Archive for: diciembre 2018

Elogio y Gratitud

Tomado del Blog  Segunda Cita

PALABRAS PARA MANOLO: ELOGIO DE LA COMPLEJIDAD
Queridas amigas, queridos amigos:
Tengo abiertos aquí, en sus pantallas correspondientes, tres documentos: una hoja de vida de Manuel Pérez Paredes, el elogio que escribí para la entrega de su Premio Nacional de Cine en el año 2013, y las palabras de agradecimiento del homenajeado, todo leído aquel día en el vestíbulo del cine Charles Chaplin.
Esos textos me ayudarán ahora a armar el que sigue, cómplice y breve, para compartir junto a ustedes la admiración por la vida y la obra de este creador intenso, profundo y generoso que recibe hoy el más alto reconocimiento de la Universidad de las Artes.
Tomo de entrada el título de aquellas palabras del 2013 para encabezar estas páginas: elogio de la complejidad. Creo que su esencia y propuesta sintetizan, de manera justa y justiciera, la obra cinematográfica de Manolo. Como ven, paso inmediatamente al tratamiento coloquial, cotidiano y auténtico de su nombre para no restarle la presencia necesaria a los valores humanos, de amistad y compañerismo que corren paralelamente a los altísimos logros profesionales de su obra –es decir, de su vida.
Para cumplir con algunos códigos inevitables, habría que decir ahora que Manolo nació en La Habana en 1939 y que su actividad cultural por la que lo homenajeamos hoy comenzó en el año 1956 cuando integró la Sociedad Cultural Cine Club Visión, una de las  canteras  de futuros cineastas del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, que se fundaría tres años después. A ese recién nacido ICAIC, fundado por Alfredo Guevara a través de la primera ley de la Revolución en el ámbito de la cultura –junto a la Casa de las Américas– llegó el joven futuro cineasta y realizó una de sus primeras acciones en el bullente territorio creativo del cine revolucionario: el estudio profesional de la dramaturgia cinematográfica al participar como asistente  de Cesare Zavattini en el trabajo de investigación para escribir el guion de El joven rebelde, largometraje de ficción que dirigiría Julio García Espinosa en 1961.
Esta etapa inicial de formación incluyó, casi de inmediato, en 1960, su trabajo como asistente de dirección de Tomás Gutiérrez Alea en el tercer cuento del primer largometraje de ficción del ICAIC, Historias de la Revolución. Manolo realizó, entre 1961 y 1966, en el camino de su formación como cineasta, cinco documentales: Cinco picosCaimaneraPueblo de estrellas bajasEra Nikel Co. Grandes y chiquitos, antes de dirigir sus primeros cortos de ficción: La esperanzay  El desertor en 1964 y 1968 respectivamente.
Me ha alegrado mucho la justicia justiciera de este alto reconocimiento que hoy recibe Manolo. Sobre todo porque en ese gesto y este acto confluyen las acciones, las aventuras y los riesgos de la fundación y de la historia del cine cubano. Esto es así porque la vida de este cineasta, activista, pensador y analista incansable pasa por esa historia dejando los importantes aportes por los que hoy recibe este reconocimiento que tanto merece.
En 1973 llegaría su primer largometraje de ficción, su opera prima,El hombre de Maisinicú, ese clásico del cine cubano y latinoamericano.  
Observando –y sintiendo–, desde la mirada de hoy, la vigencia y los valores perdurables de El hombre de Maisinicú, podemos (re)confirmar que la obra cinematográfica, el pensamiento y la acción práctica de Manolo Pérez han devenido ejemplos de consecuencia y autenticidad, puestas al servicio de su compromiso a partir de una visión compleja –profunda, seria y arriesgada– de eso que llamamos, para entendernos, la realidad, pero que puede recibir también los nombres de historia con mayúscula o minúscula, transformación de la sociedad, cambios que se presentan como ineludibles, territorios en fin donde se mueve el bicho humano que somos –según el decir de Eduardo Galeano– en la búsqueda de caminos para el desarrollo de la felicidad y la felicidad del desarrollo en todos los campos que resulten necesarios: los de la superviviencia material y los de la ética y la defensa de un modelo de conducta humana en el que prevalezcan la solidaridad sobre el egoísmo, la honestidad sobre la corrupción y el riesgo sobre el acomodamiento y la rutina.
