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COVID-19 Y LA DIPLOMACIA DE LAS CAÑONERAS. JOHN SAXE-FERNÁNDEZ

tomado del blog: El Ciervo Herido

Con la gunboat diplomacy (diplomacia de cañoneras) a mano, Trump intenta neutralizar la eficaz y bienvenida proyección médica de la Revolución cubana contra la pandemia del Covid-19, sin dejar la brutal ofensiva económica y paramilitar contra Venezuela. Para hacer el anuncio, Trump suspendió una conferencia de prensa en la Casa Blanca sobre la epidemia en Estados Unidos (EU) y se hizo acompañar de Mark Esper, secretario de Defensa de Estados Unidos. Hizo a un lado a médicos y especialistas en epidemiología para anunciar que estaba lanzando una operación mejorada contra el narcotráfico en el hemisferio occidental y proteger a su población del azote mortal de los narcóticosilegales.

MÉDICOSM CUBANOS LLEGANDO A ITALIA

El anuncio se hizo luego que el Departamento de Justicia, de manera unilateral y haciendo gala de una extraterritorialidad hemisférica mejorada, al incluir ahora al Covid-19 al lado de un despliegue naval en aguas cercanas a Venezuela, una intimidación propia de la diplomacia de las cañoneras, fuera de la institucionalidad y legalidad internacional instauradas desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. La justicia de EU acusó al presidente Maduro y otros altos cargos de su gobierno de tráfico de drogas y otros delitos. Así lo informó la BBC (bbc.com) en su edición del 2 de abril.

Desde el arribo de Trump a la Casa Blanca, en 2017, el pueblo bolivariano de Venezuela ha sido sometido, por la vía de letales e ilegales sanciones económicas, a un castigo colectivo que hasta 2018 llevaba unas 40 mil bajas civiles, mujeres, niños y hombres inermes. Todo un castigo que hasta nuestros días se estima en 100 mil almas junto a millones expulsados por los brutales efectos de las sanciones, presentados al público de CNN como fallas de Maduro,siguiendo el guion de atribuir todo, incluido el sabotaje al sistema eléctrico o hidráulico, al presidente.

Si el Covid-19 enseña algo es la debacle moral del horror infligido a la población por una diplomacia de cañoneras enfilada a contener la proyección hacia América Latina, el Caribe y, en verdad, al mundo de los amplios cuadros de médicos y científicos educados por la Revolución cubana, que siempre veló por la educación y la salud –toda una gesta bajo un implacable bloqueo de EU–, que permite enfrentar la explosión del Covid-19 dentro y más allá de la isla.

A los crímenes de lesa humanidad y de guerra, impunes hasta ahora, EU agrega medidas deleznables, por ejemplo, entorpecer el apoyo cubano a países latinoamericanos en su combate al Covid-19. Es todo un compendio de bajezas y criminalidad de Estado lanzados al rostro de las Naciones Unidas, de la Corte Penal Internacional, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos localizada, of all places, en Washington sin ratificación.

Con el Covid-19 amenazante en el mundo, en medio de sanciones e intimidaciones, una pandemia que arrecia, cuyos costos humanos abarrotan morgues de hospitales y los cementerios repletos, es así como el coronavirus visibiliza lo que es la diplomacia de cañoneras al lado de la mortandad.

La operación en pos del petróleo venezolano incluye despliegues para-militares en territorios cercanos a Venezuela concertados por el Comando Sur con Bolsonaro y fuerzas y grupos del narcotráfico de Colombia, el mayor exportador de cocaína a Estados Unidos. La mejorada estrategia se refiere a adicionar despliegues navales a las (esas sí) ilegales y letales sanciones económicas, realizadas bajo la noción neonazi del castigo colectivo en momentos en que desde Cuba se envían brigadas médicas al mundo. Son brigadas sanitarias en 59 naciones, 37 de ellas con presencia de la pandemia ( La Jornada, 27/3/2020, p 31).

