El papel de los jóvenes en la Cuba de hoy

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¿Qué nos corresponde a los jóvenes? ¿Cuáles son las peculiaridades de una generación que no vivió la emoción del triunfo revolucionario, el primero de enero de 1959, ni los desmanes anteriores a esa fecha?

¿Qué harían Julio Antonio Mella, Pablo de la Torriente, José Antonio Echeverría, Antonio Guiteras… en estos momentos? ¿Cuánto nos parecemos nosotros a ellos? ¿Cómo mantener la vitalidad después de más de 56 años de Revolución y con aspiraciones a la eternidad?

La pasión, el amor, los principios y los avances de todo tipo son las claves, pero cómo lograr su constante palpitar.

Alexis de Tocqueville, historiador francés y precursor de la sociología clásica, alertó: “Cuando las revoluciones triunfantes hacen desaparecer, en gran medida, las causas que las originan, las poblaciones beneficiarias pueden considerar lo logrado como su realidad normal y más si se alargan en el tiempo”.

La complejidad de los contextos actuales exige acciones y pensamientos consecuentes con la historia de la nación y el futuro que deseamos.
Algunos nos ubican (a los jóvenes) en dos polos: el de superficiales, con pensamiento banal, y el de transgresores en potencia, con discursos demasiado críticos, impulsivos e inexpertos.

Lo vital es ser alegres, pero profundos, rebeldes y comprometidos con el país. Lo escribí en un post anterior: “confío en mi generación”, en mis compañeros de aula en todos los niveles de enseñanza, en quienes juegan pelota en el barrio, en esos tantos muchachos llenos de sueños…, aunque usen aretes y se hagan los pinchos.

Jesús Guanche, antropólogo y Doctor en Ciencias Históricas, aclara: “Ellos tienen esa cualidad múltiple: entretenerse con juegos digitales, ver seriales de televisión y discutir, tanto racional como apasionadamente, sobre temas que alimenten la subjetividad en desarrollo”.

En la universidad, garabateábamos ideas sobre papel o el aire, lo mismo sentados en escaleras y bancos, en pasillos o durante conversaciones en la beca, hasta las dos o tres de la madrugada, con tremenda responsabilidad y deseos de ser útiles.

Hace unas semanas, cincuenta jóvenes de casi todas las provincias recorrimos parte de Guantánamo, y compartimos tres días en un intrincado paraje de Baracoa. Fue alentador percibir el entusiasmo de todos, el espíritu aventurero, la profundidad de los debates y el apego a Cuba y su historia.

Más allá de libros, tenemos las anécdotas de dolor de los abuelos y otras personas, con más de seis décadas de existencia, la tristeza en sus ojos y el tono de voz cuando rememoran la realidad de antes de 1959.

La conformidad en cuanto a la perfección de nuestro proyecto social jamás deberá ser una opción, pero no basta con señalar. Contribuyamos a esa mejoría, con palabras y acciones.

Eso implica un discurso crítico y constantes acciones para solucionar las dificultades, desde el convencimiento, la sinergia, la cultura organizacional y el respeto a las esencias. El futuro nos pertenece.

Por Yasel Toledo Garnache
https://mirajovencuba.wordpress.com/

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