Tomado del blog: Dialogar, dialogar
Elier Ramírez Cañedo
En momentos en que se celebra el IX Congreso de la Unión de
Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), es imposible no tener presente a
Fidel; su vínculo con esta organización fue íntimo, emotivo, intenso y
sistemático durante décadas. El 30 de junio de 1961, reunido con
escritores y artistas del país en la Biblioteca Nacional, el líder de la
Revolución pronunció lo que pasaría a la historia como Palabras a los
Intelectuales. No se puede hablar del origen y nacimiento de la UNEAC
sin referirse a estas reuniones de junio de 1961. Pero lo cierto es que
habrían muchas otras palabras a los intelectuales de Fidel,
prácticamente en todos los congresos y reuniones de la UNEAC, y es que
Fidel inauguró un método, una práctica de diálogo con la vanguardia
artística e intelectual cubana que trascendió al tiempo y las
circunstancias. Ello permitió que se salvaguardara la unidad entre los
artistas y escritores cubanos, al tiempo que se potenciaba la
democratización de la cultura por todo el cuerpo social de la Isla.
Fidel entendió desde el inicio que era imposible una verdadera y
perdurable Revolución en Cuba, sino se producía una profunda revolución
cultural. Siempre visionario, no solo se preocupó por mejorar las
condiciones para que los escritores, artistas e intelectuales pudieran
desplegar todas sus potencialidades en un ambiente de amplia libertad de
creación, sino por lograr que lo mejor de nuestra cultura llegara al
corazón mismo del pueblo. En los momentos más difíciles no dudó en
señalar que lo primero que había que salvar era la cultura. Sus ideas
hoy siguen convocándonos a poner lo mejor del arte y el pensamiento
humanista en función del pueblo y de las causas más nobles de la
humanidad.
El pueblo es la meta principal
“El pueblo es la meta principal. En el pueblo hay que pensar primero
que en nosotros mismos. Y esa es la única actitud que puede definirse
como una actitud verdaderamente revolucionaria.
(…)
La Revolución no les puede dar armas a unos contra otros, la
Revolución no les debe dar armas a unos contra otros. Nosotros creemos
que los escritores y artistas deben tener todos oportunidad de
manifestarse; nosotros creemos que los escritores y artistas, a través
de su asociación, deben tener un magazine cultural amplio, al que todos
tengan acceso.
¿No les parece que eso sería una cosa justa?
La Revolución puede poner esos recursos, no en manos de un grupo: la
Revolución puede y debe poner esos recursos de manera que puedan ser
ampliamente utilizados por todos los escritores y artistas.
Ustedes van a constituir pronto la Asociación de Artistas, van a
concurrir a un congreso. (…) y una de las cosas que nosotros proponemos
es que la Asociación de Artistas, adonde deben acudir todos con
espíritu verdaderamente constructivo… Porque si alguien piensa que se
le quiere eliminar, porque si alguien piensa que se le quiere ahogar,
nosotros podemos asegurarle que está absolutamente equivocado. Por eso
debe celebrarse ese congreso con espíritu verdaderamente constructivo, y
puede celebrarse. Y creemos que ustedes son capaces de celebrar en ese
espíritu ese congreso. Que se organice una fuerte asociación de
artistas y de escritores —y ya era hora—, y que ustedes organizadamente
contribuyan con todo su entusiasmo a las tareas que les corresponden en
la Revolución. Y que sea un organismo amplio, de todos los artistas y
escritores.
Creemos que esa sería una fórmula para que cuando nos volvamos a
reunir —y creemos que debemos volvernos a reunir (APLAUSOS)… Por lo
menos nosotros no debemos privarnos voluntariamente del placer y de la
utilidad de estas reuniones, que para nosotros han constituido también
un motivo de atención sobre todos estos problemas. Tenemos que
volvernos a reunir. ¿Qué significa eso? Pues que tenemos que seguir
discutiendo estos problemas. Es decir, que va a haber algo que debe ser
motivo de tranquilidad para todos, y es conocer el interés que tiene el
gobierno por los problemas y, al mismo tiempo, la oportunidad esta de
discutir en una asamblea amplia todas estas cuestiones.
Nos parece que eso debe ser un motivo de satisfacción para los
escritores y para los artistas. Y con eso nosotros también seguiremos
tomando información y adquiriendo mejores conocimientos por nuestra
parte.
El Consejo Nacional debe tener también otro órgano de divulgación.
Creo que eso va situando las cosas en su lugar. Y eso no se puede
llamar cultura dirigida ni asfixia al espíritu creador artístico. ¿A
quién que tenga los cinco sentidos y además sea artista de verdad le
puede preocupar que esto constituya asfixia al espíritu creador? La
Revolución quiere que los artistas pongan el máximo esfuerzo en favor
del pueblo, quiere que pongan el máximo de interés y de esfuerzo en la
obra revolucionaria. Y creemos que es una aspiración justa de la
Revolución.
