Un siglo comprometido con la Revolución

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Cien años y una claridad que asombra. Logra hilvanar cada palabra y emitir ideas precisas con su voz apasionada. Reclinado en una silla, con sus muletas como habituales compañeras, Bernardo Lazo de la Cruz deja perplejo a quien le escucha. Es una especie de evangelio vivo con mucho que contar.

Aseguran que en cada hombre viaja un colosal volumen de sabidurías y vivencias, y qué decir si se ha vivido un siglo para contarlo. Bernardo nació un 20 de mayo en el lejano 1915, y tuvo la dicha de celebrar un nuevo año junto a los suyos. Como un patriarca disfrutó de su cumpleaños en compañía de sus 4 hijos, 6 nietos, y 16 bisnietos; y su esposa Dora, “el horcón que me sostiene hace 63 años.”

Pero este aniversario resultó especial para Bernardo, no solo por el cúmulo de años, sino además porque sus amigos de la Asociación de combatientes a la cual pertenece decidieron agasajarlo.
Y cómo no festejar a quien ha dedicado su extensa vida a la Revolución, con una hoja de servicios sin tacha. Ya en el temprano 1935 ingresó en las filas comunistas, sensibilizado por la Guerra Civil Española.

También fue maestro, y en ese período el estallido revolucionario lo sorprendió en Las Villas. Allí apoyó a la Columna del Che Guevara a su llegada a la Sierra del Escambray.

A principios de 1959 ingresó en el naciente Ministerio del Interior, del cual es fundador. Entre sus numerosas batallas recuerda la lucha contra los bandidos que cometían sus desmanes en el sur de la provincia matancera.

La Campaña de Alfabetización para él tiene un significado especial. Dirigía un centro escolar en la barriada matancera de Los Mangos, donde tenía a su cargo un numeroso grupo de alfabetizadores.

Recuerda aquella hazaña con regocijo, y el instante en que izaron la bandera de Territorio Libre de Analfabetismo representa según sus palabras una de las páginas más bellas de la historia de Cuba.

Hoy sus días transcurren en el calor de su hogar, quizás renombrando aquellos lugares y sucesos vividos, siempre con una sonrisa a cuestas, la mirada transparente y la frase certera. Bernardo es como un gran árbol que cobija al caminante, sus ideas denotan a un hombre que ha sido consecuente y comprometido con la Revolución durante toda su vida centenaria.

por: arnaldomirabal

https://arnaldobal.wordpress.com/

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