Sobre el Decreto-Ley Nro. 373 “Del creador Audiovisual y Cinematográfico independiente”

tomado del blog: Cine cubano la pupila insomne

Jun 29

Publicado por Juan Antonio García Borrero

Ramón Samada, presidente del ICAIC// Foto: Julio Gerardo Hun Longchong, tomada de http://www.trabajadores.cu/20190627/decreto-ley-373-reconoce-a-creadores-independientes-pdf/

Si algo aprendí de aquella etapa en que me desenvolvía como abogado en los tribunales, es que a los textos legales es conveniente aproximarse desde la sospecha.

A diferencia de las películas de las que uno puede opinar acabado de verlas y hacer nuestras las interpretaciones explícitas, con las leyes uno no debe olvidar que se trata de construcciones temporales respondiendo a intereses coyunturales: lo recomendable en este caso es apelar a la lectura sintomática, y tomar en cuenta no solo lo que sustantivamente se sostiene, sino también lo que se excluye o se silencia. Mañana llegarán enmiendas, negaciones, porque la vida a diario se crea y recrea…

Pero ahora mismo quisiera dejar a un lado todo lo que tenga que ver con la sospecha interpretativa, para sumarme a la alegría de aquellos que ven en la legalización del creador audiovisual y cinematográfico e independiente una gran victoria para el gremio.

De todo lo que se ha dicho en estas pocas horas transcurridas, luego de darse a conocer el documento legal, me quedo con esas declaraciones de Ramón Samada, presidente del ICAIC, donde habla del protagonismo que han tenido los cineastas en todos estos años de reclamaciones, polémicas, malentendidos, soledades intelectuales, y falta de respaldo por parte de instituciones a las que le debería haber importado apoyar ese movimiento desde el principio (estoy hablando en primer lugar de la UNEAC, desde luego).

A uno le podrán gustar más o gustar menos las películas que se están haciendo, pero lo que en lo personal no deja de impresionarme es el sentido de pertenencia a su profesión de todos aquellos que aspiran a poner la creación audiovisual de los cubanos a la altura de lo que exige el siglo XXI.

Cuando surgió el ICAIC, los que hicieron posible esa primera Ley de Cine que todavía debe ser actualizada, promediaban los treinta años de edad. Tenían los mismos sueños y ganas de transformar el mundo que los que, sesenta años después, suscribieron el Cardumen.

Por el camino lograron resistir todas esas ínfulas de reduccionismos estéticos e imperativos pedagógicos que en no pocas ocasiones quisieron imponer los grupos políticos y sus voceros. E hicieron películas hermosas y complejas.

Es obvio que con el nuevo Decreto-Ley no se está anunciando la parusía de los tiempos gloriosos del cine cubano; al contrario: vendrán nuevas pugnas, suspicacias, surgirán hermeneutas que harán de Procusto el medidor de todas las cosas y tratarán de meter a la fuerza en su lecho la realidad que se representa, y se harán películas buenas, regulares, y malas, a las que la crítica deberá tratar como se merecen.

Pero lo que fomenta mi optimismo es la vitalidad de ese movimiento que, sin ser homogéneo, se plantea la creación audiovisual como lo que es: un ejercicio de responsabilidad cívica.

Juan Antonio García Borrero

PD: Los interesados pueden descargar la disposición legal pinchando aquí:

GOC-2019-O43 Ley de Cine

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