Cuba denunció a EU por “entorpecer la ayuda médica, y con otros países, China, Rusia, Irán y Venezuela… aboga en la ONU contra la politización de la pandemia. El canciller Bruno Rodríguez Padilla hizo la denuncia, ya que la isla apoya a decenas de naciones contra el Covid-19. Para Rodríguez, es Lamentable que mientras el Covid-19 amenaza a la humanidad, el gobierno de EU, en vez de poner fin al sistema ilegal de aplicar medidas coercitivas unilaterales, como el bloqueo a Cuba, dificulte el combate de la epidemia atacando a países que practican la solidaridad y cooperación internacional. ( Ibid)

Es precisamente esa solidaridad y cooperación contra el Covid-19 lo que Trump trata de neutralizar. Tal parece que usa el Covid-19 como arma de guerra y la fortaleza médica de Cuba le estorba en el dominio de territorios y recursos. La isla denunció en la ONU las presiones de EU para poner fin a las misiones médicas cubanas en Bolivia, Brasil y Ecuador.

EU amenazó a las naciones receptoras de la ayuda médica cubana. A la diplomacia médica de La Habana, Trump responde con buques, destructores, barcos de combate, aviones y helicópteros armados.

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Fuente: LA JORNADA

Los vaivenes de un rostro. Apuntes sobre Trump vs Cuba. Revelaciones de una nueva era de confrontación

Tomado del blog: Dialogar, dialogar

Hassan Pérez Casabona

La pretensión de la élite política estadounidense de controlar los destinos de Cuba, a través de las más variadas estratagemas, ha devenido en obsesión ancestral. En el más estricto apego a la verdad histórica, es una idea que ronda las mentes de varias de las figuras más relevantes de dicho conglomerado, incluso antes de configurarse como estado moderno.

Esa actitud marcó, desafortunadamente, buena parte de la proyección imperial hacia la Mayor de las Antillas, durante los últimos 250 años, en tanto nuestro archipiélago se asumió por ese sector de poder, desde la combinación de múltiples instrumentos, como pieza de especial significación dentro del contexto hemisférico.

Lo cierto es que, más allá de declaraciones enfiladas a ganar simpatías fuera de sus fronteras —con la aspiración añadida de conquistar cerebros de cualquier geografía, propalando por todos los medios que ellos representan un sistema de valores superior, es decir un modo de vida a imitar— y de reajustes relacionados con los imperativos coyunturales, la maquinaria política del poderoso vecino no dejó a lo largo del tiempo (ni renuncia en el presente, y es prácticamente seguro proseguirá en esa posición en el futuro) de llevar adelante acciones concretas, encaminadas a coronar esa invariable determinación.

Ello se erige, entre no pocos tópicos, en el ente aglutinador en el comportamiento de esa potencia hacia nuestros lares, desde la época de la “fruta madura” y la Doctrina Monroe (cuyo hálito jamás abandonó el proscenio latinoamericano y caribeño) hasta la etapa más reciente en nuestras retinas, en que un hombre locuaz e inteligente como Barack Obama, daba pasos en pos de una convivencia civilizada con Cuba, en la misma medida que consideraba a Venezuela como amenaza “inusual y extraordinaria” a su Seguridad Nacional.

Obama, por cierto, tuvo el  mérito, desde la óptica de los objetivos del establishmentque representa, de proyectar en no pocos espacios de diversos confines una imagen cándida, erigida a su vez sobre la desmemoria histórica.Con su manera desenfada de conducirse, protegiendo a su esposa Michelle de la inclemencia de la lluvia habanera, o dialogando con personas comunes en supermercados asiáticos y recintos de la más variada naturaleza por el mundo (no olvidar sus incursiones en programas humorísticos como Vivir del Cuento) realizó una contribución, no despreciable, en cuanto a desdibujar el rostro imperial, acrecentando así la desmovilización en varios puntos cardinales del orbe, en torno a una batalla que, desde la visionaria alerta martiana, es esencialmente de ideas.

El ganador, inexplicablemente….

El 8 de noviembre del 2016 una noticia impactó con particular fuerza en el concierto internacional: Donald Trump, magnate inmobiliario, con profundas conexiones con los reality shows y la farándula asociada a la industria del entretenimiento, se alzaba con la victoria en la contienda electoral de Estados Unidos.

En realidad, nunca será ocioso reiterarlo, el cuadragésimo quinto presidente de ese país no llegó a la Casa Blanca imbuido del glamur con el que se identifica un triunfo legítimo, en cualquier competición. Por el contrario, su arribo al Despacho Oval estuvo marcado por la aberración más inaudita que pueda concebirse, en materia de dirimir escaños en las urnas.

