Viaje Al extremo de una isla. Parte VI: Viaducto La farola

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Le temo a las alturas. No puedo decir mucho de mi fobia, solo que cuando me topo de cerca con algún precipicio me paralizo. Apenas puedo moverme. Por eso durante años, cuando localizaba en algún mapa la ciudad de Baracoa, o me llegaban fotos de sus paisajes, enseguida preguntaba si existía alguna vía alternativa para así prescindir del famoso Viaducto La Farola.

Algo sí tenía claro, visitaría esa ciudad a como diera lugar. Una de los mayores atractivos de este encuentro de blogueros para mí fue precisamente conocer, caminar y sentir Baracoa.

Cuando salimos de Guantánamo descubrí un paisaje totalmente desconocido para mí. A ambos lados de la carretera observaba zonas áridas, semidesérticas. Y un poco más allá un mar azul y playas donde se alzaban gigantescas rocas.

Cada cierto tiempo preguntaba a mis compañeros si faltaba mucho para el susodicho Viaducto. Llevaba conmigo cierta reserva etílica para entumecer mis temores, y mi amigo Raúl trajo desde un extremo del planeta, la India para ser más exactos, un elixir que ahogaría mi acrofobia.

Sin temores ni complejos me senté en el pasillo de la guagua cuando comenzó el ascenso. Así que esto es lo único que puedo decir del Viaducto la farola.

por: arnaldomirabal

https://arnaldobal.wordpress.com/

 

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