Tag: América Latina

#ManosFueraDeCuba

Tomado del blog: Solidaridad Latinoamericana

Texto completo de la intervención del intelectual cubano Enrique Ubieta durante el primer panel del Encuentro Antimperialista de Solidaridad, por la Democracia y contra el Imperialismo

Hace unos días conversaba con un amigo sobre la impunidad con la que el imperialismo miente. No importa que al correr de los días se descubra la falsedad: la mentira permitió la acción deseada y dejó una huella en la conciencia de las masas. Reflexionaba que la guerra que se nos hace no es, en sentido estricto, de pensamiento, no es una batalla por la verdad, sino por la toma del poder y por su conservación; para el imperialismo, vale todo.

Sin embargo, la guerra, la nuestra, sí es de pensamiento: no se dirime ante el enemigo, cínico y sordo; pero debe demostrar a los potenciales lectores-espectadores-oyentes que los mensajes que ha recibido son trampas que explotarán en sus manos.

Es una batalla que no puede prescindir de la verdad, del conocimiento –hay que elaborar estrategias, caminos, construir una conciencia crítica–, pero no debe confundirse con el debate académico. Esta doble condición –que solo existe para los revolucionarios–, crea divisiones que el enemigo aprovecha bien, porque no siempre coincidimos. El imperialismo en cambio desprecia la verdad, su intención única es mantener el poder político. El resultado es que la izquierda se divide y la derecha se une.

La unidad también es un hecho cultural que debe construirse sobre el reconocimiento de las identidades marginadas. Reivindiquemos toda la justicia (todo acto de justicia, por pequeño que parezca, es grande), y sobre ese presupuesto no nos dejemos arrebatar la unidad mayor: la de los oprimidos frente a los opresores. Porque el enemigo último, el decisivo, de todas las injusticias (aunque la herencia cultural extienda sus tentáculos más allá) es el capitalismo.

El mismo televisor que transmite un discurso de Fidel, de Chávez o de Maduro, de Evo, una hora más tarde transmite una película cuyo contenido ideológico, enmascarado, conduce en sentido contrario las emociones, los deseos, y las ideas del espectador.

En sus inicios, los consensos son más políticos que ideológicos, la prioridad es alcanzar el gobierno, lo que no es aún el poder; pero una vez logrado ese objetivo, el imperialismo empujará a los gobernantes a nuevas definiciones, que necesariamente requerirán de consensos ideológicos más comprometidos con un ideal.

Esa es precisamente una zona de la guerra en la que los revolucionarios no reparan lo suficiente: la batalla cultural, que es probablemente la más difícil y, a la vez, la decisiva. No existe sociedad nueva sin cultura nueva.

El socialismo, o es el triunfo de una cultura de vida diferente, o es nada. No se trata desde luego de la sustitución o el abandono de tradiciones artísticas y literarias –no hablo del arte y la literatura, aunque se presupongan–, ni de una empobrecedora pretensión de descontaminar la cultura nacional de influencias foráneas, en un mundo cada vez más globalizado. Por cierto, las concepciones sobre la economía, sobre la sociedad en todas sus aristas, son parte de la cultura.

Hablo de la necesaria transformación del proyecto integral de sociedad y también, del proyecto individual de felicidad y de éxito personal de sus ciudadanos, que en el capitalismo se asocia más al tener que al ser, al consumismo depredador, al individualismo destructor de individualidades. Podemos medirlo así: según sea el modelo de éxito personal de los ciudadanos, así será el modelo de sociedad que construimos.

Si los beneficiados de la justicia revolucionaria no logran cambiar el paradigma de vida –hegemónico en filmes, telenovelas, canciones, en las páginas «sociales» de los grandes diarios, y en general en los medios de comunicación y en las llamadas redes sociales, en fin, en la cultura que prevalece y reproduce los valores del sistema– si la ilusión, palabra clave, de que los explotados pueden llegar a ser y a vivir como sus explotadores (la ilusión refrendada por los medios de que es posible el milagro de Cenicienta, visión por demás explícitamente machista) no se deshace, no se reconstruye, las revoluciones serán siempre reversibles.

