El cada vez más reducido grupo de seguidores de Guaidó. Hasta los medios de prensa antichavistas tuvieron que reconocer lo escualida que resultó su última manifestación “libertaria” |
Tomado del blog: Cambios en Cuba
Por M. H. Lagarde
Desesperados
por la secuencia de continuos fracasos que conforman el intento de
golpe contra la Revolución Bolivariana, los halcones que mueven los
hilos del títere, Juan Guaidó, ahora le han ordenado retomar, como arma
política, la amenaza de una invasión militar a Venezuela.
La
próxima opción sobre la mesa parece ser -según dijo el elegido este
sábado en otra de sus “libertarias” manifestaciones, a la que solo
acudieron unos cientos de seguidores-, ponerse en contacto con “el
Comando Sur de Estados Unidos a fin de poder establecer una relación
directa y de alcance en materia de cooperación”.
Vocero
de los Bolton y Marcos Rubios, donde debió decir invasión, el
proclamado utilizó el eufemismo “cooperación” porque, según él, ahora,
además del falso pretexto de la invasión ya existente de soldados
cubanos, de pronto, en la Casa Blanca han descubierto que en Venezuela
existe la penetración del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de
Colombia.
Siguiendo
el nuevo guión de mentiras, Guaidó acusó a Maduro de haber facilitado
“herramientas y recursos de inteligencia” al ELN lo que configuraría que
“el régimen es patrocinador de terrorismo”.
Los
nuevas revelaciones de Guaidó fueron hechas un día después que la otra
marioneta de Washington, el presidente de Colombia Iván Duque, afirmara
que su país “está en máxima alerta para evitar que la guerrilla del ELN
continúe recibiendo armas, municiones y apoyo económico del presidente
de Venezuela, Nicolás Maduro”, y que el secretario de Defensa en
funciones de Estados Unidos, Patrick Shanahan, asegurara la semana
pasada que el Pentágono ha estado analizando una amplia gama de opciones
militares.
Pero
no todo son amenazas. El pasado jueves, a través de un comunicado
oficial, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) denunció la
instalación de un falso positivo en la frontera por parte de Colombia,
cuyo Ministerio de Relaciones Exteriores, inventó una supuesta incursión
del ejército venezolano en su territorio; y este mismo sábado, el
ministro de Defensa, Vladimir Padrino, advirtió que una embarcación de
la Guardia Costera de Estados Unidos había realizado labores de
patrullaje en aguas del territorio venezolano, una acción, que agregó
“no lo vamos a aceptar”.
“No
es una súplica, no es un por favor, le exigimos a las autoridades
militares de los Estados Unidos que respete las aguas jurisdiccionales y
la soberanía territorial de la República Bolivariana de Venezuela”,
dijo el ministro según un despacho de Reuters.
Los
manejadores del destartalo títere deberían tragarse su orgullo imperial
y forzar su imaginación en busca de nuevas opciones que poner sobre la
mesa. La opción de las provocaciones podrían desencadenar, en caso de
una guerra de Estados Unidos y sus aliados en Venezuela, una catástrofe
regional sin parangón.
Más
allá de las leales Fuerzas Armadas, la patria de Bolívar cuenta con un
arma que ningún ejército o coalición, por poderosa que sea, puede
derrotar: las ansias de todo un pueblo a defender los logros alcanzados,
su independencia y soberanía. Todo lo que, como ha quedado desmostrado
desde su proclamación el pasado 23 de enero a la fecha, le falta al
estafador Guaidó.