Expedientes XXXXX

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Por: Luis Mario Rodriguez Suñol

Fuente: Micubaneo

A “X” le conocen cada municipio de su cuerpo, cada elevación, cada curva “peligrosa”. En una carpetica xxxxx aparece su moral dividida en sílabas, sin tela y sin juicio. Decidió posar a lo playboy, para que su novio guardara en su Iphon el más íntimo de los secretos. Y su novio, precavido en exceso, lo guardó de teléfono en teléfono, de socio en socio, para que no se perdiera.

Ahora “X” comparte un secreto a voces que le taladra el cerebro. Cada mirada que recibe mientras camina se vuelve un flash que la desnuda en cuerpo y alma. Su “piel ajustada a su figura” es hoy el único vestido que le permite “cubrir” su insensatez.

En su casa solo cambia de locación, y vuelve a actualizar el nuevo personaje de su vida. Sus padres le hablan con el dedo índice y no esconden la decepción, después de encontrarla en un archivo digital “como tortuga sin carapacho”. “X” solo agacha la cabeza. Ese se ha vuelto su único diálogo gestual, su única respuesta.

A la historia de “X” no le hace falta el cartelito de “basada en hechos reales”; cualquier recurso enfático resulta innecesario. Un abecedario de ejemplos andan replegados en el vocabulario USB de muchas personas, que han hecho del Control-C y Control-V un efectivo medio de difusión masiva.

Así, por la culpa de un doble clic sin frenos, descubrí a “X” en un archivo JPG sin nada que ocultar, literalmente. Y confieso que mi descubrimiento hubiese quedado incauto, si “X” no pasara por mi casa cada tarde con la mirada escondida en sus zapatos.

Precisamente en ello radica el fundamento de estas líneas, en la necesidad de prender luces sobre un asunto que día a día nos sorprende con nuevos capítulos, nuevas temporadas y actuaciones de estreno que te dejan boquiabierto cuando reconoces a “quién menea la batea en un archivo digital”.

El sector juvenil es el más recurrente en esta problemática, propio de esa inquietud generacional y deseos cerreros de experimentación. Las féminas resultan generalmente las mayores perjudicadas, en ocasiones producto a la manipulación y presión de sus parejas, que las incitan a quebrar barreras como una prueba de “amor”. Al final aprueban el examen, solo que las notas necesitan la comprobación del tribunal popular.

El desarrollo tecnológico que experimenta nuestra sociedad promueve per se esta tendencia porno-exhibicionista. Como bien expresa la sabia digital: para cerebros estúpidos, teléfonos inteligentes. Después, el “comunicativo” bluetooth hace su entrada triunfal, para susurrar el secreto de celular en celular.

La intimidad es un tesoro que no se puede compartir con todo el mundo. En nuestro perfil social debemos tener bien definidas las fronteras entre lo público y privado para evitar transgresiones que dejen la moral sin calzoncillos.

Hay que aprender a controlar los impulsos que provoca el “sobrecalentamiento” sexual, y tener lo más cerca posible un buen cubo de hielo que enfríe la adrenalina con la premisa de que el espacio propio es esa zona privada donde existe un límite con el exterior.

Cuidemos a los gatos, que por culpa de la curiosidad ya han muerto bastante. Nuestros ojos son los mejores lentes para grabar momentos tan íntimos y especiales. Ah, y si necesitan un plano mejor, no duden en buscar un espejo; así tendrán la cobertura informativa de los hechos detalle a detalle y minuto a minuto.

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