Por: Gustavo de la Torre
El mundo le ha dado nuevamente otro Knock-Out directo al rostro del imperialismo. Una humillante derrota, donde hasta aquellos que presiona a ser sus aliados encuentran absurda esta política de genocidio.
El carácter de este empecinamiento vil, mezquino e inhumano, no es más que otra muestra de la hipocrecía que despliegan los gobiernos norteamericanos cuando balbucea sobre "derechos humanos", "democracia", "libertad", "diplomacia", "voluntad de resolver pacíficamente los conflictos", etc.
Los gobiernos de Estados Unidos se han dedicado a crear guerras, invadir otros pueblos, dar golpes de estados, incrementar la industria bélica, imponer su hegemonía a través de la fuerza militar o el chantaje político, llevar a cabo guerras bacteriológicas; igualmente se ha dedicado a crear organismos, instituciones o grupúsculos mercenarios que se dediquen a la subversión o al derrocamiento de gobiernos "no deseados" desde dentro, a imponer bloqueos económicos, financieros y comercial… y hasta espiar al resto del mundo "amparando" su conducta ilegal en la lucha contra el terrorismo_ amén de ser el mayor patrocinador del terrorismo en todo el planeta.
Sin embargo, lo que no logra entender el imperialismo es cómo no ha podido hacer sucumbir a la Revolución cubana; pero la respuesta es bien sencilla. La Revolución cubana se ha dedicado a crear conquistas sociales, leyes y políticas de beneficios para el pueblo, crear espacios para la participación popular, educar en la creación de valores humanos, en establecer relaciones bajo las bases del respeto mutuo y, a pesar del bloqueo económico a que ha estado sometida Cuba en medio siglo, brindar ayuda solidaria a todos los pueblos necesitados.
Los pueblos respetan la ética moral con la que actúa la Revolución cubana y sobrepasan el miedo y el terror que infundan los gobiernos estadounidenses.
Hoy se puede leer la respuesta que la comunidad internacional le da al imperialismo: No al bloqueo contra Cuba.