Category: Política

Carlos Manuel de Céspedes : desde ahora, sois tan libres como yo

Por Raiza Martín Lobo

Tomado del blog: La guantanamera

El 10 de octubre de 1868, el abogado y patriota Carlos Manuel de Céspedes liberó a sus esclavos.  Ese día, en el batey del ingenio Demajagua, ante unos 500 hombres armados con machetes, lanzas de madera y  armas, dijo: “Ciudadanos, ese sol que veis alzarse por la cumbre del Turquino viene a alumbrar el primer día de libertad e independencia de Cuba”.

En aquel momento, el noble bayamés enunció la declaración de independencia conocida como Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba o Manifiesto del 10 de Octubre. Dicho documento declaraba la independencia de Cuba, establecía un gobierno republicano,  democrático y además, la derogación de la esclavitud.

Posteriormente, Céspedes, saludó a sus esclavos, libres en ese momento e invitó a otros dueños allí presentes que igual lo hicieran. Al momento, pronunció:   “¡Ciudadanos, hasta este momento habéis sido esclavos míos. Desde ahora, sois tan libres como yo. Cuba necesita de todos sus hijos para conquistar la independencia!”.  “Los que me quieran seguir que me sigan; los que se quieran quedar que se queden, todos seguirán tan libres como los demás”.

El acontecimiento histórico significó el comienzo de cien años de lucha y por ende, el inicio de la revolución en Cuba, país donde sólo ha habido una revolución: la que comenzó Carlos Manuel de Céspedes el 10 de Octubre de 1868, y la misma que hoy nuestro pueblo sigue adelante.

La lucha revolucionaria iniciada el 10 de octubre de 1868 fue secundada en otras regiones del país y fue un hecho que maduró la conciencia nacional patriótica y revolucionaria entre los cubanos. No alcanzó su objetivo de independencia y abolición de la esclavitud,  está claro, sin embargo, influyó decisivamente en la historia de Cuba.

El alzamiento del 10 de octubre de 1868 en Demajagua, demostró la insatisfacción del pueblo cubano para con el colonialismo español y reflejó los sentimientos patrióticos e ideales independentistas de los cubanos que anhelaban instaurar en su país,  una República libre e independiente.

La guerra simbólica contra el Che Libertador

Por J. Á. Téllez Villalón

publicado en el blog Dialogar Dialogar

Dos tendencias reagrupan las estrategias comportadas por los instrumentos de dominación capitalistas para neutralizar el capital simbólico del Che Guevara. Por un lado, su estigmatización y criminalización como “máquina de matar”, su sedimentación como “terrorista” movido por el odio. La otra, su iconización, su conversión en un logotipo vaciado de las ideas, valores y significados que los conecten con cualquier rebeldía antisistémica. Esta última, más sutil y camaleónica, deviene “viral”, fluye por las visiones dominantes de la metaideologia liberal, y puja con fachada apolítica por conquistar los imaginarios del 99%.

Basta googlear su nombre para constatar la pugna entre las principales narrativas o discursos alrededor de su figura: “Ernesto Che Guevara…signo de la rebeldía mundial” [1], “Che Guevara es icono pop y símbolo de la libertad” [2], “La boina del Che Guevara como símbolo de nuevos tiempos” [3],“Che: la figura histórica detrás del icono” [4],“Che Guevara: Las significaciones de un ícono global” [5],“El Che, un icono deslumbrante [6], “De símbolo revolucionario a ícono subastado” [7]. Maneras de rememorarlo, asumirlo, consumirlo, y/o reproducirlos que informan desde cuál de los bandos intentamos ganárnoslo simbólicamente, más allá del real continente/contenido.

Como ha señalado George Balandier, en las sociedades contemporáneas el desorden se desplaza por las diferentes producciones simbólicas yel poder se legitima por la producción de imágenes, por la manipulación de símbolos y su organización en un espacio que él llama “teatralidadestatal” [8].

