Por: Roberto G. Peralo (roberto.peralo@umcc.cu)
Imaginen mi alegría al leer la Circular No. 7 donde la Comisión Nacional de Béisbol rectifica la decisión de prohibir las congas en los partidos de beisbol. Imaginen mi preocupación porque esto no es cosa nueva, es la segunda vez que se repite este fenómeno en menos de un mes. Antes de cantar victoria deberíamos preocuparnos porque la causa que los originó no ha cambiado, el verticalismo burocrático se mantiene.
El Consejo de Ministros después de prohibir la venta de ropa importada, decidió semanas después (“coincidiendo” con el reclamo popular) extender hasta el 31 de diciembre esta actividad. Con el objetivo de que los afectados pudieran liquidar sus inventarios.
¿Por qué tanto el Consejo de Ministros como la Comisión Nacional de Béisbol rectificaron decisiones ya adoptadas? Si estas hubieran sido socializadas, discutidas y evaluadas con los implicados en hacerlas cumplir. Incluso, si se hubiera hecho esto con los afectados directamente, con organizaciones y sectores de la sociedad, estoy seguro que las regulaciones hubieran sido más sensatas y las rectificaciones hubieran sido innecesarias.
El método: ¿excepción o regla?
Mis preocupaciones: algunos de nuestros funcionarios parecen transformar el método de centralismo democrático por verticalismo burocrático. No me cansaré de aplaudir el método aplicado por el presidente Raúl Castro para lograr un consenso nacional sobre las políticas económicas a implementar en Cuba. Todo parece indicar que el método no sentó un precedente.
Muchas son las historias que escucho de cómo dirigentes, directores y administradores toman decisiones arbitrarias y/u “orientan medidas” sin utilizar en el proceso de toma de decisiones, la consulta, el debate y la discusión con los trabajadores. En la mayoría de los casos estas decisiones constituyen errores muy costosos para la economía y la sociedad cubana.
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