La informatización en Cuba y el consenso de PALCO

puertascerradas

(Tomado de Desde mi ínsula) “Inclusiva, moderna y sostenible” son las características que, según sus redactores, tendrá la nueva política de informatización en Cuba. La novedad, más allá de que dicha política podría ser revisada (ya era hora de que esto ocurriera), es que la misma recibirá la bendición de varios profesionales del sector quienes la “debatirán y analizarán” en el marco del I Taller Nacional de Informatización y Ciberseguridad que tendrá como sede al Palacio de las Convenciones (PALCO). Pero, ¿qué hay de comentable en dicha noticia? Al fin y al cabo es otro evento más de los que se realizan en PALCO todos los años.

Si entendemos que la informatización de la sociedad es el “proceso de utilización ordenada y masiva de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones en la vida cotidiana, para satisfacer las necesidades de todas las esferas de la sociedad”, comprendemos la necesidad que el tema tiene no solo para el desarrollo económico de un país sino también en la expansión de las capacidades creativas de los ciudadanos así como en el desarrollo cultural; para Cuba, un país que cuenta, según datos de 2013,  con poco más de un millón de computadores (recuérdese que Cuba tiene una población de 11.7 millones de habitantes), de las cuales solo 514 mil están conectadas a Internet (50.4%), una noticia sobre la modificación de la política de informatización deja de convertirse en una noticia a la que no deberíamos prestarle importancia. El tema reviste mucha más importancia luego de que el 17 de diciembre del año pasado el presidente Barack Obama anunciara que el apoyo a la informatización está entre uno de los posibles frentes de cooperación entre Cuba y Estados Unidos. Ante todos esos elementos, vale la pena preguntarse a quienes les corresponde la responsabilidad de diseñar y validar dicha política, de trascendental importancia para el futuro de Cuba.

Los organizadores de dicho evento han anunciado que 260 expertos debatirán en comisiones cuatro temas fundamentales: los recursos humanos y científicos de los que dispone el país, el gobierno electrónico, seguridad informática y economía y legalidad” para luego permitir la asistencia, limitada a un día y vía videoconferencia, de cerca de 11 mil especialistas del sector de las TICs (tecnologías de la información y las comunicaciones); sin embargo, queda claro que la voz cantante la llevarán los 260 privilegiados que tendrán la oportunidad de participar en la cocina de los documentos del evento, los cuales serán base fundamental para toda política que pueda venir después. Sin lugar a dudas, estamos ante los “Oscar” de la Internet en Cuba, al que solo tendrá acceso una élite claramente elegida a dedo. Lo que pasará en PALCO no es nada más que un “consenso” que si no se explica bien y no se hace más transparente corre el riesgo de ser un tranvía hacia lo desconocido, o peor aún, hacia el maquillaje de una política obsoleta.

Un editorial del periódico Granma, bastante triunfalista y poco crítico para mi gusto, publicado el pasado 12 de diciembre, puede servir como adelanto de cuáles serán los puntos que contendrá la próxima política de informatización. La actualmente existente peca de hablar de muchas generalidades pero de ningún cronograma o acción. Ya no se trata no solo de reformar ETECSA o de llenar el territorio de centros para el acceso a Internet –a precios sumamente prohibitivos para muchos- sino que se impone definir una política para el acceso de las personas desde sus casas o una política clara sobre gobierno electrónico que no solo atañe su confección a informáticos o telecomunicadores sino también a especialistas del periodismo, la comunicación social, el diseño y la administración pública. Políticas así no se construyen con listas confeccionadas a dedo o con talleres a puertas cerradas.

El paso posterior de la cita, según los organizadores, será la constitución de una “organización social, que agrupará a todos los profesionales vinculados a las TIC” y que integrará a “los graduados de las carreras afines –Informática, Ciencia de la Computación, Telecomunicaciones, Automática, y otros que demuestren una actividad sostenida y con resultados en este campo”. Loable esfuerzo pues desde hace mucho tiempo quienes nos hemos graduado como especialistas en dicho sector merecemos pertenecer a un gremio, sin embargo, lo que me preocupa es cuál será el papel que tendrá la futura ONG. Hay dos caminos lógicos, el primero apearse al modus operandi de aceptación de las “órdenes de arriba” que han aplicado organizaciones como la UNAIC (Unión Nacional de Arquitectos e Ingenieros Civiles) o de la UNJC (Unión Nacional de Juristas de Cuba), o apostar por el segundo camino, el de ser una organización confrontantiva, con un discurso variado y de opiniones diferentes en su seno como ocurre con gremios como la UNEAC (artistas y escritores) o la UPEC (periodistas y comunicadores).

En momentos en los que Netflix sueña con Cuba y empresas como Google aspiran a trabajar mucho más con las instituciones estatales, un política de informatización con una verdadera aspiración de expansión del acceso a las TICs a todos los ciudadanos así como una marcada defensa de la soberanía nacional ya no es tema de “veremos” o “estamos trabajando” sino una cosa que se impone definir y aplicar pues corremos el riesgo de que, como ya nos ha pasado, podamos tener coches de último modelo sin contar con buenas carreteras. Una decisión como esa, de gran alcance a futuro, no admite ni cocinas ni consensos palaciegos de “expertos”.

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