Todavía parece de ciencia ficción —si bien su explicación “legítima” se remonta a vetustas legislaciones de los albores del siglo XIX, puestas en prácticadesde entonces con la marcada intención de asegurar,a cualquier costo,el control de la rama principal del sistema político, la presidencia, y que esta estuviera siempre en manos “adecuadas”, en cuanto a los sectores que representaban— el hecho de que los “compromisarios” del Colegio Electoral decretaran ganador a quien recibió 2, 8 millones de votos menos que su contrincante, la demócrata Hillary Clinton.

Es verdad que no era la primera vez en la historia que ello sucedía (el escamoteo a Al Gore por George W. Busch fue el referente más cercano) pero también lo es que nunca antes emergió un vencedor —y uno puede atreverse a afirmar que es bastante probable no vuelva a ocurrir, en esa magnitud, en lo adelante— con tal nivel de descrédito. Es más, en ninguna otra nación del planeta es posible que quien es vapuleado en los comicios de esa manera, se levante como la figura sonriente.

Es algo así como decir, por solo mencionar un ejemplo, que, en la Copa del Mundo de Fútbol de Brasil 2014, los anfitriones fueron los ganadores, y no lo alemanes, luego de que la “canarinha” cayera (un segundo Maracanazo, por su connotación simbólica, con independencia de que esta vez el choque fue en la semifinal, y no se efectuó en el Coloso de Río de Janeiro, como sucedió en el emblemático partido contra Uruguay, en la disputa del máximo trofeo universal, en 1950, sino en el Estadio Mineirao, de Belo Horizonte) por un estrepitoso marcador de siete goles contra uno. No menos apabullante, repito, fue la andanada contra Trump a la hora de depositar los ciudadanos sus papeletas. Únicamente el surrealismo que se enseñorea en temáticas políticas en predios del norte, carcomidas desde sus entrañas, es capaz de explicar tal anomalía.

Yo, el mejor de todos…

En un mundo lleno de falsedades, verdades a medias, afirmaciones descontextualizadas e intentos de manipular el comportamiento humano, en una amplia gama de asuntos y valiéndose de los más insospechados métodos, es una cuestión de primerísimo orden colocar cada pieza del engranaje en su justo lugar.

Esa virtud, si tuviésemos que resumir sus méritos, es una de las principales del libro Trump vs Cuba. Revelaciones de una nueva era de confrontación, de la autoría de Rafael González Morales, que la editorial Ocean Sur acaba de poner a circular.

El texto es, sin lugar a dudas, uno de los intentos más abarcadores desarrollados hasta el momento,en el afán de comprender los factores determinantes sobre el comportamiento del actual mandatario estadounidense hacia nuestro país, desde que asumió la jefatura imperial, el 20 de enero del 2017.

González Morales, licenciado en Derecho en la Universidad de La Habana, en el 2003, y máster en Relaciones Internacionales en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) “Raúl Roa García”, en el 2006, nos devela, mediante una documentada investigación, los múltiples rostros del controvertido personaje a través de los años. Es así que afloran en las páginas de su libro, desde las maquinaciones hacia Cuba de un empresario que no se cansa de presentarse como “súper exitoso”, en un primer momento,  hasta los diferentes papeles por los que transita, a partir de su peculiar relación con la extrema derecha de la mafia de origen insular, una vez instalado en la oficina de la avenida Pennsylvania.

Ese es otro acierto del libro presentado en el ISRI: brindar elementos que nos aproximan a la policromía de un hombre que, si bien suele divulgarse hasta el cansancio se comporta la mayor parte de las veces como un elefante dentro de un cristalería, está lejos de ser un improvisado, en cuanto a tejer urdimbres que favorezcan sus aspiraciones. Trump, en otras palabras, no es un neófito, ni mucho menos —aun cuando no desempeñó antes ningún cargo formal al respecto— en materia de la narrativa política estadounidense.

Es más, a todas luces representa, sin que ello niegue la singularidad que aporta su figura, un producto de los entuertos y contradicciones inherentes al complejo laberinto que encarna el capitalismo monopolista financiero transnacional, cuyo epicentro permanece en Estados Unidos, independientemente de la declinación relativa experimentada por esa nación, a nivel global, desde mediados de la década del 70 de la centuria pasada.

El autor, joven y experimentado analista en cuestiones vinculadas con los asuntos de seguridad internacional, hurga en diversos aspectos muchas veces ignorados, lo cual le permite enhebrar una historia fluida, llena de revelaciones y matices que atraparán de seguro al más exigente lector.

