El riesgo nuestro de cada día

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Esta entrevista juega con los tiempos verbales. Con el presente y el pasado reciente, diría yo. Tuvo un comienzo “de altura”, a bordo de un Antonov, y terminó surcando el ciberespacio para acortar distancias entre dos continentes, internet mediante.

Los dos viajábamos hacia La Habana, con propósitos diferentes…muy diferentes. Él en pocas horas partiría para el África para conformar el primer equipo de prensa encargado de reportar in situ la labor de los médicos cubanos en la lucha contra el Ébola en África.

Al acomodarnos en los asientos, todo auguraba un viaje en silencio, sobre todo por su parte. Y no era para menos. Pero el oficio de este escribano una vez más le jugó otra mala pasada, y aunque desde cabina una voz refería que el avión estaba equipado con cuatro salidas de emergencia, ya para “El Yorda”, no había escapatoria posible. En un asalto a grabadora “armada” le comencé a lanzar interrogantes que el consintió en responder, después de un amable y acostumbrado: “Déjate de joder”.

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¿Cómo te llegó la noticia?

“Estaba en mi casa viendo la novela con mi abuela y me llamó Bárbara Betancourt, directora del Sistema Informativo de la Televisión Cubana. Me preguntó que si estaba dispuesto a cumplir una misión riesgosa y difícil e inmediatamente yo le dije que sí, que estaba dispuesto”.

¿No te dijeron de qué se trataba? ¿No suponías nada?

“No, no me dijo. Al principio pensé en Brazil. Pero Bárbara me dijo que debía de informar mi disposición y a los 15 minutos me llamó para decirme que me iba para África. Pero, para serte sincero, jamás pensé en el ébola. Cuando me lo dijeron, claro que me impresioné. Lo primero que hice fue sentarme a conversar con mis abuelos, y le dije que ya yo había dado mi respuesta, y que me iba pasara lo que pasara”.

Una pregunta difícil: sabes que esta es una misión muy riesgosa y que existe la posibilidad de que no regreses ¿Cómo lo asumes?

“No pienso en lo que pueda suceder, sino en lo que voy hacer con las ideas que llevo. Me siento sobre todas las cosas muy orgulloso de que me hayan escogido entre tantos excelente colegas que hay en el país. Voy muy contento, con muchos deseos de hacer. Soy el primero y es un reto y una responsabilidad también, porque voy a marcar un precedente y tengo que hacerlo bien

Soy una persona que adora trabajar y las cosas difíciles me motivan en ese sentido. El riesgo… ese está todos los días. Por eso uno no debe dudar cuando sabe que va a hacer algo que le gusta, por riesgoso que sea.

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¿Y la familia…?

“La familia queda muy preocupada, y yo también, pero me voy tranquilo porque ellos saben lo importante que es esto para mí. Mi mamá está muy nerviosa y mi esposa ni siquiera me lo creía cuando se lo dije. Mi papá, también me dio muchos consejos. Todos de alguna manera me han dicho que la misión más importante que llevo es la de regresar.

Por un momento lo dejo tranquilo y vuelve a su consulta interna, a tejer expectativas y a disfrazar temores. Solo lo interrumpo una vez más para decirle que me escriba desde allá, que esa ha sido sólo la primera parte de la entrevista, y él, entre risas, me dice “sí, ya te dije que no jodas más”.

Yordanis lleva ya tres semanas en África. Sus reportes nos han llegado desde Liberia, Sierra Leona y ahora desde Guinea Gonarky, territorio donde se encuentra más grave la situación del ébola. Vía Internet me mantiene actualizado sobre su experiencia y así también me respondió el cuestionario que da fin a aquella entrevista.

¿Cómo fue el proceso de preparación en la habana después que nos separamos?

Fueron momentos muy intensos. A veces ni te daba tiempo procesar tanta información. La Viceministra Marcia Cobas y su equipo de trabajo, nos hicieron saber cada detalle de las Brigadas Medicas por cada país, y profesores del IPK, de la Dirección Nacional de Colaboración Médica y especialistas en la materia, nos proporcionaron toda la información necesaria.

La misión desde el principio fue la realización de un documental. Pero quise probarme e imponerme metas, y comencé a editar yo mismo los materiales, ya que no viajábamos con Editor.

El equipo está integrado por el excelente escritor y periodista Enrique Ubieta (actual director de la publicacion La calle del Medio) y el popular camarografo Tomas Oliveros, más conocido como el Cangrejo, quien convaleciente aun de un accidente en Argelia y sin pensarlo dos veces me dijo, “vamos a ponerla buena”. Y eso me dio mucha confianza.

Háblanos del viaje.