Para subrayar ese elogio de la complejidad quiero citar ahora aquí brevemente esta reflexión de Manolo sobre El hombre de Maisinicú–con la alegría colateral pero íntima de que en ella mencione a uno de los actores más relevantes de nuestro cine y nuestro teatro y ejemplo consecuente, como Manolo, de intelectual comprometido con la verdad y con la justicia:
A Alberto Delgado, interpretado por Sergio Corrieri, no se le ve actuar jamás como revolucionario, siempre es contrarrevolucionario. Y lo es hasta la muerte, ya que no confiesa, ni en ese momento, su verdadera identidad. Me atraía la visión de una persona a quien no se le conoce nunca su verdadera personalidad, no se le ve recibir instrucciones de sus superiores ni expresar conflictos psicológicos en su quehacer, todo el tiempo está simulando (algo que resolvió muy bien Silvio con la letra de la canción-tema), simulando ser un contrarrevolucionario. 
Los formidables resultados artísticos y comunicacionales de este filme, que se mantienen vigentes hasta hoy, respaldan plenamente el camino y el método utilizados por su director para proponernos una visión épica y conmovedora de aquel acontecimiento a partir del ejercicio de la complejidad creadora, radicalmente alejada de los estereotipos tan comunes en obras audiovisuales (y literarias) que tratan de sustentar su validez artística a partir de las “verdades ideológicas” de sus personajes. 
Ya en el terreno –y el elogio– de la complejidad, me es imposible no recordar ahora aquella frase definitiva escrita por Pablo de la Torriente Brau en un artículo memorable: …ni me interesa, ni creo en el “hombre perfecto”. Para eso, para encontrar eso que se llama “el hombre perfecto” basta con ir a ver una película del cine norteamericano.
Este alto reconocimiento que está recibiendo hoy seguramente hace justicia también a las múltiples y azarosas tareas, igualmente importantes, que Manolo ha asumido a lo largo de estas décadas jubilosas o difíciles: siempre complejas. 
Entre ellas podemos subrayar ahora, sobrevolando la memoria colectiva del ICAIC y de la cultura cubana, su vocación de analista agudo, de líder de opinión y de activista fiel y laborioso dentro del panorama cinematográfico (y no sólo cinematográfico) nacional y latinoamericano. Esa vocación solidaria y participativa se expresó entre nosotros en su trabajo como director de uno de los Grupos de Creación del ICAIC, entre 1988 y 1992 y, ya alcanzando ámbitos más abarcadores, en su condición de fundador del Comité de Cineastas de América Latina, constituido en Caracas en 1974 y en su labor inteligente y sostenida en el Consejo Directivo de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, desde su creación en 1986 hasta hoy.
Aunque la obra cinematográfica de Manolo dejó su huella mayor en la realización de filmes de ficción –línea que puede seguirse, creo, con facilidad en la pantalla y en su hoja de vida–, me parece importante destacar también, en esta hora de repasos y valoraciones, los cinco años (1966-1971) durante los cuales este certero contador de historias realizó alrededor de 40 ediciones del Noticiero ICAIC Latinoamericano, creado por Alfredo Guevara y dirigido, casi desde su fundación, por Santiago Álvarez, el más intuitivo y sorprendente de los documentalistas cubanos, cuyo centenario estaremos celebrando durante el ya próximo 2019. El Noticiero se exhibía semanalmente en todas las salas del país (que entonces eran muchas) hasta la amarga fecha de su desaparición en 1990. No es difícil aventurar que su vertiginoso ritmo de trabajo seguramente constituyó otra fuente de aprendizaje creativo para Manolo, además de mantenerlo en contacto con otra de las zonas sensibles para su capacidad de observación y análisis: la realidad cotidiana, el día a día de la gente de a pie, ese devenir de la Historia en sus claves más aparentemente pequeñas, pero ricas en matices y contradicciones –como la vida misma.