A través de un cuerpo vertebrado en tres capítulos, el hoy profesor e investigador del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana, hilvana la trama en la que, en distintos grados de relación a su protagonista,desfilan otros actores, algunos de ellos acostumbrados a tener sobre si los reflectores de medio mundo, como el senador Marco Rubio, y otros menos conocidos, pero con peso en el diseño y ejecución de la actual política gubernamental estadounidense hacia Cuba.

La lectura sosegada de los vericuetos asociados a cómo se produjo el desmontaje de los canales de comunicación efectivos alcanzados con la contraparte cubana, durante los años finales de la administración Obama —intríngulis perversa y hasta ahora oculta para el gran público— nos permite, en última instancia, apreciar las falencias y vulnerabilidades de un ser humano permeado por la megalomanía desde sus tiempos de imberbe, el cual, en la práctica, está lejos siquiera de actuar como estadista interesado en fortalecer los intereses de su nación. De qué otra manera puede explicarse que casi echara por la borda los veintitrés memorandos, acuerdos y otros mecanismos de entendimiento, logrados entre los dos países, desde el 1ero de julio del 2015 hasta el 19 de enero del 2017, considerados por expertos de cualquier procedencia beneficiosos para cada lado.

No fue casual, en modo alguno, que la mayoría de los representantes de la etapa de Obama que encontró Trump, dentro de los diversos departamentos y el entramado interagencial en Washington, se opusieran a que la política hacia Cuba, bajo el mando del nuevo presidente, experimentara un giro brusco.

Nada más revelador que lo planteado por el propio Marco Rubio a Trump, cuando sin tapujos le afirmó, aprovechando la cordialidad del mandatario al recibirlo en su oficina el miércoles 3 de mayo del 2017, encuentro al que Rubio llegó en compañía de Mario Díaz-Balart, y en el que Trump convocó a otros miembros de su ejecutivo, que: “Lo que te has comprometido a hacer sobre Cuba, lo que quieres hacer con Cuba, nunca va a venir de los burócratas. Tiene que venir de arriba hacia abajo. Vas a tener que decirles lo que tienen que hacer. Los funcionarios de carrera en el Departamento de Estado y el Tesoro, así como en otras agencias, no están a favor de cambiar esta política”. [1]

Si Trump fuera en realidad un hombre de negocios seguro de sí mismo (no la representación de esa idea que atrapa su imaginación) no necesitaría de pretextos para dinamitar el intercambio académico, cultural, deportivo y empresarial con este pequeño país caribeño. Acudir a invenciones del corte de los “supuestos incidentes sónicos” es una muestra mayúscula de debilidad, al tiempo que el comportamiento ejemplar antillano, sin renunciar a principios y tendiendo permanentemente una rama de olivo en favor del diálogo,  viene a confirmar el por qué muchos nos consideran como gigante moral.

La filosofía ética de nuestra parte, cincelada desde el magisterio de Fidel y Raúl, y que el presidente Díaz-Canel y el resto de la dirección del país hacen realidad en el presente, cobra vida lo mismo en el papel desempeñado dentro del Movimiento de Países No Alineados, el Foro de Sao Paulo, en las conversaciones por la paz en Colombia, o en el encuentro antiimperialista que acaba de concluir con una denuncia rotunda al neoliberalismo, y al sistema capitalista en general.

Este libro, he ahí otro tanto a favor, no está pensado exclusivamente para especialistas. El umbral de lectores potenciales que se propone conseguir resulta amplio, lo cual habla de la importancia que le concede el autor a brindar argumentos, a diversos sectores de nuestra sociedad, sobre tópicos muchas veces complejos.

En la puesta en circulación, que tuvo lugar en el ISRI, participaron, entre otros, un nutrido grupo de diplomáticos, profesores, investigadores y estudiantes, así como el colectivo de Ocean Sur, encabezado por su presidente David Deutschmann. Esta casa editorial preparó, en tiempo récord, la obra, la cual se suma al amplio catálogo que atesoran desde que comenzaron a laborar en nuestro país, hace más de tres décadas. Gerardo Hernández Nordelo, Héroe de la República de Cuba y vicerrector de la institución anfitriona, expresó, entre varias ideas, emotivas palabras de agradecimientos a todos los que, desde el anonimato, contribuyeron al regreso a la Patria de los Cinco.

