Reportaje a Villafranca conmociona la red (III): Heroísmo, homosexualidad y periodismo a debate

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Tomado de Cubaizquierda

Las patrias íntimas del internacionalismo de Carlos Manuel Álvarez sobre Reynaldo Villafranca, el enfermero cubano que falleció de malaria mientras combatía al ébola en Sierra Leona, sigue generando reacciones extremas. La publicación abordó temas en los que parece no admitirse términos medios como los dilemas éticos del periodismo, la manera de presentar al heroísmo o la homosexualidad.

Se discute la legitimidad de hurgar, profundamente podría decirse, en los intersticios intimísimos de la vida de Reynaldo. En este punto es imposible conocer qué pensarán sus familiares tras verse convertidos en célebres testimoniantes de una historia de vida ciertamente convulsa. Tampoco, si solo Carlos Manuel tuvo la idea de emprender esta empresa o sí efectivamente fue al único a quien se la publicaron. Ambas son interrogantes aún sin respuesta pública pero que no por eso deben dejarse a un lado.

Si como todo parece indicar los entrevistados no tuvieron reparos en dar su testimonio entonces el análisis quedaría en el terreno de la forma, más que en contenido; pues pocos negarán que nos habíamos quedado con las ganas de saber que hay tras los rostros y nombres de quienes perdieron la vida en la lucha contra la muerte allá en África occidental.

Los comentarios extremos prácticamente se alternan debajo del texto en el sitio web Oncuba. Desde los elogios directísimos hasta los más variados improperios. Así, lo que para unos fue ensañamiento en la personalidad de un ser humano que ya no puede defenderse; para otros significó el entrar en la casa, notar los detalles y asistir a la humanidad de alguien hasta ahora era completamente desconocido. Los debates han derivado por caminos diversos. Curiosamente junto a los detalles de la vida de Reynaldo, en el calor de las discusiones también han aflorado los del autor de Las patrias íntimas…

Como aderezo, y tal vez no tanto, ronda el tema de la homosexualidad de Reynaldo pues muchos cuestionan si el escritor se regodeó en eso; mientras que desde el otro lado deliberan si las críticas al reportero están motivadas por el mayor o menor grado de homofobia del opinante.

En el ambiente también se notan las mediaciones de que la historia en cuestión haya sido dada a conocer por un medio de comunicación ajeno a los circuitos mediáticos tradicionales de Cuba. Entonces los partidarios del reportaje, de paso le reclaman al resto de la prensa doméstica no haber incluido este tema en su agenda.

Otro de los puntos álgidos del debate son los resortes que impulsaron al enfermero pinareño para incorporarse a la Brigada Médica que enfrenta la epidemia del ébola en Sierra Leona. A decir verdad el reportaje de marras no transmite que efectivamente haya habido demasiado altruismo en las motivaciones de Villafranca, o por lo menos no al nivel que esperaban los brigadistas de la “Henry Reeve” y otros muchos más comentaristas más en la web quienes denostan con vehemencia al reportaje de Carlos Manuel.

A los periodistas el debate nos deja un montón de preguntas: ¿Habríamos estado dispuestos a asumir el reto de escribir sobre quién fue realmente Reynaldo Villafranca? ¿De qué manera hacerlo? Porque la memoria de los que se van queda en manos de los vivos y estos se la discuten, se la pelean como algo que sienten muy propio, hasta patrimonio colectivo si se quiere.

Ahora mismo no sé, o mejor, no quiero pensar demasiado en cuáles fueron las motivaciones de Carlos Manuel, o en el sabor extraño que me dejó su reportaje pero sí habrá que concederle por encima de cualquier otro juicio, que sentimos poder “tocar con las manos a Villafranca, y entenderlo, en sus motivaciones y frustraciones, en sus sueños, y sobre todo, en el heroísmo callado de su tremendo amor al prójimo”.

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