Para ello es necesario entender que el socialismo tiene que hacer efectivas las mayores cuotas de democracia, pero de una democracia diferente a la burguesa, esa que ha reacomodado su primigenio carácter liberador al de simple protector de sus élites, valladar para el triunfo de los desposeídos. La nuestra es la democracia popular, y el acceso a ese tipo de democracia presupone una revolución cultural: transformar a las masas en colectividades de individuos, en protagonistas de su destino.

Los revolucionarios tenemos que construir un horizonte cercano –más pequeño que el de la Historia, que el de la Humanidad, y por eso más inmediato y demandante– que sea apetecible y alcanzable; pero no podemos renunciar tampoco a uno más lejano, más radical, más duradero, más humano, es decir, más revolucionario. Los que creen que el capitalismo no podrá ser vencido, han sido culturalmente vencidos, ya no son revolucionarios.

Sin un horizonte visible o imaginado, pero creíble, nadie remará con entusiasmo. Desde antes del primer día, hay que empezar a construirlo: si la cultura alternativa queda invisibilizada, cada conquista material solo aparentará ser un escalón en el ascenso social capitalista, y los «de abajo» seguirán soñando con ser «los de arriba».

Por otra parte, el futuro necesita de un pasado, de ahí que se libre una enconada lucha en torno a los héroes y a las efemérides. El debate historiográfico en Cuba y Venezuela –lo digo solo a modo de ejemplo– sobre Martí y Bolívar, está transido de ideología: es también un debate sobre Fidel y Chávez, sobre el futuro de nuestros dos países y de Nuestra América. Cualquier interpretación del pasado está determinada por la visión de futuro de quienes la enuncian.

Sin embargo, nuestros hijos «aprenden» historia, a veces, de la peor manera: en los videojuegos, en las series, en las películas, que es el único lugar donde los soldados estadounidenses han logrado vencer a los vietnamitas. En ellos, los superhéroes sustituyen a los héroes de la historia; ellos cuidan el orden, la estabilidad del sistema y no son imitables. La prensa “social” sitúa como modelo imitable de éxito a los explotadores. Los revolucionarios tenemos otros modelos: “seremos como el Che”, decimos, y reafirmamos en las plazas de Cuba: “yo soy Fidel”.

La izquierda debe reescribir, recomponer ese saber, recuperar la mirada, la voz de los oprimidos: hacer que se reconozcan todos más allá de sus fronteras nacionales. Si queremos marchar unidos, debemos conocernos mutuamente. Tenemos una cultura rica y diversa, una historia hermosa, enemigos comunes y un futuro promisorio. Muchas gracias.