El doctor Abel Enrique González Santamaría, prologuista del libro y autor el mismo de varios textos editados por Ocean Sur, cerró su intervención con un fragmento de lo que escribiera José Martí, el 7 de julio de 1887. “Para conocer a un pueblo se le ha de estudiar en todos sus aspectos y expresiones: ¡en sus elementos, en sus tendencias, en sus apóstoles, en sus poetas y en sus bandidos!”.[2] Tal como reconoció González Santamaría, Trump vs Cuba… es un texto de enorme valor para conocer a uno de los personeros encumbrados del pillaje, en el norte “revuelto y brutal” que no deja de despreciarnos.

Notas, citas y referencias bibliográficas

[1]Mar Caputo: “Inside Marco Rubio’scampaigntoshapeTrump’s Cuba crackdown”, en: Rafael González Morales: Trump vs Cuba. Revelaciones de un nueva era de confrontación, Ocean Sur, 2019, p. 60.

[2]José Martí: “México en los Estados Unidos. Sucesos referentes a México”, El Partido Liberal, 7 de julio de 1887. En sus Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975, t. 7, p. 51., en: Ibídem, p. 7.

Alcalde de #EEUU critica nuevas limitaciones de viajes a #Cuba

Tomado del blog mi Cuba por siempre

Publicado el junio 5, 2019 por micubaporsiempre

Alcalde de EE.UU. critica nuevas limitaciones de viajes a Cuba

El alcalde de la ciudad de San Petersburgo, Florida, Rick Kriseman, criticó la decisión del Gobierno estadounidense de imponer desde hoy nuevas limitaciones a los viajes de los norteamericanos a Cuba.

En su cuenta de la red social Twitter el político demócrata consideró que con las nuevas medidas la administración de Donald Trump no solo está lastimando al pueblo de la nación caribeña, sino también a los estadounidenses.

Kriseman cuestionó por qué Washington puede construir puentes con la República Popular Democrática de Corea, pero levanta barreras con un vecino que se encuentra a solo 90 millas de distancia del territorio norteamericano.

Asimismo, el alcalde compartió en esa red social un mensaje de la congresista por Florida Kathy Castor, quien dijo que las nuevas prohibiciones perjudican a los empresarios cubanos, y a las empresas y el público norteamericanos, al tiempo que llamó a permitir que los ciudadanos de este país viajen libremente.

Kriseman consideró acertado el pronunciamiento de la legisladora demócrata, y expresó su deseo de que un nuevo presidente que resulte elegido en los comicios de 2020 -cuando Trump buscaría su continuidad en el cargo- anule la política del actual ejecutivo.

El alcalde de San Petersburgo, quien ha visitado Cuba, dijo esperar que un nuevo gobernante base su postura hacia la isla ‘en el progreso que hicimos con el presidente Barack Obama (2009-2017)’, en referencia al proceso de normalización de relaciones iniciado por los dos países durante el segundo mandato del demócrata.

Los departamentos de Estado, Comercio y Tesoro informaron ayer que desde este miércoles se prohíbe la autorización que permitía los viajes educativos grupales pueblo a pueblo realizados bajo los auspicios de una organización sujeta a la jurisdicción estadounidense.

Asimismo, se puso fin a la que se convirtió en la vía de viaje de más rápida expansión entre los norteamericanos para ir a la nación antillana: los recorridos en crucero.

Ello se debe a que la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio limitó los tipos de aeronaves y embarcaciones autorizadas para dirigirse al país caribeño en una estadía temporal, lo cual impide que vayan ‘aviones privados y corporativos, cruceros, veleros, barcos de pesca y otros aviones y embarcaciones similares’.

Tales acciones forman parte de la larga lista de medidas adoptadas por la administración Trump como parte de su creciente hostilidad hacia Cuba, denunciada por diferentes voces como un intento de favorecer a un pequeño número de legisladores cubanoamericanos, en detrimento del pueblo de ambas naciones.

NIEGA ESTADOS UNIDOS VISAS A ACADÉMICOS CUBANOS PARA ASISTIR A CONGRESO DE LASA

tomado del blog: El Ciervo Herido

Al 88% de los académicos cubanos, que pensaban participar en el Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, a efectuarse en Boston entre este 24 y 27 de mayo, les negaron las visas, indicó en rueda de prensa el investigador social y profesor de la Universidad de La Habana, Rafael Emilio Cervantes.