En los escenarios de la palabra, como en los audiovisuales, la geocultura neoliberal, necesita para maximizar las ganancias, minimizar o borrar todas las resistencias. Para establecerse como Hegemón, busca anular todo lo que simbólicamente le resulte disfuncional. Pensamiento único, homogeneización cultural y de los sistemas de valores, son las condiciones ideales para este propósito, para el cual el Guerrillero Heroico deviene una “impedimenta”.

Sobre todo, para su proyecto de dominación cultural del Sur Político y Nuestra América, porque como ha destacado Néstor Kohan [9], el “Che Guevara reflexiona en castellano. No en cualquier lado. En el Tercer Mundo. No en cualquier ámbito. En el seno de la dirección política de la Revolución Cubana y a lo largo de distintas experiencias guerrilleras e insurgentes, antimperialistas y anticapitalistas (desde el Congo hasta Bolivia). Por eso incomoda tanto. Porque descentra y desconoce las normas habituales de producción, circulación y consumo de los saberes teóricos, incluido el marxismo”. Lo que, además de desmarcarlo de lo que se “desmerengó”, lo conecta con los excluidos y subordinados de hoy, aun después de medio siglo de su partida física.

Para encauzar este trayecto, suelen demandarse ciertas plumas de la derecha. Es el caso del apologista del neoliberalismo Mario Vargas Llosa y de su hijo Alvaro Vargas Llosa Para, quien por allá por el 2005 escribió un largo escrito titulado “La máquina de matar: El Che Guevara, de agitador comunista a marca capitalista” [10] y “El Che, cada vez más mito y menos realidad”. Un odio por el que califican “máquina de matar” que los compulsa al deslegitimar hasta sus huesos [11], al promover el libro “Operación Che. Historia de una mentira de estado”, escrito por Maite Rico y Bertrand de la Grange, famosos por demoler otros “mitos izquierdistas” como el subcomandante Marcos yel Obispo guatemalteco Juan Gerardi.

Otro de ellos,Enrique Krauze afirma que lavindicación del Che “es esencialmente contracultural” y “la Che-manía no sólo niega la tradición democrática de Occidente”, sino que “deja de lado” lo que en su criterio es “el único ángulo salvable del Guevara para nuestros días: la coherencia de su igualitarismo”. Para el manipulador, no hay nada más remoto a los valores de las democracias representativas de la región que “las románticas e irresponsables aventuras de aquel condottiero del siglo XX”[12].

En la misma línea, el columnista del Miami Herald Andrés Oppenheimer, compara el debate que se viene dando en la sociedad estadounidense sobre la campaña para derribar las estatuas del general sureño de la guerra civil Robert E. Lee, con la petición para demoler los monumentos al Che Guevara que está teniendo lugar en Argentina [13], que terminan siendo una, lapetición de la Fundación Basesen la Ciudad de Rosario que había reunido  hasta el 23 de agosto de  14,100 firmas en el sitio web Change.org.; en una ciudad de más de un millón de habitantes.

Persiguiendo un Che light, simplificado, o simplemente conector entre, por un lado, las grandes maquinarias de control social, productoras de subjetividad capitalísticas y modeladoras de las mentes, y por otro, las instancias síquicas, las maneras de percibir el mundo que decidieron los guionistas de la “Sociedad del Espectáculo”. Otro Che construido ingenierilmente, según códigos precisos con el fin de favorecer una interpretación única, automática y controlable de los subordinados.

Esta iconización, como última fase de figurativización del discurso, pasa por la conversión del sistema de significados sintetizados en el Che Libertador, en otro menos denso, más fragmentado e inconsecuente, un Che romántico, aventurero, rebelde sin causa, ícono del pop, marca. Dotado solo de atributos susceptibles de producir una ilusión referencial consustancial a la subjetividad neoliberal.