Tomado de Siempre con Cuba

Crónica mínima

tomado del blog La Isla Desconocida

Cristina Híjar González,
orgullosa mexicana miembro del Colectivo Híjar.
La 8º Conferencia de CLACSO en Buenos Aires fue como todos los actividades similares: cientos de ponentes, mesas paralelas y diversas sedes que impiden asistir a todo lo que uno quisiera. Los grupos de trabajo sesionaron por separado durante los últimos dos días, con intervenciones muy breves que no permitieron profundizar en ningún tema pero sí dejar apuntadas las preocupaciones o problemáticas. Sin embargo, la convivencia permitió el intercambio de ideas y proyectos que, esperemos, puedan concretarse.
Los dos primeros días el evento se realizó en un estadio en el que el auditorio, la cancha cubierta y una explanada al aire libre, fueron insuficientes para dar cabida a cientos de personas deseosas de escuchar a los invitados especiales, cosa que fue posible gracias a las pantallas gigantes que incluían un recuadro con expresivas compañeras en lenguaje de señas.
Hay algunas cosas por comentar, todas apreciaciones personales sobre lo acontecido. Por supuesto, Brasil ocupó un lugar protagonista. Ele naofue coreado más de una vez, lo mismo que el despliegue de los pañuelos verdes de las compañeras argentinas. Las participaciones de Dilma Rousseff y Cristina Fernández causaron gran expectativa, no sin razón con Macri y Bolsonaro en las presidencias. Pepe Mujica no asistió.
Dilma planteó, en su análisis, algo importante al recalcar que no se trataban de adversarios sino de enemigos, que destruyen, por ejemplo, la posibilidad de que millones de brasileños se sigan beneficiando con los médicos cubanos que serán expulsados por Bolsonaro.
Cristina fue recibida en medio de una enorme ovación y cánticos de “van a volver”, principalmente por jóvenes que refrendan su compromiso en la defensa de la democracia. Mucho más conciliadora que Dilma, hizo un recuento comparativo de lo logrado por los Kirchner contra el desastre económico-social de Macri. Recordó que ella encabezó el único gobierno que ha sido despedido por el pueblo en Plaza de Mayo y no pude evitar pensar en la bienvenida a AMLO en México. Invitó, sin embargo, a repensarse sin radicalismos (no más izquierda vs derecha), a formar un frente cívico amplio de oposición con nuevas arquitecturas institucionales.
Después de ellas, se desarrolló un amplio programa imposible de atender en su totalidad. Saludos de Podemos invitando al encuentro de los pueblos contra quienes se encuentran en todos lados por cumbres y reuniones como la del G20 en los próximos días. El homenaje al 60 aniversario de la Revolución Cubana con 2 de los 5 héroes cubanos recibidos con ovación. La lucha feminista presente en voz de varias mujeres como Rita Segato quien calificó de “crimen organizado” la esfera paraestatal de control de la vida en nuestros dolidos países “sitiados desde adentro” por la complicidad de poderes reales y de facto, como la iglesia, dueños de territorios y vidas, para acabar planteando la necesidad de desmontar el mandato de masculinidad y erigir una democracia realmente plural para no reducirse a la dictadura de la mayoría. La mesa dedicada a la lucha palestina con la conmovedora intervención de una niña y el alerta manifestado por el representante palestino ante la UNESCO respecto a que 8 de cada 10 niños palestinos quieren ser comandos suicidas. La entrega del Premio Juan Gelman al Equipo Argentino de Antropolgía Forense por sus aportes nacionales e internacionales, no por nada estuvo nuestra querida María Herrera, con las fotos de sus 4 hijos desaparecidos, como testigo silencioso y digna representante de México hoy.
Mención aparte merece la intervención de Boaventura De Sousa quien se negó a explicar la igualdad al 1% más rico de la humanidad, título de su intervención, argumentando en el sentido de que sería como pedir al cacomixtle que se vuelva vegetariano (frase tan citada por Alberto Híjar). Sin concesiones, comenzó señalando algunos “peros” fundamentales a quienes le antecedieron. A todos los felicitó y celebró peroa Dilma le sugirió un poco de autocrítica; a Cristina le hizo notar que hoy, más que nunca, es importante la distinción entre izquierda y derecha; a Álvaro García Linera le reclamó la nula referencia en su intervención, a la pachamama y al buen vivir. Perosfundamentales cuando de pensamiento crítico se trata. Siguió argumentando por la defensa de la vida señalando la necesidad de tomar el poder para transformar al mundo y transformar al poder para poderlo hacer. Recalcó la importancia insustituible de las calles como escenario de disputa y confrontación entre distintos proyectos de futuro y la necesidad de asumir esta lucha desde “la razón caliente” o en palabra de los indígenas ecuatorianos: corazonando.