La enumeración rápida pero intensa de los caminos transitados por Manolo Pérez dentro del cine y de la cultura de la Isla será siempre incompleta si no se acompaña de una acción imprescindible: valorar el sensible y generoso costado humano del asunto: la vehemencia (otra palabra clave, como sabemos, en Manolo) con que ha emprendido y realizado esas tareas a lo largo de estas décadas. Esa enumeración profunda y diversa incluye, sin dudas,otra labor que él desarrolló paralelamente a lo largo de aquellos años y que en estos que vivimos probablemente advierte sobre esta urgencia mayor: la de contribuir, de manera aún más sistemática y pública, con su inteligencia, su sagacidad y su compromiso, a la decisiva tarea de pensar con cabeza propia los problemas de nuestro tiempo, como solicitaron, en el suyo, Pablo de la Torriente Brau y Raúl Roa, integrantes de aquella vanguardia formidable que aún puede dar mucha luz y mucho aliento, desde la memoria, a los imprescindibles análisis y las audaces acciones que demandan los tiempos que vivimos.
En una carta memorable escrita en La Habana en 1965 el Che incluyó esta frase que no ha perdido su vigencia esencial a pesar del paso del tiempo: “ya hemos hecho mucho, pero algún día  tendremos también que pensar”. A ese llamado de resonancias actuales ha contribuido la obra cinematográfica de Manolo Pérez, auténtica y honesta, comprometida y participante, sin hacer concesiones a las modas pasajeras ni a los ditirambos oportunos. 
Trazando un arco desde su ópera primahasta nuestros días, resulta esclarecedor, diáfano y útil el siguiente comentario del autor sobre el último filme de ficción que ha realizado hasta hoy, Páginas del diario de Mauricio:
… es una experiencia de esos años duros,1988-2000, que tiene que ver con mi generación y con lo que significa para la generación a la cual yo pertenezco el reajuste de cuentas con las ilusiones del proyecto social y el ajuste de cuentas a nivel familiar. No es que esté directamente asociada a mi vida personal, pero sí lo está en la medida en que amigos míos y yo mismo hemos vivido esa crisis más íntima, más existencial, más relacionada con las interrogantes de por qué pasó lo que pasó y qué hacer, cómo tratar de mantenerse consecuente a esta altura de la vida. 
De ahí la trascendencia y la permanencia de la obra cinematográfica de Manolo Pérez entre nosotros –y también, creo, en el futuro. De ahí la admiración que despierta la generosidad de su talento. De ahí este elogio de la complejidad con el que celebramos la obra de un fundador de sueños realizables.  
Víctor Casaus  ———————————————————————–
PALABRAS DE AGRADECIMIENTO DE MANUEL PÉREZ PAREDES AL RECIBIR EL DOCTOR HONORIS CAUSA EN LA UNIVERSIDAD DE LAS ARTES  Compañero Rector de la Universidad de las Artes, compañeros, compañeras, amigos, amigas: Agradezco el reconocimiento que recibo de las autoridades de la Universidad de las Artes, también las palabras de mi amigo Víctor y la presencia de los que han venido a acompañarme esta tarde.  No esperaba alcanzar la condición que hoy se me ha otorgado. Hace poco más de cinco años recibí el Premio Nacional de Cine y con él consideré que alcanzaba la más alta distinción y estímulo a la que podía aspirar como balance de mi trabajo. Pero la vida te da sorpresas, ésta es una. De las que comprometen aún más. Ojalá la salud, la capacidad intelectual y creativa, más la paciencia, me permitan seguir trabajando unos cuantos años más. Siempre con la ayuda solidaria de amigos y compañeros. Quiero dejar constancia, dadas las características de la creación cinematográfica, que en un momento como éste recuerdo con mucho afecto a los que, desde sus especialidades creativas y de muy diversas formas, me han ayudado con su colaboración en mi quehacer como cineasta a lo largo de casi medio siglo. Imposible hacer la lista y mencionarlos, no es corta; el tiempo pasa, unos cuantos ya no están y a ellos va mi recuerdo con especial cariño.  Quisiera ahora, brevemente, expresarles algunas ideas que ocupan parte de mis preocupaciones actuales, las que considero inseparables de este momento en el que se entrelaza el reconocimiento que recibo con mi cotidiana vida laboral y ciudadana. Repetiré párrafos, con algunos ajustes, de mis palabras cuando recibí el Premio Nacional de Cine en el 2013, y los actualizaré con algunos agregados. Son parte de mis angustias de estos tiempos.  