Ya logo, además de utilizable para maximizar la plusvalía, resulta más fácilmente individualizable, es decir cada sujeto puede tener y “amoldar” su propio Che, que “liberalizado” de patrones conductuales, se aviene con la “flexibilización de la vida personal”, tan caros en la subjetividad neoliberal que se propaga.

En tiempos en que se ha elevado al cubo lo que avizoraba Feuerbach hace más de un siglo: “Y sin duda nuestro tiempo… prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser… lo que es sagrado para él no es sino la ilusión, pero lo que es profano es la verdad. Mejor aún: lo sagrado aumenta a sus ojos a medida que disminuye la verdad y crece la ilusión, hasta el punto de que el colmo de la ilusión es también para él el colmo de lo sagrado.”

En tal sentido la foto de Alberto Korda, con su propia historia de iconización y occidentalización, le sirve “como anillo al dedo” a los “persuasores” y manipuladores de mente para etiquetar, decodificar y simplificar al Guerrillero Heroico.  Recuérdese que se ha reproducido cierto correlato que arrebata el mérito al fotógrafo cubano o se lo transfieren al artista irlandés JimFitzpatrick y al famoso representante del Pop Art estadounidense Andy Warhol. Más recientemente, se ha sumado otro capítulo de vulgarización, el TheBanksy’s Che, la versión del grafitero británicoen la que sobrepone a la silueta de Fitzpatrick un par de gafas con forma del reconocido modelo de la marca RayBan, con signos de dólares sobre ellas.

A su vez, dos elementos visuales, objetos reproducibles y equiparables, concentran este agenciamientosimbólico de su figura, uno es la estrella y el otro la boina.De esto informa, -por solo poner dos ejemplos- su uso por Madonna en la carátula de su disco American Life del 2003 y por algunas de las modelos en el desfilede famosa casa de moda francesa Chanelen la capital cubana, soloque esta vez recubierta de lentejuelas.

Esta iconización, digamos que de segundo grado, profundiza su desvalorización ideológica, constituyendo un vaciamiento “agregado” hacia su trasformación instrumental en marca o logo, bajo su hegemónica lógica reduccionista.

Lo que se dirime es entonces cuál de los Che, El logo o EL Libertador, tiene mayor capacidad de seducir, de calar y resonar en el “sentido común” de época, de convertirseen el marco de significado desde el que la realidad social es procesada, explicada y ordenada para generar determinados posicionamientos y comportamientos.

Solo la conciencia, “parida” por la práctica revolucionaria, romperá las cadenas que tejen la enajenación y el individualismo.Consecuencia y condicionantes de la invasión más íntima de la lógica del mercado, hasta el punto que el sujeto no solo vende su fuerza de trabajo, sino que goza “existir bajo el mandato de convertirse a sí mismo y a la propia relación con uno mismo en capital financiero”-como lo han modelado Laval y Dardot-; “el sujeto se engendra a sí mismo ilimitadamente en capital financiero y el capital financiero en sujeto”. Un círculo vicioso donde “se van borrando progresivamente los legados simbólicos, la alteridad y la imposibilidad que la determina, hasta volverse la vida expresión de un presente absoluto” [14].

Todo lo cual, ratifica la vigencia de la tesis guevariana de el “hombre nuevo” –un sujeto emancipador de todos los esclavizados, colonizados, vilipendiados-  y contundente mandarriazo al ladrillo fundacional del neoliberalismo y de la filosofía del despojo.