Viajamos de madrugada hacia Paris. Casi 24 horas para Llegar a nuestro destino final con escalas en Francia, Marruecos y Monrrovia.

Llegamos en la madrugada del día siguiente. Nos esperaba la dirección de la Brigada Médica en Liberia. Me fue muy grato encontrar a gente tan noble; fue como si nos conociéramos de hace mucho.

Acá por razones de seguridad, uno no se debe andar saludando mucho, porque aproximadamente cada 4 minutos, te tienes que lavar las manos con una crema que contiene cloro, pero ellos nos dieron un abrazo que yo en particular agradecí, porque me transmitieron confianza.

Amaneció y con el nuevo día empezó el trabajo. Luego de acampar en casa de los propios médicos, nos dimos la tarea de empezar los contactos.

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Logramos muy buenos testimonios, que se verán en el documental. Nuestro equipo visitó algunos centros y recogió vivencias de los protagonistas de esta historia. El canciller de Liberia Augustine Kpehe Ngafuan a nombre de la Presidenta de la nación nos recibió y dijo palabras muy emocionantes.

En Sierra Leona logramos ver de cerca a los primeros pacientes con ébola, aún cuando no pudimos obtener testimonios de ellos. En este país, lo más emocionante fue despedir al primer grupo de colaboradores que regresaba a Cuba. Ver cómo se recordó la muerte del enfermero, horas tristes en que todos lloraron. Logramos igualmente que nos recibiera el canciller del país quien nos hablo con mucho cariño de Fidel.

De Sierra Leona, viajamos a Marruecos, y tras una corta estancia, a Guinea Conacry, donde me encuentro actualmente.

¿Cuáles van siendo los momentos más difíciles?

Cada vez que entramos a los Centros de Tratamiento aquí en Guinea. Es aquí donde confieso que más temor he sentido, pues hemos conversado con pacientes portadores del virus lo cual ha implicado largas horas dentro. Pero a eso vinimos, a contar historias, a ver las difíciles condiciones en que trabajan nuestros médicos y enfermeros, a experimentar sus temores, a vivir con ellos…

Cada vez que voy a entrar, rezo y pido mucho a los santos porque nos protejan, al equipo completo, porque aquí a cada instante estas en peligro.

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Pero durante toda nuestra estancia hemos vivido momentos muy tristes, escuchando las historias, y sin pena a confesarlo he llorado al ver personas que han muerto, entre ellos muchos niños… Aunque, todavía no soy padre, el corazón se le aprieta mucho a uno al ver morir a un niño.

Las personas más afectadas por el ébola ven a los niños como pequeñas bombas de tiempo. Los pequeños no se lavan las manos con frecuencia, constantemente tocan a las personas y rompen todas las reglas sobre el cuidado para no contraer la enfermedad. Algo tan sencillo como cambiar un pañal se convierte en un grave riesgo.

Dentro de estas naves, hay que tener mucho cuidado, un error es fatal. En la zona Roja por el traje no se reconocen las caras de los médicos, pero uno sabe que son cubanos, cuando ves que se acercan tanto al paciente.

Nuestra médicos, también lloran mucho por ese motivo al entrevistarlos, aunque luego nos piden no poner esos fragmentos para que sus familias no se preocupen demasiado. Recuerdo historias como la del pequeño Abubatta, quien quedó huerfano de ambos padres y hasta ayer no se sabía que iba a ser de su vida.

Más de 3 500 niños se han contagiado y al menos 1,200 han muerto hasta el momento, según calculan funcionarios de la ONU. Pero hemos visto también pacientes salir de la zona roja del Centro de Tratamiento de Coyah, ubicado a 60 km de la ciudad de Guinea.

¿En qué condiciones viven nuestros médicos?

Aquí nuestros médicos están en la selva, en un hostal de varias cabañitas. La generación eléctrica es inestable y sólo alcanza para una parte del día. En las madrugadas, dormir se hace casi imposible ante temperaturas que superan acá los 40 grados.

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¿Cuánto te ha aportado África?

Esta misión me ha dado la posibilidad de conocer gente muy noble. Cubanos que han pasado por momentos difíciles como la pérdida de un familiar en Cuba, sin posibilidad alguna de ir a su funeral, otros a los que les ha nacido un hijo que no conocen.

Respeto mucho más ahora la importancia de la familia. No sabes cuanta fuerza me da escuchar la voz de mi abuelo, y saber que está bien, de mi abuela, mis padres, de mi esposa.

Estar aquí nos marca por siempre y sobre todo nos hace mejores personas.

Hoy, cuando ya he sobrepasado la mitad del tiempo que debemos estar fuera de Cuba, les aseguro, que hemos Crecido y que me hubiera arrepentido toda mi vida de haber dicho que no.

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