La trova es terapia para curar el alma

dsc_0007

Tan grande como el mismo hecho de existir es para el trovador Lainier Verdecia Blanco la oportunidad que le ha dado la vida de ser artista, de poder con sus creaciones musicales alegrar la vida y mover a la reflexión a otras personas.

Por esa razón es que cada vez que coge su guitarra no solo trata de sacarle acordes y acompañarla con su voz, sino que también intenta conectar con quienes le rodean para por unos instantes alejarlos de sus preocupaciones y miedos y dejarlos desandar por los caminos musicales de la trova, para él, la mejor terapia para curar el alma.

Dice que la música siempre ha estado ligada a su vida, pues de pequeño pudo aprender a tocar la guitarra gracias a las enseñanzas de su papá Laureano, quien allá en Media Luna, provincia Granma, en el tiempo libre se dedica a sacarle melodías a las cuerdas para acompañar añejas canciones de la “Década prodigiosa” en descargas y en los espacios de aficionados.

“Así fui creciendo, poco a poco descubrí a Silvio, Pablo, Varela y otros exponentes de la nueva y novísima trova, que hoy constituyen referentes para mi, y tomé prestadas sus canciones para regalar a las amistades en las noches donde inventábamos con que combatir el ocio. Ya vencidos lo estudios secundarios pude ingresar en la especialidad de música a la Escuela de Instructores Cacique Hatuey, de Bayamo, período que me permitió aprender a leer las partituras, a dominar otros instrumentos y ampliar mi espectro sonoro”, recuenta Lainier.

¿Cuándo llegas a Guantánamo?

“Aquí arribé con 18 años durante el Servicio Militar Activo en la Brigada de la Frontera, Orden Antonio Maceo. Ahí descubrí el amor y decidí echar anclas aquí. De eso hace ya 4 años.

“Pero además de la mujer de mi vida, durante el tiempo como soldado llegó a mi la motivación para componer mis propias canciones. Puedo afirmar que en Guantánamo me hice trovador pues aquí fue donde supe que tenía cualidades para asumir tal compromiso.

En los inicios en esta urbe, comencé a irme al centro a ver los espacios que existían de música y así conocí la Casa de la Trova Benito Odio, la Casa del Joven Creador, y al grupo Barra Abierta.

Háblame del vínculo que has tejido con Barra Abierta y la Casa del Joven Creador.

grupo Barra Abierta

grupo Barra Abierta

Barra Abierta ha sido un espacio para tejer amistades que me abrió la puerta a la Asociación Hermanos Saíz y me permitió conocer escenarios de Las Tunas, Holguín, La Habana, Bayamo, Caimanera, y Baracoa, y presentarme con ella en diferentes centros y eventos dentro de la propia ciudad del Guaso como la Jornada de la Canción Política.

En los dos años que tengo con ese piquete aprendí a hacer música dentro de una banda, a acompañar los temas de otros y buscar complicidad para los propios. Este grupo como proyecto todavía no se parece a lo que queremos, pero estamos en el camino, es cuestión de tiempo y superación.

Por su parte, la Casa del Joven Creador ha sido un hogar. Al vincularme a ella pude consolidar mi relación con la AHS, organización de la que soy miembro desde abril último y a la que quise pertenecer desde adolescente cuando supe que existía, pero en Media Luna se veía lejos de mis posibilidades.

En la vieja casona de los noveles creadores guantanameros encontré una vía para promocionar mi obra y mis canciones, conocer a otros trovadores del resto del país, aunar ideas sobre la cultura y su compromiso social, y para interactuar con otras manifestaciones artísticas.

¿A qué le cantas?

Los temas para cantar me surgen en el desandar diario, aunque los que más me motivan son el amor y la propia vida, la sociedad. Como para componer no existe hora ni lugar, cuando llega la musa la aprovechó. Puede ser que una madrugada se me ocurra un verso, lo escribo, y luego llega el completo. Por eso, por si las moscas, siempre ando con que escribir y cuando no lo tengo lo pido.

Para poder crecer artísticamente se necesita una superación constante. Esto ustedes los más noveles lo asumen totalmente de forma individual o existen mecanismos institucionales.

dsc_0021

La superación sobre todo depende de uno, de la voluntad, de los deseos de seguir aprendiendo. Yo por lo menos estudio hasta el cansancio, y me gusta recibir las críticas de las personas y especialistas que van a las peñas o presentaciones, eso siempre ayuda.

La participación en eventos como la propia Jornada de la Canción Política se convierte en una gran escuela práctica donde se conoce de primera mano las corrientes por las que se mueve la trova actual en el país, de esa interacción siempre se aprende.

Ahora, institucionalmente la AHS ayuda en cuanto a la participación en actividades y festivales, pero la presencia de centros que incidan en la superación de los músicos no profesionales es casi inexistente. Yo por suerte tengo formación musical como instructor, pero uno necesita recordar conocimientos, conocer nuevas tendencias, y en eso necesita mayor ayuda.

¿Dónde de forma habitual podemos escucharte?

Junto con Barra Abierta todos los martes me presento en la Casa de la Trova Benito Odio, en esa misma institución participamos en la peña Trova mía, con la conducción de Martha Beatriz, y en la Casa del Joven Creador estamos los terceros viernes de cada mes.

Llevas meses preparando tu concierto y al fin se acerca la hora ¿Qué ocurrirá este viernes?

Este 18 de julio a las 8:30 pm en la vieja casona de los jóvenes creadores guantanameros tendré mi primer concierto en solitario, en el que pienso mostrar parte de mi quehacer en estos últimos años. Allí nos vamos a encontrar para compartir canciones varios trovadores amigos como Yoyi Barret y Annalie. Serán 16 temas entre míos y de los invitados.

Este será un gran paso en el intento por enrolarme en los caminos del arte, de la música, de la trova, en busca de trascender, y espero tener como testigos allí a mis amistades, vecinos, a la gente que han ayudado a ser quien soy, y a todos los interesados en escucharme.

Por Adriel Bosch Cascaret

Fotos: Lorenzo Crespo Silveira

https://desdeesteladodelaisla.wordpress.com

Deja una respuesta