Las tres generaciones de cineastas y creadores audiovisuales que en estos momentos convivimos en el quehacer del cine cubano nos hemos formado humana, política y profesionalmente en circunstancias muy diversas.  De acuerdo a las edades hemos estado presentes o ausentes en etapas, acontecimientos y experiencias cardinales, o nos ha tocado vivirlas a diferentes edades, por tanto no han sido metabolizadas de idéntica forma.  Esto garantiza una pluralidad, bien compleja y polémica, de puntos de vista sobre el cine, la realidad de hoy, la política, la ideología y el futuro al que aspiramos. Cada uno de nosotros tiene metas personales y desafíos artísticos y éticos entrelazados con el grado de compromiso social y político que ha asumido con la Cuba en que vivimos y con este momento en especial”.  Agrego ahora que esto tiene que ser asumido en toda su riqueza y complejidad para que cineastas y dirigentes de la cultura dialoguemos auténticamente, no formalmente, sobre el momento que enfrentamos como país y su expresión cinematográfica. No idealizo el diálogo, no hay solución mágica frente a los retos que estado y sociedad tienen por delante, pero intercambiar criterios honestamente será un paso indispensable para que una atmósfera de confianza, no exenta de diferencias, se vaya abriendo paso entre nosotros. Prosigo con lo dicho en el 2013: “Por caminos de replanteos ineludibles transita el país desde hace ya unos cuantos años, luchando para poner orden ante inmensos y complejos problemas objetivos y subjetivos, algunos de los cuales han echado raíces dañinas en nuestras condiciones materiales y espirituales. Subrayo esto último porque ambas condiciones, que son nuestras vidas, tienen que ser atendidas en su compleja interrelación para tocar fondo del momento en que nos encontramos”.  “Nada más delicado y complejo que la conciencia individual y colectiva del ser humano y la síntesis de su experiencia histórica.  Ella es la que certificará, para la historia, el éxito en profundidad de nuestra recuperación económica que tendrá que ser también espiritual porque desde una Revolución estamos hablando”.  Y añado hoy: no podemos fracasar ante los desafíos que nos imponen nuestros enemigos y nuestras incapacidades y deformaciones. Ahora, también estoy agregando, formo parte de los que creen que por diversas razones y circunstancias fuimos aplazando y no hemos ido hasta el fondo-fondo de los fracasos que el socialismo y el movimiento revolucionario sufrió terminando la década de los ochenta del siglo pasado. Tenemos, los que nos sentimos comprometidos con el proceso que vive Cuba desde 1959, que tratar de hacer lo posible e imposible por desentrañar aún más el por qué sucedió lo que sucedió al socialismo que existió. Ahí hay lecciones-experiencias, en mi criterio, de vital importancia para nuestro presente. La necesaria psicología de fortaleza sitiada, las urgencias defensivas de diversa índole de la república que también ha sido campamento, nos pasa factura con el paso del tiempo. De ahí que considere que tengamos que releer y aplicarnos el clásico prospecto, válido no solo para los medicamentos, que nos habla de sobredosis, precauciones, contraindicaciones, interacciones y efectos secundarios, en el devenir de la vida política crispada que ha demandado la fortaleza sitiada.  Concluyo diciendo que rescatar, hasta el tope de lo humanamente posible, la auténtica sinceridad y la solidaridad, ambas bastante lastimadas en este último cuarto de siglo, es para mí una necesidad de primer orden en la lucha por recuperar la calidad de nuestra vida espiritual. Ya sabemos que no es solamente con exhortaciones que se conseguirá, aunque no estén de más. Es misión de la cultura, y dentro de ella sus manifestaciones artísticas, contribuir a esto. Ojalá nuestras obras como cineastas, y nosotros con nuestro proceder, defendiendo el futuro del cine cubano como producción y movimiento artístico, contribuyamos a ello.  Muchas gracias. Manuel Pérez Paredes

El Task Force y la guerra en internet contra Cuba

tomado del blog: Cambios en Cuba

Por M. H. Lagarde

Tal y como se había anunciado el Grupo de Trabajo de Internet para Cuba (GTIC) o Task Force, sostuvo su segunda reunión pública este jueves para, de acuerdo con el memorándum presidencial de seguridad nacional del 16 de junio de 2017 del Presidente Trump, “Fortalecimiento de la política de los Estados Unidos hacia Cuba”, promover a través de internet “el flujo de información libre y sin regulaciones hacia Cuba y dentro de la isla”.

