más detallados de páginas de baja calidad para que los posicionadores los señalicen adecuadamente”. Esos moderadores tienen instrucción de señalizar “experiencias de usuarios molestas”, incluyendo páginas que presentan “teorías conspirativas”, a no ser que “la búsqueda indique claramente que el usuario está buscando un punto de vista alternativo”.
Google no explica con precisión qué quiere decir con la expresión “teoría de la conspiración”. Usando la categoría amplia y amorfa de las noticias falsas, el objetivo del sistema de búsquedas de Google es restringir el acceso a sitios web alternativos, cuya cobertura e interpretación de eventos entra en conflicto con los de medios del establishment tales como el New York Times y el Washington Post.
Señalizando contenido de manera que no aparezca en las dos primeras páginas de resultados de una búsqueda, Google es capaz de bloquear de hecho el acceso de los usuarios a él. Dado que enormes cantidades del tráfico web son influidas por los resultados de las búsquedas, Google puede de hecho esconder o enterrar contenido que no le conviene mediante la manipulación de los posicionamientos de las búsquedas.
Justo el mes pasado, la Comisión Europea multó a la compañía con 2700 millones de dólares por manipular los resultados de las búsquedas para dirigir a los usuarios de manera inapropiada a su propio servicio de comparación de compras, Google Shopping. Ahora, parece que Google está usando esos métodos criminales para impedir que los usuarios accedan a puntos de vista políticos que la compañía considera objetables.
El World Socialist Web Site ha sido blanco de los nuevos “métodos de evaluación” de Google. Mientras que en abril de 2017 se originaron 422.460 visitas al WSWS en búsquedas en Google, la cifra ha bajado a unas estimadas 120.000 este mes, una caída de más del 70 por ciento.
Aún utilizando términos de búsqueda como “socialista” y “socialismo”, lectores nos han informado de que lo tienen cada vez más difícil para localizar al World Socialist Web Site con sus búsquedas en Google.
Según el servicio de herramientas de administración de sitios web de Google, el número de búsquedas que desembocaron en que el usuario viera contenido del World Socialist Web Site (es decir, que apareciera un artículo del WSWS en una búsqueda hecha en Google) cayó desde 467.890 al día a 138.275 a lo largo de los tres meses pasados. La posición media de artículos en búsquedas, mientras tanto, cayó de 15,9 a 37,2 a lo largo del mismo período.
David North, director de la Junta Editorial Internacional del WSWS, declaró que Google está implicada en la censura política.
“El World Socialist Web Site existe desde hace casi 20 años”, dijo, “y ha logrado reunir a una vasta audiencia internacional. Durante la primavera pasada, el número de visitas individuales al WSWS cada mes superó los 900.000.
“Mientras un porcentaje significativo de nuestros lectores entra al WSWS directamente, muchos usuarios de la web acceden al sitio mediante buscadores, de los cuales Google es el más ampliamente utilizado. No hay ninguna explicación inocente para esta caída extraordinariamente aguda en lectores, casi de la noche a la mañana, provenientes de búsquedas en Google”.
“La pretensión de Google de que está protegiendo a los lectores de las ‘noticias falsas’ es una mentira motivada políticamente. Google, un monopolio masivo, con muy estrechos vínculos con el Estado y agencias de inteligencia, está bloqueando el acceso al WSWS y a otros sitios web de izquierdas y progresistas a través de un sistema de búsquedas amañadas”.
En los tres meses desde que Google implementara los cambios en su buscador, menos gente ha accedido a sitios de noticias de izquierdas o que se oponen a la guerra. En base a información disponible en Alexa analíticas, otros sitios que han experimentado drásticas caídas en el posicionamiento incluyen a WikiLeaks, Alternet, Counterpunch, Global Research, Consortium News y Truthout. Incluso grupos prominentes de los derechos democráticos como American Civil Liberties Union y Amnesty International parecen haber sido afectados.
Según Google Trends, el término “noticia falsa” casi se cuadruplicó en popularidad a principios de noviembre, en torno a la época de las elecciones estadounidenses, cuando los demócratas, medios del establishment y agencias de inteligencia intentaron achacar a la “información falsa” la victoria electoral de Donald Trump sobre Hillary Clinton.
El 14 de noviembre, el New York Times proclamó que Google y Facebook “se enfrentaban a una crítica creciente acerca de cómo las noticias falsas en sus sitios podrían haber influido el resultado de las elecciones presidenciales”, y estarían tomando medidas para combatir las “noticias falsas”.
Diez días más tarde, el Washington Post publicaba un artículo, “Esfuerzo de propaganda ruso ayudó a difundir ‘noticias falsas’ durante las elecciones, dicen los expertos”, que citaba a un grupo anónimo conocido como PropOrNot que compiló una lista de sitios de “noticias falsas” que difundían “propaganda rusa”.
La lista incluía varios sitios categorizados por el grupo como “izquierdistas”. De manera significativa, puso en su mira a globalresearch.ca, que reproduce a menudo artículos del World Socialist Web Site.
Después de la crítica generalizada de lo que era poco más que una lista negra de sitios que se oponen a la guerra y al establishment, el Washington Post se vio obligado a publicar una retractación, declarando “el Post, que no nombró a ninguno de los sitios, como tal no respalda la validez de los hallazgos de PropOrNot”.
El 7 de abril, Bloomberg News informó de que Google estaba trabajando directamente con el Washington Post y el New York Times para “comprobar los hechos” de los artículos y eliminar las “noticias falsas”. A esto siguió la nueva metodología de búsqueda de Google.
Tres meses después, de los 17 sitios declarados como de “noticias falsas” por la lista negra desacreditada del Washington Post, 14 vieron caer su posicionamiento. El declive medio del alcance global de todos esos sitios es el 25 por ciento, y algunos sitios vieron caer un 60 por ciento su alcance global.
“Estas acciones por parte de Google constituyen una censura política y son un ataque descarado a la libertad de expresión”, dijo North. “En momentos en los que es generalizada la desconfianza pública hacia los medios del establishment, este gigante corporativo está explotando su posición monopolística para restringir el acceso público a un amplio espectro de noticias y análisis críticos”.
Tomado de Resumen Latinoamericano / Andre Damon y Niles Niemuth, WSWS.org, CCTT
(Tomado de Cubaizquierda) Precedido de una especie de fuego preventivo comenzó el Primer Taller Nacional de Informatización y Ciberseguridad. En la sesión plenaria del evento, a la cual asistieron miles de profesionales del sector, se presentaron las bases generales y principios de la propuesta de política integral para el perfeccionamiento de la informatización en la sociedad cubana. Un programa perfectible, sí, y al cual antes de conocerse ya estaba siendo objeto de críticas exigiéndole, creo, un imposible: complacer a todos.
(Acceda al foro del Taller) Más información