Caracterizó la dominación del  siglo XXI con la triada capitalismo-colonialismo-patriarcado y la necesidad de unirnos para superar las luchas fragmentadas. Epistemologías del sur y ecología de saberes, herramientas y recursos fundamentales nacidos al calor de nuestras luchas. Advirtió que en el futuro, los crímenes financieros y los ambientales serán los crímenes de lesa humanidad por castigar. Hizo mención a la Comuna de Oaxaca de 2006 señalando su importancia aún no advertida como ameritaría, en tanto ensayo de poder popular que duró más que la Comuna de París y finalizó invitando a transformarnos en “rebeldes competentes” para generar un gran proyecto alternativo de alternativas al desastre mundial actual.
La mesa de Brasil con excandidatos de oposición a la presidencia y a la vicepresidencia fue muy bien recibida. No pudo estar Haddad por enfrentar ya un proceso judicial pero sí los muy jóvenes Boulos y Manuela D’Avila, ubicados a la izquierda del PT. Al grito de ¡Lula libre! Se pusieron unas máscaras con el rostro del expresidente ahora preso. Boulos invitó a perder el miedo y a mantener viva la esperanza citando a Frei Betto y a Galeano cuando refirió a un grafiti que decía: “dejemos el pesimismo para tiempos mejores”.
México ausente. Dentro de los premios CLACSO 2018, la antropóloga y feminista mexicana María Mercedes Olivera, fue reconocida con uno. Fuera de eso, nada. Si uno ve los títulos de las mesas, podríamos haber estado en varias, por ejemplo: “derecho a la información” con nuestros más de 110 periodistas asesinados pero también con nuestras muchas radios comunitarias; “contra el patriarcado”, con nuestras muertas y asesinadas todos los días; “la lucha por la paz y la justicia” con nuestros cerca de 40,000 desaparecidos y 200,000 muertos sin verdad ni justicia; “poder ciudadano y justicia” con nuestros múltiples empeños organizativos en lucha en todos los ámbitos de la vida social… Bien señaló el representante cubano de ALBA movimiento: “la práctica va por delante de la academia”.
Me reservo compartir mis sensaciones y sentimientos dolidos pero sí señalo que me resulta increíble. No sé si es porque no tenemos dignos representantes en ciencias sociales, lo cual dudo, o porque el comité organizador nos dejó afuera, a México, el país solidario con exilios de todo tipo a lo largo del siglo XX, desde Sandino hasta todo el cono sur, la preparación de la expedición en el Granma, las revoluciones centroamericanas, etc. Y no solo, el México actual tan necesitado de solidaridades y empatía frente a la brutal crisis de violencia que enfrentamos a todo nivel. A 50 meses de la desaparición forzada de nuestros 43, de los miles amorosa y tenazmente buscados por los cientos de colectivos de familiares, de las caravanas migrantes, de nuestras mujeres y niñas asesinadas todos los días, de nuestros defensores de la tierra y sus recursos perseguidos, encarcelados y asesinados y suma y sigue… no hubo resonancia en el foro latinoamericano por excelencia, no porque no existan sino porque alguien, algunos, algunas, no nos incluyó. Y duele.
Jamás minimizaría lo que pasó y está pasando en Argentina y Brasil, ni comparo cifras del horror porque todxs y cada unx cuentan. María Herrera, su hijo y un compañero que la acompañaban pensaron que tendría oportunidad de dar un mensaje, no fue así, como subió la bajaron, ni siquiera fue presentada. Ante esto, imposible no pensar que los muchos llamados a la fraternidad latinoamericana, se quedaron cortos con nuestro que-herido país. ¿La solidaridad es la ternura de los pueblos? Un sabor amargo me acompaña en estos días a pesar de repartir postales de nuestros antimonumentos, aprovechar cualquier oportunidad para informar a queridxs compañerxs, hacer mención a nuestra memoria herida en este 2018: los 50 años de la masacre de Tlatelolco;  los 20 años de la masacre del Charco en Guerrero en donde fueron asesinados por el ejército 11 indígenas campesinos y un estudiante de sociología de la UNAM, Ricardo Zavala; Erika Zamora, estudiante del CCH, permaneció 4 años presa. Y, hoy 26, ya llevamos más de 1500 días y noches esperando a los 43 estudiantes detenidos-desaparecidos de Ayotzinapa y exigiendo verdad, justicia y castigo a los responsables, que por nosotros no quede.
¡Viva México en lucha!
Buenos Aires, 26 de noviembre 2018.