 

 

Notas

  1. https://www.aporrea.org/ideologia/a41958.html
  2. https://mundo.sputniknews.com/opinion/20130618157324733/
  3. http://www.cmhw.cu/en-villa-clara/6231-la-boina-del-che-guevara-como-simbolo-de-futuro
  4. http://www.dw.com/es/che-la-figura-hist%C3%B3rica-detr%C3%A1s-del-icono/a-4694880
  5. https://journals.aau.dk/index.php/sd/article/viewFile/1091/920
  6. http://www.abc.es/cultura/cultural/abci-icono-deslumbrante-201611290141_noticia.html
  7. http://www.elmostrador.cl/noticias/mundo/2013/11/22/de-simbolo-revolucionario-a-icono-subastado-mitica-foto-del-che-guevara-es-vendida-en-7-200-euros/
  8. https://antroporecursos.files.wordpress.com/2009/03/balandier-g-1988-el-desorden.pdf
  9. https://marxismocritico.files.wordpress.com/2011/11/en-la-selva.pdf
  10. http://www.elindependent.org/articulos/article.asp?id=1535

 

  1. https://patriciadamiano.blogspot.com/2007/03/los-huesos-del-che.html?m=0
  2. http://www.enriquekrauze.com.mx/joomla/index.php/biogr-retrato/91-biogra-critica-historica/295-che-vida-y-milagros.html
  3. http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/andres-oppenheimer-es/article168939962.html#storylink=cpy
  4. https://www.pagina12.com.ar/42162-que-es-la-subjetivacion-neoliberal

 

Fuente: Contexto Latinoamericano: http://www.contextolatinoamericano.com/site/article/la-guerra-simbolica-contra-el-che-libertador

El Che sigue transitando hacia la historia americana

Orlando Guevara Núñez

Publicado en Ciudad sin Cerrojos

La figura de Ernesto Guevara de la Serna, el Che, es hoy, a 50 años de su desaparición física, más inmensa. Sus enemigos quisieron matarlo, reducirlo al silencio, y lo que lograron fue convertirlo en símbolo y en himno de combate de millones de personas en el mundo.

Los cubanos vivimos orgullosos de haber tenido al Che junto a nosotros durante la lucha libertaria en la Sierra Maestra, donde se fraguaron sus dotes de valiente guerrillero, de jefe militar, y se desarrollaron sus cualidades de revolucionario. Junto a Raúl Castro, fue de los dos primeros en la lista de futuros expedicionarios del Granma, donde vino como Teniente Jefe de Sanidad.

Y a los tres días del desembarco, en Alegría de Pío, su sangre se fundió para siempre con la tierra cubana. Luego de la dispersión tras ese bautizo de fuego, estuvo en el grupo que se reagrupó con Fidel para continuar la lucha armada por la liberación de la nación cubana.

Aún siendo el médico del grupo , se destacó como combatiente en La Plata y en El Uvero, escenarios de la primera victoria militar rebelde y el ascenso – en su propio decir- a la mayoría de edad de la guerrilla. No hubo que pedírselo, pues él mismo se ofreció para ocupar un riesgoso puesto de combate.

Terminado el épico encuentro de El Uvero, ejerció su profesión de médico, curando no solo a sus compañeros heridos, sino también a los enemigos. Luego, durante el tiempo necesario, permaneció junto a los heridos rebeldes. “Che era un insuperable soldado; Che era un insuperable jefe; Che era, desde el punto de vista militar, un hombre extraordinariamente capaz, extraordinariamente valeroso, extraordinariamente agresivo. Si como guerrillero tenía un talón de Aquiles, ese talón de Aquiles era su excesiva agresividad, era su absoluto desprecio al peligro”.

Así lo describió el Comandante en Jefe Fidel Castro.

Esas cualidades determinaron que fuera el Che el primer guerrillero ascendido por Fidel al grado de Comandante del Ejército Rebelde y designado jefe de la Columna 4, primera surgida de la Columna madre, desarrollando importantes y victoriosos combates que fortalecieron las posiciones de la guerrilla. De esa función sería relevado el Che para ser designado al frente del Campamento de Reclutas de Minas del Frío y preservarlo para misiones más importantes.

Hasta que, llegado el momento, fue nombrado jefe de la Columna 8 “Ciro Redondo” que, junto al Comandante Camilo Cienfuegos al frente de la Columna 2 “Antonio Maceo”, realizaría la proeza de la invasión, a la que se sumó el ataque y liberación de la ciudad de Santa Clara, venciendo fuerzas superiores en hombres y en armas .