(Del discurso pronunciado por el Comandante en Jefe, Fidel
Castro Ruz, como conclusión de las reuniones con artistas y escritores
cubanos, efectuadas en la Biblioteca Nacional, los días 16, 23 y 30 de
junio)
Semillas de la patria de mañana
“Lo más importante a nuestro entender es el espíritu con que el
Congreso se ha llevado adelante. Para el pueblo era un acontecimiento
enteramente nuevo. Primero con el manifiesto, después con la diaria
información, el pueblo ha estado conociendo de que se estaba efectuando
este congreso de escritores y artistas cubanos.
Algunos, posiblemente los que todavía no son capaces de ver lo que es
la Revolución —y hay que estar bien ciego a estas horas, o
irremisiblemente ciego— hayan estado intrigados sobre este congreso, ¿de
qué se va a tratar en ese congreso? No faltarían quienes pensaran que
este congreso tenía por fin amordazar el espíritu artístico, que tendría
por fin coaccionar a los escritores y artistas.
Hay muchas personas a quienes un insalvable prejuicio les impide
penetrar profundamente en las grandes verdades de la Revolución; tienden
a tergiversarlo todo, y lo ven a través del cristal de su pesimismo
crónico.
Este congreso de escritores y artistas se ha caracterizado
precisamente por dos cosas: por su espíritu fraternal y por su espíritu
democrático.
Hay que tener en cuenta, en primer lugar, que los escritores y
artistas que se iban a reunir en este congreso, eran los escritores y
artistas que, casi al cumplirse tres años de la Revolución, han
permanecido en Cuba y no se han marchado de su país (APLAUSOS). Eran,
antes que nada, escritores y artistas que han permanecido en el seno de
la patria, que están produciendo y están trabajando en nuestro país.
(…)
A todos nosotros, sin excepción, nos corresponde el papel de enseñar;
a todos nosotros, sin excepción, nos corresponde el papel de maestros.
La tarea más importante de todos nosotros es preparar el porvenir;
nosotros somos, en esta hora de la patria, el puñado de semillas que se
siembra en el surco de la Revolución para hacer el porvenir.
Nosotros tenemos que considerarnos principalmente como eso. ¿Cuál es
nuestra obra?, ¿cuál es la obra de todos nosotros? La obra de todos
nosotros es el porvenir. Y el porvenir es mucho más importante que el
presente, y los frutos de ese porvenir serán mucho más importantes que
nosotros (APLAUSOS), lo que nosotros estamos haciendo vale mucho más que
nosotros mismos (APLAUSOS).
Con ese espíritu —porque ya hace rato que consciente o
inconscientemente estamos actuando así— se ha reunido este congreso. Y
se reunió con profundo espíritu democrático y con verdadero espíritu
fraternal, porque la unión que aquí ha prevalecido —unión tan firme y
tan honda, tan espontánea y tan sincera entre los escritores y artistas;
unión que ha hecho que en vez de “Asociación” el organismo se llame
“Unión” (APLAUSOS)— es el producto de ese espíritu de que hablábamos,
ese espíritu de entrega a la causa revolucionaria, esa conciencia del
valor de la tarea que a cada cual le corresponde, ese renunciamiento de
pasiones, ese renunciamiento de egoísmos, de personalismos y de
ambiciones.
Esa unión es la mejor prueba, porque ¿habría sido posible en otras
circunstancias tan estrecha unión?, ¿se habría podido producir jamás un
congreso semejante, una hermandad semejante, una comprensión semejante?
No, para ello era necesario, primero que nada, la gran depuración que
la Revolución ha significado en todos los órdenes; y, en segundo lugar,
el espíritu generoso y desprendido que la Revolución ha inculcado a los
verdaderos patriotas, a los verdaderos creadores, a los verdaderos y
dignos ciudadanos de este país (APLAUSOS).
Y es para todos nosotros un motivo de verdadero regocijo, un motivo
de verdadero optimismo, el saber cómo se ha desarrollado el congreso y
cómo ha concluido el congreso; la impresión que ha quedado en todos
nosotros de lo que eso significa para la Revolución y de lo mucho que ha
avanzado la conciencia revolucionaria, y la impresión que ha de quedar
en ustedes de la importancia tan grande de la misión que les
corresponde, la impresión que ha de quedar en ustedes de la oportunidad
extraordinaria que se les ofrece para trabajar, de la impresión
consciente y clara que ha de quedar en ustedes y la alegría del
privilegio que significa ser escritor o ser artista, ser creador, en una
hora de creación como esta (APLAUSOS), en esta hora en que todo el
pueblo se entrega a la tarea de crear una vida nueva, en que de la
sociedad vieja surge una sociedad nueva, en que la historia de nuestro
país crea una de sus páginas más hermosas, en que culmina el esfuerzo de
generaciones y generaciones de cubanos, en que culminan los sueños de
nuestro pueblo, desde que empezó a tener conciencia de sí mismos el
privilegio de ser creador en esta hora, en que todo lo creado por el
esfuerzo de nuestra nación surge como hermosa realidad, en todos los
órdenes; cuando, al fin, somos dueños de nuestros destinos; cuando, al
fin, podemos dedicarnos a trabajar como estamos trabajando.
