Cerveza dispensada

participacion_ciudadanaLa mujer levanta la voz, como para que la escuchen las piedras aunque la reunión, prevista para las 7 de la noche, no ha comenzado. A unos metros, en el diámetro audible de la queja, el delegado pregunta por la asistencia y prepara algunos papeles con los puntos que no puede olvidarse de tratar. Este es solo uno de los encuentros del actual proceso de rendición de cuentas que tiene en agenda, un espacio de profundo vínculo de las masas que, no obstante, no siempre es lo que debería.

Ante la bandera, los presentes entonan las notas del Himno Nacional, mucho más lento que el ritmo rebosante de la marcha militar que es, pero aún así puede sentirse el respeto a esa insignia que tantas veces se anegó en la sangre caliente de sus fieles. Y ahora sí comienza la reunión.

El primer punto de la noche es la solución de los problemas planteados por los electores en el último de esos encuentros, todos relacionados con asuntos barriales: el deficiente alumbrado público, los faltantes de algunos productos de la canasta básica familiar, y el ineficiente abasto de agua, son los más mencionados. Algunos, tuvieron solución, otros se mantienen a pesar de las gestiones en los diferentes organismos implicados. En ese punto, también se abordan algunos asuntos de actualidad, como la más reciente victoria de Cuba en la ONU, en su propuesta de que cese el bloqueo.

Después, tienen la palabra los electores. Algunas quejas se repiten. Una vecina se refiere a los trabajadores de la campaña, porque cuando van a fumigar casi siempre está una anciana sola y los operarios prefieren prometer que regresarán por la tarde, algo que  a la postre no hacen, y seguir de largo. En realidad, la queja podría ser resuelta de una manera más inmediata, y darle el palo a la mula donde se cae, pero igual la formula y una vez guardada en los registros, constará como un planteamiento cuya solución deberá explicarse en el próximo proceso de rendición de cuentas, en unos cuantos meses.

Esa es la tendencia de todos los planteamientos. A pesar de que el quorum es bastante amplio -en las dos cuadras que abarca hay doctores en medicina y en ciencias, dirigentes, profesionales de los más disímiles sectores, cuentapropistas…, nadie habla de asuntos que no sean los más cercanos. En los años que llevo asistiendo a la Rendición de cuenta nunca he escuchado un planteamiento más elevado, ni siquiera cuando se incrementaron las tarifas eléctricas, o andaban en proceso de aprobación los Lineamientos.

Es como si esos problemas no los tocaran, o nos tocaran porque yo, alineádome al silencio general, tampoco lo hago. Vago un poco en qué pasaría y caigo en la cuenta de que bien podría parecerse al Intermezzo de Eduardo del Llano, un cortometraje en el que alguien no está de acuerdo con un informe en una reunión y lo expresa levantando la mano y es abordado como un bicho raríiiiisimo, de modo que de nuevo me dedico a escuchar a los demás.

Totalmente fuera de lo común, la reunión dura menos de lo que pensaba y calculo que todavía me da tiempo a comer y bañarme antes de encender el televisor. Solo entonces caigo en la cuenta de que la mujer que, antes de la reunión donde el pueblo acude a ejercer gobierno – se ocupa en repetir el delegado-, vociferaba su desacuerdo, nada dijo.

En la acera de enfrente, justo al lado de la quejosa que no lo fue a la hora de las verdades, un letrero de letras mayúsculas anunciaba que, a cualquier hora y sin pedir cuentas a nadie, sin anunciarse ni ser discutido, sin rendir explicaciones ni negociacios mediante…, allí se vende cerveza dispensada.

(Por Lilibeth Alfonso. Tomado del blog La Esquina de Lilith)

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