“No es fácil conjugar en una persona todas las virtudes que se conjugaban en él. No es fácil que una persona de manera espontánea sea capaz de desarrollar una personalidad como la suya. Diría que es de esos tipos de hombres difíciles de igualar y prácticamente imposibles de superar. Pero diremos también que hombres como él son capaces, con su ejemplo, de ayudar a que surjan hombres como él”. Esta aseveración de Fidel, retrata en toda su dimensión al Che, de quien dijo también el máximo jefe de la Revolución: “Porque Che reunía, en su extraordinaria personalidad, virtudes que rara vez aparecen juntas. El descolló como hombre de acción insuperable, pero Che no solo era un hombre de acción insuperable: Che era un hombre de pensamiento profundo, de inteligencia visionaria, un hombre de profunda cultura. Es decir que reunía en su persona al hombre de ideas y al hombre de acción”.

Al Che lo recordamos los cubanos como un incansable trabajador que dedicaba su tiempo extra laboral al trabajo voluntario, que no concebía el ocio, ni desperdiciaba un minuto sin dedicarlo a algo útil. Y junto a esto, la superación, el aprendizaje constante, como un quehacer habitual, natural, necesario a su propia existencia. Así lo demostró en sus múltiples responsabilidades, como las de Presidente del Banco Nacional, director de la Junta de Planificación, Ministro de Industrias, como Comandante de regiones militares y jefe de delegaciones de tipo político, económico, o fraternal en las cuales representó con dignidad a Cuba.

Del Che recordamos sus valiosos relatos sobre hechos relevantes de la lucha, recogidos luego en su libro “Pasajes de la guerra revolucionaria”. Sus escritos sobre economía, sobre el papel de las universidades, sobre la lucha necesaria contra el imperialismo. Perduran sus análisis profundos sobre el papel del hombre en el socialismo, sobre los mecanismos de estimulación para convertir en conciencia el deber del trabajo. Y también sobre la lucha ideológica entre el socialismo naciente y el capitalismo en decadencia.

En el Che pensamos los cubanos cuando la Patria nos convocó al cumplimiento de riesgosas misiones internacionalistas, sin otro incentivo que arriesgar la vida en aras de preservar la de millones de seres humanos agredidos, explotados y oprimidos por el imperialismo internacional. Ese internacionalismo, del cual fue él su mejor exponente, sigue siendo parte de la conciencia de nuestro pueblo.

En Cuba, cada mañana, en las escuelas y otras actividades patrióticas, un infinito coro de voces infantiles repite la consigna de Pioneros, por el comunismo ¡Seremos como el Che! No faltan quienes afirmen la imposibilidad de que alguien sea como el Che. Pienso que desde el punto de vista de todas las cualidades y de todos los méritos acumulados en la figura de tan extraordinario hombre, determinados por su actitud en los momentos que le tocó vivir, el Che es, sencillamente, irrepetible. Pero de lo que se trata no es de copiar una figura, sino de asimilar virtudes.

Se puede ser valiente, trabajador, internacionalista, profesar los más puros sentimientos de amor, sentir y practicar la solidaridad humana, estar dispuesto a ofrendar la sangre y la vida por cualquier causa justa en cualquier parte del mundo, odiar al imperialismo y luchar contra éste donde sea necesario. Y se puede ser abanderado de la verdad, de la honestidad y la confianza en la Revolución y en el ser humano. Como lo fue el Che.

Fidel resumiría así el legado del Che a nuestro pueblo: “Nos dejó su pensamiento revolucionario, nos dejó sus virtudes revolucionarias, nos dejó su carácter, su voluntad, su tenacidad, su espíritu de trabajo. En una palabra, ¡nos dejó su ejemplo! ¡Y el ejemplo del Che debe ser un modelo para nuestro pueblo, el ejemplo del Che debe ser el modelo ideal para nuestro pueblo!