Quizás también le interese:

Pronunciamiento de la REDH acerca de la amenaza del gobierno de EE.UU. y la derecha internacional a Venezuela

Tomado del blog Santa Mambisa
PRONUNCIAMIENTO DE LA RED EN DEFENSA DE LA HUMANIDAD ACERCA DE LA AMENAZA DEL GOBIERNO DE EE.UU. Y LA DERECHA INTERNACIONAL A VENEZUELA

Los acontecimientos actuales en relación con Venezuela y la región parecen copiados íntegramente de los manuales de la inteligencia norteamericana, en particular los llamados eufemísticamente golpes “blandos” o guerras de “baja intensidad”. Van quedando muy pocas alternativas que no hayan sido aplicadas contra el gobierno de Nicolás Maduro.

Nuevos acontecimientos se han sumado a los ya conocidos con igual fin: derrocar al gobierno bolivariano legítimamente elegido por el pueblo, respaldado por veintitrés procesos electorales en los últimos dieciocho años:

  • Las afirmaciones del secretario de Estado y ex CEO de la petrolera Exxon, Rex Tillerson, en su discurso en la Universidad de Texas, donde, en el peor estilo imperial, reivindicó la vigencia de la Doctrina Monroe, y amenazó a Cuba y Venezuela.
  • La posterior gira del propio señor Tillerson por un grupo de países de la región para ordenar y planificar con los gobiernos incondicionales al imperio la arremetida diplomática contra Venezuela.
  • La servil declaración del Grupo de Lima excluyendo a Venezuela de la Cumbre de las Américas próxima a realizarse, tomando como fundamento un manipulado informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que refiere una “situación humanitaria” en el país y un “flujo de migrantes” que pone en peligro la tranquilidad de las fronteras.
  • La negativa del Grupo de Lima a reconocer las elecciones presidenciales convocadas para el 22 de abril por la autoridad electoral venezolana, después que ésta fuese meses atrás una exigencia de la oposición en la Mesa de Diálogo y  cuyo calendario, incluso, había sido conciliado entre las partes.
  • El contraproducente quebrantamiento del diálogo entre el gobierno y la oposición venezolanos, en República Dominicana, cuando éste estaba a punto de dar sus frutos y apostaba por una solución pacífica.
  • La creciente presencia militar de Estados Unidos en la región y las maniobras realizadas durante los últimos meses con fuerzas de Colombia, Perú, Brasil, Chile, México, Argentina y Panamá, entre otros estados, incluso de la OTAN, y los desplazamientos de tropas de Colombia y Brasil en la frontera venezolana.

En resumen, todo parece estar listo para un golpe final que abra las puertas al Comando Sur. Sólo bastaría la fabricación de algún pretexto, tal como ha ocurrido en múltiples ocasiones durante la historia del imperialismo norteamericano.

Ante esta peligrosa situación, el capítulo cubano de la Red de intelectuales, artistas y luchadores sociales En defensa de la humanidad, declara que:

  • Urge gestar un amplio movimiento de solidaridad con la hermana República Bolivariana de Venezuela, haciendo énfasis en el peligro que una intervención armada de Estados Unidos y/o sus aliados representaría no sólo para el pueblo venezolano, sino para toda Nuestra América y el resto del mundo. Cualquier conflicto o contradicción interna en nuestra región debe ser solucionado por vías pacíficas y democráticas, tal como ha sido proclamado por la CELAC y como el propio gobierno venezolano ha probado en reiteradas ocasiones.
  • Condenamos enérgicamente las acciones de la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y el Grupo de Lima, que sirven ominosamente al imperialismo en sus ansias intervencionistas en la región. Estas instancias no han servido nunca para condenar las masivas y reiteradas violaciones a los derechos humanos de Estados Unidos por sus constantes guerras de agresión en todo el mundo, ni las injusticias que se cometen en ese país y en el ámbito de sus aliados.
  • Alertamos que las acusaciones de Washington y sus lacayos son y serán reproducidas frenéticamente por las grandes corporaciones mediáticas y las redes sociales que manejan a su antojo y que, como es conocido, cuentan con herramientas suficientes para la manipulación constante de la opinión pública, lo que refuerza la necesidad de una comunicación alternativa, certera y oportuna, y de su impostergable articulación de nuestras plataformas en un frente de acción común y coordinada.
  • A las ya conocidas amenazas a Venezuela, tanto el senador norteamericano Marco Rubio como el secretario general de la OEA, Luis Almagro, han adicionado agresivas e injerencistas críticas a la democracia y a la práctica política cubana, Estado absolutamente independiente que en casi sesenta años de constantes agresiones no han podido doblegar.

Como dijera nuestro apóstol José Martí: “Es la hora del recuento y de la marcha unida y hemos de andar en cuadro apretado como la plata en las raíces de los Andes.”

Unamos nuestros esfuerzos en el apoyo a la Venezuela de Bolívar y Chávez; rechacemos cualquier intento por deformar la realidad de lo que allí acontece y alcemos nuestras voces frente a las amenazas que penden hoy sobre América Latina y el Caribe como Zona de Paz.

La Habana, 19 de febrero de 2018, Año 60 de la Revolución.

El intento de recolonizar Brasil

Tomado del blog Isla Mia

Por: Leonardo Boff
La colonización y especialmente la esclavitud no son solamente etapas pasadas de la historia. Sus consecuencias (Wirkungsgeschichte) perduran hasta el día de hoy. La prueba clara es la dominación y la marginación de las poblaciones un día colonizadas y esclavizadas, basadas en la dialéctica de la superioridad-inferioridad, en las discriminaciones por causa del color de la piel, en el desprecio y hasta el odio al pobre, considerado perezoso y un cero económico.

