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Su majestad, el campeón mundial. La mejor partida de Capablanca.

1Tomado del Blog: Conexión cubana

Cualquier hiperlativo para llamar a ese genio del ajedrez que fue José Raúl Capablanca y Graupera, se quedaría corto ante sus facetas o cualidades entre las 64 casillas, o lo que podría significar para los amantes de la diosa Caisa. Aquel niño aprendió a los 4 años viendo jugar al padre, de manera autodidacta y sin escuelas, festejó su cumpleaños 13 con el campeonato de Cuba. Fue llamado la máquina de jugar ajedrez y se convirtió en una leyenda viviente del juego ciencia. ¿Fue este su único legado?Había nacido un 19 de noviembre de 1988. Decía que había aprendido a jugar antes de leer y el patrón de su padre le pagó los estudios en los Estados Unidos pero el ajedrez tuvo pudo más y no terminó. Comenzó a asistir al Manhattan Chess Club. En 1905 con 17 años le ganó por primera vez al gran Enmanuel Lasker, entonces Campeón Mundial. En 1909 ganó 8 partidas y perdió solo una con Frank J. Marshall, entre los 5 mejores jugadores del mundo. En 1911 termina de saltar  al ganar en el gran Torneo de San Sebastián, hasta ese momento considerado el más fuerte de todos los tiempos.

Los que leen, siguen o saben de ajedrez repite que Capablanca es el iniciador el del ajedrez moderno, por el cual aún entrenan y estudian varias escuelas a nivel mundial y casi todos los principales Grandes Maestros. No hay un jugador de nivel desde su época a la fecha que no estudiara sus partidas.

Elogiado por todos, incluso los que llegaron a odiarlo sin razón.

“Capablanca sabe, los demás ensayamos.” Decía Svetozar Gligoric. Gran Maestro Internacional yugoslavo quien fue uno de los jugadores más fuertes del mundo y se destacó también como teórico y comentarista.

Alexander Alekhine, quien le arrebató el título a Capablanca en Buenos Aires en 1927, y a partir de entonces rehusó concederle la revancha, confesó al morir el genio: “nunca antes hubo ni volverá a existir un genio igual”…“No entiendo ni ahora, después de tantos años, cómo he conseguido ganar a Capablanca”.

“Si el ajedrez es arte, el mejor es Alekhine pero si el ajedrez es ciencia, el mejor es Capablanca.” Sentencia el Gran Maestro Savielly Tartakover, uno de los más recurrentes genios de los trebejos.

Richard Reti, no encontraba como describir y tuvo que manifestar solamente el ajedrez era como su “lengua materna”.

El gran Enmanuel Lasker, desplazado del trono por el cubano dijo una vez al público: “He conocido a muchos jugadores de ajedrez, pero entre ellos solo un genio, ¡Capablanca!”

En la modernidad esa admiración no dejó de sentirse en el argot ajedrecista mundial. Quizás lo más emblemático sean las sentencias de los dos eternos rivales de finales del siglo pasado.

“El ideal en ajedrez sólo puede ser una imagen colectiva, pero en mi opinión es Capablanca quien se acerca más a esa imagen. Su libro fue el primer libro de ajedrez que estudié, de principio a fin”. Gran Maestro Anatoly Karpov.

“Casi no hacía nada y trabajaba mucho menos que otros jugadores, lo que no le impidió ganar los torneos y encuentros más importantes, manteniéndose invicto durante años. No es esta una indicación de talento ilimitado, de indudable genio ajedrecístico? Gran Maestro Garry Kasparov.

Pero mayor el elogio ajedrecista que puede recibir el genio a diario es todos las veces que le repetimos a alguien para felcitarlo ….jugaste  como  Capablanca.

Cuando muchos pensaban que estaba en el ocaso de su carrera Capablanca arrasa en cuanto torneo se presenta de 1936 a 1939, derrotando a los dos campeones del mundo del periodo. En toda su vida participó en veintinueve torneos de gran nivel, de los cuales ganó quince y en otros nueve terminó segundo. En total, sumó 318 victorias, 249 empates y 34 derrotas, así como obtuvo 19 premios de belleza. La Federación Internacional de Ajedrez estableció el 19 de noviembre como día mundial del ajedrecista en su homenaje.