Hoy, las ideas del Che florecen no solo en Cuba. Se multiplican en otros pueblos de nuestra América donde son enarboladas como símbolo de independencia y soberanía, proclamadas por millones de seres humanos y por dirigentes que decidieron unir su vida al destino libre y digno de sus pueblos, frente a un mismo enemigo: imperialismo norteamericano.

En su poema titulado Canto a Fidel, antes de partir en la expedición del Granma, el Che escribió: “Y si en nuestro camino se interpone el hierro /pedimos un sudario de cubanas lágrimas para que se cubran los guerrilleros huesos/ en el tránsito a la historia americana. Nada más”.

Ese tránsito, a esa historia, continúa con rumbo firme. La imagen del Che está diseminada en muchos países del mundo, acompañando demandas de libertad y de justicia. Recorre calles y avenidas, alimenta esperanzas de redención. Es filo cortante de grilletes esclavos y heraldo de tiempos de revolución por venir, pero que se engendran en la lucha de masas irredentas, ansiosas de un mundo mejor que ahora reconocen posible.

Los restos venerados del Che y de sus compañeros caídos en Bolivia, no puede decirse que reposan en Cuba; valdría mejor decir que son eternos centinelas de nuestra obra, prestos siempre, como cantó el poeta Bonifacio Byrne, a alzar sus brazos para defender nuestra bandera. El destacamento de refuerzo, los llamó justamente Fidel. Por eso ahora, a 50 años de la caída del Che y sus aguerridos combatientes internacionalistas, vale dedicarles lo que ellos más quisieron y fue la razón de su vida: la obra revolucionaria que construimos, fortalecemos y defendemos.

Y la confianza de que seguiremos juntos, fieles al grito que, más que despedida, es expresión de encuentro y de abrazo eternos: ¡Hasta la victoria siempre!

El Che del puerto.

publicado en La Pupila Insomne

por Iroel Sánchez

Cuando aquellos pequeños recipientes de pintura, difícilmente reunidos con mil gestiones – y hasta los recipientes eran entonces escasos- se derramaron desde el andamio sobre el que Ramsés Bernal, estudiante de diseño y Vicepresidente de la Federación de Estudiantes de su Instituto, olvidando su operación a corazón abierto, pintaba, jamás pensó que iba a durar tanto y mucho menos que iba a ser tan fotografiada y reproducida. Yo, que lo auxiliaba desde abajo, tampoco. Por supuesto, menos aún el corresponsal extranjero que se acercó para preguntarnos por qué hacíamos aquello y que al redactar su despacho se concentró más en la precariedad de nuestros medios que en la pedurabilidad del hombre que emergía de la pared.

Sin embargo, si usted pone en el buscador de imágenes de Google las palabras “Che Guevara” hay -entre las muchas de la Plaza de la Revolución de La Habana o los testimonios fotográficos del paso por la vida del comunista asesinado en La Higuera hace ahora cincuenta años- una que está entre las más repetidas: la que resiste el paso del tiempo sobre el muro de la Terminal Sierra Maestra del puerto de La Habana. 

No es un monumento, no tiene protecciones adecuadas contra la lluvia y el viento ni ha sido jamás restaurada o retocada, pero ahí está desde hace casi un cuarto de siglo esa alegoría con una estrella que se proyecta más allá de la foto que Alberto Korda hiciera del Che en el entierro de las víctimas asesinadas por la CIA en 1960 a pocos metros de allí. Si se cruza la calle perpendicularmente se verá que cae exactamente en el arco del edificio que en la acera de enfrente alberga la Asamblea Municipal del Poder Popular en La Habana Vieja, asombroso resultado que Ramsés no se propuso y del que no dejo de sorprenderme cada vez que paso por allí.