“La política del Gobierno de EEUU hacia Cuba obstaculiza los intercambios académicos en LASA, donde más de 200 estudiosos cubanos enviaron ponencias y paneles y fueron aprobados a participar en el Congreso y solo podrá acudir el 12% de ellos”, afirmó Cervantes en la conferencia efectuada en la sede del Ministerio de Educación Superior.

Según Cervantes, al 88% de los académicos cubanos les fueron negadas las visas para viajar a Boston, aun cuando muchos de ellos tuvieron que hacer el trámite migratorio en terceros países, dado el cierre de la oficina consular de Washington en La Habana.

Entre los principales afectados están investigadores del Centro de Estudios Martianos, así como intelectuales vinculados a la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba y jóvenes de la Asociación Hermanos Saíz.

“Se afectará la realización de dos paneles importantes, dedicados al prócer cubano José Martí; así como discusiones sobre economía cubana, estudios acerca de la juventud en la isla, el papel de las universidades cubanas en la actualización del modelo económico del país, entre otros muchos temas que estaban previstos discutirse en el congreso”, dijo Cervantes a Sputnik. Agregó que en este momento circula en Boston una declaración denunciando al presidente de EEUU, Donald Trump, por esta situación, y muchos académicos del mundo han firmado esta resolución.

“Muchos vínculos académicos han florecido en el marco de LASA, y se ha ido construyendo un trabajo conjunto, un diálogo civilizado entre los cubanoamericanos estudiosos de Cuba y los de la isla, y ahora todo fue violentado, y el saldo será negativo”, añadió.

LASA, fundada en 1966 y con sede en la ciudad estadounidense de Pittsburgh (noreste), reúne a unos 12.000 académicos e investigadores de todo el mundo, vinculados a estudios latinoamericanos, y a expertos sobre América Latina en todas las disciplinas.

Músicos de Cuba y EE.UU. juntos en La Habana en Orquesta Juvenil

Más de 70 músicos integrantes de la Orquesta Juvenil Cubano Americana(CAYO, por sus siglas en inglés) se alistan para su primera gira de conciertos en la isla, se anunció hoy.

tomado del blog: El Joven Cubano

Bajo el título de Juntos en Armonía/Together in Harmony, las presentaciones previstas para el próximo fin de semana cuentan con el auspicio de ClassicalMovements, proyecto de intercambio cultural entre Cuba y Estados Unidos con
25 años de experiencia, y el instituto de la Música en la nación caribeña.

De acuerdo con la creadora de CAYO, Rena Kraut, el objetivo de esta iniciativa, sin fines de lucro, radica en brindar oportunidades educativas y de interpretación a músicos de ambos países a través de talleres, delegaciones artísticas e  intercambios culturales.

«Creo que Cayo tiene mucho potencial en la diplomacia artística y las  presentaciones en la isla indican la buena voluntad mutua y el deseo de fortalecer la relación entre las dos naciones a mediante el aprendizaje y
cultivando el espíritu de buena voluntad», explicó Kraut.

Dirigido por el maestro James Ross, el conjunto está compuesto por 30
instrumentistas de la Orquesta Juvenil de Minnesota, así como 42 estudiantes
de la Universidad de las Artes de Cuba (ISA) e integrantes de la Orquesta de
Cámara de La Habana.

Con presentaciones en las ciudades de Matanzas y La Habana, el programa incluye el estreno mundial de Mojito con saoco, obra compuesta por el músico cubano Guido López-Gavilán expresamente para este proyecto y la cual contará
con la dirección de César Eduardo Ramos y Daiana García.

Según explicó Ross, la selección de las piezas presentan un balance entre la música de artistas cubanos y norteamericanos por lo que destacan, además, las piezas Sinfonía No. 8, de Antonin Dvorák, Billy de Kid, de Aaron Copland; y En conga pa La Habana, de Jorge Amado Molina.

Los conciertos tendrán lugar dentro de la celebración del festival Cubadisco, en el cual se incluye, además, la presentación en la iglesia de Paula de una decena de profesores de la Orquesta de Minnesota y músicos cubanos.

Classical Movements constituye la compañía líder en la organización de conciertos en 145 países y desde su llegada a Cuba en 1995 ha posibilitado las presentaciones e intercabio cultural en la isla de más de 50 agrupaciones norteamericanas.