Sin embargo, para muchos de nosotros, la mejor estrategia, la mejor partida de Capablanca no estuvo exactamente entre 64 casillas. El genio fue el iniciador y fundador de una dinastía de deportistas, capaces de no vencer solo por su capacidad deportiva, sino por su patriotismo y cubanía.

Enrique  Corzo,  a raíz de la muerte del campeón de ajedrez en 1942, dijo:

“Capablanca fue, sin disputa el cubano internacionalmente más representativo de su tiempo, y el único cuyo nombre, vinculado a una supremacía manifiesta en cierta actividad mental que implica una tradición de cultura, podía ser identificado sin esclarecimientos adicionales en cualquier lugar de la tierra.”

¿Porque decir que Capablanca fue el cubano más representativo en su tiempo?

Capablanca nace en la instalación militar del Castillo del Príncipe, en La Habana, hijo del comandante del ejército español José María Capablanca, y la matancera Doña María Graupera, quien imprime a su esposo e hijos los primeros ambientes de cubanía, al colaborar con los mambises, y por ende su esposo, que fue sancionado por existir sospechas sobre él.

Creció en un clima eminentemente cubano, y fue tal su sangre que jugó beisbol unos meses en el torneo de las Grandes Ligas de Béisbol de Estados Unidos como primera base. Conocía varios idiomas con una vasta cultura.

Pero su obra cumbre de cubanía llegó en 1922, Capablanca no era comunista, pero rechazó la oferta de ser ciudadano estadounidense, dicha oferta la volvería rechazar cuando Norteamérica le ofrece en financiarle y arreglarle la revancha por el Campeonato del Mundo, a cambio otra vez de ser americano. El Campeón cubano también dijo que no, nunca pudo obtener su revancha, pues jamás quiso dejar de ser cubano.

En 1925, tuvo que huir además del país, porque uno de sus hermanos era opositor de la dictadura de Gerardo Machado, además el dictador le había prohibido al genio ajedrecista a asistir a un torno en la URRS ese año, pero el trebejista no hizo caso. Machado mando a apresarlos a ambos.

Fue en esta actitud ante la vida que Capablanca selló su mejor legado al deporte cubano, pues jamás traicionó a su patria y en 1939 dio a la nación el título de Campeón Olímpico, aunque sin dinero para discutir el título; fue además aquel que no aceptó la exigencias de un tirano como Machado.

Capablanca abrió la senda a todos los grandes deportistas que han dado logros a Cuba sin venderse a las presiones y chantajes del imperio. Otro genial ajedrecista Guillermo García jamás pudo cobrar sus premios por triunfos en Estados Unidos, pues querían que desertara; jamás le pasó por la cabeza. Omar Linares y Antonio Muñoz, no pudieron jugar en Grandes Ligas, pero brillaron por años para su patria, nunca lo hicieron pues les exigían dejar de ser cubanos.

Como ellos hay miles en toda la historia de la Revolución, de los cuales nos sentimos orgullosos primero que todo por su compromiso con la patria, dignos seguidores de “Su Majestad” el Campeón Mundial.

Leinier Domínguez: trato de ir al límite en el ajedrez

 

Por Lemay Padrón Oliveros

tomado del Blog Un Guajiro Arrepentido

Para llegar a casa del Gran Maestro cubano Leinier Domínguez no hace falta mucho protocolo. Al intentar abrir la verja para llegar hasta su puerta me detuve pensando en si me saldría a recibir uno de esos perros guardianes que abundan en la barriada habanera de Fontanar, pero nada de eso, según él mismo me confesó luego, aunque le gustan mucho los perros, se resiste a tener uno porque viaja habitualmente con su esposa Yanelis y entonces tendría que buscar a alguien para que lo alimente.

Al entrar a la casa, un tablero con un juego de ajedrez hecho con piezas de cristal te recibe en medio de una mesita de centro en la apretada sala, y ya te das cuenta de que no estás en una casa común, sino en una especie de templo donde manda Caissa, la diosa de las 64 casillas.

Sin embargo, el propio ídolo de Güines me aclaró que aunque la diosa de las 64 casillas ha marcado su vida, quien manda en su casa es Dios, toda una declaración de principios de alguien que abrazó los evangelios desde bien temprano.