Corría el segundo semestre de 1993, para muchos el año más duro de la Revolución cubana tras la desaparición del 75% del comercio exterior y la caída del 35% del PIB, fruto de la abrupta desaparición de las relaciones económicas con los países de la Europa del Este y sobre todo con una URSS que enviaba petróleo, equipos y alimentos a cambio de azúcar y cítricos. Apagones de doce horas, alimentación limitada a los poco variados e insuficientes granos del racionamiento, extraños “cárnicos” como el picadillo de soya y el perro sin tripa, junto a un pan diario de cien gramos se volvieron la esencia del día a día en la alimentación del cubano, mientras se acercaban 26 años de que las balas de un sargento entrenado y dirigido por enviados de Washington dieran muerte al protagonista de la fotografía más reproducida del Siglo XX.

En Miami se hacían maletas para regresar victoriosamente a la Isla rebelde, no pocos se aprestaban a abandonar Cuba en cualquier objeto capaz de flotar y el neoliberalismo era proclamado como la fórmula que iba a conducir a Latinoamérica al Primer Mundo.

Si laborar en un contexto en que el peso cubano perdía su valor en picada era ya un acto de fe, qué sentido podría tener entonces el trabajo voluntario en aquellas circunstancias en que al día siguiente de concluir de pintar Ramsés cientos de jóvenes recordaron que la terminal Sierra Maestra era uno de los muchos lugares donde el Che ejemplificó con su cuerpo y su mente su concepción del hombre nuevo en esas imágenes en que lo vemos trasladando sacos con una carretilla. O que quienes eran niños muy pequeños o no habían nacido cuando ocurrió su asesinato acudieran a otros escenarios donde también el Comandante-Ministro encabezó jornadas para edificar una nueva Cuba.

Han pasado 24 años. A Ramsés lo encontré hace poco terminando una imagen cerámica de Fidel a la entrada del estudio de televisión donde se realiza el programa Mesa Redonda.  Y cuando veo a varios de esos muchachos que protagonizaron aquel octubre, trabajar con su talento para un proyecto colectivo, como Joel Queipo, Doctor en Ciencias y Físico Nuclear, entonces presidente de la FEU en su Instituto, que encabeza en estos días de huracán el Consejo de Defensa de un municipio habanero; a la Doctora en Ciencias Tania Crombet, entonces con similar responsabilidad en el Instituto de Ciencias Médicas de La Habana y hoy subdirectora del Centro de Inmunología Molecular, exponer en Estados Unidos las vacunas cubanas contra el cáncer; o a José Luis Perdomo que presidía la FEU en la CUJAE, Doctor en Ciencias en una Universidad alemana, impulsar como Viceministro de Comunicaciones los esfuerzos por informatizar el país, le hallo  el sentido a aquel “grano de arena”, como le llamó Ernesto Niebla -hoy al frente del brillante grupo creativo Casa 4 y entonces presidente de la FEU en el Instituto Superior de Diseño- a la campaña que diseñó voluntariamente  para aquella movilización, cuya huella permanece en la Avenida del Puerto o en cada centro donde se colocó la tarja que él concibió con la leyenda “Aquí trabajó”.

Hasta el cartel que nombraba la calle ya no está, con el traslado de la actividad portuaria hacia el Mariel la Terminal Sierra Maestra no recibe sacos sino cruceristas pero la “imagen constante” sigue allí, e incluso marca la pared donde la pintura ha desaparecido. Tal vez a alguien le sea incómodo y piense en que esa pintura mural ya no debiera estar allí y que el trabajo voluntario carece de sentido, pero si queremos seguir teniendo gente como Ramsés, Perdomo, Niebla, Queipo y Tania, como muchos que sostienen este país golpeado con frecuencia por los huracanes y las decisiones de los mismos en quien -según el Che nos dijo- no se puede confiar “ni un tantito así”, esa incomodidad resulta imprescindible.

El Che está en todas partes (II)