El mundo de las colas (+Caricaturas)

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Tomado del Blog Mira Joven (Cuba)

 

¿Quién no ha pasado varias horas en una cola o dado decenas de carreras en busca de una firma, un producto o un trámite? ¿Quién en medio de todo y hasta después de pasar gran parte del día en determinado lugar no ha escuchado: “se acabó”, “ya vamos a cerrar”, “hasta aquí”…

Y entonces aumentan las protestas, el “¿cómo es posible?”, el “¿por qué?”… Si sumáramos los minutos de espera en esos sitios, seguramente acumularíamos unos cuantos meses, y cuidado…

Según un estudio divulgado en Internet, como promedio algunas personas en América pasan cuatro años o más de su vida esperando. Nadie lo duda, ese fenómeno (las colas) es muy necesario e importantísimo, tanto que ha recibido disímiles investigaciones de autores de varios continentes.

Sí, porque las grandes filas también existen en ciudades, como Minsk, Moscú, París, Londres, Washington, Sofía, Lisboa, Madrid, Helsinki, Budapest…, o al menos eso dicen las páginas digitales, pues en verdad yo no podría hablarles mucho de observación participante.

Cuentan que la más grande para entrar a un baño, de la cual se conoce, fue en Bruselas, en 2009, cuando 756 individuos debieron aguardar su oportunidad para acceder, aunque no conocimos cuánto demoró el último.

Durante el tiempo de espera, difícilmente, allá hablen con tanta energía sobre deportes, política, el último acontecimiento del barrio… o surjan chistes y  piropos tan originales como los de aquí. No sé en esos sitios lejanos, pero en las colas cubanas, a veces, uno se entera de ¡cada cosa!, “noticias” reales o ficticias, que en ocasiones despiertan sonrisas.

Colas

Caricatura tomada de periódico Venceremos

Las colas, catalogadas de explosivas cuando crecen en vez de disminuir, son fundamentales como modo de organización para acceder a un servicio o producto, pero suelen quitar demasiado tiempo a los individuos, por eso resulta esencial agilizar cada proceso, lo cual se logra por ejemplo, con el establecimiento de varios puntos de suministros y filas cortas para llegar más rápido a ellos.

A nadie le gusta esperar demasiado. Según una investigación en Estados Unidos, el 89 % de los clientes abandona las tiendas cuando ve a muchos esperando. Verdaderamente, eso no siempre ocurre así en todos los espacios, pues en ocasiones la única alternativa es seguir ahí hasta conseguir la meta.

En el mundo, numerosos servicios y compras están al alcance de un clic en Internet, y Cuba también da pasos importantes en el mayor aprovechamiento de la tecnología.

Precisamos que en algunas entidades se menciona la palabra (informatización) con orgullo, pero en verdad el intento de mejorar con los nuevos equipos ha causado otros problemas, sea por poco dominio de quienes los emplean, por déficit de los dispositivos o fallas de los sistemas computarizados.

Con frecuencia, es necesario tener un puesto en las filas desde la noche anterior, y varios hasta duermen en esos sitios. A veces, usted puede estar en la misma cola hasta más de un día, y al final no resolver su problema. Del otro lado, de la puerta quizá lo reciba alguien poco agradable, con un “no” surrealista, que acabe con el anhelado final feliz.

Ahí, uno puede observar a “vivos excesivos” que encontraron la manera de sacar provecho, pues marcan varias veces y comercializan sus turnos o simplemente entran y salen rápido.

En ocasiones, se escucha el llanto de algún bebé, y ese ser, llamado Burocracia, que puede llevar bigote o vestido, hace de las suyas.

Colas en Cuba 2Hace poco, estuve diversas jornadas en uno de esos lugares, en el cual suspendieron en una ocasión la atención por ser el Día de los trabajadores del sector, en la siguiente solo laboraron hasta el mediodía sin explicar la razón, y luego hubo demoras en la sesión vespertina, porque llegó tarde el almuerzo, mientras decenas de pobladores intentaban organizarse fuera, con la esperanza de lograr sus objetivos.

A eso se suma, que en ciertos sitios donde se acumulan las personas no hay asientos, baños públicos ni agua potable, y algunos clientes llegan, pasan como por una pasarela y se marchan algunos minutos después, sin necesidad de la larga espera y ante la vista de los demás. Cuando sucede eso, el malestar es enorme y la gente comenta hasta con exageración.

Todo esto es más lamentable luego de la aplicación en el país de la Resolución 54, de protección a los consumidores, cuyo cumplimiento debe exigirse al máximo, aunque aclaramos que algunas de las experiencias, bases de este trabajo, no pertenecen a entidades de Comercio, pues se incluyen otras dedicadas a trámites diversos.

Ojalá se multipliquen los escenarios, donde se pueda acceder a los servicios más demandados, pues cuando existen pocos para un municipio completo o para varios es muy complejo. Resulta fundamental crear las condiciones indispensables para que todos puedan esperar de manera armónica. Sería positivo que los trabajadores mantengan siempre el esmero para satisfacer, y los clientes la disciplina. Existen buenos ejemplos de locales hasta climatizados de forma artificial y rigor en la organización y lo demás, que debieran ser moda en todas partes.

Soñemos que en el futuro las colas, convertidas en un ejercicio de resistencia enorme, sean recuerdos o palabras en libros y periódicos, pero mientras llegue ese paraíso, tratemos de hacerlas más agradables o simplemente menos frustrantes.

En cada sitio, deberán analizarse las opciones para mejorar las experiencias de sus visitantes, con garantía de rapidez, calidad y buen trato.

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