Viaje al extremo de una isla. Parte II: Rumbo a Guantánamo

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Salimos de Camagüey a las tres de la mañana. Nos esperaban varias horas de camino. Cada quien se acomodó en su asiento como pudo y comenzó la aventura que nos llevaría a Guantánamo y Baracoa. Mientras atravesábamos el extenso Camagüey me invadía la incertidumbre que provoca lo inesperado. Por momentos me invadía las dudas. ¿Valdría la pena el harakiri monetario que me acababa de hacer? El reencuentro feliz con los viejos amigos de bloguerías me separaba de esos pensamientos. Además, conocería de una vez la región más oriental de Cuba, viejo anhelo detenido en el tiempo.

Durante el trayecto, amparados por la oscuridad de la madrugada, la guagua se silenció totalmente. Cuando comenzó a clarear la gente comenzó a desentumecerse y se escucharon los primeros chistes y risotadas.

Ya era media mañana cuando desembarcamos en Guantánamo. Nos dirigimos a la Escuela del Partido, donde dormiríamos esa noche. Allí conocimos del abultado programa que habían preparado los anfitriones, anunciando los días de constantes aventuras y descubrimientos que aguardaban por nosotros.

por: arnaldomirabal

https://arnaldobal.wordpress.com/

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