Acomodados frente a frente, comenzamos el diálogo entre dos coterráneos que se ven bien poco, pero como siempre el terruño hala, conversan naturalmente, como si no se tratara de una entrevista, y hasta bromas surgen por el camino.

A ratos se oyen al fondo los reclamos de Sebastián, el más preciado regalo que le hizo la vida. “En realidad me deja descansar, es bastante tranquilo. A los dos nos gustaba el nombre, nada que ver con el ajedrez, es un nombre clásico”, me cuenta sobre su primogénito, que ya está por cumplir su tercer año.

¿Te despiertas a veces por las noches pensando en jugadas?

“Sí me ha pasado, no con frecuencia, pero sí me ocurre. Paso mucho tiempo pensando en el ajedrez, aunque no esté directamente estudiando. Cuando lo disfrutas tanto y puedes tener las posiciones en la mente, no es complejo hacerlo aunque estés realizando otra actividad.”

Entonces, ¿el ajedrez siempre está contigo?

“Trato de no llevar el ajedrez todo el tiempo, pero es difícil para quien le gusta y lleva toda la vida en esto no estar pensando casi todo el tiempo en él, y te sorprendes analizando una posición en la que tienes alguna duda o una idea incesante, trabajas en ella inconscientemente. Siempre llevo mi laptop conmigo y algo de ajedrez se hace aunque esté de vacaciones. No voy a estudiar a las vacaciones, pero siempre veo algo, aunque me cueste regaños de la familia.”

Hablando de la familia, ¿esa mente privilegiada te ayuda en las labores domésticas?

“No es tan privilegiada en ese sentido, tengo mucho que mejorar en ese otro ajedrez. Mi esposa te podría dar una disertación, soy un poco torpe para las labores de la casa, pero me esfuerzo e intento mejorar. El otro día salí a buscar algo con un cubo y regresé sin la tapa, por ejemplo.”

¿Cómo encontrar el balance entre vida y ajedrez?

“He tratado siempre de ir al límite en el ajedrez, ser ambicioso en el sentido deportivo, tratar de explotar mi mayor potencial, pero igualmente trato de llevar una vida balanceada, dedicarle tiempo a la familia, y ser más equilibrado en cuanto a la vida. En los últimos tiempos he ido más por esa vía y no tanto dedicar 10 o 12 horas al entrenamiento, es como lo he visto últimamente.”

Se sabe que el ajedrez es un deporte duro, y hay hasta leyendas de jugadores con mal carácter, etc…

“No creo que me pase a mí, aunque conozco los casos. Por eso me gusta llevar una vida lo más equilibrada posible, y por eso no le dedico tantas horas al ajedrez. Siempre voy a jugar, aunque mis resultados mejores dejen de llegar, porque disfruto prepararme y jugar, creo que voy a jugar todavía por mucho tiempo.”

¿Es mejor participar en bastantes torneos o dedicarse a la preparación?

“Eso es algo en lo que siempre trabajas y nunca llegas a estar seguro de cuál es la dosis correcta. A veces pensé que jugaba muy poco, y en otras ocasiones noté que se me iba de la mano y entonces jugué menos, por eso trato de encontrar el balance adecuado.”

¿Cómo escoges si respondes o no a una invitación?

“Siempre depende del calendario de torneos para dosificar torneos y entrenamiento. No  rechazo casi ninguno, más bien la tónica general es buscar la mayor cantidad de opciones. Cuando llegué a estar entre los 10 primeros sí me llegaron más invitaciones y no podía cumplir con todas, pero por lo general puedo manejarlo todo bastante bien.”

¿Lugares que nunca rechazarías, o donde te has sentido mejor?

“Me gusta mucho España, desde la primera vez que fui en 1996. Tenía desde entonces un buen movimiento de ajedrez, y quizás también por el idioma tenía mayor afinidad con las personas, por eso siempre disfruté mucho ir. Otros lugares interesantes son Rusia en sentido general, porque es donde más he visto que el ajedrez la gente lo lleva y lo admira, y los aficionados conocen muchísimo de ajedrez, quizás por toda la tradición que tienen, el público tiene en gran estima a los Grandes Maestros. Creo que allí el conocimiento general del ajedrez está un poco por encima de los demás lugares, en un país eminentemente de ajedrez. En Cuba en general vi eso también, no al mismo nivel, pero el ambiente de la afición fue siempre muy bueno, en Santa Clara, por ejemplo, donde más torneos jugué. Igualmente en La Habana, Holguín, Las Tunas, Matanzas, se respiró el ambiente positivo de la afición.”

