Las redes sociales y el nuevo mundo sin verdad

Tomado del Blog Cambios en Cuba

Por M. H. Lagarde

El pasado martes, ante un grupo de corresponsales extranjeros acreditados en Londres, el editor jefe de Wikileaks, Kristinn Hrafnsson, aseguró que el caso de Julian Assange, encarcelado en Reino Unido y reclamado por Estados Unidos, forma parte de una conspiración contra la libertad de prensa.

No se trata de un caso aislado, dijo el periodista islandés y agregó que los recientes ataques a medios en California, Estados Unidos, los registros efectuados por la Policía Federal en la sede de la cadena ABC, en Sydney, Australia, y la encarcelación del informático sueco Olin Bin, en Ecuador, formaban parte de una estrategia global para acabar con el periodismo investigativo.


Lo más preocupante, sin embargo, es que, en estos tiempos, más que la “libertad” de prensa o el periodismo de investigación, lo que parece en peligro de extinción es la verdad misma. Mientras se encarcela a la verdad, en la figura de Julian Assange, la mentira se desencadena y prolifera como nunca antes en los medios informativos y las redes sociales.


A la par de las declaraciones de Hrafnsson en Londres, el mismo martes, un sondeo internacional divulgado en Canadá daba a conocer que casi nueve de cada diez personas (86%) han dado por cierta al menos una noticia falsa con la que se han cruzado la mayoría de las veces en las redes sociales.


De acuerdo con el (82%) de los consultados en el sondeo de Ipsos para el grupo de análisis canadiense Centro para la Innovación en Gobernanza Internacional, las plataformas de redes sociales figuraban como las principales responsables de la propagación de fake news. Un 77% de los usuarios señaló a Facebook como la principal fuente de noticias falsas y un 62% a Twitter.


El problema es realmente alarmante si se tiene en cuenta de que son cada vez más las personas que usan las redes sociales como fuente de información. Según los expertos en comunicación, más allá de los avances de la tecnología, el favor del público alcanzado por las redes se debe al descrédito sufrido por la prensa tradicional en los últimos tiempos. Sin embargo, ¿qué crédito de veracidad queda para las redes sociales luego de conocer los resultados del citado sondeo?


Para colmo de la confusión acaba de publicarse, en Instagram, un falso video que tiene como protagonista nada menos que al fundador de Facebook, Mark Zuckerberg. En el video, manipulado con inteligencia artificial, aparece Zuckerberg diciendo, en una aparente descripción de su persona: “Imagina esto por un segundo: un hombre, con un control total de datos robados de miles de millones de personas, todos sus secretos, sus vidas, sus futuros” .


El Video falso, que muestra a Zuckerberg jactándose del dominio que ejerce, fue creado por la empresa emergente israelí Canny AI, y por los artistas Bill Posters y Daniel Howe supuestamente para un proyecto artístico llamado Spectrum que se exhibió en el festival de cine documental británico Sheffield Doc/Fest.

Pero lo más interesante es que, según ha declarado Instagram, que pertenece a Facebook, el video no será censurado por lo que pasará a formar parte de otros videos manipulados a los que se conoce como “deepfake” por las técnicas de inteligencia artificial que se utilizan para desarrollarlos con resultado extremadamente realista.


El más conocido de este tipo de “obra maestra” para falsear la realidad, que Facebook también se niega a censurar, es sin duda el video ultrafalso publicado hace un mes en donde aparece la presidenta de la Cámara Baja de EE.UU., Nancy Pelosi, hablando como si estuviera borracha.


El video de Pelosi, por cierto, fue dado a conocer al mundo mediante un tuit del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Y si de mentiras y de Trump se trata, el presidente del país de “la libertad de prensa”, el primer cruzado contra las fake news de la nación, recientemente llamó a un boicot masivo de los estadounidenses a la empresa AT&T, uno de los principales grupos de telecomunicaciones del país, para forzar a que haga “grandes cambios” en la cadena CNN, propiedad de esa compañía. Según Trump “¡(La CNN) es tan injusta, con noticias tan malas y falsas!”, que “cuando el mundo ve la CNN tiene una imagen falsa de EEUU”.


Y en este caso no se trata, como en el caso del video de Pelosi, de un tuit falso, sino, de uno salido de la cabeza del presidente que ha convertido la política exterior de su país en una antología de mentiras y vulgares amenazas contra aquellos países que se resisten a la hegemonía imperial. El mismo Trump que fustigó a los medios por lo que calificó como una “cobertura fraudulenta y altamente inexacta de Irán” y acto seguido afirmó, en otro tuit, que esos mismos informes tuvieron un efecto positivo porque, según él: “Al menos, Irán no sabe qué pensar, lo que en este momento puede ser algo bueno”.


En el nuevo mundo sin verdad, quien denuncia el crimen, como en el caso de Assange, es condenado por quien lo comete. Y lo único cierto, al parecer, es tratar de lograr que nadie 

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