Según informó la periodista de Radio Martí, Michelle Sagué, entre los temas tratados en la injerencista reunión estuvo: “la promoción de intercambios de aprendizaje para el desarrollo tecnológico, trabajar con organizaciones no gubernamentales para promover el conocimiento de tecnologías de información, además del uso de tecnologías para la evasión de la censura”.
Las “recomendaciones también incluían reducir barreras a las exportaciones estadounidenses (leáse bloqueo) y un diálogo con el gobierno cubano para compartir información y alentarle a que mejore el acceso a internet”.
De acuerdo con la misma fuente, estas recomendaciones fueron rechazadas por parte de los presentes. En tal sentido, John Suárez, de Freedom House, una añeja tapadera de la CIA, señaló que era positivo que el GTIC quiera buscar maneras de hacer llegar a los cubanos el acceso libre a Internet, pero reconociendo “la naturaleza represiva del régimen”, consideró negativa “la idea de tener un diálogo entre el régimen cubano, los diplomáticos cubanos, los instrumentos de represión, con empresarios y compañías de tecnología”.
De igual forma el director de la Oficina de Transmisiones a Cuba, Tomás Regalado, actual director de Radio TV Martí y miembro del equipo de trabajo sobre internet en Cuba, pidió al Comité que eliminara cualquier recomendación de dialogar con el régimen cubano.
El reporte de Radio Martí, sin embargo, no dice nada sobre si en la reunión, que tuvo lugar el mismo día en que se implementó el acceso a internet en los móviles en Cuba, se tuvieron en cuenta las estrategías de “información” hacia la Isla, hechas públicas recientemente en los documentos presupuestarios para los años fiscales 2018 y 2019 de la Junta de Gobernadores de Radiodifusión de los Estados Unidos, donde se plantean los planes de usar cuentas cubanas de Facebook «nativas» y «sin marca» para difundir contenido creado por el gobierno de EEUU sin informar a los usuarios cubanos de Facebook:
Debido al bloqueo web de la Radio y TV Martí en la isla, la estrategia digital de la OCB ha cambiado a las redes sociales consistente con las prácticas que ubican a YouTube, Google y Facebook entre los sitios más visitados en Cuba. Con el uso de la tecnología AVRA, los programas de Radio Martí se transformaron en radio visual y se transmitieron a través de Facebook Live junto con la programación de TV Martí. Esto proporciona a la OCB una distribución adicional eficiente y rentable, tanto para su radio (radio visual) como para el contenido de TV.
En el año fiscal 2018, la OCB está creando en la isla equipos digitales para que creen cuentas de Facebook ficticias para diseminar información. Las páginas abiertas en Cuba aumentan las posibilidades de aparecer en las noticias de los usuarios cubanos de Facebook. La misma estrategia se replicará en otras redes sociales.
En la información públicada por la periodista Michelle Sagué tampoco se menciona si, cuando se habló sobre la censura en internet ejercida por Cuba, alguien hizo alusión a las duras sanciones tomadas por esa emisora contra los periodistas que pusieron al descubierto, en uno de sus programas televisivos, el apoyo financiero del multimillonario George Soros a supuestas organizaciones no gubernamentales para la subversión de gobiernos al margen de la esfera hegemónica de EEUU.
Al parecer por alto pasó también cuáles son los planes del Task Force para cumplir uno de sus principales objetivos: el de promover a los llamados sitios “independientes” de la internet en Cuba. Paradójica “independencia” declarada bajo la égida del Subsecretario Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Dale Eppler, la Oficina de Difusión de Cuba, la Comisión Federal de Comunicaciones, la Administración Nacional de Telecomunicaciones e Información del Departamento de Comercio, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, Freedom House y la Información Consejo de Industria Tecnológica.