Adonde no faltas últimamente es a los torneos de clubes…

“Siempre disfruto mucho los torneos por equipos, porque se comentan las partidas de todos. En vivo uno tiene ideas sobre las partidas de los compañeros y aunque en medio del torneo no se puede comentar, luego se intercambia y uno aprende, sobre todo cuando es un torneo de alto nivel. En esos donde yo participo están jugadores de la elite, tanto en Rusia como en España, y ese ambiente de analizar antes y después de las partidas siempre lo he visto muy provechoso. Estos tres años me han enseñado mucho, y también cuando estoy con Cuba, que son más especiales, porque lo damos todo por un buen resultado, y es algo que no tienen los torneos por equipos.

¿Se hablan en ruso?

“Conmigo en inglés, me gustaría mucho saber ruso pero no he podido aprender. Mi esposa es graduada de lengua rusa y he intentado aprender un poco pero no he tenido el tiempo para dedicarle. Me sería muy útil porque las reuniones antes y después son en ruso.”

¿Puedes poner en riesgo tu actuación individual por el grupo?

“Puede pasar, el resultado del equipo está por encima de uno individual. Si en un momento determinado el equipo necesita que tú asegures el match con medio punto, aunque tú sientas que puedes ganar la posición, uno debe poner siempre por delante el interés del equipo, salvo el caso extremo en que sea una posición totalmente ganada.”

¿Cuáles son las características de esos contratos?

“Inicialmente era para jugar la Liga rusa, pero ese torneo da clasificación al Campeonato Europeo, y el Europeo al Mundial. Si se pasa sigo con ellos hasta donde lleguen. En algún momento han chocado los intereses entre los clubes de España y Rusia, pero mi prioridad es el San Petersburgo. El de España generalmente no participa en el Europeo, ni aunque clasifique, por otras razones, y no me crea conflictos por lo general. También en España no ha sido tan constantes como en Rusia, que nunca he faltado desde que empezamos el vínculo, es más estable y por eso le doy prioridad.”

Otra experiencia interesante fuera de Cuba fue cuando integraste el equipo asesor del GM húngaro Peter Leko…

“Fue muy provechoso, aprendí mucho sobre cómo entrenar y prepararme. He intentado otras variantes y se han hecho proyectos interesantes. Me ayudan acá en Cuba, como ocurrió hace poco antes de participar en la Copa de Bakú, que varios Grandes Maestros de Cuba nos reunimos, con la mira fundamental en la participación mía y de (Lázaro) Bruzón en la Copa, y aunque les sirve a todos nos tratan de ayudar. Quizás no es todo lo profesional que debiera ser, pero se hace el esfuerzo.”

¿Es muy caro hacerte de un equipo así?

“No me he sentado con un lápiz a sacar números, pero es bien costoso el andamiaje que acompaña a un ajedrecista cuando pretende ser campeón mundial. En mi caso se ha hablado también de vivir fuera y pudiera ser, pero no se me ha dado la posibilidad porque es complicado, lleva muchas cosas. También se pudiera hacer desde aquí, no necesariamente hay que vivir fuera, pero sobre todo es el tema económico, es complicado tener un entrenador de primera línea, o un equipo de analistas que te ayuden. Creo que no lo pueden hacer todos tampoco, quizás quienes se encuentran hoy entre los 10 primeros del mundo pueden hoy mismo o pudieron en algún momento contar con ese apoyo, pero es difícil, no solo para mí, sino para la gran mayoría de los ajedrecistas. Me gustaría, pero es difícil.”

¿Qué importancia le das a la preparación física?

“El deporte en general me gusta más de lo que lo practico, me gusta seguir los torneos de tenis, hace un tiempo que no juego. En general me sienta bien hacer deportes, porque noto que es importante para los torneos. Cuando uno está mejor físicamente, en general juega mejor, y eso es algo que últimamente me ha faltado un poco. La he descuidado y quiero retomar en serio la preparación física, porque creo que ayuda mucho en el ajedrez.”