Ese espíritu de unión, ese espíritu de libertad, ese espíritu de
responsabilidad, es el que ha prevalecido, y nuestro pueblo recogerá sus
frutos.
Nosotros no tenemos que decirles a ustedes lo que han de hacer; de la
realidad misma, surgen las tareas que ustedes tienen delante. Lo
evidente es que ustedes cuentan hoy con las condiciones ideales, con las
mejores condiciones para trabajar; y la realidad es que el intelectual,
el escritor y el artista cobra en esta hora revolucionaria todo su
valor y toda su importancia; el valor y la importancia que solo la
Revolución podía darles; el valor y la importancia que solo las clases
humildes, liberadas, de nuestro pueblo, podían darles; la importancia
que jamás habrían podido darles, el valor que jamás habrían podido
concederles las clases explotadoras.
Cuando la explotación ha desaparecido en nuestro país como sistema o
como base del sistema social, se presenta por primera vez la oportunidad
a los escritores y artistas de trabajar no para una minoría
explotadora, sino para una mayoría del pueblo, es decir, de trabajar
para el pueblo (APLAUSOS).
(…)
Hoy nos reunimos con ustedes, los escritores y los artistas, para
finalizar este congreso. Ustedes también son trabajadores (APLAUSOS),
ustedes también tienen que producir, ustedes también tienen que crear
riquezas, y ustedes también son acreedores a la infinita felicidad de
los que producen, de los que crean.
(…)
Y así están organizados los obreros, las mujeres, los jóvenes, los
niños; así está organizado el pueblo, todo el pueblo está organizado, y
ahora podemos decir que los artistas y escritores también están
organizados (APLAUSOS), y están organizados para trabajar, están
organizados para propender a todo lo que contribuya a la creación
artística, están organizados para crear, sin que esto signifique que
tenga su forma de organización que chocar con alguna otra forma de
organización.
La Unión de Escritores y Artistas se forma, fundamentalmente, para
los fines de creación, independientemente de la organización sindical,
que tiene otros fines: todo lo que se refiera a los problemas del
trabajo. Hay muchos que no pertenecen a la unión y pertenecen al
sindicato. Y aquí está representado también el esfuerzo de muchos que
no pertenecían al sindicato, que no estaban agrupados en el sindicato, y
están agrupados en la unión.
(…)
Tenemos que ir a enseñar a los campos, tenemos que ir a enseñar a los
campesinos, y, después, sacaremos de los campesinos, de los jóvenes
campesinos, lo mejor, lo que más vocación tenga, y entonces en el futuro
organizaremos… (APLAUSOS) Vamos a sacar el coro de los campos.
Recuerden que nosotros somos semillas, que tenemos que sembrarnos para
producir una cosecha grande (APLAUSOS). Y ustedes, los instructores,
son semillas que tienen que ir a sembrarse allí, de donde vinieron, para
que de cada uno de ustedes surjan incontables artistas (APLAUSOS Y
EXCLAMACIONES DE: “¡Cumpliremosl”). Ustedes tienen que ir a escoger a
los niños y a las niñas que irán a la Escuela Nacional de Arte que ya la
Revolución está construyendo, y que comenzará a funcionar para el
próximo año, a principios del próximo año (APLAUSOS) y que tendrá
capacidad para 3 000 jóvenes, algunos de los cuales irán allí a estudiar
desde los ocho años y pasarán allí, en la escuela, todo el tiempo
necesario recibiendo una educación integral (APLAUSOS).
Nosotros tenemos que sacrificarnos, recuerden que lo más importante
es el porvenir, y este pensamiento debemos llevarlo todos con nosotros,
todos, los futuros instructores, los actuales escritores, y los actuales
artistas, para que en los congresos venideros podamos ver siempre en
sus labios la sonrisa de los obreros de ayer (APLAUSOS), la sonrisa de
los creadores, en cada congreso.
(…)
Los felicitamos a todos calurosamente; les deseamos que pronto puedan
cosechar los frutos del esfuerzo que han hecho; les deseamos que
siempre puedan mantener esa ejemplar unión, y que cada día sea más
fraternal y más estrecha; les deseamos el mayor éxito como escritores,
como artistas, es decir, como creadores, pero sobre todo, como semillas
de la patria de mañana (APLAUSOS).
(Del discurso pronunciado por el Comandante en Jefe, en la
Clausura del Primer Congreso de Escritores y Artistas, efectuada en el
Teatro “Chaplin”, el 22 de agosto de 1961)