No basta la descolonización política. La recolonización resurge en forma de capitalismo económico, liderado por capitalistas neoliberales nacionales, articulados con los transnacionales. La lógica que rige las prácticas de la recolonización consiste en sacar el máximo provecho del extractivismo de los bienes y servicios naturales y en la explotación de la fuerza de trabajo mal pagada y, cuando es posible, como está ocurriendo escandalosamente en Brasil, en la reducción de los derechos individuales y sociales.

Los primeros que vieron claramente la recolonización fueron Frantz Fanon de Argelia y Aimé Césaire de Haití, ambos comprometidos con la liberación de sus pueblos. Propusieron un valiente proceso de descolonización para liberar la “historia que fue robada” por los dominadores y que ahora puede ser recontada y reconstruida por el propio pueblo.

Se trataba sin embargo de una dura lucha contra los que quieren prolongar la nueva forma de colonización y de esclavitud, creando obstáculos de todo tipo a los que buscan hacer una historia soberana de sus valores culturales y de sus identidades étnicas.

Césaire acuñó la palabra negritud para expresar dos dimensiones: la continuada opresión contra los negros y una resistencia persistente y una lucha obstinada contra todo tipo de discriminación. Negritud es la palabra-fuerza que inspira la lucha por el rescate de la identidad propia y el derecho de las diferencias. Césaire criticó duramente la civilización europea por su vil codicia de invadir, ocupar y robar las riquezas de los otros, espiritualmente indefendible por haber difundido la discriminación y el odio racial, embruteciendo y degradando a los pueblos colonizados y esclavizados inculcándoles la impresión de que no son gente y no poseen dignidad.

Paralelamente al concepto de negritud se creó el de colonialidad por el científico social peruano Aníbal Quijano (1992). Con él se quiere expresar los patrones que los países centrales y el propio capitalismo globalizado imponen a los países periféricos: el mismo tipo de relación predatoria de la naturaleza, las formas de acumulación y de consumo, los estilos de vida y los mismos imaginarios producidos por la máquina mediática y por el cine. De esta forma continúa la lógica del encubrimiento del otro, el robo de su historia y la destrucción de las bases para la creación de un proceso nacional soberano. El Norte global está imponiendo la colonialidad en todos los países, obligándolos a alinearse con las lógicas del imperio.

El neoliberalismo radical que está imperando en América Latina y ahora de forma cruel en Brasil es la concreción de la colonialidad. El poder mundial, sea de los Estados hegemónicos sea de las grandes corporaciones, quiere reconducir a toda la América Latina, en este caso a Brasil, a la situación de colonia. Es la recolonización como proyecto de la nueva geopolítica mundial.

El golpe dado en Brasil en 2016 se sitúa exactamente en este contexto: se trata de solapar un camino autónomo, entregar la riqueza social y natural, acumulada durante generaciones, a las grandes corporaciones. Se hace mediante las privatizaciones de nuestros mayores bienes: el pré-sal, las hidroeléctricas, eventualmente los Correos, el BNDS y el Banco de Brasil. Se frena el proceso de industrialización para que dependamos de las tecnologías venidas de fuera. La función que nos es impuesta es la de ser grandes exportadores de commodities, que los países centrales no tienen para su consumo perdulario.

Nombres notables de la economía articulada con la ecología como Ladislau Dowbor y Jeffrey Sachs, entre otros, nos alertan de que el «sistema-Tierra» ha llegado a su límite (la Sobrecarga de la Tierra) y no soporta un proyecto con tal nivel de agresión social y ecológica.

Ahora ese modelo, para nuestra desgracia, es asumido por el actual gobierno corrupto y totalmente despegado del pueblo, de un neoliberalismo radical que implica el desmantelamiento de la nación. De ahí el deber cívico y patriótico de derrotar a estas élites del atraso, anti-pueblo y anti-nacionales, que asumieron esta aventura, que podría no ser soportable por el pueblo. Todo tiene límites. Ha de surgir una conciencia patriótica en forma de un generalizado rechazo social. Una vez sobrepasados esos límites, difícilmente evitaríamos lo innombrable.